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Emiliana de Zubeldía: Plenitud humana en el arte
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Libro electrónico861 páginas6 horas

Emiliana de Zubeldía: Plenitud humana en el arte

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Esta biografía de Emiliana de Zubeldía, destacada pianista y compositora de origen vasco, recoge las voces de alumnos, familiares, amigos, reseñas de sus conciertos, sus escritos y documentos donde plasmó sus planes de enseñanza e ideas de sus maestros, para integrar una historia que ya forma parte de la Universidad de Sonora. Su vida encarna la id
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 dic 2020
ISBN9786075183633
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    Emiliana de Zubeldía - Imelda Moya Camarena

    Emiliana de Zubeldía. Plenitud humana en el arte

    de Imelda Moya Camarena (coordinadora), Josefina de Ávila Cervantes, Jesús David Camalich Landavazo, Marina Ruiz García

    Colección Fuentes de la Historia

    Directora de la colección: Patricia Ríos García

    Derechos reservados para esta edición:

    D.R. © 2020, Imelda Moya Camarena, Josefina de Ávila Cervantes, Jesús David Camalich Landavazo, Marina Ruiz García

    D.R. © 2020, Universidad de Sonora

    Blvd. Luis Encinas y Rosales s/n, col. Centro

    C.P. 83000, Hermosillo, Sonora, México

    Teléfono (662) 259 22 18

    www.unison.mx

    editorial@unison.mx

    ISBN de la colección Fuentes de la Historia: 978-607-518-362-6

    ISBN: 978-607-518-363-3

    Primera edición en formato ePUB: mayo de 2020

    Esta edición de un ejemplar ( 88 MB) fue preparada en el Departamento de Desarrollo y Producción Editorial de la Universidad de Sonora.

    Corrección de estilo: Magdalena Frías Jaramillo

    Corrección de galeras: Misael Barrientos Romero

    Diseño de interiores: David Urrutia Pérez

    Diseño de portada: Leonel López Peraza

    Esta obra fue dictaminada a doble ciego por pares académicos y aprobada para su publicación por el Comité Editorial de la colección Fuentes de la Historia.

    Prohibida su reproducción total o parcial por cualquier medio sin autorización escrita de su legítimo titular de derechos.

    Hecho en México / Made in Mexico

    Directorio

    Dr. Enrique Fernando Velázquez Contreras

    Rector

    Dr. Ramón Enrique Robles Zepeda

    Secretario General Académico

    Dra. Rosa María Montesinos Cisneros

    Secretaria General Administrativa

    Dra. María Rita Plancarte Martínez

    Vicerrectora Unidad Regional Centro

    M.C. Luis Enrique Riojas Duarte

    Vicerrector Unidad Regional Norte

    Dra. Adriana Leticia Navarro Verdugo

    Vicerrectora Unidad Regional Sur

    Dr. Rodolfo Basurto Álvarez

    Director de Vinculación y Difusión

    M.G.D.A.A. Patricia Ríos García

    Jefa del Departamento de Gestión del Patrimonio

    Cultural Universitario

    IN MEMORIAM

    CON TODO EL RESPETO, EL AMOR

    Y EL RECONOCIMIENTO QUE MERECE

    Presentación

    A más de tres décadas de su partida, pocas personas conocen la magnitud de la obra formativa y musical que nos legó a los universitarios la maestra Emiliana de Zubeldía. Por tal motivo, celebramos la publicación de la presente biografía testimonial intitulada Emiliana de Zubeldía. Plenitud humana en el Arte, que contribuye a ampliar el horizonte de conocimiento de su invaluable labor educativa y que nos permite ponderar el significado profundo de su tarea en la historia cultural de Sonora.

    Como el mejor de los maestros, dedicó su esfuerzo pedagógico y musical, de cerca de cuarenta años, a la juventud sonorense, sembrando desde nuestra Casa de Estudios un perdurable amor a la música y al discernimiento cultural que ya ha trascendido varias etapas del desarrollo educativo e institucional de la Universidad de Sonora.

    Desde su llegada a Sonora, Emiliana de Zubeldía impactó el ambiente cultural de la entidad, lo cual se advierte nítidamente en las cartas referentes a su contratación, entre el rector Manuel Quiroz Martínez y el Profr. don David F. España, persona que la recomendó en carta fechada el 3 de diciembre de 1947, con las siguientes palabras:

    Por si todavía necesita un profesor de música, me permito proponerle a la Srita. Profesora Emiliana de Zubeldía, de nacionalidad española, que hizo sus estudios, primero en España y después en Francia, y que hoy se encuentra en esta capital, en busca de trabajo. Mi recomendada es pianista de mérito y también compositora (…) me parece que una persona como la Srita. Zubeldía, por su cultura y por su preparación musical, es algo de lo mejor que usted podría apetecer para su profesorado. Fondo incorporado Manuel Quiroz Martínez (FIMQM/SE.LA/ S03/C7/ Exp. 30)¹.

    Con fecha 22 de diciembre de 1947, Manuel Quiroz Martínez, responde:

    (…) le ruego comunicar a la Señorita Zubeldía, que aceptamos sus servicios y que por tanto puede trasladarse a esta Universidad (…) el trabajo que se encomendará a la citada señorita es el siguiente: Cultura musical en ocho grupos de la Escuela Secundaria, 16 horas a la semana; Técnica de la cultura musical en la Escuela Normal, 6 horas y, además, la organización del Orfeón universitario. Completaremos a la Srita. Zubeldía un sueldo de $500.00 y estoy seguro de que ella podrá abrirse campo en esta comunidad mediante clases que pueda adquirir, conforme dé a conocer sus capacidades artísticas (FIMQM/SE.LA/S03/C7/Exp. 30).

