¡Basta! Valores vs violencia!

Por María Elena Segura Revuelta

Los valores inculcados en la familia son los pilares de una sociedad sin violencia.

Hablar de violencia es un tema común en nuestros días.
Hoy más que nunca es necesario luchar contra esta plaga que ha enfermado en una porción desmedida a nuestra sociedad y en especial a nuestros niños y jóvenes.

Es necesario prevenirla desde el núcleo, la famili

• Idioma: Español
• Editorial: Ediciones Felou, S.A. de C.V.
• Fecha de lanzamiento: 24 jul 2019

María Elena Segura Revuelta

Es Logoterapeuta egresada de la Sociedad Mexicana de Análisis Existencial y Logoterapia y Tanatóloga por el instituto de Formación, Estructura, Reconstrucción del Ser Humano, S. C. Cuenta con más de dieciséis años de experiencia como maestra de educación preescolar, primaria y secundaria. Es conferencista en temas de axiología como “Cuestionando los Valores”, “Yo Soy, Yo Valgo, Yo Puedo” y “Valores vs. Violencia”, impartidos en empresas e instituciones como: el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, Universidad Tecnológica de Morelia, Asociación Nacional de Abogados de Empresa, Encuentro Interuniversitario de Morelia, Ferrovalle, KCSM, Fundación Roberto Pla y otras. Así mismo ha impartido estas conferencias en comunidades de bajos recursos. María Elena, es autora del libro Cuestionando los Valores (Felou 2009) y coautora del libro Familia Funcional con Sentido.

Vista previa del libro

confianza.

Prólogo

La felicidad se logra al saber dar y recibir lo que somos, siendo congruentes con nuestros valores.

Pareciera que hablar de violencia es un tema común en nuestros días. Nos quejamos de cómo está el mundo; en las reuniones se escuchan las experiencias del que fue asaltado, al que le robaron la casa mientras estaba fuera, el famoso bullying en las escuelas, lugares de trabajo, y pocas veces escuchamos de valores. Cuando veo las propuestas de los candidatos, todos hablan de lo que van a hacer y lo nuevo que vamos a tener, pero en ningún lado escucho: vamos a ser mejores personas, vamos a rescatar nuestros valores. En realidad el problema está en nosotros, en nuestras familias, en nuestro ambiente, ese que entre todos componemos y por caer en la conformidad, en la actitud automática que hemos aprendido y repetimos inconscientemente, en esas conductas que ya ni siquiera sabemos si son benéficas o no. Somos víctimas de mercadotecnias manipuladoras que pueden agredir nuestros valores, haciéndonos creer que si compramos algo o votamos por alguien en particular vamos a ser felices. Se ve la felicidad como una meta que quizá muchos no logren alcanzar porque no comprenden que la felicidad es una responsabilidad que está en nosotros y se logra al saber dar y recibir lo que somos como personas, no como objetos, y cuando somos congruentes con los valores aplicándolos a nosotros mismos. Afortunadamente he tenido la oportunidad de compartir y recibir de mucha gente la bondad de conocer la diferencia entre la aplicación de los valores en mi vida y la de muchas personas y el cambio ha sido positivo. Impartir la conferencia de Valores vs. Violencia en empresas e instituciones ha sido una experiencia fuerte y gratificante. He visto rostros de dolor que se han transformado en esperanza; he observado maestros con deseos de lograr relaciones dignas entre sus alumnos, ellos y sus padres, para evitar grillete de maltrato en las familias; he convivido con empresarios que a su personal, antes que empleado, lo considera persona y quiere rescatar en cada uno de ellos su valor humano. Todos y cada uno han dejado en mí una huella y mucha responsabilidad para seguir luchando por recuperar los valores en nuestras familias y sociedad. He recibido mucho más de lo que he dado y agradezco a todos por contribuir con este sentimiento de plenitud que hoy llevo dentro. No me siento satisfecha, todavía hay mucho que sembrar, pero su confianza y su impulso son suficientes para seguir apostando por la cruzada del bien-estar, bien-ser y bien-tener del ser humano.

María Elena Segura Revuelta.

Valores vs. Violencia

Actuar con violencia fractura los valores,

ignoramos la dignidad y el valor del otro

y recurrimos a la agresividad.

Cuando hablo de Valores me refiero a los criterios en los que nos basamos las personas para sustentar nuestra conducta.

Los valores son universales; si todos acudiéramos a ellos lograríamos el bien común y no habría en nuestros días tanta necesidad de rescatarlos y ejercerlos, las leyes serían cumplidas y viviríamos en armonía. El objetivo de establecer y crear leyes es preservar y ejercer los valores, pero la desigualdad, la injusticia y la corrupción, han evitado que se apliquen, hasta quedar casi anulados y perdidos.

A los valores se les considera un rumbo, pues si nos encaminamos a educar y vivir de acuerdo a ellos, iremos con destino a enaltecernos como personas, nos olvidaremos del hedonismo y del poder por el poder que crea un vacío en la esencia del ser. Los valores existen se les conozcan o no, están ahí para que nosotros hagamos uso de ellos y si queremos lograrlo tendremos que auto cuestionarnos y acceder a nuestra consciencia.

Cuando estoy dando alguna conferencia la gente me pregunta: ¿qué es actuar en congruencia con los valores? Pareciera que la respuesta es obvia pero no es así, ya que por lo general actuamos y reaccionamos conforme a lo que aprendimos. Por ejemplo, una actitud inconsciente es cuando le decimos a un hijo que tiene que ser honesto pero nos ve llegar de la oficina con los lápices y la papelería. Tampoco podemos invitarlo a ser obediente si nosotros nos pasamos los semáforos, burlamos las leyes, nos estacionamos en doble fila, tiramos papeles en la calle. ¿Cómo podemos hablarle de amistad si somos el peor enemigo de nuestra pareja y criticamos a nuestros amigos? Queremos que tengan apertura para trabajar en equipo, pero en casa nos burlamos de algún miembro de la familia. ¿Cómo vamos a pedirle que sea responsable si nos pasamos echándole la culpa al otro de lo que nos pasa? Y queremos que sea ordenado cuando tenemos la mitad del clóset en el sillón y la cocina es un desastre. Como ves, no siempre actuamos con congruencia y escucho a muchos padres preguntarse: ¿qué estoy pagando?, ¿por qué Dios me dio un hijo así? Quiero reafirmar la importancia