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La Música y su Rol en estos Últimos Tiempos
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La Música y su Rol en estos Últimos Tiempos
Libro electrónico315 páginas4 horas

La Música y su Rol en estos Últimos Tiempos

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La Música y su Rol en Estos Últimos Tiempos es un libro para toda la Iglesia cristiana, incluyendo músicos, cantores, danzores, pastores, ministros, líderes y gente en particular. El mismo explora la música desde la óptica singular de un cristiano que ha laborado toda su vida como profesional en la industria de la producción discográfica, comercial y cinematográfica, manteniendo a su vez intacta su relación con Dios. Su relato, su testimonio y las maravillas que Dios le ha revelado nos dan una perspectiva única en su clase de lo que es el sublime lenguaje musical que Dios le ha dado al ser humano. Aquí descubrirás verdades hermosas y fascinantes que te sorprenderán y te ayudarán a comprender más a fondo el carácter y el corazón de un Dios que nos ama.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento6 dic 2019
ISBN9781543996036
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    La Música y su Rol en estos Últimos Tiempos - Jose "Pepe" Ojeda

    lamusicapepeojeda@gmail.com

    DEDICATORIA

    Dedico este libro a quienes han sido mi gran inspiración, mi orgullo, mi impulso y la alegría de mi corazón; mis hijos: Giselle, David y Laura.

    ¡Los amo profundamente!

    INDICE

    Prólogo

    1. Mi Sorpresa

    2. Mi fascinación

    3. Un lenguaje como ninguno

    4. Dios, el hombre y la música

    5. Una actitud correcta

    6. Un tiempo y un lugar para todo

    7. ¿Sacro o secular?

    8. Puesto a prueba

    9. ¿Consagrados o escondidos?

    10. ¿Quién entiende a estos músicos?

    11. Una buena mayordomía

    12. El secreto que David descubrió

    13. La adoración contemporánea

    14. ¿Qué nos ha pasado?

    15. Un nuevo renacimiento

    PRÓLOGO

    Escribir un libro sobre la música no es una tarea fácil. Son muchas las complejidades que debe considerar un escritor cuando quiere comunicar sus postulados y enunciados sobre el tema. Sobre todo, si ese escritor es uno responsable, se encontrará con docenas de influencias interdisciplinarias que estarán constantemente presionándole a desviar su proyecto en otra dirección.

    El libro que Pepe Ojeda ha escrito posee muchas cualidades que lo hacen único en su clase (sui generis). Esta es una pieza de literatura mayor que en primer lugar es un reto al entendimiento y la razón de cualquier lector. Es un reto porque consigue colocar la vasta experiencia que posee su autor en varias dimensiones y disciplinas del quehacer musical, vis-à-vis con más de 30 años de servicio al Señor; ambas funciones ejercidas junto a los más ilustres y renombrados músicos de nuestros tiempos. Hay que comprender que Pepe es una enciclopedia con dos piernas en aspectos teóricos y prácticos de la composición, de la ingeniería de sonido y la producción musical tanto en la industria del disco como en la publicidad y el mercadeo. En adición a esto, Pepe, que es un gigante de estatura internacional en todas las dimensiones antes descritas, goza de un "curriculum" como arreglista y como músico que muy pocas personas poseen. Para comprender esto, basta estar con él cuando recibe las llamadas de directores de cine en hollywood, ejecutivos del B.E.T. Channel®, Univisión, Telemundo y otras grandes empresas que solicitan sus servicios para luego verle en pleno apogeo de sus facultades produciendo para ellos productos que con mucha frecuencia superan sus expectativas.¹ En segundo lugar, porque Pepe consigue armonizar en este libro las dimensiones teóricas y prácticas tanto de la música como el del quehacer teológico bíblico y práctico que la define. En tercer lugar, porque el autor decide lanzarse a una empresa de fe procurando hacer varias cosas con la multiplicidad de preguntas que han estado pululando en los pensamientos de muchas generaciones de músicos, cantantes, danzores, líderes eclesiásticos y pastores. En algunas ocasiones, Pepe responde a estas preguntas de forma categórica y con evidencias que sustentan sus respuestas. En otras, decide problematizar el análisis de estas hasta conseguir que el lector concluya que el análisis de las bases que generan su pregunta le llevan a considerar que es otra cosa lo que realmente le preocupa. Por último, porque consigue dejar preguntas en el tintero de aquellos lectores que necesitan alimento para sus pensamientos y materiales para seguir investigando en este tema; una investigación que no necesita que un profeta indique que será interminable, pero fascinante.

