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El ABC de las prácticas preprofesionales
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Libro electrónico545 páginas7 horas

El ABC de las prácticas preprofesionales

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El libro contiene tanto la descripción como la sistematización del eje curricular de las prácticas preprofesionales que forman parte medular del plan de estudios de la Licenciatura en Psicología de la IBERO; también incluye las orientaciones conceptuales en las que está sustentado el enfoque psicopedagógico de estas y una propuesta para la evaluaci
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 sept 2021
ISBN9786074176865
El ABC de las prácticas preprofesionales
Autor

Sandra Irma Montes de Oca Mayagoitia

Soy doctora en investigación psicológica por la IBERO y maestra en psicopedagogía por la Universidad de las Américas. Llevo 19 años trabajando en el Departamento de Psicología, gran parte de ellos coordinado las prácticas académicas de la Licenciatura. He sido docente a nivel universitario por más de 25 años, así como diseñadora curricular. Mis áreas de interés están relacionadas con temas educativos, como son la enseñanza de la lengua escrita, la inclusión escolar y el diseño curricular.

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    El ABC de las prácticas preprofesionales - Sandra Irma Montes de Oca Mayagoitia

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    El ABC de las prácticas preprofesionales

    El ABC de las prácticas preprofesionales

    Sandra Irma Montes de Oca Mayagoitia

    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
    UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA CIUDAD DE MÉXICO.
    BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO

    [LC] BF 77 M66.2020                                              [Dewey] 150.07 M66.2020

    Montes de Oca Mayagoitia, Sandra Irma

    El ABC de las prácticas preprofesionales / Sandra Irma Montes de Oca Mayagoitia. – México: Universidad Iberoamericana Ciudad de México, 2020 – Publicación electrónica –

    ISBN: 978-607-417-686-5

    1. Psicología – Estudio y enseñanza. 2. Prácticas profesionales. 3. Psicología como profesión. 4. Formación profesional. 5. Psicólogos - México. I. Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Departamento de Psicología.

    D.R.© 2020 Universidad Iberoamericana, A. C.

    Prol. Paseo de la Reforma 880

    Col. Lomas de Santa Fe

    Ciudad de México

    01219

    publica@ibero.mx

    Primera edición: 2020

    ISBN: 978-607-417-686-5

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Hecho en México.

    Digitalización: Proyecto451

    Índice de contenido

    Portadilla

    Introducción

    La Jefatura de Prácticas Preprofesionales

    Misión

    Visión

    Objetivos

    Estructura

    Marco legal de las prácticas preprofesionales

    La práctica preprofesional

    Definición de la práctica preprofesional

    Orientación conceptual

    Competencias genéricas y específicas

    Ejes transversales

    Enfoque psicopedagógico de las prácticas preprofesionales de la ibero

    Elementos de la práctica preprofesional

    Actores de la práctica preprofesional

    Tipos de prácticas preprofesionales

    Instrumentos utilizados en la práctica preprofesional

    Evaluación utilizada en las prácticas preprofesionales

    Condiciones de operación de las prácticas preprofesionales

    Condiciones internas

    Condiciones externas

    Evaluación del impacto de las prácticas preprofesionales

    Línea de investigación

    Bibliografía

    Anexos

    Introducción

    El fin del siglo XX ha sido escenario de múltiples y aceleradas transformaciones económicas, políticas, culturales y tecnológicas; esto ha provocado que durante las tres últimas décadas se modificaran las misiones que tradicionalmente han fomentado las universidades. Por lo cual, estas últimas se han visto en la necesidad de diseñar nuevos currículos que permitan vincular a los alumnos con diversas problemáticas sociales, cada vez más complejas, que requieren soluciones rápidas y que tomen en cuenta la diversidad del medio social, la globalidad de las intervenciones y el vertiginoso incremento de la información (Benatuil y Laurito, 2015, p. 399).