    Medio año después, el 21 de junio de 1948, Manuel Quiroz Martínez le expresa lo siguiente a don David F. España:

    (…) mi agradecimiento por tan afortunado hallazgo, pues la expresada señorita, por sus amplísimos conocimientos en su arte, por su cultura general y por su espíritu de servicio, verdaderamente excepcional, más por su extensa experiencia en la vida del mundo, nos ha servido aquí maravillosamente.

    La presente biografía testimonial refrenda con muchas voces de generaciones posteriores, el sentir del rector Manuel Quiroz Martínez en 1948.

    Dr. Enrique Fernando Velázquez Contreras

    Rector de la Universidad de Sonora


    1 Archivo Histórico de la Universidad de Sonora. Fondo incorporado Profr. Manuel Quiroz Martínez.

    Prefacio

    Desde principios de 2005 se empezó a conformar en el Archivo Histórico de la Universidad de Sonora, un equipo de trabajo dedicado a la difusión de la obra de Emiliana de Zubeldía. El libro Cartas a Emiliana (2004), el disco compacto El alma nunca se muere. Canciones de Emiliana de Zubeldía (2007), el video Emiliana para principiantes (2007) y el libro Fondo musical Emiliana de Zubeldía e Inda: Catálogo del Archivo Histórico de la Universidad de Sonora (2013), han sido algunos de sus primeros frutos.

    La idea de hacer una investigación y escribir un libro sobre la vida y obra de Emiliana de Zubeldía en Sonora, se venía gestando al ver los documentos de trabajo de la Maestra y se empezó a desarrollar cuando vimos que la demanda de información sobre Emiliana y su obra ameritaba ese esfuerzo. Al considerar que dos de sus alumnos directos estaban apoyando en la organización del fondo de partituras, fotografías y documentos; y que contábamos en nuestro equipo con la presencia de personas que fueron testigos de la labor que Emiliana desarrolló en la Universidad de Sonora, una investigadora que nos visitó a finales de 2007, sugirió realizar una biografía basada en fuentes primarias y testimonios de personas que trabajaron con ella o fueron sus alumnos. Esta sugerencia nos motivó a dar inicio a la realización del anteproyecto, la organización del material, la investigación documental y recopilación de testimonios. Así fue como resultó esta biografía testimonial y libro de consulta sobre la obra musical y el Fondo de Emiliana de Zubeldía.

    El título del anteproyecto, que se presentó en diciembre de 2008 ante el Consejo Consultivo del Archivo Histórico, fue Emiliana de Zubeldía e Inda. Biografía, Obra Musical y Trayectoria Educativa. El equipo que ha trabajado desde entonces está integrado por personas que conocieron y trataron a Emiliana en diferentes etapas de su vida:

    Imelda Moya Camarena, cantante, maestra de Iniciación Musical Infantil y Canto de 1988 hasta 2006 en la Universidad de Sonora. Realizó sus estudios musicales bajo la dirección de Emiliana de Zubeldía en la Academia de Música de la Universidad de Sonora, asimismo, obtuvo título de Licenciada en Artes, opción Música por la Universidad Autónoma de Chihuahua en el año 2001. Perteneció al Coro de la Universidad de Sonora durante quince años, además de participar como solista interpretando las canciones de Emiliana de Zubeldía bajo la dirección de la autora, de la soprano mexicana Irma González y de la soprano cubana Náyade Proenza. En el año 2007, realizó la grabación del disco El alma nunca se muere: canciones de Emiliana de Zubeldía, al lado de los pianistas Rito Emilio Salazar y Jesús David Camalich. Integró el equipo de trabajo para este libro y es autora del anteproyecto. Ha sido nexo entre los miembros del equipo y todos aquellos que participaron voluntaria y gratuitamente, de diferentes maneras, en el proyecto.

    Josefina de Ávila Cervantes, escritora, licenciada en Lengua y Literatura Españolas, titulada en la UNAM en 1967, con una trayectoria reconocida y de mucho prestigio dentro de la Universidad de Sonora, tanto que recibió la distinción de ser nombrada maestra emérita. Entre sus escritos se encuentran Nicholas Zumbro y Pedro Vega: Emiliana de Zubeldía y los clásicos (1984); y Emiliana de Zubeldía y la Educación Musical en Sonora (1986), publicados en periódicos locales y recopilados en su libro Textos y Pretextos (1999), que fue editado por la Universidad de Sonora, así como varios artículos más sobre el coro y alumnos de la maestra Zubeldía.

    Jesús David Camalich Landavazo laboró como maestro de la Licenciatura en Artes de la Universidad de Sonora, adscrito al Departamento de Bellas Artes. Cursó el Doctorado en Artes Musicales por la Universidad Estatal de Arizona y es responsable de los proyectos de catalogación y edición de las partituras de las composiciones de Emiliana de Zubeldía desde 2005. Fue alumno y colaborador durante los últimos catorce años de vida de la Maestra. Al faltar ella, asumió la responsabilidad total de la Academia de Música y del Coro Universitario hasta el año de 1992. Colaboró con Esperanza Pulido y Juan José Escorza en la primera clasificación e inventario de la obra de Emiliana de Zubeldía. Es el autor del primer catálogo general de la obra de Emiliana de Zubeldía, publicado el 24 de octubre de 2013, con el título Fondo Musical Emiliana de Zubeldía e Inda: Catálogo del Archivo Histórico de la Universidad de Sonora.

    Marina Ruiz García, licenciada en Derecho y estudios de Sociología en la Universidad de Sonora, fue directora del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONAPAS) de 1979 a 1982. Su relación con Emiliana de Zubeldía abarca desde su infancia, ya que la maestra era amiga de sus padres; fue, además, su alumna de piano. Su hijo José Miguel también estudió piano con ella, así que las unió una gran amistad hasta su muerte. Ha publicado algunos escritos sobre la personalidad de Emiliana para la sección Perfiles de El Imparcial y para el congreso Los Vascos y la Universidad con sede en la Universidad de Deusto, en San Sebastián, Guipúzcoa, País Vasco. Por su amplia relación con la Maestra es asesora biográfica en este proyecto.

