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Ciudad del miedo: La seguridad y el capital social en las clases medias
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Libro electrónico328 páginas3 horas

Ciudad del miedo: La seguridad y el capital social en las clases medias

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Este volumen, publicado previamente como la tesis de doctorado del autor, analiza la creciente presencia de los fraccionamientos cerrados en Nogales, Sonora, como nuevas formas de autoexclusión, exclusión y distanciamiento social, que reproducen la inseguridad, reflejo de la incapacidad del Estado para brindar seguridad pública.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 jun 2021
ISBN9786078576241
Ciudad del miedo: La seguridad y el capital social en las clases medias

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    Ciudad del miedo - Ramón Jorquera

    Página legal

    ISBN: 978-607-8576-24-1 (Epub)

    Rectora de El Colegio de Sonora

    Doctora Gabriela Grijalva Monteverde

    Director de Publicaciones no Periódicas

    Doctor Jesús Armando Haro Encinas

    Jefa del Departamento de Difusión Cultural

    Licenciada Inés Martínez de Castro N.

    D.R. © 2011 El Colegio de Sonora

    Obregón 54, Centro

    Hermosillo, Sonora, México

    C. P. 83000

    http://www.colson.edu.mx

    publicaciones@colson.edu.mx

    ISBN: 978-607-7775-19-5 

    Este texto tiene como referente la tesis doctoral Capital social y seguridad urbana en espacios defensivos de clase media de Nogales, Sonora, 2008, El Colegio de Sonora, dirigida por el doctor Eloy Méndez Sáinz.

    Edición en formato digital:

    Ave Editorial (www.aveeditorial.com)

    Hecho en México / Made in Mexico

    Introducción

    La inseguridad pública se ha convertido en el tema cotidiano en cada desayuno de las familias mexicanas; de formar parte de la nota roja, en las páginas interiores de los diarios, pasó a ocupar la primera plana rebasando las ocho columnas de las noticias. Esto se intensificó en la frontera norte de México, y en este texto se hará referencia al caso de Nogales, Sonora.

    De 2006 (año en que el gobierno actual le declaró la guerra a la institución del narcotráfico) a la fecha, suman ya 23 mil vidas truncadas. Si la cifra se comportara de manera normal, en términos estadísticos serían 5 750 vidas por año o 16 por día; esto sólo para los homicidios entre las instituciones del narcotráfico, las de policía y el Ejército mexicano, sin contar los robos en cualquiera de sus modalidades, tipificación del delito más alto del país.

    De acuerdo con los datos de una encuesta reciente, levantada por Consulta Mitofsky a escala nacional, 78 por ciento de los mexicanos dice sentir temor a ser víctima de robo y 72 de secuestro. Para el caso de la frontera norte de México se puede comentar que del total de los mexicanos encuestados, los habitantes del norte del país temen más a estos eventos; allí se concentran los porcentajes más altos, 89 y 88 respectivamente. Por otra parte, en la misma región está la mayor proporción de personas que percibe que el apoyar a la policía es más peligroso, con 78 por ciento y 41 que los medios de comunicación esconden cosas que son más graves (Mitofski 2010).

    El índice de victimización en la frontera de Sonora en 2004 fue de 14 víctimas por cada 100 habitantes, superado por el de Baja California, donde la proporción fue de 20 por cada 100. La frontera de Baja California tiene el primer lugar en la tipificación de robo, en cualquiera de sus modalidades, con 12 por cada 100 habitantes, seguido por Sonora con 11 por cada 100 (Fragoso y García 2008, 48-51). Cabe destacar que la frontera de Sonora representa 43 por ciento de la población que tiene la de Baja California.

    Ante el desmantelamiento y la incapacidad del Estado para brindar seguridad pública (no se diga de otro tipo), las clases medias y altas han optado por buscar soluciones individuales o por actuar de manera colectiva (como sector), para proveerse de dicha seguridad o al menos, de la ilusión de poseerla. Esto se refleja en el surgimiento de los fraccionamientos privados, con acceso controlado y guardias contratados en empresas privadas que venden el servicio de seguridad. Es preciso comentar que la demanda de servicios de seguridad privada aumentó un 30 por ciento de enero a julio de 2010 en la frontera norte de México, por encima del 11.1 que creció en el mismo periodo en el resto del país, informó el Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial (gmsi 2010).

    Nogales, inmersa en el ambiente descrito, ocupa el segundo lugar entre las ciudades con más homicidios del país y el norte mexicano, como lo declaró su presidente municipal, José Ángel Hernández Barajas, a los medios de comunicación. Aseguró que la ciudad de Nogales, Sonora, tiene el segundo promedio de homicidios más alto del país, sólo detrás de Ciudad Juárez y delante de Tijuana, Culiacán y Reynosa (Gutiérrez Ruelas 2010).

    Ante este panorama, la seguridad se revela en los sueños de todos y se materializa en un fetiche, en un objeto material de protección; se cambia, se lleva en el bolsillo y se comercia con ella. Este postulado, de entrada, tiene que ver con el proceso seguridad-inseguridad en las clases medias y altas de Nogales, que fincan su tranquilidad en la seguridad vuelta mercancía. Esto en forma de espacios habitacionales exclusivos, viviendas con perímetros bardeados o amurallados, con puertas de acceso controlado y con lugares de convivencia sólo para avecindados.