    El autor comienza su obra con una exposición suscinta de sus malabares históricos. Estos son párrafos en los que Pepe nos invita a conocer un poco de su trasfondo como ser humano, como hijo, esposo, padre y profesional. A renglón seguido, se lanza al análisis de la lucha entre Caín y Abel para sembrar en el corazón del lector la importancia que posee el amor como motivación para la excelencia de aquello que sale del corazón. Mas no se confunda el lector de estas líneas, porque esa es tan solo la antesala para presentarnos argumentos sobre la eternidad de la música y una disertación exquisita acerca de la misma como un lenguaje que Dios usa para expresarse. Este análisis es seguido por explicaciones muy profundas sobre las diferencias existentes entre nuestra música y la música celestial. Una de las frases claves en esta discusión surge cuando Pepe escribe lo siguiente:

    "Una ejecución musical nunca es exactamente igual a la anterior. No importa con cuánta exactitud se escriba, la música nunca será interpretada de la misma forma y con cada ejecución siempre habrá algo fresco y diferente…... Cada momento en que una pieza musical se ejecuta es un momento especial y único que jamás volverá a ocurrir…. Nada puede sustituir el acto vivo de adorar. Ninguna grabación, no importa cuán bien hecha esté y cuán bien hayan tocado y cantado los artistas que la grabaron, podrá reemplazar la frescura de la acción de adorar a Dios en el momento…. Por más maravillosa que pueda ser una grabación, la misma es sólo el recuento de un tiempo que ya pasó."

    Esa disertación culmina con unas admoniciones que nos hace el autor a velar para no caer en la mediocridad, la falta de complementariedad entre la música y el mensaje y la falta de sensibilidad. Para el autor de este libro, la música es el arte de mayor difusión en el mundo y la misma es lenguaje de expresión de Dios.

    Pepe continúa su alocución insertando otra propuesta muy suya: el análisis de las dimensiones de Dios, del ser humano, de la música y de los ministerios usando las metáforas de las tríadas. Estoy convencido de que esta discusión va a generar muchos grupos de estudios al mismo tiempo que algunas controversias. Como si esto no fuera suficiente, el autor nos pasea por expresiones de personas como Lutero, Mozart, Stravinsky y muchos más, que entre muchas otras cosas, nos hablan acerca de la música como el arte de los profetas que calma las agitaciones del alma y lo más hermoso que tiene la Iglesia. Pepe usa esto como base para iniciar una discusión sobre las diferencias que hay entre un escenario y un altar. Este ejercicio es uno de los más completos que he visto. El autor destaca la importancia que tiene el ser capaz de reconocer las diferencias entre el tiempo, el lugar y las motivaciones requeridas en ambos. Pepe procede luego a formular postulados que apuntalan la necesidad de cuidar la fe y la vida de todos aquellos que servimos a Dios. El privilegio de vivir consagrados para Dios es subrayado por Pepe cuando nos dice que Dios nos pone en situaciones que nos obligan a tener el espíritu presto para discernir los momentos en que es necesario sacar hacia afuera aquello de lo que estamos hechos y no dejarnos seducir por meras oportunidades.

    El autor procede entonces a compartir experiencias y testimonios que permiten al lector descubrir la naturaleza del llamado que Dios le ha hecho. Esta batería de narrativas sirve como puente para lo que considero es una de las contribuciones más extraordinarias que este libro le hace a la Iglesia del Señor. Se trata de unas secciones de discusión y análisis sobre aspectos como los siguientes:

    - Los músicos son portadores de un tesoro de Dios

    - Los músicos poseen una sensibilidad excepcional

    - Los músicos se aburren con facilidad

    - Los músicos tienen una necesidad natural de conexión

    - Todo músico tiene una necesidad de desahogo

    - Los músicos son constantemente marcados por el menosprecio

    Creo que este libro le ofrece a todos los miembros del cuerpo pastoral de todas las denominaciones e iglesias no afiliadas una radiografía única en su clase de un segmento vital de toda congregación. Lo que hace de esta lectura una singular es que Pepe la hace desde la óptica de un veterano con casi 30 años de servicio en los más altos niveles de competencia en estas dimensiones. En adición a esto, el respeto que posee entre sus pares convierte esta aportación en una que será tomada con mucha seriedad. Pepe no se limita a lo antes expuesto, sino que inmediatamente formula una serie de postulados y consejos para que los pastores podamos apuntalar el cuidado pastoral de todos aquellos músicos que han sido puestos en nuestras manos.