    Según Di Franco y Alfageme Balza (2016), durante la última década se fortaleció un sentido social más profundo y democratizado que le ha exigido a las universidades una mayor vinculación entre los campos del conocimiento académico y los valores sociales. Por su parte, De Sousa Santos (2005) propone que las universidades deben revolucionarse, relacionarse con la comunidad y con la gente, abrirse más a la sociedad y a nuevas formas de construir un conocimiento que él denomina pluriuniversitario, caracterizado por el diálogo entre los distintos conocimientos y cuya finalidad es la de propiciar una relación más sólida entre la sociedad y la ciencia. Para lograr lo anterior, Herrera y Santos (2014) proponen garantizar que el pregrado forme estudiantes que sean tanto científicos como profesionales capaces de, por un lado, reconocer los problemas del contexto en el que se desenvuelven y, por otro, de buscar respuestas mediante el diseño, la aplicación y la evaluación de intervenciones, todo esto a partir del trabajo en equipos disciplinarios e interdisciplinarios.

    La Universidad Iberoamericana, confiada a la Compañía de Jesús, da cabal respuesta a los distintos desafíos que enfrentan las instituciones de educación superior. Lo anterior lo encontramos plasmado en su misión, donde se compromete a:

    contribuir al logro de una sociedad más libre, solidaria, justa, incluyente, productiva y pacífica, mediante el desarrollo y la difusión del conocimiento y la formación de profesionistas e investigadores de gran calidad humana e intelectual, competentes a nivel internacional, comprometidos en el mayor servicio a los demás, e inspirados por valores auténticamente humanos, sociales y trascendentes (Universidad Iberoamericana, s.f.[b], p. 8).

    Así como en su filosofía educativa, cuya finalidad es: la formación integral de la persona (excelencia académica, madurez emocional, responsabilidad ética y experiencia de trascendencia) y su realización personal en el servicio a la sociedad, especialmente a los más necesitados (Universidad Iberoamericana, s.f.[b], p. 6).

    Debido al tema que convoca el presente trabajo, en él se abordará, en específico, la formación del psicólogo, la incorporación de la enseñanza práctica en el currículo universatario, así como la forma en que lo anterior contribuye a cumplir con la misión y la filosofía educativa antes enunciadas y que componen el centro de la labor de la Ibero.

    Desde una perspectiva internacional, las tendencias para la formación de profesionales de la salud mental se enfocan en dos vertientes principales: el rol investigador y el rol profesionalizador.

    Las universidades en Europa detentan diseños curriculares que ofrecen una formación científica y de ejercicio profesional organizados en dos partes. Mientras que la primera enfatiza una formación disciplinar básica, la segunda se perfila como una inducción a los campos profesionales, los cuales cuentan con dos grandes áreas terminales: la especialización académica –que contempla la formación del estudiante en investigación, metodología, estadística y neuropsicología– y el enfoque del ejercicio profesional en las áreas tradicionales de la psicología.

    La tendencia psicológica en Europa está determinada, sin duda, por el contexto de diversidad cultural, justicia social, ciudadanía y democracia (Hegarty, 2008); y se trabaja de forma directa en psicología del arte, interacción con personas de la tercera edad, educación, farmacopsicología, diversidad étnica y cultural, psicología ambiental, acontecimientos en internet y redes sociales.

    Por su parte, las universidades en Estados Unidos actualmente ofrecen a los estudiantes de Psicología una formación científica. Sus planes de estudio están constituidos por un bloque básico general y otro que enfatiza el aspecto profesional, el cual, a su vez, asume dos opciones: la especialización en áreas de conocimiento académico –como psicobiología, comportamiento animal, cognición, aprendizaje y memoria– y el ejercicio profesional en áreas tradicionales de la disciplina. Estas universidades favorecen el uso de escenarios reales que van desde laboratorios experimentales hasta comunidades y organizaciones.

    La tendencia psicológica en Estados Unidos manifiesta muy claro su interés en las neurociencias, la psicología organizacional, la educación especial, la salud emocional, la psicología ambiental, la psicología forense y la psicología del deporte. Hoy en día, también existe una marcada preferencia por la neurobiología, la cual sostiene que los efectos de una psicoterapia –o de cualquier otro tipo de intervención tanto en el área educativa como en la laboral– son resultado de procesos cognitivos insertos irremediablemente en estímulos ambientales que, con la adecuada carga emocional, son necesarios para generar los cambios en una persona (Tafet, Battafarano y Fede, 2009).

