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El milagro llamado Bukis
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Libro electrónico369 páginas5 horas

El milagro llamado Bukis

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En el subterráneo de la estación Metro Tacuba, de la Ciudad de México, se vivieron hechos verídicos, insólitos, increíbles, en la “Cafetería Musical Donald”, la “Caverna” de Los Bukis, similar a lo que alguna vez fue en Liverpool la “Caverna” de Los Beatles.
En aquel café cantante Los Bukis causaron con Marco Antonio Solís el fenómeno Buki impresionante, provocando un gran misterio.
En una investigación artística, Ricardo Velázquez, el cantautor del grupo Los Telefonistas, siguió de cerca a Marco Antonio Solis en su batalla milagrosa contra los 3 retos que ocultaba aquel misterio, y aplicó la ingeniería y la filosofía para esclarecerlo.
Pero, después de una actuación en el palenque de Nuevo Laredo, Tamaulipas, el propio “Buki” hizo una revelación escalofriante que obligó a virar hacia el esoterismo de la vida, al confirmarse la sospecha de la existencia de una fuerza extraña que está despedazando a los artistas.
Esto causó estupor al descubrirse el cuarto reto más destructor. Y entonces se llegó a la teoría de que las enfermedades, el fracaso, la miseria y la muerte prematura de un artista, se debe a esta fuerza extraña que proviene de los mecanismos ultrasecretos de la vida.

IdiomaEspañol
EditorialGRP
Fecha de lanzamiento4 sept 2019
El milagro llamado Bukis

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    El milagro llamado Bukis - Ricardo Velázquez

    © Ricardo Velázquez

    © Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

    Lago Mayor No. 67, Col. Anáhuac,

    C.P. 11450, Del. Miguel Hidalgo,

    México, Distrito Federal

    (55) 6638 6857

    5293 0170

    direccion@rodrigoporrua.com

    1a. Edición, 2019

    ISBN:

    Impreso en México – Printed in Mexico

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio

    sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Características tipográficas y de edición:

    Todos los derechos conforme a la ley

    Responsable de la edición: Rodrigo Porrúa del Villar

    Corrección ortotipográfica y de estilo: Felipe Casas

    Diseño de portada: Mauricio Castillo Pernas

    Diseño editorial: Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

    ÍNDICE.

    DEDICATORIA

    AGRADECIMIENTOS

    PRÓLOGO

    ADVERTENCIA DEL AUTOR

    PRESENTACIÓN

    CAPÍTULO I.

    LA OPINIÓN DE LOS EXPERTOS

    EL EFECTO PAPARAZZI

    CAPÍTULO II.

    UN MENSAJE SUBLIMINAL

    CAPÍTULO III.

    EL NIÑO VIRTUOSO DE MICHOACÁN

    CAPÍTULO IV.

    LA CUNA ARTÍSTICA DE LOS BUKIS

    CAPÍTULO V.

    EL PRIMER GRAN RETO DE LOS BUKIS

    CAPÍTULO VI.

    LOS PASOS A LA GLORIA PARECÍAN

    PASOS AL INFIERNO.

    UN INDICIO INTERESANTE

    CAPÍTULO VII.

    EL FRACASO Y EL ÉXITO.

    LA BASE DE LA TEORÍA

    CAPÍTULO VIII.

    MARCO ANTONIO SOLÍS

    CONTRA RIGO TOVAR

    CAPÍTULO IX.

    LA PREPARACIÓN

    Y EL DESCUBRIMIENTO

    CAPÍTULO X.

    LA SEGUNDA GRAN PRUEBA DE FUEGO.

    EL SEGUNDO RETO.

    CÓDIGO CLAVE

    CAPÍTULO XI.

    ¿DÓNDE ESTABAN LOS BUKIS?

    CAPÍTULO XII.

    DESPUÉS DEL TERREMOTO...

    LA EPOPEYA SEGUÍA EN MARCHA

    CAPÍTULO XIII.

    MARCO ANTONIO SOLÍS

    CONTRA LA MISIÓN IMPOSIBLE.

    EL TERCER RETO.

    EL MAPA DEL TESORO

    CAPÍTULO XIV.