    Mucho se ha dicho sobre esta mujer y el impacto positivo que tuvo en la vida de muchas personas, pero hay una importante faceta de su vida conocida por pocos: su enorme dimensión como compositora. Es invaluable su labor y cooperación en la difusión de la teoría natural de la música de Augusto Novaro. Como ha sucedido en la historia de la música con otros compositores, Emiliana y Novaro se adelantaron a su época. Los adelantados son siempre incomprendidos, pero a su tiempo Dios pone todo en su lugar¹, así que nos propusimos restaurar la cadena sobre el conocimiento y divulgación de la obra de Emiliana, que se rompió cuando ella misma decidió, al igual que Novaro, mantenerla en silencio hasta que llegara el tiempo de volver a sacarla a la luz.

    La Maestra dedicó su vida a la Universidad de Sonora y dejó su música bajo su responsabilidad; así lo hizo saber a quienes la asistimos hasta el final y, por eso, tenemos el deber de proteger y difundir el tesoro musical que dejó en herencia a nuestra alma máter, cumpliendo con su voluntad. Nuestro deseo es que la Universidad siga promoviendo los ideales educativos de Emiliana de Zubeldía, al dar a conocer su obra a las nuevas generaciones de estudiantes y a quienes la esperan más allá de nuestras fronteras.

    Imelda Moya Camarena


    1 Comentario de Monique Capou.

    Prólogo

    A partir de 1991, con la aprobación de la Ley Número 4, Orgánica de la Universidad de Sonora, la institución entró en un proceso de transformación que implicó grandes cambios. En nuestro caso, el antiguo Instituto de Bellas Artes dio origen al Departamento de Bellas Artes y las academias a los Talleres Libres. Estos dejaron de funcionar en los espacios que ocupaban, desde 1954, en el edificio del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora, y fueron reubicados, desde 1997, en nuevos espacios construidos especialmente en el Centro de las Artes, para la Licenciatura en Artes en sus cuatro opciones: Teatro, Música, Danza y Artes Plásticas. Lo que implicó mover todos los documentos de un espacio a otro. La obra artística y pedagógica de Emiliana de Zubeldía es muy vasta, y hubo muchos descuidos en el manejo inicial del material (excusables solamente por el descontrol que los cambios implicaron), hasta que en 1999 fue transferido al Archivo Histórico de la Universidad de Sonora donde los numerosos documentos fueron organizados y clasificados para integrar lo que hoy existe bajo el título de Fondo Emiliana de Zubeldía e Inda (FEZI). Esto requirió un trabajo detallista y laborioso. La primera organización del Fondo Emiliana de Zubeldía estuvo a cargo de Isabel Quiñones Leyva.

    A partir de 2008, precisamente durante la primera revisión del inventario del Fondo realizada por el personal del Área Histórica bajo la responsabilidad de Rosalina Núñez Márquez, el equipo revisó y complementó el proyecto inicial de esta biografía basada en las fuentes primarias. Después fue necesario dedicar algunos años más a recopilar toda la información existente, entrevistando y revisando los comentarios, testimonios y anécdotas sobre Emiliana entre los que la conocieron y trataron; a la organización y lectura del material seleccionado para los fines de nuestra investigación; y, finalmente, a su clasificación y a la digitalización de los numerosos documentos que elegimos. Todo el personal del archivo, dirigido por Patricia Ríos García, ha colaborado eficientemente con Imelda en la realización del proyecto. Puede afirmarse, sin posibilidad de errar, que ambos (Imelda y el personal del Archivo Histórico) han sido los actores fundamentales para la realización del proyecto y ello sin contar con partidas especiales para satisfacer las necesidades de infraestructura. Hubo programas de diversos tipos para recordar a la Maestra en fechas específicas, los que serán señalados en el lugar que les corresponde. Por necesidad comprensible, se dio primordial atención al catálogo de la obra musical de la Maestra. Simultáneamente se recopilaba y se seleccionaba el material que construiría el libro que tiene el lector en sus manos.

    Dada la imposibilidad de separar la vida de la maestra Zubeldía de su trayectoria docente, pues son lo mismo, decidimos que la mejor manera de narrar su historia era presentar lo por ella vivido, sin calificarlo con epítetos que no le añaden nada, sino presentando directamente el transcurrir de los hechos de tal manera que sea el lector quien califique lo que está leyendo. Él mismo sabrá si obtuvimos lo pretendido. Así que, más que escribir, transcribimos lo más fielmente posible su trayectoria vital y artística.

    Para dar la dimensión correspondiente a la vida que nos ocupa, nos apoyamos en los planteamientos de la destacada filósofa María Zambrano (Málaga, España, 1904; Madrid 1991), contemporánea y coetánea suya. Ambas pertenecen a la cultura mediterránea que nació en Grecia, se extendió por toda Europa y llegó a América con la conquista española. Ambas engrandecieron dicha cultura en sus respectivas áreas. Ambas recorrieron el siglo XX al mismo tiempo y no se encontraron por muy poco ya que María también vivió en México. A ella le hubiera entusiasmado conocer a Emiliana y reconocer encarnada la idea central de sus reflexiones: la razón poética (la belleza y la inteligencia) como la necesidad fundamental del ser humano para realizarse en plenitud.

