Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

De un autor censurado en el Quijote: Antonio de Torquemada
De un autor censurado en el Quijote: Antonio de Torquemada
De un autor censurado en el Quijote: Antonio de Torquemada
Libro electrónico92 páginas1 hora

De un autor censurado en el Quijote: Antonio de Torquemada

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

De un autor censurado en el Quijote: Antonio de Torquemada, ensayo de Alfonso Reyes, es un tomo de la serie del FCE "Cenzontle". Otros autores de la colección: Carmen Boullosa, Jan de Vos, Norbert Elias, Carlos García Gual, Luis Felipe Fabre, Claudio Lomnitz, Andrea Martínez Barcas, Ruy Pérez Tamayo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 ene 2019
ISBN9786071661296
De un autor censurado en el Quijote: Antonio de Torquemada
Autor

Alfonso Reyes

ALFONSO REYES Ensayista, poeta y diplomático. Fue miembro del Ateneo de la Juventud. Dirigió La Casa de España en México, antecedente de El Colegio de México, desde 1939 hasta su muerte en 1959. Fue un prolífico escritor; su vasta obra está reunida en los veintiséis tomos de sus Obras completas, en las que aborda una gran variedad de temas. Entre sus libros destacan Cuestiones estéticas, Simpatías y diferencias y Visión de Anáhuac. Fue miembro fundador de El Colegio Nacional. JAVIER GARCIADIEGO Historiador. Ha dedicado gran parte de su obra a la investigación de la Revolución mexicana, tema del que ha publicado importantes obras. Es miembro de las academias mexicanas de la Historia y de la Lengua, y de El Colegio de México, que presidió de 2005 a 2015. Actualmente dirige la Capilla Alfonsina. Reconocido especialista en la obra de Alfonso Reyes, publicó en 2015 la antología Alfonso Reyes, “un hijo menor de la palabra”. Ingresó a El Colegio Nacional el 25 de febrero de 2016.

Lee más de Alfonso Reyes

Relacionado con De un autor censurado en el Quijote

Libros electrónicos relacionados

Crítica literaria para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para De un autor censurado en el Quijote

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    De un autor censurado en el Quijote - Alfonso Reyes

    ALFONSO REYES

    DE UN AUTOR CENSURADO EN EL QUIJOTE:

    ANTONIO DE TORQUEMADA

    Primera edición en Obras completas VI, 1957

    Primera edición de Obras completas VI en libro electrónico, 2016

    Primera edición en libro electrónico, 2018

    Diseño de portada: Neri Saraí Ugalde Guzmán

    D. R. © 2018, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México

    Comentarios:

    editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. (55) 5227-4672

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.

    ISBN 978-607-16-6129-6 (ePub)

    ISBN 978-968-16-1002-9 (impreso)

    Hecho en México - Made in Mexico

    Índice

    I
    II
    III
    IV
    V
    Apéndices

    I. Cuentos entresacados de los Coloquios satíricos de Torquemada

    1. El de la mala ventura

    2. El criado de Filipo

    3. El canónigo tahur

    4. Entre boticarios

    5. El rey y el carbonero

    II. Fragmentos del Jardín de flores curiosas, de Torquemada

    1. Visiones de Antonio Costilla

    2. Visión de Ayola

    3. Descripción de los transportes septentrionales

    4. Rangíferos, onagros y lobos

    I

    Después de su primera salida, Don Quijote vuelve a casa, gracias al bueno del labrador que lo halló tendido en el campo. En su casa, donde todo era alboroto por la escapatoria del caballero, el Ama lanza la sentencia: Encomendados sean a Satanás y a Barrabás tales libros, que así han echado a perder el más delicado entendimiento que había en toda la Mancha.

    Ante esta condenación de los daños que trae consigo el Alfabeto, el Cura se apresta a ser el inquisidor de los descomulgados libros…. Y a fe —dice— que no pase el día de mañana sin que de ellos no se haga acto público, y sean condenados al fuego, porque no den ocasión a quien los leyere a hacer lo que mi buen amigo debe de haber hecho. Y al otro día, aprovechando el sueño de Don Quijote, comienza la célebre quema.

    No todos los libros son condenados. El Cura escoge algunos para el Barbero y para sí. Pero a Don Quijote no se le deja el disfrute de un solo volumen.

    Aquella noche —cuenta Cid Hamete Benengeli— quemó y abrasó el Ama cuantos libros había en el corral y en toda la casa; tales debieron de arder que merecían guardarse en perpetuos archivos; mas no lo permitió su suerte y la pereza del escrutiñador; y así, se cumplió el refrán en ellos de que pagan a las veces justos por pecadores.

