Transformados a Su imagen

Por Regina Franklin

Desde las revistas y las publicidades hasta los programas de televisión, la presión para que las mujeres sean hermosas es abrumadora. En este extracto del libro Who Calls Me Beautiful? [¿Quién dice que soy hermosa?], Regina Franklin ayuda a las mujeres a identificar las fuerzas que influyen en su vida y en su percepción de la belleza. Descubre cómo transforma Cristo el corazón para que brille con su belleza, desde adentro hacia fuera.

• Idioma: Español
• Editorial: Publicações Pão Diário
• Fecha de lanzamiento: 1 ene 2015
• ISBN: 9781680435078

Vista previa del libro

Introducción

Transformados a su imagen

¡U na rápida búsqueda en Internet de «mujeres + belleza» arroja casi dos mil millones de entradas! Las portadas de las revistas, las vallas publicitarias, los centros comerciales y los anuncios televisivos también gritan el mensaje de que la belleza física es lo más importante en la vida. ¡Y nosotros lo creemos! La tentación de probar el producto más nuevo que promete levantar, modelar, reducir o arreglarnos de alguna manera siempre está allí.

Los hombres no están exentos. Ellos también caen en la trampa de creer el mito de que la apariencia física es la medida más importante de una persona. Esto se traduce en comprar la vestimenta de última moda, probar los programas de ejercicio más novedosos y lograr el estilo adecuado. Esta atractiva mentira no solo envenena su percepción personal sino también su manera de ver a las mujeres.

La autora Regina Franklin nos insta a vernos a través de los ojos de Dios y a descubrir que Él anhela restaurar nuestra frágil autoimagen, pero no a través de cremas milagrosas, membresía en un gimnasio, cirugías estéticas ni las últimas modas, sino mediante su amor incondicional por nosotros. Nos alienta a encontrar una definición nueva y mejor de la verdadera belleza: «Debo decidir verme como Dios me ve. Debo decidir dejar de lado la definición de belleza que dicta el mundo. En lugar de asegurar que mi cabello esté bien arreglado, verificaré que mi corazón esté en el lugar correcto. En vez de preocuparme porque mi bisutería no combina con mi atuendo, consideraré si mi actitud corresponde a lo que profeso creer. En lugar de preguntarme si seré físicamente atractiva para los demás, me concentraré en garantizar que las personas vean la belleza espiritual de Cristo en mí. Sin embargo, el proceso es una lucha».

Las reflexiones sinceras de Regina poseen