    Pocas veces puede admirarnos la vida de artistas o de personas que vivieron, por necesidades comprensibles, un aislamiento necesario para poder realizar sus aspiraciones artísticas. No es el caso de la vida que nos ocupa. La vida de Emiliana de Zubeldía transcurrió de cara a los demás, siempre transparente. Al final de la biografía, presentamos una serie de apéndices, empezando por los textos de la propia Maestra y siguiendo con un esbozo biográfico y las notas periodísticas sobre Augusto Novaro y sus instrumentos; continuamos con la única entrevista en Hermosillo, Con el permiso de Emiliana, que realizó Catalina Soto Cota sin que Emiliana lo advirtiera, ya que rechazó siempre todo intento al respecto; con los recuerdos y anécdotas de algunos maestros y de aquellos alumnos que desearon contarnos lo que vivieron con su maestra de música y con el poema que le dedicó Gloria del Yaqui; con los comentarios de Luis Enrique García y Josefina de Ávila Cervantes; figuran también los programas de la conmemoración del XX aniversario luctuoso, 2007, Año de Emiliana de Zubeldía, en los que hubo programas en los que se presentaron reestrenos y estrenos de algunas de sus obras; luego vienen los encuentros vividos por dos de sus alumnos: Leonardo Morales Zamorano e Imelda Moya Camarena; el texto de Marina Ruiz García: La Emiliana que yo conocí, y terminamos con la reflexión de Mario Moreno Zazueta, como digno epílogo del libro, titulada Extraño destino.

    Al final del libro agregamos una sección de anexos que incluye el artículo Catálogo Emiliana de Zubeldía por David Camalich¹, el Itinerario de la gira artística de Emiliana de Zubeldía desde París hasta Hermosillo por Imelda Moya y los instrumentos de consulta del Fondo Emiliana de Zubeldía, en resguardo por el Archivo Histórico de la Universidad de Sonora, donde se conserva todo lo que se ha logrado recopilar sobre su vida y su obra.

    Necesitábamos, para poder hablar de ella con justicia y con verosimilitud, conocer en detalle todos los hechos de su vida; reunimos, con paciencia de años, el material necesario, parte muy importante del que ella misma archivó con celo inigualable, desde su tarea más simple cotidiana hasta la finura de sus creaciones musicales. Por sus frutos los conoceréis, afirma la sentencia bíblica. Tal metro nos obligó a reunir todo lo que ahora está en las manos del lector.

    Terminamos afirmando que lo que presentamos aquí al lector, no es una biografía en el sentido usual de tal término ni creemos haber agotado lo que ella fue. Investigaciones futuras darán cuenta de muchísimo más. Nuestro libro es nada más -y nada menos- el testimonio de quienes la conocimos, respetamos y amamos.

    Josefina de Ávila Cervantes


    1 Leonel De Gunther Delgado y Fernando de Jesús Serrano Arias, coords., Cartografías para pensar el arte en la universidad: educación, historia y rescate (Hermosillo: Editorial Universidad de Sonora, 2015).

    Introducción

    Los Pirineos, o cordillera pirenaica es la barrera montañosa entre España y Francia, de 450 km. de longitud por 240 de anchura máxima y altura media (2,500 m.) superior a la de los Alpes; se extiende desde el cabo de Creus, en el Mediterráneo, hasta la desembocadura del Bidasoa, en el Cantábrico… Y es en esta última zona (imagen 1), donde se encuentra la provincia de Navarra, y dentro de ella el pequeño pueblo de Salinas de Oro, en donde nació Emiliana de Zubeldía; de allí es la copia del acta que anota como fecha de su nacimiento el 6 de diciembre de 1888.

    Imagen 1. Ubicación de Navarra en España. (v. ref. imágenes internet )

    A su país de origen dedicará varias de sus obras; en su Zortzico señalará su deseo último:

    En las montañas donde yo he nacido

    En mis montañas yo quiero morir

    Donde mi madre mi cuna ha mecido

    Quiero mi sueño eternal vivir.

    Pero no será en sus montañas donde morirá sino en el lugar que eligió para vivir la mitad de su vida y en donde construyó lo que iremos transcribiendo en estas páginas: en Sonora (imagen 2), estado que colinda con los Estados Unidos de Norteamérica, al noroeste de la república mexicana. De tal estado dirá lo siguiente:

    Imagen 2. Ubicación del estado de Sonora en México. (v. ref. imágenes internet p. 540)

    …desde el primer momento me encontré, como dicen, como pez en el agua. Todo lo que hay en Sonora me hizo gracia, mucha gracia. La manera de hablar, la manera de reír de la gente: ríen con a, no con o ni con i, cosa que quiere decir franqueza. Luego su gentileza… una manera de ser sencilla y noble. Y efectivamente va mucho con mi temperamento… esta manera de ser del sonorense…

    Después, me pareció una unión de la música de Bach y la música de Debussy. Eso es Sonora: Bach, las inmensas sabanas, tan profundas, tan misteriosas; esos cerros con unos coloridos en lontananza que son deliciosísimos y que son pura música de Debussy…

    No sé; pero Sonora me ganó el corazón… Ustedes me ganaron. Yo me entregué completamente, con todo fervor y entusiasmo. Yo quería que, habiéndome sentado a la mesa, como dicen los árabes, a compartir el pan y la sal, tenía obligación de hacer un gran esfuerzo y lo hice…. No estoy avergonzada de lo que yo he trabajado en la música y en el alma de la juventud de acá… Adoro Sonora… ¿Por qué se hizo así?... Será el paisaje, serán los árboles, serán las flores, esas flores sembradas, tan menudas, ahí, cerca del desierto; tan maravillosas, tan lindas, tan completitas y tan niñas, tan chiquitas. Todo me emociona, todo me causó gran placer.

    Y acá he recibido inspiración para hacer música como yo creo que no podía hacer en cualquier lugar… (Video, Discurso de Emiliana de Zubeldía en respuesta a un homenaje¹).