    En Lationamérica, desde el año 2000, según Herrera y Santos (2014), ha existido una propensión a justificar el vínculo entre la formación de los profesionales de la psicología y sus contextos nacionales, lo que permite responder tanto a las características como a las problemáticas específicas de países como México, Colombia y Argentina, entre otros. Las disertaciones giran en torno a la especialidad, los valores y la ética que los futuros profesionales de la salud mental deberán de poseer, así como a las prácticas que tienen que realizar y las competencias que han de desarrollar, como por ejemplo la investigativa, el desarrollo de un conocimiento histórica y geográficamente situado y la contextualización de los conocimientos y los saberes (p. 10). Las realidades culturales, sociales y económicas de los países exigen que los profesionales de la psicología sean cada vez más competentes, se apeguen al contexto en el que viven (Garau, 2011) y sean capaces de cumplir cabalmente con su función social (Herrera y Santos, 2014, p. 10).

    Courel (2009) propone que la formación del psicólogo debe estar sustentada en un currículo que garantice sólidos conocimientos en los procesos básicos del comportamiento, tanto psicológicos como sociales y culturales; en los métodos y las técnicas vigentes de la investigación científica; en una formación deontológica e interdisciplinaria; en una sólida capacitación teórico-práctica; así como en el desarrollo de competencias para el diseño, la evaluación y la intervención en los distintos campos de la psicología. Por su parte, Rojo (1998) hace especial énfasis en la función propedéutica del ciclo de la formación científica básica y en el desarrollo de la actitud y la aptitud para el trabajo riguroso y responsable, tanto en la investigación como en el ejercicio de la profesión (p. 14). Para lograrlo, el autor propone modificar la forma en la que tradicionalmente se imparten los contenidos, incluir conocimientos sobre metodología de la investigación, vincular de manera constante la ciencia y la profesión, así como reconocer la importancia de las prácticas preprofesionales y la incorporación del diseño de situaciones prácticas como una forma de enseñanza-aprendizaje.

    Herrera y Santos (2014) reportan que el Protocolo de Acuerdo Marco de Principios Éticos para el Ejercicio Profesional de los Psicólogos en el Mercosur y Países Asociados (en el que se plantearon los principios básicos para la formación del psicólogo) señala la importancia de incorporar distintos planteamientos teóricos y metodológicos a los diseños curriculares, así como incluir una formación generalizada para el ejercicio profesional. De este modo, se pretende dejar la especialización para los posgrados y consolidar una formación interdisciplinar –filosofía, antropología, sociología, economía, matemáticas, biología, genética, lingüística, estadística, inglés y computación– que contemple una integración cabal de teoría y práctica a lo largo de todo el currículo, y que además atienda las distintas problemáticas sociales. Según Penna, De Andrea y Ballari (2008), en este protocolo también se aborda la identidad del psicólogo y su compromiso deontológico, axiológico y ético.

    No es sino hasta el II Encuentro de Entidades de Psicología de América Latina que se destacó el perfil científico-profesional del psicólogo, el cual, sumado a lo propuesto por el protocolo antes mencionado, debería de ser incluido en la formación de los futuros profesionales de la salud mental. Cabe puntualizar que en dicho evento también se enfatizó en la diversificación de nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje a través de la inserción institucional en múltiples áreas del ejercicio profesional, así como la apertura para áreas emergentes y orientaciones optativas que posibilitarán el acesso a nuevos conocimientos (p. 2). Por último, se propuso que el psicólogo sea capaz de diseñar, desarrollar, evaluar y diagnosticar diversos programas y procesos psicológicos, lo mismo que estrategias de intervención, tanto en personas como en grupos y organizaciones, lo cual incluiría actividades de investigación y de desarrollo del pensamiento crítico, de autoaprendizaje, educación continua y formación integral y ética (Penna, De Andrea y Ballari, 2008).

    En particular, la licenciatura en Psicología de la Ibero, al atender a lo descrito, busca formar psicólogos comprometidos con el bienestar comunitario, de acuerdo con las competencias profesionales y de investigación más urgentes, así como con las demandas sociales, culturales, económicas y tecnológicas de nuestros días. Asimismo, pretende fomentar y desarrollar en el estudiante un alto sentido ético en la práctica de su profesión, además de la expresión libre, el trabajo interdisciplinario y el intercambio de ideas, sin olvidar el autoconocimiento como elemento fundamental de la formación profesional.