    LA TEORÍA DEL FRACASO Y EL ÉXITO

    EN LA MÚSICA COMERCIAL

    CAPÍTULO XV.

    EPÍLOGO: LA CONSAGRACIÓN

    CAPÍTULO XVI.

    UN FINAL INESPERADO

    DEDICATORIA.

    A mis padres por hacer posible para mí la bendición divina de vivir.

    A mis hermanos, los que ayudaron con su noble corazón.

    A mis hijos, Kiki y Uri, motivación de mi vida.

    A todos mis amigos.

    A todos los hombres y mujeres de buena voluntad, que sueñan

    y luchan por un mundo mejor.

    A todos los artistas del mundo.

    AGRADECIMIENTOS

    A mi madre Belia Hernández y a mi hermana Ángeles Velázquez,

    mujeres heroicas en mi vida.

    A mis hermanos José Luis, Belia y Narciso Velázquez,

    por su gran apoyo en mis grupos musicales.

    Al profesor Carlos Benavides Peña, por sus sabios consejos.

    A Miguel Ibarra, por dirigir mi primer grabación profesional.

    A Danilo Echeverría, forjador de mi primer éxito musical a nivel

    internacional. A Pepe Reyes y a Homero Campos gracias también.

    A la familia Barajas por sus amables atenciones y a Discos Barajas,

    de Sacramento, Ca.

    A mi amigo de siempre, telefonista de la vida real, Rodolfo Lugo Mayén

    y su apreciable familia, por su respaldo especial.

    Al Ing. Baldemar Aguado Rubio y su estimable familia, por su apoyo

    incondicional y decisivo en mi carrera profesional y en la culminación

    de este trabajo.

    Al Sr. José Santiago, el michoacano, y su señora esposa, por su valiosa

    contribución.

    A la Lic. Debora Grajeda Jiménez, por su invaluable y acertada

    participación en la consumación de esta obra.

    A CL Producciones por su adhesión al proyecto.

    A todos los artistas que han sido integrantes de mis grupos musicales.

    PRÓLOGO.

    Hace tiempo el Ing. Ricardo Velázquez me pidió amablemente le escribiera el prólogo de su libro EL MILAGRO LLAMADO BUKIS. Acepté sin dudarlo dada nuestra larga relación entre artista-compositor y un servidor, gente de radio de toda la vida. Y en consideración, aclaro, a que, también amablemente, el Ing. Velázquez me concede atributos como conocedor y dueño de una gran experiencia en el trato con el medio artístico, discográfico, musical, radiofónico, publicitario, periodístico, etc., porque mi trabajo como locutor, redactor, productor y programador en diversas radiodifusoras de la capital mexicana, y algunas plazas del interior de la república, me lo permitieron. Si todas esas décadas en el ambiente conforman esa experiencia, y algún conocimiento sobre él mismo (aún sin grandes capacidades personales), entonces debo aceptar que los años, más que la sapiencia, me otorgan, aparte del factor amistad, cierta experiencia. Gracias.

    Y, ahora, al grano:

    En cuanto tuve en mis manos el original de su ópera prima como escritor, me dediqué, con gran interés, a su lectura y comprensión, ya que, como ocurre a menudo, se trataba de un trabajo iniciado hace años, interrumpido otros, y reanudado finalmente en tiempos recientes. Pensé como muy apropiada la aseveración de un famoso escritor de que: Siempre hay un tiempo antes del tiempo.

    Más allá de su contenido panegirista encontré vertientes reveladoras que, a partir de sus vivencias y motivaciones personales, presentan un resultado interesante y útil para artistas novatos, como menciona el Ing. Velázquez, pero cuya aplicación yo extendería a deportistas y figuras públicas que pasan por el mismo Viacrucis.

    Es más, no obstante su enfoque dirigido al gremio artístico (en todas sus variantes, agrego), estamos frente a un trabajo incluyente, aprovechable por todo ser humano que tenga interés no sólo de sobrevivir, sino de alcanzar la plenitud que le corresponde, si sobrepasa las barreras que, también, vienen en su equipaje existencial.