    El proceso seguridad-inseguridad-capital social, tratado aquí, desfetichiza el lugar blindado, y postula que la seguridad no es posible sin una cantidad determinada de capital social; es decir, para generar espacios de seguridad, no basta con crear sitios físicamente seguros, sino que es más importante establecer un tejido social amplio, permanente, autoregenerador en las relaciones vecinales y extra vecinales, con redes sociales construidas por la reciprocidad (ganando favores), pero también con un fuerte contenido de obligatoriedad moral, donde la base sea la confianza en cualquiera de sus modalidades. Todos estos elementos constituyen el pegamento que organiza y da sentido a un lugar seguro, en este caso, el espacio habitacional.

    El primer apartado de este libro es una aportación a la búsqueda de los indicios del capital social en las teorías de los fundadores de la sociología, con un enfoque a las contribuciones de Durkheim en lo relativo a la moral y las formas de reciprocidad, así como a las de Simmel sobre la formación de identidad de grupo en su concepción del cruce de círculos sociales, como una de las bases para la construcción de las llamadas redes sociales.

    Después se presentan los conceptos principales sobre capital social, en especial en lo relativo a su construcción desde las visiones normativa e instrumental, con sus consecuencias y compromisos intelectuales. Además, se aclaran las repercusiones de asumir la creación de capital social a partir de vínculos fuertes y débiles, tales como el cierre del grupo a partir de interacciones con iguales, o la tendida de puentes hacia otros grupos. Este capítulo concluye con las aportaciones más utilizadas de los teóricos contemporáneos en los estudios de capital social; se hace una disgregación de sus modelos y se toma posición respecto al que se seguirá en esta investigación.

    El segundo capítulo es un ejercicio de selección del espacio defensivo manifiesto (edm) y del espacio defensivo latente (edl),¹ mediante un análisis georeferencial por nivel de estatus, medido con las variables de ingreso e instrucción escolar. Se tomó la decisión de hacerlo así de la experiencia de Larissa Larsen y otros, quienes encontraron que los residentes con niveles de estatus social más alto, combinación de la educación y de alto ingreso, son más probables a creer en su capacidad de influenciar en las decisiones en el gobierno y son más proclives a tomar la acción colectiva (2004, 64).

    El ejercicio fue útil para seleccionar el área geoestadística básica (ageb) de un edm, con antigüedad de fundación de cinco años, y mayor disimilaridad respecto al estatus,² esto bajo el supuesto de que entre mayor sea la diferencia espacial respecto al estatus, más será la visibilidad de las distancias sociales y la inseguridad, a diferencia de espacios urbanos más homogéneos.

    En el tercer capítulo se exponen los hallazgos de una encuesta aplicada en los edl y edm seleccionados, mediante el ejercicio georeferencial del capítulo dos; donde se desagregan comparativamente los rasgos sociodemográficos principales de cada uno en términos de edad, género, profesión y tiempo de residencia en el lugar, entre otros.

    Luego de una visión sociodemográfica, se realizó un análisis de los componentes de capital social de cada espacio, tales como la pertenencia a grupos, la confianza en cada una de sus modalidades relacionadas con el espacio urbano, las redes y reciprocidad sociales dentro y fuera del vecindario, los vínculos y distancia social y la seguridad en cuanto a la percepción, evaluación y experiencia delictiva. Después se construyó un índice de capital social y seguridad por cada espacio habitacional, para ver la relación que guardan.

    En el último capítulo se analizan las entrevistas realizadas en cada espacio defensivo, donde los encuestados exponen su visión general de frontera-ciudad-seguridad, este ejercicio revela las representaciones sociales que hacen los avecindados de sus lugares próximos (colonia o fraccionamiento) y la seguridad de memoria geográfica³ representada en un croquis de la colonia, elaborado por ellos mismos, para evaluar los gustos y la seguridad de los lugares de su colonia o fraccionamiento, siempre con el interrogante en el momento de la entrevista de por qué esos espacios y no otros. El resultado es una visión comparativa inter y entre espacios defensivos, según su capital social y sus percepciones de la seguridad.

    Al hacer el mismo ejercicio para la ciudad con un mapa real, los entrevistados evaluaron y señalaron los espacios seguros, inseguros, de riesgo, gusto y disgusto. El resultado fue una comparación inter y entre vecinos de edm (con acceso exclusivo) y de edl (abiertos a la ciudad) de capital social diferente.

    El enfoque de la seguridad asumido aquí es que se trata de un hecho social que atraviesa la diferenciación social y los procesos de reacomodo del tejido urbano, a partir del estado del capital social que genera relaciones de confianza, concentración o extensión de los lazos sociales. Este abordaje es lo que hace distinta a la presente investigación y a la vez original, porque el problema no se había tratado desde esta perspectiva.