    Sin embargo, es innegable que se han presentado algunos dilemas respecto a las dificultades que pueden presentarse en la formación profesional del psicólogo, por ejemplo: el hecho de que los estudiantes en su tránsito del ámbito universitario al laboral se perciban como poco competentes para ejercer su profesión; el que las competencias profesionales se desarrollen sobre todo en la práctica y no en las aulas; el desequilibrio que existe entre los ámbitos formativos del psicólogo –académico y práctico–; así como el desajuste entre las competencias que requieren los empleadores y las que poseen los estudiantes egresados de la universidad (Ramírez y Ramos, 2016).

    En cuanto a incorporar en el currículo del pregrado en Psicología la formación práctica en escenarios reales, Benatuil y Laurito (2015) ponen en evidencia la importancia de que ésta sea incluida debido, entre otros factores, al hecho de que vivimos en un mundo globalizado que favorece la movilidad de profesionales entre países donde la tendencia predominante es unificar los estándares básicos para la formación profesional y donde la realización de al menos una práctica supervisada es un requisito indispensable para graduarse. Asimismo, para González (2015), resulta imprescindible proporcionar herramientas o técnicas de aprendizaje de tipo vivencial a los alumnos, las cuales les permitan perfeccionarse como personas y les ayuden a entender la utilidad del conocimiento que adquieren, sobre todo, si de lo que se trata es de alcanzar sus metas educativas. Esto quiere decir que llevar a cabo prácticas preprofesionales supervisadas permitirá motivar e interesar al estudiante en su aprendizaje, así como hacerle entender que éste es un proceso continuo.

    Uno de los primeros antecedentes de la incorporación de las prácticas supervisadas en la licenciatura en Psicología (y que en la actualidad es una tendencia internacional) es el descrito por Benito (2009), quien reporta que en 1949 en Estados Unidos se desarrolló el Modelo Boulder, en donde se incluía una formación tanto en los fundamentos científicos de la ciencia como en el entrenamiento práctico de los futuros psicólogos.

    En el año 2008, en Europa, con el proyecto Europsy, se intentó identificar y definir las competencias generales y específicas del psicólogo, con el fin de establecer los criterios de calidad para la obtención del Diploma Europeo de Psicología (Bartram y Roe, 2005), y uno de los requisitos es tomar un año de práctica profesional supervisada.

    En Latinoamérica, primero se presentó el Modelo Bogotá, en el que se ratificaba la doble formación de los psicólogos: como científicos y como profesionales. En este documento se sugería incluir, hacia el final de la formación, el perfeccionamiento de algún área de intervención (Vilanova, 2003). También en América Latina, en el Protocolo de Acuerdo Marco de Principios Éticos para el Ejercicio Profesional de los Psicólogos en el Mercosur y Países Asociados ya aludido, se determinó la obligatoriedad de incluir prácticas institucionales supervisadas junto con una formación interdisciplinar (Ferrero y Andrade, 2007).

    En México, Díaz Barriga, Hernández, Rigo, Saad y Delgado (2006) han investigado sobre la relevancia de incluir prácticas situadas, basadas en el aprendizaje reflexivo y en la formación de los psicólogos educativos. Por su parte, Díaz y Flores (2011) reportaron la posiblidad de generar cambios en el pensamiento profesional de los alumnos para asumir mayores compromisos a través de su formación en la práctica; y Rodríguez y Seda (2013) indagaron sobre la identidad profesional del psicólogo construida en diferentes contextos de práctica y en distintos campos de especialización.

    Sin embargo, hace falta profundizar en la investigación de los procesos de participación, formación y aprendizaje de los alumnos en los escenarios de las prácticas (De Diego Correa y Horz, 2017), así como en la evaluación del impacto de la intervención que los estudiantes realizan en éstos y en la forma en que se apropian del repertorio cultural de la disciplina.