    La lectura de EL MILAGRO LLAMADO BUKIS, que es en parte biografía y en parte ensayo, me trajo a la mente y en automático nombres como Árqueles Vela, Germán Litz Arzubide y demás estridentistas de los años veinte, alargados, pero también me brincan los de Guillermo Cabrera Infante, y en el fondo Plutarco, y hasta el frontispicio grabado de la Academia de Platón, así como su tradicional estudio de los cinco elementos de cada objeto.

    Y todo porque la trama biográfica se inicia en un café del Metro Tacuba, de la Ciudad de México, que al parecer tenía en alguno de sus rincones un cofre lleno de secretos,

    benignos y malignos, y su ubicación entrañaba, por sí misma, un imán que en más de una ocasión atrajo sucesos ligados al autor y los personajes de la obra. De ahí el recuerdo fugaz, y la asociación mental, de un Café de Nadie, del estridentismo, como un café de muchos, artistas populares en ciernes, integrantes de un movimiento, valga la palabra para efectos de semejanza, musicalísimo.

    Al mismo tiempo, en el desarrollo biográfico artístico y personalizado entre otros grupos y el del autor, se entrevé un paralelismo de circunstancias, acciones, aptitudes, logros y detalles que me llevan de las Vidas Paralelas a las chispeantes y más cercanas Vidas para Leerlas, toda proporción guardada.

    Finalmente, y dentro de este razonamiento, arribo a la parte importante del libro: La ligada a los aspectos filosóficos y esotéricos que subyacen en el esfuerzo y seguimiento de una persona para llegar a desentrañar misterios y encontrar respuesta a interrogantes que, invariablemente, en algún momento, captaron nuestra atención.

    Para ello, el Ing. Ricardo Velázquez, echa mano de la naturaleza instintiva que obliga a preguntarse el porqué de las cosas, el porqué de una eterna dicotomía, y eso le lleva al sometimiento voluntario de diversas disciplinas, a estudios, reflexiones, ecuaciones y experimentos facilitados por su carácter doble de profesionista y artista. Lo ayudaron la frialdad de los números de la ingeniería y la sensibilidad e imaginación del compositor. Todo apoyado en una firme, terca decisión de alcanzar el objetivo.

    Si Prosper Mérimée da a entender que todo en la vida termina en un libro, y el inolvidable Edmond Javés dice que el mundo existe porque existe el libro, no vi razón para no intentar dar paso prologuista (palabras antes de las palabras) a este libro mitad biografía y mitad ensayo, de un amigo que, contra viento y marea, apostó su resto a buscar una explicación, solución o respuesta a un enigma medusiano.

    Si lo logra o no, será su opinión la que califique.

    MANUEL CAMACHO.

    ADVERTENCIA

    DEL AUTOR.

    Esta es una historia paranormal.

    En esa dimensión que se ubica más allá,

    después de las fronteras de la micromateria invisible y de la evidente macromateria, donde existen fuerzas sobrenaturales que desconocemos en el planeta Tierra, precisamente ahí, fue descubierta una energía antiartística desde mediados del Siglo XX, sin que la inmensa mayoría de los artistas lo tomaran en cuenta. Al parecer, el impacto del suceso no fue suficiente para estremecerlos, y como se ha descubierto que las consecuencias contra ellos han sido desastrosas, ¿será necesario denunciarlo ahora de una manera escandalosa?

    Esa maldita vibra descubierta, en verdad que atemoriza, porque es una entidad que da la impresión de que está acechando a los artistas, uno por uno, y luego, cuando se dan las condiciones exactas, los ataca en forma brutal sin reparo alguno, que si existiese un sistema de alarma especial yo accionaría la de máximo peligro, una alerta roja para todos los artistas del mundo.

    Mira de qué forma los ataca, con un camuflaje perfecto para ocultar la verdadera

    causa, y sin importar la nacionalidad, ni la grandeza ni la fama:

    Mozart, de nacionalidad austriaca, murió enfermo, a poco tiempo de que su vida comenzara.

    Chopin, el pianista de Polonia, murió enfermo y tristemente a edad temprana.

    Caruso, el cantante de Italia, cuya potente voz causaba asombro, pero su fuerza vital, por una enfermedad se apagó pronto.

    Elvis Presley, de Estados Unidos, murió por sobredosis de droga, como un ídolo fugaz de vida corta.

    John Lennon, de Inglaterra, asesinado por las balas, sufriendo una muerte anticipada.