    Y a poco, aun el aposento de los libros fue murado y tapiado, con lo que Don Quijote vino a convencerse de que su enemigo, el encantador Frestón, era el responsable de aquella desaparición milagrosa.

    A lo largo del capítulo VI de la Primera Parte se desarrolla la censura de la biblioteca de Don Quijote: más de cien cuerpos de libros grandes, muy bien encuadernados, y otros pequeños.

    El Ama y la Sobrina bien quisieran acabar con todos, sin saber siquiera de lo que trataban, como al fin se hizo con los últimos, a carga cerrada, por pereza del licenciado Pero Pérez —el Cura—, y por pereza del narrador.

    Pero, por lo pronto, maese Nicolás, el Barbero, iba pasando los libros uno a uno. Y el licenciado, al sentenciarlos, entre uno que otro alegato del Barbero, emite sobre ellos un verdadero juicio sumario —nunca fue más propia la expresión—, lo que da al capítulo un valor único en los fastos de nuestra crítica. ¡Censura de los libros españoles por Miguel de Cervantes!

    La escena, en un aposento de cierto pueblo manchego, y en un corral de la propia casa. Los personajes, un Cura, un Barbero, una Ama, una Sobrina, figuras de una manera de Comedia del Arte tan famosas ya como Arlequín, Pierrot, Colombina. Se oyen los ronquidos de un personaje ausente.

    Pronto se resolvió ahorrar la escalera y dar con todos los libros por la ventana abajo. Y el primero que saltó a los ojos del Cura, y que por lo visto le pareció voluminoso, lo hizo exclamar:

    —¿Quién es ese tonel?

    —Éste es —respondió el Barbero— Don Olivante de Laura.

    —El autor de ese libro —dijo el Cura— fue el mismo que compuso a Jardín de flores; y en verdad que no sepa determinar cuál de los dos libros es más verdadero, o por decir mejor, menos mentiroso; sólo sé decir que éste irá al corral, por disparatado y arrogante.

    Y dicen mis autoridades, en efecto, que el Don Olivante, publicado en 1564, sólo merece recordarse en la larga serie de libros de caballería porque Cervantes le hizo el honor de mencionarlo. Aunque, eso no, no es tonel ni cosa que lo valga, sino un volumen bastante moderado para tratarse de libro en folio; en total, 506 páginas.

    Don Francisco Rodríguez Marín, siguiendo a Clemencín, duda si Cervantes lo confundiría, de memoria, con cierto Palmerín de Oliva impreso mucho antes en Venecia, y que siendo octavo, abulta mucho con sus 900 y tantas páginas. Y añade en la nota respectiva:

    En efecto, Antonio de Torquemada, autor de Don Olivante, compuso también la obra intitulada Jardín de flores curiosas, libro embusterísimo y patrañero, del cual se hicieron diversas ediciones, la primera en Salamanca, Juan Baptista de Terranova, 1570.¹ También es de Torquemada otro libro, mucho más estimable: Los coloquios satíricos (Mondoñedo, Agustín de la Paz, 1553), reimpreso poco ha en los Orígenes de la novela.

    Así, pues, de este Torquemada que padeció la hoguera tenemos, por orden de fechas, los Coloquios, el Olivante y el Jardín.² El Olivante no lo conozco. Los Coloquios están al alcance de todos, gracias a la edición moderna de la Nueva Biblioteca de Autores Españoles, Orígenes de la novela, II, a que se refiere Rodríguez Marín. Y del Jardín de flores curiosas poseo por suerte un ejemplar en la edición princeps, que adquirí en París hará unos veinte años.

    Parece, hasta aquí, que el autor, discreto, mesurado y apacible en su juventud, según puede verse por los Coloquios, se fue torciendo y amanerando con los años; si no en el decir, a lo menos en el pensar. A través de los disparates y arrogancias del Olivante, llegó a la extravagancia, rayana en locura, del Jardín de flores; libro éste póstumo y que sólo se publicó por cuidado de sus hijos, libro que era muy curioso y en lo hacer había gastado mucho tiempo como dice la real licencia, libro que Torquemada guardó para la despedida a modo de flecha del parto. Propia imagen de aquel loco —lo refiere el mismo Cervantes— que fingió cordura hasta no verse en la puerta del manicomio, donde se despidió recordando que él era Neptuno, padre y

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1