    Las prácticas preprofesionales en el Modelo de Educación Jesuita (Universidad Iberoamericana, 2015) son descritas como:

    una experiencia pedagógica que tiene elementos que pueden contribuir a la formación universitaria que promueve la Compañía de Jesús, ya que permite al estudiante experiencias que le posibiliten desarrollarse de manera integral, lo dota de medios para su desempeño profesional y le permite la reflexión sobre una ciudadanía responsable y solidaria (Secretariado para la Justicia Social y la Ecología, 2014, p. 7).

    Asimismo, dichas prácticas los acercan a experiencias que los hacen conscientes de las diversas riquezas que puede producir el ejercicio de una profesión: riqueza económica, satisfacción ecológicamente sostenible de necesidades vitales y también sentido de la existencia y construcción de una comunidad humana más respetuosa de la dignidad humana (Universidad Iberoamericana, s.f.[a], p. 8).

    En específico, el Departamento de Psicología de la Ibero, durante más de cuarenta años, ha incorporado prácticas preprofesionales en el plan de estudios de la licenciatura, las cuales se han constituido como una de las herramientas centrales para la formación de los futuros profesionales de la salud mental.

    Desde la década de 1970, el doctor Juan Lafarga, director del departamento, fomentó que los estudiantes de la licenciatura en Psicología entraran en contacto con diversas problemáticas descritas a nivel teórico en la malla curricular; con esto buscaba que los alumnos, desde el inicio de su formación académica, ofrecieran un servicio social específico a comunidades desfavorecidas y en riesgo (Lafarga, 1977), permitiéndoles conocer distintas realidades y poner en práctica la actitud de servicio que la profesión del psicólogo requiere (Lartigue y Biro, 1986). En el mismo espíritu, el doctor José Gómez del Campo logró vincular la psicología comunitaria –que comenzaba a incorporarse en las áreas de la salud mental– con las prácticas preprofesionales, al mismo tiempo que intentó identificar los factores psicoeducativos implicados en éstas (Gómez del Campo, 2011). Por su parte, Lartigue y Harrch (1981) integrarían a lo anterior una descripción del aprendizaje en una comunidad basada en dos posturas psicológicas: la psicodinámica –el modelo de psicocomunidad– y la humanista. Posteriormente, la descripción de las prácticas preprofesionales se encuentra en un cuaderno de investigación de la División de Ciencias del Hombre, Transformación y Cambio, Salud Integral y Calidad de Vida, elaborado por Schluter, Pérez y Díaz (1997), en el que se habla de la importancia del papel activo, participativo, constructor de significados y generador de sentido sobre lo que asimila el estudiante en su proceso de aprendizaje, a partir de su conocimiento, la mediación con otros y un contexto específico.

    El último reporte explícito donde se describen las prácticas preprofesionales en el Departamento de Psicología es en el capítulo ‘Ser para los demás’. Formación de psicólogos dentro del marco de la responsabilidad social, escrito por Polo, Cortés, Monje y Álvarez, para el libro La Ibero y las Ciencias Sociales (Tena, Varela y Zamudio, 2013). En él se explica cómo la responsabilidad social y la formación práctica de los psicólogos están relacionadas. Este documento comienza con un recorrido histórico de los modelos que se han utilizado como base para la realización de las prácticas preprofesionales, pero añade, a los ya descritos en el párrafo anterior, dos más: el de salud mental –con el que se trató de reducir la incidencia y la prevalencia de los trastornos mentales gracias al trabajo realizado por los estudiantes en los diversos escenarios, a partir del diseño y de la implementación de técnicas de prevención y de la promoción de estilos de vida saludables– y el modelo por competencias –que pone énfasis especial en el aprendizaje significativo e in situ que obtienen los estudiantes cuando resuelven problemas reales en contextos reales–. También se abordan tanto las competencias que desarrollan los estudiantes en su paso por las distintas asignaturas prácticas como las que deben coordinar los profesores/supervisores.

    Desde entonces a la fecha, se han incluido las prácticas preprofesionales en la licenciatura en Psicología en distintos planes de estudio, en plena correspondencia con el Modelo Educativo Jesuita. Es mediante estas prácticas que se ha logrado la integración de conocimientos teórico-prácticos que garanticen que los estudiantes aprendan de manera significativa los contenidos procedimentales –el saber hacer–, las reglas del funcionamiento profesional (Benatuil y Laurito, 2015), así como la vinculación entre el mundo académico y el mundo laboral (Ortega y Zych, 2013). En palabras de Domínguez, Merino, Moreno, González, Sánchez y Vera (2007), las prácticas preprofesionales no solamente favorecen el aprendizaje del saber hacer, del poder hacer y el saber estar, no se trata solamente de aplicar técnicas y estrategias de intervención, sino de aprender el rol del futuro profesional de la psicología (p. 24).

