El Segundo Violín

Por Osvaldo Castro

Y si nadie toca el segundo instrumento, simplemente no hay armonía... ¿Cómo mantener un corazón de servicio y entrega de manera armoniosa, pura y desinteresada en una sociedad que fomenta la competencia excesiva y que no tiene cabida para los segundos lugares? El Segundo Violín, nos lleva en una interesante travesía a través de las historias de aquellos que decidieron confiar y servir pese a no ser los actores principales. Una renovación del Espíritu de entrega, amor y servicio desinteresado por la causa de Dios.

• Idioma: Español
• Editorial: Osvaldo Castro
• Fecha de lanzamiento: 21 abr 2021
• ISBN: 9798201911546

Vista previa del libro

El Segundo Violín

© Osvaldo Castro

Primera edición, 2021

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Diseño de portada: Alexis O. Salamanca

Edición y formato: Metro Editores

https://osvaldocastro.com

HECHO EN ESTADOS UNIDOS

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TABLA DE CONTENIDO

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Introducción

De mayor a menor

No desperdicies tu dolor

Sin recompensa inmediata

Que tu pasado no te imposibilite

Anhelo sin egoísmo

Renunciando al lugar de honor

¿Útil o importante?

Juan Marcos, ¿quién?

...Y los últimos serán primeros

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Agradecimientos:

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A mi Dios, el Dios de amor y compasión que siempre ve lo que los hombres a veces no.

A mi amada Isa y mis princesas Ari y Lili, quienes, con su constante amor y cariño, me hacen sentir el hombre más bendecido en el mundo.

A mis amigos, por su ánimo y retroalimentación y al grupo de profesionales que han aportado su experiencia y han hecho posible la culminación de esta obra.

Dedicado a todos aquellos que, pese a sentir el corazón partido, están determinados a seguir confiando y continuar el viaje.

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Introducción

Se dice que, en una entrevista a Leonard Bernstein, reconocido director de orquesta, le preguntaron: ¿Cuál es el instrumento más difícil de llenar en una orquesta sinfónica?, la respuesta inmediata de Bernstein fue: el segundo violín, yo siempre puedo encontrar cantidad de formidables primeros violines, pero encontrar alguien que esté dispuesto a tocar el segundo violín, la segunda trompeta, o la segunda flauta con entusiasmo, es un problema. Y si nadie toca el segundo instrumento, sencillamente no hay armonía, concluyó.1[1]

No sé si se podrán relacionar con un servidor, pero por años he librado una lucha interna con la idea de no ser lo suficientemente bueno o apto para labores ministeriales. Múltiples experiencias y sucesos han producido cambios en mi manera de pensar y actuar. Las lecciones que Dios me ha dado y que de alguna forma se verán reflejadas en las siguientes páginas, no pretenden excusar o justificar ninguna actitud o proceder. Mi razonamiento y mis palabras no tienen como finalidad justificar a quienes por cualquier circunstancia no han sido los primeros o los elegidos para algun rol mejor o de mayor importancia. No es la envidia, ni la desdicha y tampoco la amargura lo que me ha motivado a escribir. Ha sido solo el deseo de dar forma al sentir de muchos corazones.

Estamos en un mundo donde lo que más importa es ser el primero, no tiene valía alguna llegar segundo y todos desean ser el número uno. Somos parte de una sociedad que fomenta la competencia excesiva y hasta cierto punto, malsana. No hay cabida y no tenemos memoria para los segundos lugares... la admiración, reconocimientos y estímulos solo están reservados para los primeros. Muchos, desde pequeños, siempre buscamos ganar. En mi infancia, entre mis hermanos, teníamos un juego muy sencillo: ganar la carrera de la tienda de la esquina a la casa, lo más importante era llegar en primer lugar, eso te daba el derecho de declararte campeón y molestar por el resto del día a los segundones (poco importaba haber olvidado o estropeado el encargo). Lo importante era llegar primero y eso te daba una satisfacción indescriptible y un sentimiento de superioridad. Ganar no es lo más importante, es lo único, así dice la famosa frase de Vince Lombardi, reflexiona y te darás cuenta de que no es una exageración.

Como discípulos de Cristo tenemos la firme creencia de que Dios tiene el mejor futuro para nosotros: porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes afirma el Señor, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza (NVI, Jeremías 29:11). Dios nos ha dado todo lo necesario para triunfar en esta vida y disfrutar del fruto de nuestro trabajo; es una realidad que Él se alegra de