    Y en verdad que Emiliana se volvió sonorense, así lo decía ella y así lo reconocían sus hermanos. Un fragmento de una de las cartas de Martín o Fray Gumersindo (imagen 3), lo expresa así:

    Imagen 3. Fragmento de la carta de Martín. (FEZI/SP/S02/C22/C1/1965-11-27)

    Mi queridísima hermanica Emiliana: No olvido que el día 6 de Diciembre es tu cumpleaños. Te felicito con todo el cariño de mi corazón. Sería para mí un motivo de gran felicidad abrazarte ese día aquí. Pero ante todo yo quiero tu felicidad, y creo que ahí eres más feliz de lo que serías aquí. Así que no siento deseo de que vengas. Esa es tu patria ahora. De todas partes se puede ir al Cielo…


    1 XHUSTV Canal 8 Unison. Imelda Moya Camarena (9 de febrero de 2017). Discurso de Emiliana de Zubeldía como respuesta a un homenaje, 1983. [Archivo de video] https://youtu.be/pdVqJRlauTM

    Iconografía del primer capítulo

    Néstor Zubeldía Inda. Canónigo archivero de la Catedral de Pamplona y autor de libros relacionados con el catolicismo y la justicia social. (Zubeldía, Néstor. V. Bibliografía complementaria)

    Martín Zubeldía, monje franciscano de la tercera orden (capuchino) al ser ordenado adoptó el nombre de Fray Gumersindo de Estella. Autor del libro Fusilados en Zaragoza que fue publicado en 2003. (Estella, Gumersindo. Referencias Bibliográficas)

    Capítulo I

    Acta de nacimiento.

    Primeros años. Sus hermanos

    Despertar naciendo o despertar existiendo

    es la bifurcación que inicialmente

    se le ofrece al ser humano.

    María Zambrano (p. 134)¹

    Emiliana de Zubeldía e Inda nació el 6 de diciembre de 1888. Nadie conocía el año. Hasta que ella murió, se hizo del acta de nacimiento el señor José Ramón Fernández Suárez, español también, avecindado en Hermosillo antes de que Emiliana llegara a la ciudad. ¿Quién podía imaginarse que aquella mujer de una energía extraordinaria, que subía y bajaba cuatro veces al día –o más, de ser necesario– la escalinata del edificio del Museo y Biblioteca, donde estaba enclavada la Academia de Música, estaba a punto de cumplir cien años?

    Fue la máxima sorpresa que vivimos entonces. Más tarde nos enteramos de que era la séptima de nueve hermanos (Pérez–Ollo, 1993, p. 111). Así que no corrió riesgos como hija primeriza de madre insegura, sino que nació en plena madurez materna de Doña Asunción Inda León, quien arrullaba a su hija cantándole canciones de cuna que no llevaban a la nena al sueño sino que la mantenían despierta, oyendo con toda la atención del mundo. Tal anécdota, está unida a la otra que vivió cuando no había cumplido el año: estando en brazos de su nana escuchó por primera vez música de orquesta y fue tal su alegría que cayó al suelo, al saltar de los brazos que la sostenían. Ambas anécdotas contadas por la propia Emiliana, con la gracia que era una de sus características, nos permiten afirmar que nació sabiendo escuchar, cualidad humana indispensable para desarrollar la vida, ya que el oído es el receptor de todo el mundo sensible en el que nos encontramos inmersos desde antes de nacer, y transmisor del mismo hacia el cerebro, laboratorio natural de nuestra sensibilidad y de lo que seremos durante nuestra humana existencia, como lo ilustra el ahora famoso (aunque no lo suficiente en México) otorrinolaringólogo francés Alfred Tomatis (1920-2001)².

    Emiliana fue una hermana ejemplar. Y aquí otra de nuestras sorpresas: siempre estuvo pendiente de sus hermanos y les enviaba dinero del poquísimo que ella recibía, como lo atestiguan las cartas y recibos que se encontraron entre sus papeles personales. Ciertamente ella tenía asegurado el sustento y la casa: primero vivió en el hotel Laval; después en el hotel San Alberto, en la habitación 129, y luego en la 114, donde estuvo hasta el día de su fallecimiento. La Universidad de Sonora hizo tratos con el dueño del hotel para asegurarle la permanencia, pues su remuneración era mínima: nunca contó con un sueldo de tiempo completo, primero, porque cuando ella llegó a Hermosillo, no se hablaba en esos términos y después, porque a nadie, ni siquiera a los rectores, se nos ocurrió pedir para ella esa compensación, tan merecida.

    Pero nos adelantamos. Hablemos primero de su nacimiento, antes de continuar con el desarrollo de una capacidad musical que le fue dada y que ella asumió sin ninguna duda, con entusiasmo y devoción.

    Según el acta de nacimiento, la que transcribimos a continuación (véase imagen 1), Emiliana de Zubeldía e Inda, nació el 6 de diciembre de 1888:

    En el lugar de Salinas de Oro a las diez de la mañana del día seis de diciembre de mil ochocientos ochenta y ocho.

    Ante D. Ramón Eraso y Armendáriz, Juez Municipal, y D. Calixto [ilegible] suplente de secretario, compareció Antonio Zubeldía y Elizondo, natural de Iraizoz término municipal de Ulzama, provincia de Navarra de edad treinta y siete años de estado casado su ejercicio secretario de Ayuntamiento. Domiciliado en este pueblo, calle del Centro número nueve, según acredita por cédula personal que exhibe, expedida por esta Alcaldía en 1° de julio último, presentando con objeto que se inscriba en el Registro Civil, una niña; y al efecto, como padre de la misma, declaró:

    Que dicha niña nació en la casa del declarante el día de hoy a las siete de la mañana en la casa del compareciente.