    Por lo antes descrito, el eje curricular de las prácticas preprofesionales constituye uno de los más importantes para que la Universidad Iberoamericana cumpla con su proyección social, ya que le permite establecer con la comunidad, o medio externo, una relación precisa, y articularse con ella (Ortega y Zych, 2013). Es mediante estas prácticas que se desarrollan las competencias profesionales propias del quehacer psicológico y se logra que los estudiantes integren, actualicen y confronten su conocimiento conceptual con las realidades sociales. Lo anterior se obtiene gracias al diagnóstico, la evaluación y el diseño de intervenciones primarias, secundarias y terciarias, y a la investigación y el abordaje efectivo de las problemáticas psicológicas individuales y colectivas, de acuerdo con las características del contexto y en coherencia con los principios éticos de la profesión (Ferrero, 2012).

    A lo largo de este libro se detallará una descripción sustentada en la literatura científica, por un lado, de la misión, visión y objetivos de las prácticas preprofesionales, y, por otro, de su orientación conceptual, los elementos y los actores que las conforman, sus fases, las competencias genéricas, profesionales y transversales que van tejiendo en los alumnos, y la evaluación del impacto que éstas ejercen. Toda esta información servirá de sustento para la elaboración de tres manuales para la Jefatura de Prácticas Preprofesionales del Departamento de Psicología de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

    La Jefatura de Prácticas Preprofesionales

    En un principio, cuando se comenzaron a incorporar las prácticas profesionales a la formación de los estudiantes de Psicología de la Ibero, el responsable de su operatividad era el coordinador de la licenciatura. Esta operatividad consistía en vincular y seleccionar tanto los escenarios como los profesores/supervisores, y también en apoyar a los estudiantes en su inscripción. Sin embargo, no fue sino hasta el año de 1992 que apareció por primera vez la figura de jefe de prácticas, cargo para el que se designó a un académico de tiempo completo –distinto al coordinador–, quien asumiría las funciones antes descritas. Este nombramiento, además del de una ayudantía que fungiría como apoyo al área, lo realizaba directamente el director de la unidad académica.

    El esquema de trabajo descrito se mantuvo hasta el año 2001, año en que se realizó una reestructuración curricular que se mantiene en el plan de estudios vigente, la cual consistió en la organización de las materias bajo siete ejes curriculares –uno de ellos corresponde al de las prácticas preprofesionales–. En esta reestructuración se tomó la decisión de sustituir la jefatura y poner en su lugar a un responsable del área, cargo que desempeñaría un académico de tiempo completo. Otro cambio importante fue la modificación del nombre de las prácticas: de profesionales a académicas.

    Para el último plan de estudios del Sistema Universitario Jesuita (SUJ 2012), el Programa de Diseño Curricular y Evaluación (PDCE) de la Ibero solicitó la incorporación de prácticas profesionales en todas las licenciaturas. En 2014, esta petición se tradujo en la creación de una Jefatura de Prácticas Profesionales ubicada dentro de la Dirección de Formación y Acción Social. La misión de dicha instancia es la de asesorar y apoyar a todas las unidades académicas en la operatividad de dichas asignaturas –con excepción de las licenciaturas en Nutrición y Psicología, debido a que estos programas ya contaban con materias prácticas en su currículo–. Una de las primeras sugerencias que esta jefatura le hizo a los departamentos fue el nombramiento de un responsable de administrar las prácticas profesionales de cada licenciatura, el cual fuera distinto a la figura del coordinador, pues este nuevo cargo requeriría de mucho tiempo para su instrumentación debido al trabajo administrativo, de vinculación y de seguimiento que conllevaría. Es en ese mismo año que el director del Departamento de Psicología en funciones, el doctor Antonio Tena, propuso la reactivación de la jefatura de prácticas para la licenciatura en Psicología, con la diferencia de que ahora el nombramiento era oficial, por lo que sería llevado a efecto por la Vicerrectoría Académica de la Universidad Iberoamericana.

