Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Último obstáculo; al otro lado el cielo
Último obstáculo; al otro lado el cielo
Último obstáculo; al otro lado el cielo
Libro electrónico81 páginas1 hora

Último obstáculo; al otro lado el cielo

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Justin, un joven inmigrante subsahariano, cuenta en primera persona su situación en un campamento de ilegales marroquí cercano a la valla de Ceuta, cómo llegó hasta allí y por qué emprendió el viaje desde su país. Su historia personal se entrelaza con las de varios de sus compañeros y con la muerte, en extrañas circunstancias, de uno de ellos conectada con la actividad de las mafias que se dedican al trafico ilegal de personas hacia Europa, la cual Justin tratará de esclarecer.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 jun 2019
ISBN9780463693940
Último obstáculo; al otro lado el cielo

Relacionado con Último obstáculo; al otro lado el cielo

Libros electrónicos relacionados

Ficción literaria para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Último obstáculo; al otro lado el cielo

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Último obstáculo; al otro lado el cielo - Jesús Miguel Poderoso

    ÚLTIMO OBSTÁCULO;

    AL OTRO LADO EL CIELO.

    JESÚS MIGUEL PODEROSO

    Copyright © 2019 Jesús Miguel Poderoso Padilla

    Todos los derechos reservados.

    Dedicado a quienes tienen el valor de dejarlo todo atrás en pos de un futuro y en especial a aquellos y aquellas que se quedan en el camino.

    Prólogo del autor

    Mi idea inicial a la hora de abordar el tema del que trata la obra que aquí introduzco era escribir un microrrelato para trabajar cuestiones como la inmigración, el racismo y la xenofobia con mis alumnos de la materia de Ecuación Ético Cívica, hoy tristemente extinguida en el currículo de la Secundaria Obligatoria, así como en la de Educación para la Ciudadanía; sin embargo la abundante información hallada a la hora de documentarme sobre un tema tan de actualidad, así como las grandes posibilidades que, enseguida fui consciente, ofrecía un relato dedicado al mismo permitieron que abandonara dicha primera intención en favor de una narración que fue creciendo, casi sin darme cuenta, hasta convertirse en la novela corta que pongo aquí a disposición del lector interesado. Historia de uno que podría ser de miles esta obra pretende ante todo denunciar la lamentable y difícil situación de muchas personas que, habiendo tenido la fuerza de voluntad y el coraje necesarios para dejarlo todo atrás en busca de algo mejor entre nosotros, encuentran siempre nuestra puerta cerrada y, más aún, un grito de advertencia sobre nuestro injusto y egoísta olvido de todo un continente hoy ignorado y de las gentes que de él vienen y que en él habitan.

    Punto de partida

    Justin Black

    Un nuevo día amanece y el sol hace brillar en la distancia la valla de alambre tiñéndola de un color anaranjado intenso, a punto de llegar al rojo. Viéndola así resulta un espectáculo casi hermoso y digo casi porque en realidad esa valla, esa maldita valla, es la que me separa junto a mis compañeros del campamento de cumplir un sueño por el que lo he dado todo, por el que lo he abandonado todo en busca de un futuro que en mi país las circunstancias me negaban. Llevo ya cinco meses aquí en este campamento de inmigrantes cerca de la frontera entre Marruecos y Ceuta y de momento todos mis intentos de salvar esos seis metros de alambre y cuchillas y entrar en España han fracasado. Unas veces ha sido la gendarmería marroquí la que no nos ha dejado ni acercarnos para intentar el salto, en otras ocasiones cuando algunos habíamos conseguido llegar a la valla y encaramarnos a ella haciendo caso omiso de las concertinas que nos desgarraban la carne, del dolor y de la sangre, fueron los guardias españoles los que nos impidieron pasar al otro lado y cumplir nuestro sueño, llegar a la dorada Europa. La verdad es que es desesperante pero si alguien cree que después de tanto esfuerzo y penalidades nos vamos a rendir cuando estamos a un solo paso del premio es que no entienden nada, no saben cómo es el sitio del que venimos ni comprenden los motivos que nos han traído hasta aquí. Sabemos que debemos tener cuidado sobre todo con los gendarmes que a veces han disparado sus armas contra nosotros y es que aquí en Marruecos no somos considerados personas y no tenemos derecho alguno; en el campamento se cuenta que hace unos años mataron a un compañero que estaba subiendo la valla pegándole un tiro por la espalda. Tampoco los guardias del lado español se quedan atrás; hace poco a un grupo que intentaba llegar a Ceuta nadando le dispararon desde la playa y varios murieron ahogados; se les recuerda mucho en el campamento, buena gente dicen los que los conocieron, no hay derecho a lo que hicieron, somos personas, no alimañas pensamos todos; además ha ocurrido en varias ocasiones que a compañeros que habían conseguido pasar al lado español los han cogido y los han devuelto a Marruecos en el mismo momento, aunque por lo visto eso vaya en contra de las leyes españolas. A pesar de todo no me rindo, no puedo rendirme cuando miro atrás y recuerdo todo lo que he pasado para llegar hasta aquí; estoy seguro de que uno de estos días podré pasar y gritaré ¡boza!1 igual que han hecho otros muchos antes. Ha sido muy duro, tanto que incluso un par de veces me he sorprendido imaginando lo diferente y fácil que hubiera sido todo si el padre de Madeleine me hubiera pagado el viaje en avión para quitarme de en medio como ocurre siempre en las películas americanas en situaciones como la nuestra; es una estupidez desde luego, solo divagar por divagar porque a ese cretino ni se le habría pasado por la mente una cosa así y, sobre todo, porque yo nunca habría aceptado; soy demasiado orgulloso y le guardo demasiado rencor por lo que me hizo así que toca luchar y sufrir aunque por lo menos no ya en silencio. Hace unos días me abordó en Fidneq2 un periodista español de Ceuta que, según dijo, quería hacer un reportaje de interés humano sobre nosotros y estuvo preguntando sobre cómo era la vida en el campamento y sobre cómo habíamos llegado hasta aquí. Me he comprometido con él a cambio de algo de dinero a escribir un relato sobre mi viaje para que lo pueda utilizar en su trabajo; me vendrá bien lo que me dé, sobre todo necesito un abrigo y un saco de dormir porque la manta vieja que me dio Badr abriga muy poco y pica muchísimo; cuando tenga el saco la manta me servirá de colchón y quizá entonces pueda descansar un poco mejor. Creo además que puede ser bueno para nosotros que la gente en España sepa lo que hemos sufrido para llegar hasta este lugar, lo mal que vivimos en este campamento y, sobre todo, que somos personas iguales que ellos, con familias, necesidades, deseos y sueños. Vaya, parece que alguien más ha madrugado hoy en el campamento; ¿Adónde irá a estas horas tan en silencio? Desde aquí no lo veo bien pero creo que ha salido del campamento nigeriano y parece que se lleva el equipaje... Bueno, será mejor que empiece a escribir ya; esta misma tarde Fernando, creo que así me dijo que se llamaba, vendrá a visitar el campamento para ver cómo es y qué clase de vida llevamos los que tenemos que vivir en él. Cuando ahora empiezo mi trabajo me doy cuenta de que después de muchos meses casi he perdido el hábito de escribir y que me cuesta mucho trazar las letras que deseo sobre las páginas del block que me dejó Fernando para cumplir su encargo. Ha sido mucho

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1