    Que es hija legítima del compareciente natural de Iraizoz, término municipal de Ulzama provincia de Navarra, de edad de treinta y siete años, de³ Secretario de Ayuntamiento y de Asunción Inda y León natural de Pamplona, término municipal del mismo provincia de Navarra de edad de treinta y siete años, dedicada a las ocupaciones propias de su sexo y domiciliada en el de su marido.

    Imagen 1. Acta de nacimiento. (FEZI/SP/S01/C20/Exp.1)

    En la partida de su nacimiento (imagen 2), expedida en la parroquia donde recibió el bautismo aparece, sin embargo, como fecha de nacimiento, el siete de diciembre y como nombre Emiliana Zubeldía e Inda, igual que en el acta de nacimiento, sin el de:

    Imagen 2. Partida de nacimiento y bautismo. (FEZI/SP/S01/C20/EXP. 1)

    Día siete de diciembre de mil ochocientos ochenta y ocho, yo el [suscrito] Cura Ecónomo de la Parroquial de San Miguel Arcángel de este lugar de Salinas de Oro bauticé en esta parroquia una niña que dijeron haber nacido a las siete de la mañana del mismo día, hija legítima y de legítimo matrimonio de Antonio Zubeldía, natural de Iraizoz y de Asunción Inda natural de Pamplona, su mujer, mis feligreses; se puso por nombre Emiliana…

    La diferencia carece de importancia. La fecha que ella reconoció como cierta es la que señala el acta de nacimiento oficial; ella celebró siempre su cumpleaños el 6 de diciembre. Su nombre oficial fue Emiliana Zubeldía e Inda; ya en 1926, aparece en documentos diversos el nombre Emiliana de Zubeldía que llevó en adelante hasta su muerte.

    A ella la antecedía su hermana Eladia, quien murió muy joven, en septiembre de 1939, y a quien dedicó su Sinfonía Elegíaca (Camalich, 2013, p. 316). La siguió su hermano Alejo, el último de los hermanos varones, muerto también muy joven, en enero de 1947. La antecedían dos varones: Néstor, el mayor, que llegó a Canónigo de la Catedral de Pamplona; el segundo, Martín, tras ordenarse como monje capuchino, se llamó a sí mismo Fray Gumersindo de Estella. Ambos eran, pues, sacerdotes. Néstor murió en febrero de 1963; Martín (el P. Gumersindo), en noviembre de 1974. Emiliana fue la que vivió más tiempo, murió a los noventa y ocho años y medio en mayo de 1987. No tuvo hijos. Hasta ahí llegó la familia Zubeldía e Inda.

    De los decesos, salvo el de su padre, muerto en enero de 1909, y el de su madre, en febrero de 1927, se fue enterando, ya en México, conforme sucedían puesto que mantuvo correspondencia, no solo con sus hermanos, sino también con Valentín Fernández, cura de Esnoz, radicado en Pamplona al ser nombrado sacerdote auxiliar de Néstor; además de ser sobrino de Victorina y Agustina, quienes se encargaron de la atención y el cuidado de los hermanos de Emiliana, sin tener lazos de parentesco, hasta su muerte. Fueron las personas con quienes la familia Zubeldía pudo contar hasta el final de sus días. Una carta escrita por Valentín Fernández el 22 de abril de 1963 (imagen 3), destaca este hecho:

    Imagen 3. Fragmento de una carta de Valentín Fernández, Pamplona.

    (FEZI/SP/S02/C22/C1/1963-04-22)

    Nosotros esperamos que sea pronto el día en que deje todo eso y venga a vivir definitivamente con nosotros.

    Sus tres hermanos han muerto en brazos de mi tía Victorina, nada les ha faltado y queremos que a Ud. Tampoco le falte nada. Dios siempre nos ha ayudado y ahora con Dn. Néstor en el cielo mucho más.

    La verdad es que ahora somos su única familia; en la muerte de sus hermanos no hemos visto a nadie ni nadie nos ha prestado la menor ayuda.

    Mis tías han estado con sus hermanos más de treinta años, completamente identificadas con ellos no en plan de criadas sino de familia.

    En efecto, en la correspondencia familiar (imagen 4), podemos observar cómo a través de los años, Valentín reitera el ofrecimiento de su hogar cuando ella decidiera retirarse y volver a Pamplona. Pero ella nunca volvió.

    Imagen 4. Fragmento de una carta de Valentín Fernández, Pamplona.

    (FEZI/SP/S02/C22/C1/1974-12-24)

    Le agradeceríamos mucho que de vez en cuando nos ponga unas letras; tanto para D. Néstor como para el P. Gumersindo fuimos su familia y queremos seguir siendo la suya, pero por favor no nos mande dinero; ahora no necesitamos nada; cuando vivía Dn. Néstor lo necesitábamos todo, ahora no.

    Y ya sabe que nuestro ofrecimiento es el mismo de siempre: aquí nos tiene para todo lo que le ocurra en todos los sentidos. En mi casa siempre habrá un plato y una habitación para usted; le ruego que no lo olvide.

    Otra persona que también aparece en las cartas familiares es Rosario Zabala, egresada del Conservatorio de Madrid. Una larga enfermedad de las vías respiratorias la alejó del piano. Rosario y los hermanos de Emiliana tenían un convenio de intercambio: ella pasaba los inviernos en Pamplona y después ellos pasaban los veranos en la casa que los padres de ella le dejaron en Fuenterrabía. Los hermanos de Rosario habían emigrado a México; años después ella los siguió. En 1958, Rosario y Emiliana se encontraron en la ciudad de México.

