Ya no hay hombres: Ensayo sobre la destitución masculina
Por Luciano Lutereau
3.5/5
()
Información de este libro electrónico
En sentido amplio, la concepción vulgar entiende esta expresión en función de una mayor disposición de las mujeres para acceder a lugares anteriormente ocupados por varones. No obstante, no podría afirmarse con certeza que esto sea algo universal, como tampoco que este acceso sea un índice de feminidad. En varios casos, no demuestra más que la aptitud masculina de algunas mujeres, su competencia para la destreza fálica.
Este libro avanza en sentido contrario. Antes que un ascenso de lo femenino a la esfera pública, determinados fenómenos sociales contemporáneos demuestran que los hombres (varones y mujeres) ya no tiene interés en continuar asociados a la potencia del falo. Esta podría ser una forma menos tonta de entender el desenlace del patriarcado. Ya no hay hombres… en el sentido tradicional de la palabra.
Lee más de Luciano Lutereau
Matar a la madre: El duelo más difícil para una hija Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAdolescencia sin fin: Psicoanálisis para acompañar el crecimiento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con Ya no hay hombres
Libros electrónicos relacionados
El sexo del síntoma Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Hacerse hombres: La construcción de masculinidades desde las subjetividades Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El erotismo y su sombra: El amor como potencia de ser Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl macho inventado: Una mirada crítica a la masculinidad Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Hombres solos: Ser varón en el siglo XXI Calificación: 3 de 5 estrellas3/5¿Existe la relación sexual? Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El rechazo de lo femenino: Del horror al coraje Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa diferencia de los sexos no existe en el inconsciente: Sobre un informe de Paul B. Preciado dirigido a los psicoanalistas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLacan y algunos feminismos: Una introducción para un diálogo por venir Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Nuevas formas del malestar en la cultura Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Masculinidades (im)posibles: Violencia y género, entre el poder y la vulnerabilidad Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Encanto de erizo: Feminidad en la hystoria Calificación: 1 de 5 estrellas1/5La condición femenina Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Después de lo trans: Sexo y género entre la izquierda y lo identitario Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Yo soy el monstruo que os habla: Informe para una academia de psicoanalistas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La sexualidad es transgénero Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Elecciones del sexo: De la norma a la invención Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl movimiento trans entre el feminimo y el machismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDesarmar la masculinidad: Los hombres ante la era del feminismo Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Identidades confinadas: La construcción de un conflicto entre feminismo, activismo trans y teoría queer Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEROS: Más allá de la pulsión de muerte Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl patriarcado no existe más Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Adixiones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Misógino feminista Calificación: 3 de 5 estrellas3/5¿Por qué la histeria hoy?: Devenir del falo y lo femenino Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Infancias de la biopolítica: Lecturas analíticas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl sexo de los Modernos: Pensamiento de lo Neutro y teoría del género Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mujeres, una por una Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDel gen al género: Sexo, deseo e identidad en el siglo XXI Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los sentidos del sujeto Calificación: 3 de 5 estrellas3/5
Estudios de género para usted
Los cautiverios de las mujeres: Madresposas, monjas, putas, presas y locas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ideología de género Calificación: 2 de 5 estrellas2/5El patriarcado no existe más Calificación: 4 de 5 estrellas4/5CÓMO MONETIZAR LAS REDES SOCIALES Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Enfermas de belleza: Cómo la obsesión de nuestra cultura por Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El sexo oculto del dinero: Formas de la dependencia femenina Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPutita golosa: Por un feminismo del goce Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Misógino feminista Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Tu cuerpo no es una disculpa: Claves para vivir el autoamor radical Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Gánese a la clientela femenina: Cómo transformar la experiencia del cliente para los consumidores más poderosos del mundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmores Que Matan: El Flagelo De La Violencia Contra La Mujer Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Género y feminismo: Desarrollo humano y democracia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Hombres, masculinidades, emociones Calificación: 5 de 5 estrellas5/5¡Viva la diferencia! (…y el complemento también): Lo femenino y lo masculino Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa masculinidad incomodada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa mujer molesta: Feminismos postgénero y transidentidad sexual Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Puta no se nace Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Masculino: Fuerza, eros, ternura Calificación: 1 de 5 estrellas1/5De compras con él y ella: Técnicas de mercadeo para entender cómo venderles al hombre y a la mujer Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El dinero en la pareja: Algunas desnudeces sobre el poder Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTacones, siliconas, hormonas: Etnografía, teoría feminista y experiencia trans Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Devenir perra Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Género y eneagrama: Las nueve miradas Calificación: 1 de 5 estrellas1/5La huella del dolor: Estrategias de prevención y afrontamiento de la violencia de género Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La economía del cuidado, mujeres y desarrollo: perspectivas desde el mundo y América Latina Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Nosotros que sentimos diferente Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Género, jóvenes e Iglesia: Juntar las piezas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNo nacemos sumisas, devenimos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHiste(ó)ricas: Virginia Woolf, Simone de Beauvoir y Melanie Klein al diván Calificación: 3 de 5 estrellas3/5
Comentarios para Ya no hay hombres
7 clasificaciones1 comentario
- Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Interesante, pero a veces hay demasiada digresión y se pierde el enfoque del ensayo.
Vista previa del libro
Ya no hay hombres - Luciano Lutereau
Ya no hay hombres
Ya no hay hombres
Ensayos sobre la destitución masculina
Luciano Lutereau
Índice de contenido
Portadilla
Legales
Prólogo a la segunda edición
La potencia impotente
Ya no hay hombres
El sexo nuestro de cada día
Elogio de la impotencia
Tener huevos
El mito del deseo fálico
Devenir hombre
Adiós al padre
¡Hacete hombre!
