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Medicina, amor y familia
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Libro electrónico226 páginas2 horas

Medicina, amor y familia

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El conocimiento sobre la dinámica familiar y la estrecha relación entre esta y la salud de sus miembros constituye un aporte significativo para el manejo integral del paciente desde una perspectiva biopsicosocial.

Con el fin de contribuir a dicho campo, esta obra propone una definición de familia con base en un modelo ecosistémico, describe las herramientas más utilizadas por los profesionales en atención primaria en salud, ofrece una visión incluyente sobre la diversa composición de las familias, aborda el divorcio con una mirada humanística y plantea una reflexión sobre el amor y la condición humana en contraste con el fenómeno del maltrato.

Este libro está dirigido a los especialistas en medicina familiar y pediatría y puede ser útil para otros profesionales de la salud y padres de familia interesados en entender la función de la familia y su relación con la salud.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 abr 2017
ISBN9789587832372
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    Medicina, amor y familia - María Luz Saénz Lozada

    oportuna.

    GENERALIDADES

    El trabajo que día a día se realiza con los pacientes ha llevado a reconocer la importancia de centrar la atención en el contexto de la familia, entendida desde la mirada sistémica como un sistema social de relaciones primordialmente afectivas en donde «ocurren acciones intensas y duraderas que dejarán una huella profunda en la vida de todos sus miembros, pero principalmente en los hijos» (Barreto, Sáenz, Velandia y Gómez, 2014, p. 389). Es en ese espacio relacional en el que los padres o sus sustitutos interactúan de forma recurrente y continua, y a veces exclusiva, con sus hijos y donde el ser humano, a la vez que va estructurando su personalidad, adquiere los aprendizajes fundamentales sobre los que se elaboran el conjunto de las relaciones sociales (Nardone, Giannotti y Rocchi, 2003).

    Son muchas las oportunidades que el médico tiene para ejercer una influencia positiva en la familia y en la crianza de los hijos, pero son pocas las ocasiones que se aprovechan de manera adecuada y oportuna debido al poco conocimiento sobre el desarrollo y funcionamiento de las diferentes formas de familia y a las escasas habilidades para trabajar con las mismas de acuerdo a su composición.

    En la primera parte de este capítulo se revisarán algunos conceptos sobre la terapia familiar sistémica, la teoría general de sistemas, la teoría de la comunicación y sobre la cibernética. Luego, se presentarán algunas definiciones y características generales de la familia, las cuales permitirán precisar tanto sus funciones, como su estructura. Además, se aportarán consideraciones y herramientas que harán posible tener un indicio sobre el funcionamiento familiar. Al final del capítulo se harán recomendaciones especiales para el trabajo del pediatra con el niño y su familia, pues suele ser él la primera fuente de apoyo cuando los padres buscan ayuda (American Academy of Pediatrics, 2003).

    ANTECEDENTES

    La terapia familiar sistémica (TFS) se basa en el modelo ecosistémico, que considera al individuo en su red interaccional o contexto, de los cuales la familia es el más significativo. El individuo viene con una potencialidad biológica, que lo provee de una percepción y reacción propia, y desarrolla su personalidad en función de las relaciones en que se ve envuelto. Su comportamiento se define con base en la relación con el otro. La familia es el espacio en el que las distintas subjetividades construyen las más diversas realidades relacionales con sus múltiples personajes, roles y conflictos (Barreto et al. , 2014).

    El origen de la TFS se remonta al siglo XX, a finales de la década de los 50. Se alimentó del psicoanálisis, la antropología, la psicología, las terapias humanísticas que reivindicaban la importancia de las emociones y, posterior-mente, del constructivismo y el socioconstructivismo. En su inicio, se desarrolló en Estados Unidos, siendo la escuela de Palo Alto (California), con sus representantes Gregory Bateson, Paul Watzlawick y Don Jackson, quienes con sus aportes sobre la comunicación impulsaron este nuevo modelo de terapia familiar. El concepto de sistema desarrollado por Von Bertalanffy, los aportes desde la cibernética por parte de Wiener y Maruyama y la influencia del equipo de Milán, representado por Mara Selvini, permitieron consolidar el término terapia familiar sistémica (Linares, 2012).

    El modelo ecosistémico considera al individuo en su contexto y plantea un concepto holístico del comportamiento humano, no desprecia las variables biológicas, comportamentales o psicodinámicas en las alteraciones mentales. La relación entre el sujeto y el entorno se define a través de una dinámica circular de influencias recíprocas. Así, este modelo toma elementos de la ecología, la teoría general de sistemas, la cibernética y la teoría de la comunicación.

