La empresa con destino: Cómo y por qué profesionalizar una empresa pequeña o mediana

Por David Brojt

La empresa con destino es el resultado de la experiencia de su autor, que presenta en forma accesible, amena y práctica su Método del proyecto para profesionalizar pequeñas o medianas empresas, la mayoría de ellas familiares. La profesionalización es la respuesta adecuada a distintas situaciones, tales como aprovechar la oportunidad de crecimiento, mejorar la calidad de vida de los titulares, hacer la empresa más vendible, facilitar el proceso de sucesión entre las distintas generaciones y optimizar, en general, el enfoque para el desarrollo de los negocios. El contenido del libro ayuda a cambiar los paradigmas que han perdido vigencia en el proceso evolutivo de una pequeña o mediana empresa, y a descubrir el método que permite transitar los nuevos caminos para crear y producir valor.

• Idioma: Español
• Editorial: Granica
• Fecha de lanzamiento: 1 nov 2019
• ISBN: 9789506417598

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títulos

Portada

David Brojt

La empresa con destino

Cómo y por qué profesionalizar una empresa pequeña o mediana

Buenos Aires – México – Santiago – Montevideo

Ediciones Granica

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Créditos

Fecha de catalogación: 3/03/2013

Diseño de cubierta: DCM Design

Conversión a EPub: Daniel Maldonado

Traducción:

Reservados todos los derechos, incluso el de reproducción en todo o en parte, en cualquier forma.

Prólogo

¿Qué se interpone entre usted y su futuro deseado?

Los réditos de su esfuerzo laboral están a la vista. Le va bien en su industria, su empresa ha crecido y hoy genera oportunidades para decenas de empleados. Pero existen algunos obstáculos entre su estado actual y su próximo nivel de desempeño. Tal vez se deban a su estilo de liderazgo, su capacidad para adaptarse a los cambios, o la forma en que toma decisiones. Es muy probable que las características que lo ayudaron a llegar hasta donde hoy está sean las mismas que se interponen ante su futuro deseado.

Este libro fue escrito para ayudar al líder de una PyME a llevar a su empresa al nivel superior. En un lenguaje llano y ameno, David Brojt analiza los problemas fundamentales que aparecen con el crecimiento, y ofrece herramientas prácticas para resolverlos. ¿Cómo consigo que mi empresa cobre más valor aún? ¿Cómo mejoro el equilibrio entre mi vida personal y la profesional? ¿Cómo hago sustentable el crecimiento? Brojt presenta un método claro y de fácil implantación para profesionalizar la empresa, con un punto de partida y de destino y el recorrido que se deberá seguir para alcanzarlo.

La empresa con destino trata sobre el liderazgo y la capacidad necesaria para superar los logros ya alcanzados. Ser un líder efectivo hoy requiere compromiso, inteligencia, compasión, curiosidad, coraje y la sabiduría de otros. El conocimiento avanza mucho más rápido que nuestra propia capacidad para incorporarlo, y somos responsables de mantenernos actualizados. Brojt es un referente en nuestra comunidad de CEOs para todo interesado en mejorar el desempeño de su empresa, y me produce una enorme satisfacción que haya decidido compartir su experiencia mediante este libro.

¿Qué debe hacer usted ahora? Léalo de principio a fin y convénzase de que la profesionalización es el único enfoque viable para el desarrollo de su empresa. Use el Método de Proyecto de Brojt para encarar este desafío y manténgase comprometido durante toda la travesía, en la que se enfrentará a numerosos escollos. Esta obra y su propia convicción lo ayudarán a sortearlos. Y debo decirle que no tiene alternativa: el 25% de las empresas sobreviven después de la primera generación, y el 8%, después de la segunda. Lograr que la suya construya fortalezas específicas más allá de los dueños la ayudará a perdurar.

ALEJO CANTON

Presidente y CEO Vistage Argentina

Prólogo del autor

La empresa con destino tiene para mí un significado muy importante. En este libro intento compartir con el lector lo que he aprendido a lo largo de más de dos décadas de trabajo profesional con algunas de las más grandes compañías de la Argentina y también con pequeñas y medianas empresas en crecimiento. Nunca hubiera podido escribirlo si no hubiera participado de esos proyectos, ni sin la generosidad de sus actores, que compartieron sus conocimientos conmigo.

La evaluación favorable de mis exposiciones sobre profesionalización de la pequeña y mediana empresa, en más de una decena de oportunidades dirigidas a grupos de Vistage –una de las organizaciones mundiales más prestigiosas que agrupan a CEOs de empresas–, me alentó a avanzar con la idea de este libro. Cuando finalmente decidí concretarlo, me propuse hacerlo de modo que la aridez de los temas técnicos se neutralizara en el marco de un relato que no sólo resultara llevadero para el lector, sino que a la vez, fortaleciera la claridad y el pragmatismo de sus contenidos.

Con la misma pasión que dedico a cada uno de los desafíos con los que me honran mis clientes, y con la humildad que afortunadamente me ha brindado la experiencia de años, espero que La empresa con destino sea una fuente de inspiración, reflexión y acción para aquellos que permanentemente buscan el modo de construir una empresa mejor.