El hombre que no existe
El matrimonio aún
La seducción y sus fantasías
El donjuanismo
Figuras de lo masculino
La hetero-amistad
La hermandad masculina
Friends and lovers
El malestar contemporáneo
El pánico sagrado (En colaboración con Lucas Boxaca)
Los celos feminizan
La subjetivación patriarcal
Diseño de tapa: Margarita Monjardín
Diagramación de interior: b de vaca
© 2020, Luciano Lutereau
© 2020, QUELEER S.A.
Lambaré 893, Buenos Aires, Argentina.
Digitalización: Proyecto451
Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright
, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático.
Inscripción ley 11.723 en trámite
ISBN edición digital (ePub): 978-950-556-781-2
Prólogo a la segunda edición
La publicación de este libro no pasó desapercibida. Diferentes lecturas y lectores me hicieron llegar observaciones y comentarios en estos años. Incluso mis reflexiones se continuaron en otros libros posteriores. No tengo dudas de que Ya no hay hombres fue un mojón en mis elaboraciones en torno a la masculinidad.
Después de haber leído los ensayos que componen este volumen, tengo la impresión –como suele ocurrir en estos casos– de que si quisiera corregirlos, tendría que volver a escribirlos en su conjunto. No porque esté en desacuerdo, sino porque matizaría algunas afirmaciones, enfatizaría ciertas aristas argumentativas, incluiría nuevas experiencias, porque en estos años muchos debates decantaron y los ejes para plantear los temas se modificaron. Así y todo, considero que el libro conserva su vigencia. Si no estuviese de acuerdo con lo que sostiene, no habría aceptado su reedición.
En términos generales, en este relectura pensé que los aspectos más interesantes del libro pueden resumirse en dos tópicos: por un lado, la crítica al prejuicio (no sólo del psicoanálisis tradicional) de que lo masculino es equivalente a fálico, para situar más bien las paradojas del falicismo en los varones, sobre todo en un momento histórico en que la impotencia se convirtió en un síntoma fundamental. Si en el siglo XIX el malestar sexual se expresaba sobre todo en la frigidez femenina, en el nuestro (el del viagra) las consultas de varones por impotencia se multiplican y, por cierto, no puede decirse que siempre se trate de una disfunción sexual. ¿Acaso la impotencia no puede ser parte también de la potencia? ¿Cómo repensar la noción de potencia, para que no se confunda con un mero ejercicio de poder e incluya la experiencia de aquello que los psicoanalistas llamamos castración
?
Por otro lado, entre los debates que decantaron estos años se destaca la relación entre psicoanálisis y feminismos (y teorías de género). Hoy es un debate vetusto, pero cuando escribí los ensayos de este libro ni siquiera estaba esbozado y, por lo tanto, estas páginas apenas conversan con esa perspectiva. Mi experiencia con esas disciplinas fue diversa: en un primer momento de incomprensión; luego reactiva y, entonces, defensiva; finalmente, de reconocimiento; es decir, con el tiempo entendí que el debate que parecía ser epistémico escondía una disputa de poder. Durante todo el siglo XX los psicoanalistas fuimos la voz autorizada para hablar de sexualidad. Les ganamos la batalla a la sexología, a la bioenergética y a otros rivales más, pero, con la popularización de los feminismos y su conversión mediática, nos encontramos en disputa. ¿Es el psicoanálisis heteronormativo?, ¿era Freud machista?, entre otras preguntas, fueron las encrucijadas que hubo que revisar, para concluir que son interrogantes mal planteados, que toda respuesta que se pronuncie por sí o por no es igualmente irrelevante y leve. El eje es otro: no es la competencia entre saberes para ver quién la tiene más grande
, sino repensar la actualidad del análisis en el siglo XXI, cuya vigencia, para mí, es completa, aunque no sin algunas aclaraciones: por ejemplo, no dudo de que la noción de envidia del pene es aún un operador clínico clave para nombrar el modo en que las mujeres viven las relaciones amorosas (a partir de la dependencia), mientras que quizá sea necesario poner entre paréntesis la categoría de histeria. ¿Cómo sería un psicoanálisis que no suponga la histerización del cuerpo de la mujer? Por supuesto que para hacerse estas preguntas es un acto ético fundamental dejar de lado la interpretación literal de las nociones: es tan ridículo creer que la envidia del pene implica que una mujer quiere tener un pene (interpretación de mala fe de muchas feministas) como creer que cualquier objeción o reivindicación femenina es una queja histérica (interpretación de mala fe de muchos psicoanalistas). La cuestión es mucho más compleja y no sólo es necesario debatirlo todo, sino también estar a la altura de un debate, es decir, tener una ética conversacional que no recaiga en hacer del otro un enemigo a medida de lo que uno quiere invalidar.
Por eso en esta nueva edición de Ya no hay hombres, que introduce la noción de destitución masculina, que fue citada y parafraseada por distintos colegas e investigadores en estos años, hasta el punto de demostrar su alcance para esclarecer una serie de fenómenos, sobre todo para explicar por qué en el post-patriarcado la misoginia (y la homofobia) se han acrecentado, decidí incluir un apéndice específico. No un