    Los conceptos que se derivan de la teoría general de sistemas definen al sistema como un conjunto de objetos con atributos que se relacionan para mantenerse unidos. Los objetos pueden ser seres humanos y sus atributos son sus conductas comunicacionales. Los objetos interaccionales son individuos que se comunican con otros y siempre existirá una relación entre ellos, por lo que la relación entre el sujeto y su entorno se define mediante una dinámica circular de influencias recíprocas. En el caso de la familia, este término recoge ampliamente su dimensión de proceso relacional.

    La organización de los seres vivos está basada en sistemas abiertos, los cuales presentan las siguientes propiedades:

    Totalidad: cada una de las partes de un sistema está relacionada con las otras de tal forma que un cambio en una de ellas provoca un cambio en todas las demás y en el sistema como un todo. El sistema es un todo inseparable y coherente.

    Retroalimentación: los sistemas no son lineales (causa–efecto), sino circulares (crecimiento–cambio). La salida de un sistema vuelve a introducirse en el mismo como información sobre dicha salida, a través de secuencias circulares de comunicación.

    Equifinalidad: los resultados no están determinados por las condiciones iniciales, sino por el proceso y los parámetros del sistema.

    A su vez, la familia, como un sistema de relaciones estables y duraderas y de gran importancia para cada uno de sus participantes, tiene las siguientes características:

    Totalidad: al interior de la familia, la conducta de cada individuo está relacionada con la de los otros y depende de ellas. Toda conducta es comunicación, influye sobre los demás y, a la vez, es influenciada por ellos.

    No sumatividad: el análisis de una familia no es la suma del análisis de cada uno de sus miembros, pues hay características del sistema (patrones interaccionales) que trascienden las cualidades de los miembros individuales.

    Calibración y funciones escalonadas: se permiten cambios y variaciones dentro de un rango, lo que lleva a la regulación del sistema.

    Variable tiempo: las secuencias de comunicación se dan en un proceso cuyo orden e interrelaciones ocurren a lo largo de un espacio de tiempo (Watzlawick, Bavelas y Jackson, 1991).

    La cibernética es la ciencia que estudia los mecanismos automáticos de control de los seres vivos y de las máquinas, así como el equilibrio de los sistemas y su control. El equilibrio de un sistema se basa en la homeostasis y se regula mediante mecanismos de retroalimentación, es decir, información circular. Los sistemas tienden a permanecer en equilibrio, sin cambiar. La cibernética puede ser de dos tipos:

    Retroalimentación negativa: caracteriza a la homeostasis y mantiene la estabilidad de las relaciones; asimismo, disminuye la desviación de la salida, a esto se le llama morfostasis.

    Retroalimentación positiva: aumenta la desviación a la salida y es positiva en relación a la tendencia ya existente de inmovilidad; se denomina morfogénesis.

    En el caso de la familia, entendida como sistema de relaciones, la tendencia es a preservar el equilibrio sin cambiar, es decir, en morfostasis. Por su parte, la morfogénesis amplía las perturbaciones que se producen en el sistema para buscar un nuevo equilibrio a través de una retroalimentación positiva.

    Estos dos mecanismos son importantes y necesarios en la familia, que, de forma simultánea, debe conservar su estructura y cambiar para asegurar el bienestar de sus miembros (Linares, 2012).

    La teoría de la comunicación se basa en el concepto de que toda conducta es comunicación y que toda comunicación afecta la conducta. La conducta de cada persona afecta la de cada una de las otras y a su vez es afectada por estas. Por lo tanto, la comunicación define la relación y a las personas se les define desde la relación, de manera que la personalidad individual se desarrolla en función de las relaciones en las que la persona se ve envuelta.

    A continuación se presentan los axiomas de la comunicación:

    Imposibilidad de no comunicar: los mensajes que las personas intercambian constituyen una interacción. En una situación de interacción, toda conducta tiene el valor de un mensaje, es decir, es una comunicación. Actividad o inactividad, palabras o silencio, siempre son un mensaje que influye sobre el otro, quien, a su vez, no puede dejar de responder y, por consiguiente, comunicar.

    Niveles de contenido y las relaciones en la comunicación: toda comunicación posee un contenido (lo que se dice) y una relación (a quién y cómo se le dice). A través de la comunicación todos expresan su forma de ser y su visión de la relación con la otra persona. De esta forma, una comunicación no solo trasmite información, sino que impone conductas. El nivel de contenido de un mensaje transmite información, se refiere a lo que se transmite; por su parte, el nivel de relación se refiere a la forma como se hace, al tipo de relación que se establece con el interlocutor. En una relación sana es más importante lo que se dice que como se dice, mientras que en una relación enferma el cómo es más importante que lo que se dice.

    Por otro lado, toda comunicación implicará un compromiso para quien la recibe, pues puede rechazarla, aceptarla o evitarla.

