Si quieres, te acompaño en el camino: Ser mediador del Dios compañero
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El autor sintetiza en esta obra años de escuchas, aprendizajes, discernimientos, hasta retratar los rasgos fundamentales del alma de quienes se disponen a acompañar en el camino. Nos invita a hacer un recorrido en la propia persona e ir esclareciendo cómo prepararse para ello. En un estilo cálido de meditación, el recorrido de estos capítulos te llenará de claridad y de confianza.
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Si quieres, te acompaño en el camino - Eduardo Meana Laporte
Si quieres, te acompaño en el camino
Si quieres, te acompaño en el camino
Ser mediador del Dios compañero
P. Eduardo Meana Laporte
Índice de contenido
Portadilla
Legales
Raíz y propósito de este libro
1. Ser acompañado, ser mediación, ser discípulo
2. Ser silencioso, ser oyente, ser de Cristo
3. Ser para que el otro sea sí-mismo, ser personalizador sin aislamientos, ser comunionador sin colectivismos
4. Ser desapegado, ser descentrados de sí y del otro para centrarnos en dios, ser del espíritu que ama liberando
5. Ser llamador de vida, ser inductor de automovimiento, ser estimulador de la novedad de Dios
6. Ser memorador de la fe, ser hermeneuta de la vida desde la palabra, ser salmista del propio magníficat
7. Ser recordador de identidad filial, ser voz contra las idolatrías, ser curador del olvido de Dios
8. Ser centrado en el querer de dios, ser identificado con cristo-pascual, ser eucarísticos para comunionar
9. Ser develador del yosoy
ante Dios, ser geólogo del misterio del otro, ser cuestionador del relato del ego
10. Ser serios ante el mal, ser discernidores desde el espíritu pascual, ser baqueanos en caminos de muerte y vida
11. Ser caminantes en la fe esperanzada,ser pacientes en el dios que vence, ser maestros de confianza que opta por solo Dios
Si quieres, te acompaño en el camino
EDITORIAL CLARETIANA ES MIEMBRO DE
CLARET PUBLISHING GROUP
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DAR ES SALAAM • LAGOS • MADRID • MACAO • MANILA • OWERRI •
SÃO PAULO • WARSAW • YAOUNDÈ
Diseño de tapa: Equipo Editorial
1º edición, diciembre 2018
Todos los derechos reservados
Queda hecho el depósito que ordena la ley 11.723
ISBN 978-987-762-055-9
©Editorial Claretiana, 2018
EDITORIAL CLARETIANA
Lima 1360 - 1138 - Buenos Aires
República Argentina
Tel: 4305-9510/9597 - Fax: 4305-6552
E-mail: contacto@claretiana.org
www.claretiana.org
Digitalización: Proyecto451
Raíz y propósito de este libro
En enero de 2001 viví como eremita, gracias a las Hermanitas de la Paz
—que me dieron su casa vacía, y luego su fraterna compañía silenciosa y acogedora— varias semanas en la alta pampa al pie de Los Gigantes (Córdoba). En las caminatas a solas, muchas veces buscando al río Yuspe como destino, entre otros frutos, fue naciendo la letra y la música de la canción Si quieres, te acompaño en el camino. Era la sedimentación de varios años dedicados a escuchar. Era también un encargo de la pastoral de juventud latinoamericana y, en febrero de ese año, en lo que era nuestro centro de espiritualidad juvenil de Ramos Mejía, ante los equipos nacionales, la presenté y entregué: dicha pastoral iniciaba un trienio dedicado al acompañamiento.
Así empezó a rodar esta semillita, este salmito, por rutas y almas, y sus ecos me siguieron enseñando acerca del arte de Dios acompañante.
¿Quién habla, quién es el sujeto en esa canción?
, me preguntaron. La respuesta admite varios niveles posibles: a mí no me gusta lo unívoco, pues creo que el misterio es así, nos supera, se nos da como don… y luego, tomando posesión de nosotros, nuestro don es a la vez nuestra misión —… y también es así el misterio del acompañar: si lo acogemos desde el Señor, y solo así, somos capaces de ser sus mediaciones, ser acompañantes de caminos
—.
Muchos años después te comparto en este libro una síntesis de aprendizajes desde esa mirada, y la perspectiva de una espiritualidad de la identidad
que creo que el Espíritu de Dios está soplándonos.
Los capítulos son un caminito de aliento para quienes acompañan vidas, procesos, situaciones, desde la fe, en la fe, hacia la fe. Padres y madres, educadores, gente consagrada en diversas formas, profesionales de la salud y la resiliencia, militantes de la amistad y la prevención… si tienen un anclaje en Dios y un rumbo hacia Dios en su oír, acompañar, interpretar, discernir, y aconsejar, este libro quiere ser una herramienta.