    Pedro Infante, artista mexicano, de muerte prematura en accidente aéreo y sus legiones de fans no podían creerlo, negándose a aceptar que el ídolo de México fuera mortal.

    En esa corta lista todos son nombres inmortales, y si la seguimos alargando, nos daríamos cuenta que es verdaderamente espeluznante.

    Y después de ver ese listado, que probablemente esconde un asunto grave que causa desconcierto, lo que resulta ser definitivamente inexplicable es, el hecho de que ningún experto hubiese sospechado que detrás de esas muertes lamentables existiese una fuerza extraña. Impresionante, pero lo que es crudamente estremecedor y bastante desconsolador, es que esa energía extraña, poderosa y sobrehumana, es muy dañina y que está apuntando principalmente contra los artistas.

    Se llegó a la conclusión inevitable que opera en una escala de intensidad o de potencia, por el espectro de los estragos que produce y entrañaba la clave en la ecuación algebraica utilizada para descifrar el fenómeno Buki.

    Esta increíble historia fue suspendida en el año 2003, después de una actuación de Marco Antonio Solís en el palenque de Nuevo Laredo Tamaulipas, porque se pensaba que la meta principal estaba conseguida, pero un relato personal del propio Buki, ocurrido en un paraje rústico, que por cierto fue gravísimo y secreto, se tornó escalofriante, y obligó a virar hacia el esoterismo de la vida al confirmarse la sospecha de la existencia de una fuerza extraña que está despedazando a los artistas. Se pudo proseguir en el 2015, una vez que el autor sobrevivió a su propia pesadilla.

    Finalmente, la historia original dio un vuelco brusco y se tuvo que penetrar en la pasmosa realidad que viven los artistas en el mundo.

    El presente compendio que tienes en tus manos no es una biografía de Los Bukis, ni de Marco Antonio Solís. Es una insólita y cautivadora historia de la vida real.

    Esta obra tiene un motivo y un propósito mucho más profundos de lo que ni yo mismo soñé alguna vez. Tú mismo podrás descubrir esta razón, y es probable que concuerdes que la intención no tiene nada de superficial.

    Es una trama de misterio, de grandeza y de secretos. No es normal. Contiene hechos sobrenaturales que no tienen explicación.

    La condición de anormalidad de esta asombrosa epopeya musical, fue indispensable para justificar la publicación de esta obra literaria que está en tus manos. Para calificarla así, hubiera bastado con saber que los protagonistas principales son personajes fuera de lo común. Sin embargo, los acontecimientos insólitos que acompañan a esta narración, agrandó la certidumbre de que se trata de una gran historia, de una verdadera historia extra normal.

    En lo que yo he denominado La Cuna Artística de Los Bukis, comenzaron a ocurrir los sorprendentes hechos que absorbieron por completo mi curiosidad, y como si fueran sucesos elativos que conllevan a la estupefacción, pensé que por consecuencia merecían una investigación.

    Siendo un estudiante de Ingeniería en el Instituto Politécnico Nacional, me había habituado en cierta forma a tratar con leyes e hipótesis que dieran una explicación lógica o razonable a los planteamientos de la vida material, y que hicieran más comprensibles los fenómenos físicos, pero los acontecimientos misteriosos observados en ese lugar, no podían tratarse como fenómenos físicos porque quedaban completamente fuera de este campo de acción, y entraban directamente en el universo inmaterial. Los métodos de razonamiento aprendidos en la carrera profesional polarizaban mi percepción hacia la existencia de una explicación perfectamente admisible, o por lo menos satisfactoria de lo que allí observé. Cuando se llega a un punto como éste, y eres presa de un desconcierto absoluto, no importa si eres religioso o no, si eres creyente o no, lo que importa es si la explicación funciona o no. Eso es todo. Podrías darle vueltas al asunto durante toda una vida, podrías discutir con éste y con aquél, sabios o no acerca de la materia, y llegarías siempre a una misma conclusión: no hay explicación concluyente, sino la hipótesis o la teoría… y a esto se llegó.

    En estos casos, la funcionalidad puede ser sustituta de la certeza, porque finalmente lo que se pretende es un resultado y, si en las condiciones correctas, cada vez que lo intentas, lo puedes conseguir, entonces podemos concluir que no se estaba equivocado, aunque no sea técnicamente la explicación exacta.