    Ya pasada la mitad del libro, el autor nos ofrece una visión de lo que es el marco profético de la música, la danza y el cántico. El carácter eterno que le imprime el autor, amén del respeto con el que toca los postulados doctrinales, hacen de esta sección una muy hermosa. Esta discusión se expande a un grado inimaginable cuando Pepe decide presentar algunos consejos muy poderosos para los músicos, aquellos que danzan y aquellos que cantan que leen este libro. Son consejos que procuran el desarrollo de una espiritualidad profunda y de una vida en constante transformación por el Espíritu de Dios. A esto Pepe lo ha llamado El secreto que David descubrió. En el capítulo siguiente, el autor decide usar una expresión de Vance Havner para ofrecernos su lectura de los movimientos musicales Cristianos desde los años ’90. La misma coincide en que fueron muy significativas las bendiciones desatadas sobre el planeta en las décadas recientes. Al mismo tiempo, Pepe procede a realizar un diagnóstico valiente y realizar aseveraciones muy fuertes pero necesarias. Valiéndose de una batería de experiencias personales y profesionales muy ricas e intensas, el autor nos llama la atención a abrir los ojos. Nos menciona ejercicios en los que se ha permitido que se comprometa la integridad, la honestidad y en los que se ha cruzado la línea fina de la seducción siguiendo los mismos modelos y las mismas filosofías que siguen la industria disquera, y las estrategias de mercadotecnia. El lector chocará con algunas expresiones vitales tales como: "A veces resulta más difícil manejar una bendición que manejar una crisis, y El concepto de un adorador que se convierte en una superestrella es un oximorón. El propio concepto es una contradicción que atenta contra todo lo que constituye adorar a Dios."

    Es importante destacar aquí que si esto lo dice un Pastor, sin duda alguna no sería recibido de la misma manera. Estas expresiones cobran mayor profundidad cuando salen del corazón de alguien que ha alcanzado algunas de las posiciones y de los premios más altos que cualquier músico anhela alcanzar. Estoy de acuerdo con el autor en que la respuesta a muchos de los problemas que confrontamos hoy día poseen su génesis en que la Iglesia ha comprometido su adoración y que en la adoración es que está su fuerza. Pepe también está en lo correcto cuando afirma que: nos hemos dejado llevar por la corriente postmoderna y que no podemos pretender por un lado luchar y defender unos valores morales ante el mundo, y al mismo tiempo vivir conforme a la misma cosmovisión que amenaza dichos valores. Pepe dice la verdad al afirmar que nuestra postura ha perdido su integridad y nuestro frente, al estar dividido, es nulo. Es refrescante saber que el libro nos ofrece alternativas profundas y prácticas para estos dilemas. Luego de esbozar que la verdadera adoración no pasa desapercibida, Pepe procede a enunciar unas declaraciones que sin duda alguna son de carácter profético. La amonestación incluye la importancia de despertar a la realidad que estamos viviendo, a la necesidad de comprender que en vez de ser una influencia a la sociedad, nuestra música se ha convertido en un reflejo de la misma. Pepe asevera con toda razón que la manera de pensar de muchos cristianos tiene que ser sacudida y transformada, y que nuestra música necesita cambiar; pero eso sólo sucederá si los corazones que la producen son transformados. ¡Músicos! Aquí encontrarán un llamado de parte de Dios a no caer en la trampa de escribir alguna melodía tonta y acomodársela a algún pasaje más o menos bíblico que nos emocione y ¡presto! Ya tenemos otra canción nueva que se aprende fácil y que todo el mundo canta. La necesidad de entender que el motor de nuestras motivaciones tiene que ser Dios y no el éxito, la bendición o la prosperidad. Hay una amonestación que subraya que se ha estado sustituyendo la voz del Espíritu Santo con métodos de mercadeo para trazar el curso de los ministerios. Hay que decir Amén a esto:

