Esto no es un bestseller

Por Luis Dener

El autor pertenece a la última generación de cubanos que nació bajo la Guerra Fría. Es otro error en el experimento socialista de construir el llamado Hombre Nuevo. Empezaba a preguntarse… "¿qué cosa era el mundo?"... cuando se cayó el muro de Berlín y luego la Unión Soviética. Sin que nadie respondiera su pregunta, vivió el "Periodo Especial". Por ende, comió perro, gato, picadillo de cáscara de plátano, pan con bistec de ropa vieja, pizza con queso de preservativo. La mitad de su infancia fue a oscuras debido a los apagones. Desde entonces y hasta la actualidad, el autor sigue intentando responderse… "¿qué cosa es el mundo?"... entre las ruinas de un sueño nacional y los discursos MK ultra del Partido, entre tiranos y prostitutas, entre cárceles y espías, entre una abuela que sufre y los sacrificios de un padre, entre artistas complacientes y obreros del mercado negro, entre una dictadura turística y el interior de los hogares, entre el muro del Malecón y cualquier país que acepte su pasaporte, entre exilios y autodestierros.
Este libro no son más que posibles respuestas.

• Idioma: Español
• Editorial: Guantanamera
• Fecha de lanzamiento: 24 abr 2019
• ISBN: 9781524314521

Luis Dener

Luis Dener Hernández González (La Habana, 10 de junio de 1985.) nació de espaldas al mundo y por cesárea. Pedagogo de profesión, artista de corazón y activista por obligación. Ha trabajado la narrativa y la poesía, así como la literatura infantil y la música. Obtuvo un premio Puños Arriba (2008) por el intro poético del disco El atropello del grupo de hip-hop Los Aldeanos. Entre otros galardones se incluyen el Premio a la Mejor Composición y el Premio de la Popularidad por sus canciones infantiles en el festival nacional Cantándole al sol (2014). Actualmente vive en Oslo, Noruega. Su primera novela se encuentra en periodo de edición. Es coordinador del grupo Demóngeles en el exterior. Ama el café, los jueves y los cementerios. (Exfumador, aunque no por mucho tiempo).

Vista previa del libro

1873

Bienvenidos al pan y circo

El arte de la guerra

Ellos van a decir

que soy un mercenario del imperio,

un Santa Claus con los juguetes embrujados,

un experimento de la «Guerra fría»

echado a perder en el «Periodo Especial».

Van a decir que quiero convertir a Cuba en África

para que los parásitos

anden con la barriga llena de niños.

Los muy cabrones tienen imaginación.

Van a decir que trabajo para la CIA,

el Mossad, el MI6, y de paso…

que soy teniente capitán de la DSE,

que bailo con los gatos bajo la luna

sobre el techo del manicomio.

Van a decir que soy chiclano,

mala hoja, alcohólico, impotente,

que mi hijo es hijo

del «compañero que me atiende»,

que me acosté con Carilda

y le robé veinte dólares, un blúmer

y un manuscrito de poemas inéditos,

que me gusta la cocaína,

que tengo gingivitis, piedras en los riñones,

VIH (ya una vez el gobierno mandó una puta

a ponerme comején en la sangre).

Van a decir que me violó

un policía en el calabozo,

que en secreto leo a Pablo Coelho,

que Demóngeles lo único que hacía bien

eran las orgías,

que fui yo quien le arrancó los espejuelos

a John Lennon,

que soy un cobarde y agarré un avión

cuando la jugada se calentó,

van a decir que soy maricón,

no homosexual,

loca de carroza fan a los supositorios,

(hace años dijeron que me habían cogido preso

mientras huía del país en una lancha

vestido de travesti).

Van a decir que te manipulé,

que tú no tienes la culpa,

que eres buen chamaco,

incluso que yo

solo soy un títere

manipulado por el Club Bilderberg…

Lo peor es que lo mismo

van a decir de ti,

de aquel,

de cualquiera,

con tal de salvarle el pellejo

a su transparente

justa

honesta

revolución.

Día shut-down

A veces,

cuando me arranco al poeta de los ojos,

veo mi país, aburrido

con V de burro y nariz de Pinocho.

Mi país de casinos y vitrolas en ruinas,

donde se marcha la gente,

el ganado, la caña de azúcar…

nunca los culpables del aburrimiento.

Mi país aburrido como el Jalisco Park,

he visto sufrir a la montaña rusa

frente a la decepción de un niño cabizbajo.

Mi país, que es el gran hospital

de un proyecto moribundo

e intenta sacudirse el tedio.

Los policías alquilan sus pistolas

para tener un crimen que buscar al otro día.

Algunos prostituyen a sus mujeres

para saber al menos cómo follan en Europa.

El borracho se revienta las úlceras;

botella tras botella,

para ver si le da delirium tremens.

Mi país continúa aburrido.

Tanto, que el noticiero

fue diagnosticado con autismo crónico.

El bigote de Rafael Serrano,

mientras anuncia el acontecer nacional,

parece un montón de viejos decrépitos

que asisten