DAVID BROJT

Junio de 2009

I. El nacimiento

La tarde de domingo estaba llegando a su fin. Como lo hacía habitualmente, David había disfrutado compartiendo con sus amigos el deporte que lo apasionaba: el tenis. Ya de regreso hacia su casa, y mientras conducía en la autopista a paso de hombre, debido a la congestión propia de los fines de semana, su mente transitaba por otros carriles. Sabía que tenía que tomar una decisión. Estaba en el momento en que los caminos de la vida se bifurcan y debía decidir cuál seguir. Luego de terminar un Master in Business Administration se le abrían dos posibilidades: incorporarse en una compañía multinacional y apostar a una carrera laboral allí, o seguir en la empresa de familia, como lo había hecho durante sus años de estudiante; esto había tenido sus ventajas –podía manejar sus horarios y rotar por las distintas áreas–, y sus desventajas, porque no compartía la forma en que su padre conducía el negocio.

Estaba a cargo del área de Ventas desde que había empezado a cursar el MBA, y ahora tenía claro que si continuaba en la empresa de familia no sería para sumarse a un proyecto que, con los avatares propios de los ciclos económicos, había tenido como único resultado el sustento económico de sus integrantes. Su formación profesional lo había llevado a plantearse aspiraciones mayores. Sabía que si se comprometía con el negocio lo haría para generar valor. Pero se preguntaba cómo hacerlo. El éxito alcanzado, basado casi exclusivamente en el espíritu emprendedor, el sacrificio y el trabajo de la familia, no sería suficiente para llevar la empresa a otro nivel. Sentía que se había llegado a un techo. La manera de superarlo era profesionalizarse, pero ¿cómo? Se imaginaba, fundamentalmente a su padre, resistiéndose a la idea de asumir costos de estructura y a la pérdida de control que implicaba dejar de estar en todos los frentes. Si bien ya tenían 30 empleados, los responsables de sector eran personas de su confianza que se habían formado a través de los años con la familia.

A pesar de todo, David percibía en lo profundo de su ser que la decisión estaba tomada. Más allá de las dificultades y los conflictos con los que se tendría que enfrentar, estaba dispuesto a brindarse con energía y pasión a la empresa de familia. Cuando estos últimos pensamientos pasaban por su mente, estaba ingresando el auto en la cochera de su edificio. Estacionó, tomó su celular e hizo la llamada que su padre estaba esperando. Le dijo: ¡Papá, tomé la decisión: me quedo en la empresa!.

II. Convicción y método

Varios meses más tarde, David había descubierto que promover cambios resultaba más duro de lo que había imaginado. Cada propuesta suya se enfrentaba con una barrera. La frustración lo empezaba a invadir. En el transcurso de ese tiempo ocurrió algo trascendente para su visión. Terminado el partido de tenis del domingo, y luego de la ducha, como era de rigor estaba compartiendo un café con sus amigos. En el medio de las conversaciones distendidas que habitualmente ocurren en esos momentos de relax, se acercó al grupo una persona mayor pero con apariencia deportiva y juvenil, saludó a Jorge, intercambió unas palabras con él y se alejó.

David: —¿Quién es?

Jorge: —Un asesor de empresas. Un tipo muy serio, profesor de la facultad, con una trayectoria profesional importante. Lo conocí en el casamiento del hermano de Oscar. Trabajó en la empresa de la familia. Los ayudó a profesionalizarse en el momento justo. Casualmente me estaba comentando que se iba a cambiar porque en una hora va a dar una charla en el salón de usos múltiples del club.

David: —¿Sobre qué tema?

Jorge: —Profesionalización de pequeñas y medianas empresas.

David: —Me parece que iré a escucharlo…

La sala de usos múltiples del club era un lugar pequeño pero cómodo. A pesar del frío del invierno, allí se estaba bien, y el revestimiento de madera le sumaba calidez.

La audiencia no era muy numerosa: unas 15 personas aguardaban la disertación. Rotafolio y marcadores completaban el escenario. David estaba ansioso. Guardaba expectativas de encontrarse con reflexiones y conceptos que lo pudiesen ayudar con su problema. El secretario del club presentó al Profe, como lo apodaban, y este comenzó.

Profe: —Para mí es un verdadero honor que hayan decidido distraer una hora de este domingo de sol para compartir algunas ideas sobre el proceso de profesionalización en una pequeña y mediana empresa. Antes de empezar, me gustaría ver las expectativas que atrajeron a cada uno de ustedes.

La primera respuesta, aunque fue un poco frustrante, terminó bien. La persona creía que la conferencia abarcaría otros aspectos, pero de todos modos decidió quedarse porque el tema también le interesó. Luego de este episodio, el Profe empezó a anotar en el rotafolio las preguntas e inquietudes del resto de los asistentes.

Profe: —A efectos de tener un lenguaje en común –sugirió luego–, me gustaría que enumeremos los conceptos que habitualmente se entiende que integran la profesionalización en una pequeña o mediana empresa. —Y empezó a escribir en el rotafolio lo que mencionaban los participantes.

Profe: —Claramente han hecho una buena enunciación de lo que quedaría incluido en un proceso de profesionalización de una PyME. Quizás todo esto pueda resumirse, sin buscar una verdad absoluta y reconociendo que el concepto puede seguir enriqueciéndose, en dos puntos amplios que quedan comprendidos en la siguiente afirmación.

El concepto generó un largo debate que logró, pensó David, alcanzar lo que el Profe buscaba: que cuando los participantes se referían a la profesionalización, todos estuvieran pensando en términos más o menos similares en cuanto a su significado.

A esta altura, David sentía que había tomado una decisión acertada al participar de la actividad. Estaba ansioso por las ideas y conceptos que empezaba a compartir el Profe. Este continuó