    "Hoy se dejan llevar por lo mucho que la gente disfruta sus canciones y por los likes que reciben en sus páginas de Facebook. Rigen el curso de sus ministerios por las estadísticas de ventas y grupos focales que les proveen los distribuidores con quienes han firmado contrato. Así saben qué es lo que la gente quiere, pero no tienen idea de lo que quiere Dios."

    En la recta final de este libro hay una palabra profética acerca de lo que Dios ha dicho que va desatar sobre su pueblo y sobre el mundo. El autor añade a esta discusión los requisitos que debemos auto imponernos para hacer buen uso de esa bendición. Hay planteamientos sobre un cambio de cosmovisión y un nuevo renacimiento. Hay planteamientos acerca de la restauración de la melodía y sobre un avivamiento que se avecina con énfasis en los milagros y el derramamiento del poder de Dios. ¡Hay mucho, mucho más! Sin embargo, tengo que permitir que cada lector abrace cada una de estas páginas y las lea con detenimiento y mucho discernimiento. Sin duda alguna hay voz de Dios en estas páginas. Hay declaraciones que te harán llorar o te harán temblar.

    Me habría gustado que Pepe se lanzara más allá y decidiera analizar las filosofías que se siguen en algunos medios de comunicación Cristiana. No conozco a alguien que sepa acerca de esto tanto o más que Pepe Ojeda. Creo que esto será un buen pie de amigo para otro libro. Sin embargo, Pepe ha logrado contener la tentación de permitir la influencia de muchas de las disciplinas en las que posee una experiencia y una maestría indiscutible para obedecer la voz de Aquél que le llamó a escribir este libro. ¡A Dios sea la gloria!

    Este libro, que reitero que es una obra mayor, sin duda alguna se convertirá en un referente histórico para pastores, músicos, iglesias y denominaciones. El desarrollo de sus planteamientos cubre una gama de disciplinas altamente valoradas. En este libro encontramos discusiones teológicas pastorales y bíblicas. Hay también análisis y desarrollos sociológicos e históricos. Hay discusiones sistemáticas y filosóficas muy bien enunciadas y redactadas, pero lo más importante es que la voz profética se apodera de este libro para hacerle un llamado a la conciencia de todos aquellos que lo lean.

    Bendigo y felicito a su autor por su sensibilidad, su valentía y su disposición para realizar una contribución literaria que sin duda alguna marcará la historia de la Iglesia Hispana.

    Rdo. Dr. Mizraim Esquilín García

    Pastor Rector, Iglesia AMEC: Casa de Alabanza

    Canóvanas, PR

    1. Escribo estas líneas con conocimiento de causa, porque conozco a Pepe y a su esposa como su pastor y como amigos de mi círculo muy personal por cerca de 25 años.

    Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo adoran.

    - Jesucristo

    (Juan 4:23 DHH)

    El propósito final de toda música no es otro que el de glorificar a Dios y refrescar el alma.

    - Johann Sebastian Bach

    1

    MI SORPRESA

    Era el año 1978 en el que iniciaba mi primer curso de estudios universitarios en música. Allí conocí a una chica muy interesante que tomaba clases de flauta y piano. Su inteligencia y su musicalidad me cautivaron desde el primer momento. Luego descubrí que también era bailarina profesional en la compañía de baile más prestigiosa de mi país. Sus múltiples habilidades me tenían muy impresionado. Al poco tiempo de conocernos desarrollamos una gran amistad. Salíamos a la heladería, al cine, a conciertos y a funciones de ballet. Yo no me perdía ni una función donde ella bailara. Eramos dos jóvenes de escasamente 20 años y teníamos muchas cosas en común, siendo la música la mayor de todas. A los pocos meses, nuestra amistad creció y estaba dando señas de convertirse en una relación más seria.