    Comunicación digital y analógica: el lenguaje digital es aquel que se transmite por medio de la palabra a través de símbolos lingüísticos o escritos, es el vehículo del contenido de la comunicación; el analógico está determinado por la conducta no verbal, es decir, el tono de voz, los gestos, la postura del cuerpo, etc., es la vía de la relación y la forma que más se utiliza con los niños.

    El contenido y el aspecto relacional se complementan entre sí en cada mensaje, por lo que es posible suponer que el contenido se transmite de forma digital y el aspecto relacional, de forma analógica. El sujeto, bien como receptor o como emisor, debe traducir constantemente de uno al otro.

    Interacción simétrica y complementaria: las relaciones pueden agruparse en una de estas dos categorías, según se basen en la igualdad o la diferencia. En el caso de la interacción complementaria, la conducta de uno de los participantes complementa la del otro, por lo que hay dos posiciones distintas: uno ocupa la posición superior, mientras que el otro, la inferior. Las relaciones complementarias son normales en ciertos contextos, por ejemplo, la relación de una madre con su hijo, la de un profesor con su alumno, o ser el estilo de una pareja en particular. En estos casos es una relación de mutuo encaje en la que ambas conductas (disímiles) tienden a favorecerse entre sí.

    En lo que respecta a la interacción simétrica, la relación se basa en la igualdad, la diferencia es mínima y los participantes tienden a igualar suconducta de manera recíproca. No obstante lo anterior, existe el peligro de la competencia, lo que lleva fácilmente a que la interacción pierda su estabilidad y se dé lugar a lo que se conoce como escalada simétrica, en donde cada participante siempre quiere tener la razón.

    La puntuación de la secuencia de los hechos: para un observador, una serie de comunicaciones puede entenderse como una secuencia ininterrumpida de intercambio de mensajes. En este intercambio, las personas puntúan la secuencia de forma que cualquiera de las dos tiene la iniciativa, el dominio o la dependencia; una se identifica como líder y la otra, como sometido, aunque resulta difícil decir cuál iría primero o qué sería del uno sin el otro. La falta de acuerdo en la interpretación de la puntuación es causa de conflicto en las relaciones (Watzlawick et al., 1991).

    Aunque la teoría del doble vínculo no hace parte de los axiomas de la comunicación, vale la pena mencionarla para intentar explicar una forma frecuente de comunicación. Sus condiciones son:

    Presencia de dos mensajes distintos y contradictorios, uno negando al otro, y en niveles lógicos distintos (uno verbal o digital y otro no verbal o analógico).

    No es posible abandonar el campo relacional (importante tener en cuenta la posición de los hijos con respecto a sus padres).

    La existencia de una relación de dependencia entre los interlocutores que hace que el resultado de la interacción sea muy fuerte (en la relación padres–hijos).

    Cuando este tipo de comunicación está instaurada como pauta de comunicación, no hacen falta todos los pasos para que se produzca la situación del doble vínculo, con uno de ellos basta. Esta teoría permite comprender fenómenos relacionales en la base de la psicopatología, en particular en el sistema familiar (Linares, 2012).

    LA FAMILIA COMO SISTEMA

    La definición de familia es amplia y variada según su origen y composición. Todo individuo viene de una familia, la cual puede ser grande o pequeña, nuclear o ampliada, con un padre o dos, con abuelos u otros familiares, reconstituida o ensamblada, de hecho, adoptiva, mixta, inmigrada, homoparental, heteroparental o unipersonal. Algunas viven bajo el mismo techo y otras a distancia.

    Se es parte de una familia por nacimiento, adopción, matrimonio o por un deseo de apoyo mutuo. Los miembros de la familia se nutren relacionalmente, se protegen e influencian entre sí. Las familias son dinámicas y constituyen una cultura en sí mismas, con diferentes valores y formas singulares de realizar sussueños (Committee on Hospital Care and Institute for Patient– and Family– Centered Care, 2012).

    La familia constituye un sistema de relaciones que se organiza a través de una estructura particular que le confiere pautas de interacción y propiedades que le dan estabilidad, pero que simultáneamente le deben permitir el cambio. En ella sus miembros tienen vínculos emocionales y una historia compartida (Minuchin, Colapinto y Minuchin, 2009).

    En la familia se reproducen las estructuras sociales fundamentales. Como sistema abierto recibe y acusa influencias políticas, económicas, culturales y religiosas del sistema social que la contiene.

    En este espacio relacional ocurren acciones intensas y duraderas que dejan una huella profunda en la vida de todos sus miembros, en particular la de los hijos (Nardone et al., 2003). De esta manera, la familia es la matriz en la que el ser humano desarrolla

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