    Por lo anterior, se plantea la hipótesis de que la presencia creciente de los fraccionamientos cerrados en Nogales muestra formas nuevas de relaciones sociales, de consumo y representaciones de la ciudad en los individuos que los habitan, y se justifican por la inseguridad reinante, lo que propicia el debilitamiento del capital social generando tensiones al acentuarse la autoexclusión, la exclusión y el distanciamiento social, lo que reproduce, precisamente, la inseguridad.

    Este texto intenta explicar y corroborar de manera empírica la tesis expuesta, mediante la comparación de dos fraccionamientos de clase media, uno de acceso controlado y otro abierto a cualquier ciudadano. Esto con el fin de medir la seguridad y su relación con el capital social, la construcción de comunidad y su disposición al consumo del resto de la ciudad, en el entendido de que el mayor capital social tendrá una consecuencia positiva en la seguridad y el consumo de ciudad, que se presupone no lo produce un fraccionamiento de acceso exclusivo.

    El aporte de esta investigación es que los conjuntos habitacionales exclusivos se ensimisman en sus relaciones sociales, disminuyendo la creación de comunidad, son más desconfiados hacia los otros diferentes a su colectividad, lo que produce un retraimiento socioespacial. Aunado a esto, los relatos recabados respaldan la idea de que en asentamientos exclusivos la seguridad no es una experiencia real, sino una sensación que brinda el encerramiento de su hábitat.

    En general, está ocurriendo un proceso de desmodernización, que rompe la correspondencia entre individuo e institución (Touraine 2000, 33). En los sitios exclusivos, este rasgo es más evidente en la ruptura entre comunidad y seguridad urbana, entre ciudad y espacio vivido. En Nogales podría estarse creando una ciudad de la angustia, en forma de transición anómica que va de la angustia al miedo. Por ello se encuentra en proceso de ser ciudad del miedo.

    Hermosillo, Sonora, México. Enero de 2011

    I.

    Los indicios de la teoría del capital social en la sociología clásica y su discusión en los contemporáneos

    El presente capítulo constituye el sustento teórico de la investigación sobre capital social en espacios defensivos de Nogales. Se parte de algunos principios expuestos a continuación, que oscilan entre el capital social y la seguridad, que ameritan ser alimentados por teorías, enfoques y conceptos para evitar la dispersión y confusión:

    • Crean ciudadanos más desconfiados hacia lo público

    • Exacerban la diferencia, la discriminación y los estigmas entre los ciudadanos; se amplían las distancias sociales

    • Disminuyen la participación colectiva tendiente a hacer ciudad, es decir, ciudadanía dispuesta a participar en acciones colectivas

    • Reducen el espacio público, por lo tanto, hacen menos ciudad

    • Diferencian, mediante la exclusividad, el efecto de la ciudad como elemento de socialización (consumo colectivo-ecología urbana)

    • Contribuyen a la transformación de los actores sociales cambiando el concepto de ciudadano por el de cliente , y así fomentan la ciudad-mercado

    • Hacen más visibles las formas de fragmentación social (espacio-territoriales) y, por ende, menos subjetivas las fronteras de exclusión al adquirir dimensiones físicas

    • Justifican la inseguridad reinante, lo que debilita el capital social, y reproducen la inseguridad

    • Generan mayor agresión entre los ciudadanos, al acentuarse la exclusión y el distanciamiento social.

    Estos principios tienen una gran carga teórica que se debe aclarar, para enmarcarlos en su justa dimensión al momento de hacerlos funcionales. Desde una perspectiva taxonómica, es posible identificar el capital social como concepto eje con tres elementos constitutivos, que es preciso explorar: red social, reciprocidad y confianza. Otro es la seguridad, ubicado en el orden periférico o dependiente. La segmentación, la segregación y la distancia social son elementos subsidiarios, que proporcionan el insumo para los conceptos de capital social y seguridad.

    El capital social en dos clásicos de la sociología

    El capital social está constituido por las redes sociales, las normas de reciprocidad y la confianza, que se deriva o produce de aquéllas; elementos que hay que rastrear en la sociología clásica. Éstos encuentran debilitamientos y fuerza en la transición de la sociedad tradicional a la moderna, en el supuesto de que la modernidad socava las interacciones sociales en aras de la intimidad, individualidad, racionalidad y diferenciación, preocupaciones tanto de Simmel como de Durkheim.

    Las redes sociales

    El concepto de red se puede relacionar con la idea de círculo social, planteada por Simmel en cuanto tipos de interacción que van sacando al individuo de su núcleo de seguridad representado en el grupo primario, como la familia, la comunidad de pares, la amistad y el compadrazgo, entre otros, y se va adicionando a otros más complejos o secundarios que trascienden el ámbito inmediato de interacción; es decir, los vínculos que tienden puentes entre grupos e individuos fuera del círculo inmediato.

    El número de los diversos círculos en que se encuentra comprendido el individuo, es uno de los índices que mejor miden la cultura. El hombre moderno pertenece primeramente a la familia de sus padres; luego, a la fundada por él, y, por consiguiente, a la de su mujer; después, a su profesión, que ya, por sí sola, le ligará muchas veces a diversos círculos de interés [...]; sabe que es ciudadano y que además pertenece

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