    Para finalizar, he aquí una anécdota de la infancia de los hermanos mayores de Emiliana; fue enviada por el Pbro. Fermín Macías Azcona, sacerdote originario de Salinas de Oro:

    En un folletillo que he encontrado cuenta varias anécdotas de su vida [se refiere a Néstor]. No dice nada de Emiliana, pero sí de la casa en la que vivieron sus padres justo antes de que ella naciera. Se ve que en su estancia en Salinas vivían en la casa parroquial, porque el párroco entonces Ángel Azcona, vivía con su familia. Sin embargo, curiosamente el año en que nació Emiliana, murió el párroco y tuvieron que desalojar la casa para que entrara a vivir el nuevo párroco, y es en la casa nueva al parecer la llamada de charrán, en la que nació a los pocos meses de este cambio. Cuenta el citado librillo que la casa parroquial tenía una huertecilla a la que se accedía bajando siete escaleras, y que en él había un cobertizo para las herramientas donde solían jugar los dos hermanos Martín y Néstor. Cuando la madre recibió la noticia de que debían dejar la casa, se puso a llorar, y Néstor le consoló diciéndole que el cobertizo era muy viejo, y que seguramente algún día se les habría caído encima, y que por ello para evitarlo Dios les hacía cambiar de casa. Cuenta el relato que justo a los dos meses exactos de dejar la casa, a las 12:30 de la mañana, hora en la que seguramente estarían jugando los niños en el cobertizo, éste se vino abajo, y enterado el muchacho llevó a su madre de la mano hasta la huerta parroquial y le dijo ¿ves mamá?, ya te lo dije, Dios nos ha querido salvar la vida a mi hermano y a mí porque espera algo de nosotros. Ambos fueron ordenados sacerdotes (S.r.).

    En las cartas familiares resguardadas en la sección personal del Fondo Emiliana de Zubeldía Inda en el Archivo Histórico de la Universidad de Sonora (FEZI/SP/S02/C22/C1), podemos observar, a grandes rasgos, varias etapas:

    º 1927-1958: Éxito editorial de Néstor. Martín promotor de la causa de beatificación del Padre Esteban de Adoain. Emiliana triunfa como pianista y compositora en los escenarios de Europa y América. Fecunda producción musical en México. Fundación de la Academia de Música de la Universidad de Sonora. Los primeros frutos de su labor docente: pianistas destacados a nivel nacional e internacional.

    º 1959-1963: Emiliana viaja a Lourdes para encontrarse con sus hermanos. Enfermedad y muerte de Néstor; duelo. Martín promotor de la causa de beatificación de Néstor. La Coral de Cámara de Pamplona dirigida por Luis Morondo ensaya el arreglo a cuatro voces del Villancico de Sor Juana Inés de la Cruz de Emiliana de Zubeldía.

    º 1965-1969: Procesos de las beatificaciones a cargo de Martín. Misa de la Asunción. Reconocimiento del Coro Universitario como grupo representativo de la Universidad de Sonora durante las jornadas culturales previas a las Olimpiadas México 1968.

    º 1970-1980: Enfermedad y muerte de Martín. Enfermedad y muerte de Victorina. Valentín, custodio de los bienes de la familia Zubeldía. Problemas políticos y sociales en España. Continúan los éxitos de Emiliana como maestra y directora del coro de la Universidad de Sonora. Presentación de sus obras en conciertos por sus alumnos más destacados.

    En fin, la correspondencia que sostenía con sus hermanos ilustra sus preocupaciones cotidianas, las actividades que cada cual realizaba, los títulos y temas de las obras de Néstor, que destacó en las letras vascas por sus conferencias radiofónicas, sus homilías y escritos sobre apologética y justicia social; noticias sobre los conciertos y exposiciones de los artistas más reconocidos de la época; alegría por los éxitos de su hermana como propios; acontecimientos que los preocupaban, su deseo de volver a verla y celebrar su cumpleaños en familia; confirmación de dinero recibido, no solo para las necesidades básicas de ropa, alimentación y medicinas: Emiliana también aportó para la publicación de algunas de las obras de Néstor y también para la impresión de sus esquelas. Fue la única forma en la que pudieron seguir en contacto hasta el final.

    Ahora sabemos que, a partir de 1965, el grupo de investigación social de la Real Sociedad Amigos del País de Pamplona lleva el nombre de Néstor Zubeldía. Algunos de sus escritos están publicados en internet (bibliografía complementaria), fundó la Solidaridad Cristiana de Familias, asociación aprobada por el Papa Pío XII. Por otra parte, Martín, como Gumersindo de Estella, mientras era confesor de los sentenciados a muerte durante la primera represión franquista en la cárcel de Torrero, escribió un diario sobre sus testimonios acerca de la guerra civil española, que fue publicado en 2003, con el título Fusilados en Zaragoza, que es un testimonio fehaciente de esa época terrible de la historia de España y por lo cual la ciudad de Zaragoza le ha dedicado una plaza en el cementerio de Torrero (Junquera, N.⁴).

    Por eso podemos decir con justa razón, que Emiliana y sus hermanos vivieron sus vidas con fe, pasión en la esperanza de lograr lo mejor de su vocación y un amor que traspasó los límites del tiempo y la distancia.


    1 Todos los epígrafes han sido tomados del libro Claros del bosque (2011).

    2 Recomendamos la lectura de dos de sus obras: 9 meses en el paraíso, Historias de la vida prenatal (1990), y El oído y el lenguaje (1969).

    3 Profesión, oficio, etcétera.

    4 Junquera, Natalia. (2014). Una plaza para el cura que presenció 1700 fusilamientos. El País, política. Recuperado de: http://www.df.unipi.it/~alles/ppt/gumersindo.pdf (recuperado el 22 de noviembre de 2016).