En el silencio del monasterio benedictino de El Siambón (Tucumán), de nuevo en el desierto
—pero con el alma envuelta en nombres— nació en el invierno de 2018. Comparto vida vivida, rezada y reflexionada; te hablo de acompañar caminos pues estoy en el camino, único lugar de mi fe y su humilde certeza.
1.
SER ACOMPAÑADO, SER MEDIACIÓN, SER DISCÍPULO
Invitación inicial a empezar juntos en memoria orante y agradecida
Tan agradecido… comienzo hoy la tarea de este libro. Y tú comienzas a leerlo, amigo, hermana, hermano, que acompañas a personas desde la fe, desde y hacia Dios.
Yo lo empecé en diálogo con el Señor. Te propongo que ya desde este primer párrafo, tú que lees, aproveches la memoria que hago, para hacer tu agradecida memoria de fe; y no apurarte, sino hacer tu propio viaje a tu corazón, a tu referencia básica, a tu centro, a tu amor de Fuente, con tus palabras y sentimientos; pues todo este libro nos servirá, si es para unión con Dios tuya y de quienes acompañas.
Hago memoria de tu profunda compasión recibida, Señor… la gracia de haber sido acompañado por un amor que hoy me mantiene vivo, pequeño en este silencio, y capaz de emprender este testimonio para mis hermanos.
Pequeño y en ti, al reconocer hoy el misterio de también haber salido yo mismo a acompañar a los que van por el camino.
Callado y quieto, sabiéndome bajo las alas de una Bondad presente, sólida, que me conoce.
Siendo yo, simplemente, uno de los que sabemos algo del camino, tan lastimados.
Uno de los que se dan cuenta de haber recibido tu don: ser acompañado y cobijado, protegido y cuidado.
Porque miro hacia atrás, cierro los ojos y me doy cuenta.
Cierro los ojos y me doy cuenta de que en algún quiebre oscuro me desvalijaron, me lastimaron.
Porque el duro camino de la vida, como a mis hermanos, me puso en el borde del ser.
Y por eso hoy comienzo re-cordando
que tú me acompañaste.
Me curaste en el camino.
Que saliste al camino, tú, Amor más allá de las palabras.
Y al reconocerte, al revelarte en mi existencia, puedo confesar tu nombre: saliste al rescate de los que estábamos perdidos, porque eres el amor de Dios que sale al encuentro del hombre, tú, Jesucristo.
Dios-que-sales-al-encuentro. Tanto, que te haces hombre.
Me doy cuenta y medito una vez más tu misterio radical de Amor al salir al encuentro de nuestra humanidad
… contemplo el amor de la Trinidad misionado en ti; y me quedo callado, pues sé que, en esa inmensidad de designio, soy alcanzado, alcanzado personalísimamente como dice Pablo: Me amaste a mí.
Me has acompañado a mí.
Y solo así comencé a comprender que, en realidad, mi ser estaba en camino desde siempre en el corazón de Dios, configurado en ti.
Por eso, me has encendido esa tibieza de tu compasión, solo tuya, esa experiencia de compañía; y la encendiste, y hoy la percibo al iniciar estas páginas, para hacerme compañero.
Quieto, pacífico, pero convencido compañero; caminante desde lo más íntimo de mi identidad, y testigo de tu compasión, Dios querido.
Sí, hermano, hermana. Compartiré estas reflexiones sencillas, aprendidas tanto al acompañar como de mis maestros, esperando que algunas te sumen vida, desde este humus permanente de memoria de la compasiva y educativa compañía de Dios.
Por eso, desde el inicio memoro mi propio salir al encuentro de los demás en ocasiones especiales de mi vida… en el tratar de orientar y hacer crecer, en la Patagonia argentina, en almas devastadas, en el mundo del deporte, y en tantos espacios que me hizo Él cruzar.
Venciendo ese miedo... Pues hay que vencer ese miedo, y hay que creer que en el otro hay alguien que espera
.
Pero que espera no la mera simpatía humana. No espera el encajar a cualquier precio. Espera de nosotros no el acuerdo ideológico
. Sino que está esperando que uno esté presente, sereno, sin afán de poseer y conquistar. Presente…: pues uno se ha hecho hermano en esa opción existencial del caminar, también.
Y que, llegado el momento lo que uno aporte sea… ese consuelo. La certeza de un consuelo. El secreto. El más millonario y único secreto personal: la propia fe, que es lo mismo que decir: el amor único.
La certeza de haber sido alcanzado, curado, alimentado. Para poder decir: "Hay un amor, te