    Una linda noche conversábamos juntos en el balcón de su casa luego de regresar de una cena en un restaurante italiano que solíamos frecuentar. Quise aprovechar la ocasión para echar a andar un plan que llevaba toda la semana gestando en mi cabeza. Quería decirle lo que sentía por ella y formalizar nuestra relación de noviazgo. Horas antes, mientras conducía mi auto de camino a verla, ensayaba una y otra vez todo lo que le quería decir. Ya había considerado mis posibles reacciones a los escenarios que pudiesen surgir de su contestación. Lo tenía todo fríamente calculado hasta el último detalle. Esperaba un o en el peor de los casos un no y me había preparado para ambas posibilidades, aunque me sentía confiado de tenerla muy enamorada.

    La contestación que recibí me tomó por sorpresa. De nada me sirvieron los argumentos que tenía preparados para debatir los posibles escenarios que contemplé porque a fin de cuentas, no supe cómo reaccionar. Estaba convencido de que mi propuesta me había quedado de maravilla. Tenía los nervios controlados y hablé pausadamente. En fin, pensé que había sobrepasado mis propias expectativas de éxito, pero no había forma de estar preparado para una respuesta como la que recibí y que me desinfló el ego en un segundo: -Pepe, tú me gustas y te quiero mucho, pero yo soy cristiana y no sé cómo está tu relación con Dios. Aún no sé si le conoces y para mí eso es algo muy importante..., me respondió.

    Siendo yo uno de esos que siempre tienen una contestación para todo, al instante quedé mudo mientras por dentro me preguntaba: ¿y esto qué es... un sí o un no? La primera parte de su contestación me pareció ser un , pero la segunda me ahogó en el mar de la duda. Descifrar lo que piensa una mujer nunca ha sido cosa fácil. Luego de unos segundos de silencio que me parecieron una eternidad en estado de estupidez, solo pude tartamudear. Toda mi elocuencia desapareció y lo único que débilmente le pude contestar fue: umm... bueno, yo... c-creo en Dios...

    Aunque traté inutilmente de sonar como si estuviese seguro de lo que estaba diciendo, no le mentí. Mis padres me habían criado con unas bases cristianas, pero eso de tener o siquiera saber lo que es tener una relación con un Dios real era un concepto nuevo y extraño para mí. -¿Es eso posible? ¿Puede uno tener una relación personal con Dios?, le pregunté. Si bien me sorprendió la contestación que ella le había dado a mi propuesta, más sorprendente aún fue la sabiduría con la que me respondió a esa pregunta. Su respuesta despertó en mí un profundo interés por saber cómo era eso de conocer y tener una relación con Dios. El interés que yo le demostraba por estas cosas pudo más que aquella fallida propuesta y finalmente logré conquistarla. Ese fue el inicio de muchas largas y profundas conversaciones con una mujer cuyo testimonio de la realidad de Dios se le salía por los poros. Su disposición para discipularme y enseñarme todo lo que sabía fue lo que Dios usó para preparar mi corazón porque tenía planes conmigo. Mientras yo celebraba mi fenomenal conquista, ignoraba que Dios estaba usando a esa chica para ser Él quien coquistaría mi corazón y cambiaría el rumbo de mi vida para siempre.

    A los pocos días de ser novios comencé a visitar su iglesia. También asistí a los estudios bíblicos que daba el pastor los miércoles en la noche. Al principio me sentía incómodo al no comprender algunas cosas, pero el oír la palabra de Dios y haber tenido alguien cerca que me discipulara fueron la clave para cambiar un sinnúmero de paradigmas errados que yo venía cargando en mi mente por años. Hambriento por conocer más, me pasaba bombardeando a mi novia con preguntas. Ella pacientemente contestaba cada una de ellas y aclaraba todas mis dudas.

    Unos meses después comencé a asistir a unas clases de bautismo, solo por curiosidad. Aún no había aceptado a Cristo ni pertenecía al grupo de los que se iban a bautizar. Tampoco estaba en mis planes bautizarme, pero el fundamento bíblico que se enseñaba en ese curso me impactó profundamente. Esa era la base que me hacía falta para llevarme a tomar la decisión más importante de mi vida.