    Iconografía del segundo capítulo

    Emiliana de Zubeldía invitada de honor a la Exposición de la Cultura Seri en la Universidad de Sonora con el chamán Francisco Barnet Astorga, en 1986. A pesar de estar convaleciente de una fisura de tibia, Emiliana, amante del arte y la cultura seri no perdió la oportunidad de convivir con los miembros de la etnia que tanto admiraba. Fotos: Mariano Galaz. (FEZI/CF/C2/C25/Amigos)

    Corte de listón con el que se declara inaugurada la Exposición. La acompañan el rector Manuel Rivera Zamudio y el secretario de Educación y Cultura, Prof. Ernesto López Riesgo.

    Emiliana con representantes de la etnia seri y la Universidad de Sonora en 1986. De izquierda a derecha: no identificado, no identificado, Emiliana de Zubeldía, rector Manuel Rivera Zamudio, y el chamán Francisco Barnet Astorga (Premio Nacional de Artes 2017).

    Emiliana besa un collar seri que le fue obsequiado.

    El fotógrafo captó la imagen de Emiliana subiendo las escaleras rumbo a su Academia a continuar su trabajo.

    Capítulo II

    Acta de defunción y últimos años.

    Salud física y lucidez. Los accidentes

    Pues la verdad llega, viene a nuestro

    encuentro como el amor, como la muerte

    y no nos damos cuenta de que

    estaba asistiéndonos antes

    de ser percibida,

    de que fue ante todo sentida

    y aún presentida.

    MARÍA ZAMBRANO (p. 137)

    Emiliana gozó de una salud envidiable toda su vida. Excepcionalmente se le vio en cama por algún malestar. Al final de su vida, como mencionan algunos de sus alumnos, entre 1984 y 1986, padeció varias caídas. En el testimonio de Miguel Arturo Morales se menciona una en las escalinatas del Museo en la que recibió algunos raspones en la cara por no poner sus manos en riesgo:

    No hay lugar a dudas que su vida fue llevada con ritmo, sabrosa, galanosa incluso, hasta en actividades que parecerían metódicas o cotidianas. Por si no lo notaron, ella no dejaba que la llevaran del brazo cuando bajaba las escalinatas del museo, desde donde estaba la Academia de Música hasta la calle Rosales para tomar el taxímetro. –¿Por qué de ello?– Ella misma me lo explicó un día: palabras más, palabras menos, me dijo que era más riesgoso que hiciera eso, ella se paraba antes de comenzar a bajar, se concentraba e iniciaba su descenso con ritmo, era más seguro, porque sabía cuántos escalones tenía que bajar, las distancias de cada paso (los tenía contados) y sobre todo lo disfrutaba, de otra manera podría descuidarse, recibir un jalón y hasta caer los dos. Suerte de aprendizajes que sólo ella podía dar, aunque un mal día le falló un escalón suelto (no así el ritmo) y desafortunadamente cayó lastimándose seriamente en esas escalinatas. ¿Por qué no metió las manos para evitar golpearse en la cara u otras partes del cuerpo? ¡Porque era pianista! Inconscientemente ella protegió primero sus dedos y manos antes que cualquier otra parte (Apéndice E. Testimonios y anécdotas. Anécdotas con Emiliana de Zubeldía).

    Rito Emilio Salazar recuerda otro accidente en la Casa de la Cultura:

    En octubre de 1984, Emiliana cayó del escaloncito de la Casa de la Cultura en la entrada que da a la calle y se rompió un brazo. Salía del Concierto de Piano de Moushira Issa, joven pianista de Israel. A la salida, Emiliana resbaló y cayó. Nos enteramos al día siguiente, cuando regresé a la Academia. Emiliana me recibió con el brazo enyesado y así recibí la clase (Apéndice E. Testimonios y anécdotas. Así conocí a Emiliana).

    A consecuencia de ese accidente, le pusieron una férula y tuvo el brazo vendado durante un tiempo. Pero siguió dando sus clases sin interrupción, hasta que tuvo otro accidente en casa de la Sra. Elsa de Banderas el 25 de agosto de 1985. Se fisuró la tibia, la operaron en el Hospital Chávez, y dos meses después de su recuperación en la casa San Vicente, ya estaba de nuevo dando clases en su salón ubicado en los altos del edificio del Museo y Biblioteca. La rectoría de la Universidad de Sonora junto con amigos y alumnos le sugirieron reubicar la Academia en otro lugar donde siguiera dando sus clases, sin subir escaleras. Ella rechazó todas estas acciones, exclamando: Si me sacan de la Academia, me marcho.

    Mientras estuvo hospitalizada, para recuperarse de esa fisura, la maestra Emiliana dio muestras de su extraordinaria e increíble vitalidad y de su no menos maravillosa lucidez. Siguió pendiente de las actividades de la Academia, redactando y dictando cartas a su secretario Martín Luis Martínez Sánchez y verificando que los asuntos de la Academia siguieran su curso.

    El 10 de septiembre dictó la respuesta a una solicitud del pianista Nicholas Zumbro (imagen 1), para organizar, en Hermosillo, un concierto de piano en el que además actuaría Pedro Vega como pianista invitado:

    Imagen 1. Respuesta de Emiliana de Zubeldía a Nicholas Zumbro.

    (FEZI/SAM.AC/S05/C2/Exp.35/1985-09-10)

    Un detalle de gratitud y generosidad tuvo Emiliana al dirigirse al Dr. José Loustaunau, director del hospital Dr. Ignacio Chávez el 26 de septiembre de 1985 (imagen 2):

    Imagen 2. Carta de Emiliana de Zubeldía al director de H. Chávez, Hermosillo, Son. (FEZI/SAM.AC/S05/C2/Exp.35/1985-09-26)

    Un mes más tarde, se dirigió al Sr. Diego Redo, del Hotel San Alberto, expresando su intención de volver al que consideraba su hogar (imagen 3). La carta fue entregada por su secretario Martín Martínez; la copia fue firmada de recibida por Cristina Flores:

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