    Este pensamiento fue el que me orilló a la persecución de una respuesta aceptable, pero también útil, en relación con lo que allí ocurrió, en La Cuna Artística de Los Bukis.

    Un baúl hermético con papiros dentro, escritos en códigos secretos.

    Quizás nunca pasó por la mente de nadie que el desentrañar estos misterios conduciría finalmente al desbordamiento de una teoría: "La Teoría del Fracaso y el Éxito

    en la Música Comercial". Un descubrimiento que por su enorme importancia para los artistas merece un trato aparte. No puede abarcarse en su totalidad en este libro y, por consecuencia, esto debe engendrar un tratado especial e independiente. Aborda el fenómeno de la vida y de la muerte como artista, el éxito y el fracaso de los grupos musicales y, por extensión, el éxito y el fracaso de los intérpretes solistas dedicados a la música ligera del arte popular.

    Aquí, en esta narrativa, conocerás la ruta que se siguió para llegar a ella. Creo que el tratar de hacer comprensibles estos sucesos, significaban una de las escasas opciones para emprender esta odisea.

    Una vida artística que no está salpicada por el escándalo de las drogas, ni de la inmoralidad, ni del intenso dramatismo, no podría ser tan atractiva en un mundo tan caótico como el de hoy, para escribirla y esperar ingenuamente a que los lectores se volcaran sobre ella para devorarla. Pero, cuando uno observa y se concibe la sospecha de que hay algo sumamente extraño y excesivamente interesante ahí, entonces surgen las interrogantes que lo llevan a la espectacularidad: ¿Qué se oculta detrás del fracaso y el éxito en la música comercial?, y más aún, lo que no se esperaba encontrar: ¿Hay algo esotérico incrustado en las muertes dramáticas y prematuras de grandes artistas con enorme talento, indiscutible inteligencia y notable habilidad?

    Me vienen a la mente otros idolatrados nombres como el de Javier Solís, y el de otros que conmueven, como el de Álvaro Carrillo, Carlos Colorado y el de José Alfredo Jiménez, el de Víctor Iturbe El Pirulí, el de Rigo Tovar y el de Chico Ché, y tantos más, que se fueron en la cúspide de la popularidad, y se siente el impulso de indagar si existe algún misterio que esconde la vida en este campo deslumbrante y engañoso del arte musical.

    No, esta historia no es de vicios, ni de sexo, ni de morbo. Es una historia donde se mezclan la virtud y la moral para impartir al mundo una enseñanza, donde se extreman el amor al arte y a la gente, pletórica de buena voluntad para tratar de reportar, por fin, una respuesta prudente, sensata, al fenómeno misterioso del éxito artístico permanente.

    Era necesario tener un prototipo; era necesario saber que era posible, pero en los alrededores solo se miraban las pavesas de aquellos que habían intentado arrasar el tercer reto con todo su fuego, porque de los combatientes elegibles la totalidad había sucumbido, enfrentando una misión casi imposible. Empero, alcanzaba a brillar tenuemente un paradigma, entre las apagadas luces, y ese era Marco Antonio Solís con su grupo Los Bukis, y me considero un ser privilegiado por vivir tan cerca de esta apasionante historia de la vida, por haber sido testigo de su alumbramiento, y porque mi conjunto nació en la misma cuna artística del paradigma, con los que viví nostálgicos momentos.

    Por eso la escribí.

    PRESENTACIÓN.

    México es un país de artistas, de hombres y mujeres ilustres de dimensión cosmopolita que han enriquecido el acervo cultural de esta civilización, y comparto contigo, amigo lector, la expresión de un gran conocedor como lo es el señor Juan Calderón: México es indiscutiblemente el líder de la música grabada en español. Son nuestros artistas los que mayor cantidad de grabaciones venden.

    En el cine, en la literatura, en la poesía, en la pintura y en otras ramas del arte encontramos nombres rutilantes que son un orgullo mexicano; pero, sobre todo, en la música, porque México es una luz continental que alumbra las calles desiertas, porque está compuesta de pedacitos de Patria que saben reír y cantar.