    El día en que se llevaron a cabo los bautismos sorprendí a mi novia con mi decisión de bautizarme. Yo aún no había aceptado a Cristo, pero quería hacerlo. No queriendo perder esa oportunidad, el pastor me llamó para que entrara en las aguas y así, con el agua hasta la cintura, acepté a Cristo e inmediatamente después fui bautizado. Ese interés por escudriñar las cosas de Dios hasta el punto de convertirme en un seguidor de Cristo fue motivado por el fruto del testimonio y el discipulado paciente de esa chica que Dios puso en mi camino para cambiar el curso de mi vida. Nunca imaginé que esa mujer luego se convertiría en la esposa que ha permanecido a mi lado por casi 40 años.

    Mi decisión de aceptar a Jesús fue para toda la vida. No puedo negar que han ocurrido circunstancias difíciles que pudieron haberme hecho claudicar en varias ocasiones, pero la semilla había caído y germinado en tierra fértil con raíces muy profundas. Tener un encuentro con Su Palabra me hizo ver lo poco que yo sabía y el tiempo que se pierde creyendo que se sabe lo suficiente.

    Hoy día, muy poca gente se toma el tiempo para escudriñar las cosas y conocer la verdad de primera mano. Muchos jóvenes se limitan a aceptar y repetir lo que oyen decir a sus amigos, lo que les dice un profesor universitario o lo que ven en los medios y sobre eso fabrican su propia cosmovisión. Eso hice yo por años hasta que Dios me rescató de mi ignorancia por medio de la revelación de Su Palabra, sentando nuevas bases sobre las cuales yo pudiese edificar mis valores y convicciones. De no haber estado firmes mis cimientos, seguramente las muchas tempestades de la vida me hubiesen arrancado de mis bases como le sucede a un árbol cuando el azote de un huracán lo sorprende y lo derriba porque sus raíces no están profundamente plantadas en tierra firme.

    Como cualquier ser humano, no soy perfecto. He cometido muchos errores y he tenido mis crisis y tropiezos. También pasé por etapas en las que me desvié del camino, pero la misericordia de Dios es mejor que la vida misma. Él nos rescata y endereza nuestros pasos. Sólo en Él es que se encuentra el norte que hace que todo en la vida tenga sentido. Dios siempre cumple Sus propósitos y completará Su obra en nosotros a menos que nosotros mismos se lo impidamos. Tal vez no siempre podamos ver el cuadro completo, pero paso a paso la imagen se hace más clara a medida que confiamos en aquel que es dueño y Señor de nuestras vidas. Luego de haber recorrido un buen tramo en la vida es que comenzamos a ver lo valiosa que ha sido la travesía.

    Mi vida es el producto de muchas lecciones y vivencias que Dios usó y continúa usando para transformarme. Muchas de esas experiencias prepararon mi corazón para así poder manejar con sabiduría lo que Él me revelaría después. Una parte de esa revelación recibida es la que he dejado aquí escrita con el fin de inspirarte y así puedas contemplar tan sólo una muestra del amor eterno de Dios a medida que comprendas más a fondo lo que es el hermoso regalo de la expresión musical. El lenguaje de la música juega un papel mucho más profundo de lo que la Iglesia ha pensado hasta ahora. Estoy convencido de que la música será una de las vías claves por donde el Espíritu Santo transformará y preparará a la iglesia para el regreso de Jesucristo, pero para comprender esto a fondo es necesario cambiar nuestra manera de pensar en muchos aspectos. Los músicos también necesitan redefinir el concepto que hasta ahora han tenido de la música y de sí mismos. Desde hace tiempo he cuestionado si el concepto que la Iglesia tiene de un músico o de la música va de acuerdo al concepto que tiene Dios. Es necesario que los músicos busquen a Dios en la intimidad para que sea Dios mismo quien les revele Su concepto de lo que deben ser. Acerquémonos a Dios para que podamos ser transformados y así prevalecer firmes en estos últimos tiempos. Esa es la clave para un avivamiento tan necesario en esta hora decisiva.

    Ruego a Dios que este libro despierte en tí un deseo incontenible de amarle aún más y buscarle con toda fuerza y pasión, reconociendo que sólo en Él hay victoria y que nada somos sin Él. En Su presencia es que está la plenitud de todo. Es el lugar donde los músicos descubriremos los misterios eternos que la música encierra. Vivo esperando el surgir de un nuevo renacimiento

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