    Las funciones que se han venido realizado y que se efectúan actualmente en la Jefatura de Prácticas Preprofesionales del Departamento de Psicología se han diversificado mucho desde sus inicios hasta ahora; situación que pone en evidencia la necesidad de sistematizar el trabajo. Lo anterior ha sido la principal motivación para elaborar el presente estudio.

    A continuación se presenta tanto la misión como la visión, los objetivos y la estructura de la Jefatura de Prácticas Preprofesionales de la licenciatura en Psicología de la Ibero.

    MISIÓN

    La Jefatura de Prácticas Preprofesionales le brindará a los estudiantes la oportunidad de relacionar el mundo laboral con el académico. Mediante la integración y aplicación, a un contexto profesional real, de los conocimientos teóricos aprendidos durante la licenciatura se desarrollarán las competencias genéricas y específicas que forman parte del quehacer y de la identidad profesional del psicólogo. Se busca también fomentar la reflexión sobre una ciudadanía responsable, justa y solidaria, a través de la instrumentación de acciones de vinculación y de proyectos orientados al servicio a los demás, contribuyendo así a la misión general de la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

    VISIÓN

    La Jefatura de Prácticas Preprofesionales formará estudiantes de gran calidad humana e intelectual, competentes a nivel internacional, comprometidos con el servicio a los demás (Universidad Iberoamericana, s.f.[b], p. 8) y capaces de reevaluar de forma permanente su quehacer profesional.

    Permitirá la movilidad e internacionalización de los profesionales de la salud mental. Propondrá prácticas preprofesionales emancipadoras, cuyo fin sea formar individuos íntegros, con alto nivel de capacitación, con conciencias comprometidas con su profesión y su función social, para que sean responsables, éticos y morales consigo mismos y con los demás.

    Diseñará, mediante las prácticas preprofesionales, un modelo de unión e intervención que contribuirá a solucionar los problemas sociales y de salud mental más apremiantes de nuestro país.

    Articulará la acción del Departamento de Psicología y de los centros profesionales externos para la construcción de una sociedad más libre, solidaria, justa, incluyente, productiva y pacífica (Universidad Iberoamericana, s.f.[b], p. 8), según se señala en la misión de la Ibero.

    Diseñará un plan de acción sistematizado que fomentará el vínculo entre la intervención (primaria, secundaria y terciaria) y la investigación, para generar nuevos conocimientos que permitan ofrecer respuestas viables a las distintas problemáticas sociales y de salud mental.

    Diseñará programas innovadores de intervención que permitan la evaluación del impacto del trabajo que los alumnos realicen en los diversos escenarios donde se lleven a cabo las prácticas preprofesionales.

    OBJETIVOS

    A continuación se presentan los objetivos de la Jefatura de Prácticas Preprofesionales de la licenciatura en Psicología de la Ibero, los cuales se adhieren a los Lineamientos Generales de Orientación a Departamentos para Operar las Prácticas Profesionales (Universidad Iberoamericana, 2014).

    Objetivos referentes a la gestión administrativa:

    • Definir la estructura organizativa para la operación de las prácticas preprofesionales.

    • Apoyar a la coordinación de la licenciatura en los procesos de reinscripción e inscripción de las prácticas preprofesionales.

    • Elaborar un catálogo con información sobre los objetivos de cada práctica, el perfil del profesor/supervisor y el escenario para su oportuna difusión entre los estudiantes de la licenciatura.

    • Operar un sistema de seguimiento y evaluación de los profesores/supervisores, de los alumnos y de los escenarios donde se realizan las prácticas preprofesionales.

    • Difundir aquellos logros obtenidos tanto por los profesores/supervisores como por los alumnos, como resultado de las intervenciones realizadas.

    • Diseñar espacios curriculares que promuevan, a través de un aprendizaje significativo, el desarrollo de las competencias genéricas y específicas de un profesional de la salud mental (Rivas y Beraza, 2011).

    • Brindar a los estudiantes oportunidades sistemáticas, supervisadas y estructuradas para que apliquen al mundo real el conocimiento, las habilidades y las actitudes fomentadas durante sus clases universitarias.