    Tierra de cantantes y compositores ilustres, de exquisita sensibilidad, que susurran al oído del ser amado: Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez…, y en esa cima del encanto suplican a Cronos que detenga su marcha: Reloj, detén tu camino, porque mi vida se acaba; ella es la estrella que alumbra mi ser, yo sin su amor no soy nada. Pero cuando estás ahí, hablándole a la amarga soledad, restregándote los ojos para enjugarte una lágrima, es cuando piensas que la vida no vale nada, porque Comienza siempre llorando, y así llorando se acaba.

    Músicos-poetas como Agustín Lara, quien escuchó campanas de fiesta cantar en su corazón por María Bonita, su María del alma, a quien vimos partir el lunes ocho de abril, del dos mil dos, como la última emperatriz del cine nacional.

    Cantantes inmortales como Toña la Negra y Pedro Vargas. Compositores como Consuelito Velázquez, Roberto Cantoral y Armando Manzanero, cuyas obras maestras han dado la vuelta al mundo entero. Grandes artífices de la música vernácula como José Alfredo Jiménez y Lola Beltrán. Músicos dueños de inspiración grandiosa como Juventino Rosas, el hijo prodigio de Guanajuato, que dejó atónitos a los músicos de alcurnia de todas las latitudes con su hermoso vals Sobre las Olas, porque se quedó en la memoria del mundo para siempre; sin embargo, hay un dato que conmueve porque en su momento fue muy triste: Juventino Rosas era un jovencito de apenas veintiséis años cuando sobrevino su muerte.

    Todos los artistas mexicanos dedicados a esta hermosa profesión, sabemos que es bastante difícil conquistar el corazón del público exigente, es un lujo que no cualquiera puede darse, porque no cualquiera tiene la virtud de crear una bella melodía e imaginar frases como Quisiera estar dormido que despierto, de tanto que me duele que no estés y cantársela a la madre

    ausente o al amor eterno, como lo hizo Juan Gabriel, el dueño de ésta sublime inspiración.

    Así de grande es la manifestación de la música con poesía y con amor supremo, como: Adoro la seda de tus manos, los besos que nos damos, los adoro, vida mía, de Armando Manzanero.

    Es un verdadero concierto de figuras excepcionales y de personalidad única que no podrían abarcarse en un solo suspiro, porque son muchas las estrellas radiantes, luminosas, que fulguran en el cielo de México: Tomás Méndez, creador de Cucurrucucú Paloma; Víctor Cordero Aurrecoechea, autor de Juan Charrasqueado, Gabino Barrera, El Ojo de Vidrio, etc.; Fernando Z. Maldonado, compositor de Y volver, volver, volver, Hermoso Cariño, Payaso, etc.; Federico Méndez, Cuco Sánchez, Antonio Aguilar, Vicente Fernández, los inolvidables Jorge Negrete y Javier Solís, así como las figuras representativas de una época nostálgica, la de los años sesenta: Enrique Guzmán, Angélica María, César Costa, Alberto Vázquez, Manolo Muñoz, Johnny Laboriel y muchos más.

    Y en este universo maravilloso de la música hay un campo fresco, fértil, igualmente abundante de sentimiento y de grandeza: el de los grupos musicales. Enfrentan exactamente el mismo reto, los mismos sueños, y tienen también que prodigarse en inspiración y habilidad para alcanzar la meta. Pero, a decir verdad, son ellos los que han marcado el sello de una época. Los tríos, las orquestas, las sonoras y los conjuntos de Rock and Roll, por mencionar algunos, son ejemplos fascinantes de épocas inolvidables donde brilló la inspiración.

    Pero, en los últimos tiempos, surgió una corriente novedosa, algo que comenzó a llamar poderosamente la atención en los años setenta: La Onda Grupera, sencillamente porque estaban arrastrando multitudes y dejaban absortos a los públicos más exigentes; y además, estaban atestando lugares destinados sólo para los "Monstruos

    Sagrados".

    Una nueva camada de ídolos, para enmarcar otro histórico período.

    Así llegó el conjunto Costa Azul de Rigo Tovar como una División del Norte para abrir las puertas de la capital y tomar por asalto el corazón de los capitalinos, quienes se empezaron a rendir ante el ataque rigorezco de notas románticas y tropicales que los hacían soñar y que los hacían bailar.

    El panorama grupero se fue enriqueciendo gradualmente, y surgió la contraparte de Rigo cuando los vientos comenzaron a soplar desde el Sureste, anunciando la cercanía de un ciclón al que los observatorios artístico-meteorológicos tenían identificado con el nombre de Chico Ché. Venía arrasando por todos los lugares que pasaba, dejándole a cada uno La Crisis de la tormenta tropical.

    Y llegó el momento en el que, por el cielo azul de México, había ya muchas estrellas gruperas brillando con luz propia: Los Baby’s, Los Tigres del Norte, el conjunto Costa Azul, el grupo La Crisis, Los Socios del Ritmo, El Super Show de Los Vázquez,

    Los Joao, Los Freddy’s, Los Felinos, Los Humildes, Los Solitarios, y un resto igualmente estelar. Sin embargo, no todo estaba escrito ni era la última palabra en el atractivo mundo de la música grupera, porque en el firmamento se estaba gestando otra gigantesca luminaria del selecto club Non Plus Ultra de los grupos de este arte: el primero y el único en ganar un disco de diamante, por un millón de copias vendidas; el primero y el único en formar parte de los Records Guinness, por ser los intérpretes de una canción que fue programada ininterrumpidamente durante 24 horas por una estación de radio de la ciudad de Los Ángeles, California, en los Estados Unidos de Norteamérica.

    Ganadores del premio Grammy, Billboard y Lo Nuestro, entre tantos otros, y hacedores de una lista impresionante de éxitos que deja boquiabierto al más escéptico.

    Han sido y serán siempre un orgullo auténtico de Michoacán. Ellos son los personajes centrales de ésta historia, por supuesto que me refiero a Los Bukis... ¡Un nombre para la posteridad!

    Y eso no es todo, por si fuera poco, de lo más notable que ha caracterizado a ésta organización, ha sido su estupenda y diligente administración: un equipo verdadero de ligas mayores que domina el Know How en todos los sentidos; si no fuera así, las estadísticas no podrían ser tan exitosas y, más pronto que tarde, hubieran resentido las terribles consecuencias y hubieran perecido.

    En verdad, es sorprendente la cantidad de organizaciones que han desaparecido por una pésima

    administración, y esto explica el porqué de un distinguido liderazgo, cuando logras estadísticas notables y el po-

    der económico en cualquier empresa o en cualquier

    institución.

    Por eso, y porque hay motivos de sobra, todos los reflectores pomposos de esta obra, que ha sido escrita con inusitado entusiasmo y con expectativas muy prometedoras, fueron concentrados en el excepcional compositor y cantante que ha sido la fuerza avasallante de esta historia. Todo esto por una sola razón: porque triunfó con su grupo durante toda su permanencia en el mercado musical, pero más que nada, porque sobrevivió venturosamente como solista a pesar de todos los augurios opuestos y críticas maliciosas destructivas que tuvo que enfrentar.

    Esa batalla milagrosa representa la esperanza para muchos artistas que intentan el éxito y terminan fracasados, o que tuvieron el éxito en sus manos y no lo pudieron preservar, pero que aún están a tiempo para recuperarlo.

    A mi entender, esta es una motivadora historia que tiene esa virtud, porque te indica que eso es perfectamente posible; pero, abundando un poco más, puede aplicarse no solamente en los artistas dedicados a la causa musical, sino a cualquier persona de cualquier actividad. Más si fueres un artista, o simplemente una persona que ha perdido o está perdiendo de alguna manera la esperanza, detén por un momento tu tristeza y mira un poco hacia el pasado, cuando causabas el efecto que querías y tenías el poder en plena gloria; es probable que al mirarlo de nuevo sonreirías y, quizás, te devuelva un poco de confianza.

    Ninguna causa está perdida mientras tengas, todavía, un hálito de vida.

    Loa a Los Bukis por ser fuente de inspiración en esta obra, y que dio impulso a una búsqueda incesante; un grupo ejemplar que deja una reveladora huella para todos los conjuntos musicales mexicanos, por ser el único que hasta el final sobrevivió en la cúspide del éxito y trascendió con su cantante, burlando todos los obstáculos

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