    Objetivos referentes a la formación de los estudiantes:

    • Formar profesionales éticos, reflexivos, con responsabilidad social, actualizados y entrenados en los recursos y las técnicas psicológicas de probada eficiencia (Benatuil y Laurito, 2015), mediante el enfoque pedagógico ignaciano.

    • Potenciar el significado de lo aprendido por los alumnos en el aula por medio de la aplicación del universo de la práctica en los diversos ámbitos de la psicología, lo que aportará soluciones a los problemas del contexto en el que se realizan (Ferrero y Andrade, 2007).

    • Favorecer, por medio del trabajo realizado en las prácticas preprofesionales, la construcción de la identidad profesional (Andriozzi, 2011; Tejada y Ruiz, 2016) y del desempeño profesional competente.

    • Ofrecer a los alumnos un proyecto de formación en las distintas áreas de la psicología para posibilitar que expresen su orientación vocacional en la elección de una de ellas (Puente, 2011; Veloz, 2016).

    • Facilitar a los estudiantes las posibilidades para el autoconocimiento personal (Veloz, 2016).

    • Proporcionar a los alumnos un catálogo que contenga información sobre los objetivos de la práctica, la formación y el perfil del profesor/supervisor, así como los datos más relevantes de la institución y del proyecto final que tendrán que elaborar.

    • Asegurar que los alumnos tengan la suficiente información para inscribir sus prácticas preprofesionales.

    Objetivos referentes a los profesores/supervisores:

    • Designar a los profesores/supervisores de las prácticas preprofesionales.

    • Capacitar a los profesores/supervisores en temas de vanguardia para así garantizar intervenciones de calidad en los distintos escenarios.

    • Dar seguimiento a la evaluación de los profesores/supervisores de las prácticas preprofesionales.

    Objetivos referentes a la vinculación con los distintos escenarios:

    • Cumplir con la responsabilidad social de la Ibero en relación con los beneficios hacia la sociedad y las personas en situaciones vulnerables, así como ofrecer apoyo a las instituciones para realizar proyectos de promoción de la salud y de prevención de problemáticas psicosociales.

    • Articular a la Ibero, desde el conocimiento científico y técnico, con el entorno laboral y social (Ortega y Zych, 2013).

    • Vincular al Departamento de Psicología con instituciones educativas, empresas, organizaciones del sector público y privado, hospitales, institutos y clínicas, programas de intervención social y comunitaria, y laboratorios de investigación en neurociencias para realizar prácticas preprofesionales.

    • Integrar a los estudiantes en el contexto profesional, lo que facilitará el reconocimiento de un escenario con nuevas estructuras para aprender y desarrollar competencias, como el trabajo en equipo, el trabajo interdisciplinario y el manejo de grupos, entre otras.

    • Formar potenciales profesionales que puedan integrarse progresivamente en la empresa o institución.

    • Diseñar, en colaboración con los profesores/supervisores y los responsables de los distintos escenarios, programas de intervención que contribuyan a la solución de las necesidades detectadas.

    • Brindar apoyo a las poblaciones más vulnerables de la sociedad mexicana.

    Objetivos referentes a la investigación:

    • Diseñar, junto con distintas instituciones educativas, empresas, organizaciones del sector público y privado, hospitales, institutos y clínicas, diversos programas de intervención social y comunitaria, así como laboratorios de neurociencia para lograr proyectos conjuntos de investigación en beneficio de toda la sociedad.

    • Diseñar una línea de investigación referente tanto a la intervención como a la evaluación del eje curricular de las prácticas preprofesionales.

    ESTRUCTURA

    La estructura de la Jefatura de Prácticas Preprofesionales se muestra en la figura 1.

    Figura 1. Organigrama de la Jefatura de Prácticas Preprofesionales de la licenciatura en Psicología

    imagen

    Fuente: Elaboración propia, 2019.

    MARCO LEGAL DE LAS PRÁCTICAS PREPROFESIONALES

    En este apartado se revisará la incorporación de las prácticas preprofesionales a los distintos currículos de formación universitaria; para ello se tomarán como referencia algunos países de la Unión Europea y otros de América Latina, para luego perfilar lo que sucede en México. Es necesario

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