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Camino de miradas
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Libro electrónico239 páginas58 minutos

Camino de miradas

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“Camino de Miradas” es un poemario, compuesto por 110 poemas, donde los sentimientos se viven a flor de piel, y la pasión nos adentra en un mundo imaginario en el que uno conecta con su “yo”, llegando a una felicidad que a veces creemos inalcanzable. Cada lector puede llegar a tener interpretaciones muy diferentes aun tratándose del mismo poema. También incluye poemas sobre temáticas concretas, permitiendo al lector desarrollar su empatía hacía la situación o el personaje descrito.
La escritura de este libro no nació con la voluntad expresa de crear un libro, sino que los poemas han ido surgiendo fruto de experiencias y vivencias desde que tenía 17 años, 1987.
Tampoco guarda ninguna regla o métrica, se ha escrito según brotaban las palabras desde mi interior.
En el momento en el que surge la idea de escribir este libro, empujado por personas de mi alrededor que me lo sugirieron, tenía escritos en torno a 200 poemas, pero hice un filtro de lo escrito hasta ese momento, principalmente porque el paso del tiempo me había ido dando mayor madurez, riqueza y comprensión de la vida. Tuve que descartar algunos, especialmente los más tempranos, ya que no cumplían la calidad que deseaba, bien por temas específicos o por su belleza.
El poemario se podría agrupar en estos grandes grupos de temáticas diferentes: la vida y la intensidad de como la vives; el comportamiento del ser humano; el análisis de nuestro interior junto a la conciencia de las cosas y los actos; entornos, seres y plantas de la naturaleza; los niños y la infancia; Dios, dudas y relación con él; y el amor. También, como temas específicos, encontraremos poemas relacionados con el descarte social, la droga, la inmigración, la paz, la música y nuestros antepasados.
Mi gran ilusión, si finalmente acabas leyendo mi poemario “Camino de miradas”, es que te pueda servir de instrumento para poder detenerte y adentrarte en tu interior y sensibilidad hacia lo que te rodea. En mi vida he tenido temporadas en las que vivía a un ritmo de mucha actividad y, aunque no cambiaría ninguna de ellas, si he de decir, que según la forma en la que las vivas, se te pueden escapar muchos detalles y que una observación y/o contemplación adecuada te permite vivirlas de diferente manera.
Entrando en un mayor análisis de los poemas, he buscado que puedas encontrar la paz contigo mismo, el sosiego, acrecentar el valor de la infancia, comprender al otro sin juicios predeterminados, el crecimiento y cuidado de nuestra alma, la importancia de sentirnos cercanos, la felicidad al compartir, y ayudarte a sentirte importante y eslabón de una gran cadena, “la humanidad”.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 ene 2019
ISBN9781370218196
Camino de miradas
Autor

Ricardo Baixauli

Para que me conozcáis, deciros que nací en 1969 en una familia formada por mis dos hermanos mayores y mis padres. En un ambiente muy, muy humilde, pero en el que nunca me faltó el calor, la cercanía necesaria y la alegría de ser feliz con muy poco. Mis estudios son básicos, jugué mucho en la calle e hice lo que a un joven inquieto y con ganas de descubrir se le ponía por delante, incluso alguna cosilla que me guardo en secreto. Actualmente, en 2018, tengo tres hijos de 16, 18 y 20 años y una esposa que son mi núcleo y sustento. Siempre he estado vinculado a trabajar en las parroquias del barrio con niños, jóvenes y ahora adultos que han sido, junto con Dios, mi fuente de enriquecimiento y crecimiento personal. Es a mis 17 años cuando empiezan a brotar algunos sentimientos que de manera inesperada los fui convirtiendo en poemas, pero en ningún caso con la intención de hacer un libro, simplemente los iba dejando escritos en tickets, servilletas, etc. Y así pasaron los años y esos escritos espontáneos se fueron convirtiendo en más y más. Fue recientemente cuando varias personas me sugirieron darles forma y escribir un libro. Yo tan solo me animaba a escribir cuando me llegaba la inspiración y nunca pensé en unirlo todo. Tras un periodo de crisis personal descubrí la importancia que tenía para mí, y podría tener para los demás, la meditación y la reflexión sobre los sentimientos, comportamientos del ser humano y aquellas cosas que nos rodean. En ese momento decidí hacer una recopilación de 110 poemas y darles forma con “Camino de miradas”.

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    Vista previa del libro

    Camino de miradas - Ricardo Baixauli

    ¿Por dónde empiezo?

    ¿Por cuál de mis causas?

    ¿Cómo se las presento?

    ¿Desde dónde le cuento?

    ¿Culpable?

    No quiero adelantarme.

    Ser

    de encadenados eslabones,

    de flojos nudos de algodones

    que la corriente arrastraba.

    Como prenda mal tendida

    sobre cuerda de esparto frente al mar.

    Como espeleólogo de nuevas cuevas

    con linterna de ilusiones sin pilas

    para días de oscuridad.

    Navegante de pequeña barca

    que se echó a alta mar.

    ¿Por dónde empiezo?

    Igual, de saltos en la vida

    pueda usted

    hallarme la verdad.

    Anduve fresco de inocencia,

    ingenuo sobre el mal,

    amparado en corazones desconocidos

    que solo los conoces al terminar.

    Estreché lazos de harina,

    abracé cuerpos de arena,

    me senté sobre butacas de espuma,

    y el aire de mis ilusiones

    soportaron la ingenuidad.

    Qué lecciones dejé de estudiar,

    a qué clases falté,

    para no ver mi mal.

    No me justifico,

    pero no tuve ese libro de la vida,

    esas líneas de sabiduría

    que te dan el equilibrio,

    que te ayudan para andar.

    Sí, señor Juez.

    Quise descubrir,

    y el riesgo se acercó a mis manos,

    disfrazado de alegría, certeza y seguridad.

    Quizás esa es la pena que me toca.

    Salté al vacío sin cuerdas

    esperando encontrar aguas calmadas,

    o simplemente sin pensar.

    Le doy pistas al hablar,

    y no por ello sé si digo la verdad.

    Tan solo le reflejo,

    que de mis caídas y errores

    no tuve un plan.

    Y así nací,

    fruto de exceso de naturalidad

    mal pensada quizás,

    pero que al ser parte de uno,

    no la dejo de abrazar.

    Esa es mi verdad,

    amarme caminando,

    curando y atando,

    cerrando y abriendo

    los nuevos saltos que deba dar.

    Refugiaba mis hechos

    sobre un mantel de caridad,

    queriendo convencerme

    de las buenas diferencias de un buen pan.

    Y así aceptaba el menú del día,

    un primero colmado

    que no hacía necesario el segundo

    para sentir la saciedad.

    Estabas en el banquete de la ceguera,

    en el baile de las máscaras

    de un mundo que bailaba su carnaval.

    Y yo subido al tren de la oscuridad,

    sin emergencias de salida,

    repleto de cuerpos andantes que festejaban

    la velocidad sin paradas.

    Velocidades sin detalles,

    sin ver las grandes miradas

    del silencio sereno que habla

    de ternuras gratuitas,

    que del solo contacto se elevan de felicidad.

    Sí, Señor Juez,

    el viaje se fue cobrando a plazos

    grandes vivencias

    que bien quisiera volver a tomar.

    Y solo recordar agrieta y ahonda

    el justiprecio de lo que nunca volverá.

    Pero esa es la vida que acepto,

    un corazón sin plan.

    Quizás usted ahí arriba

    al verme lo entienda,

    teniendo esa visión

    que te da la altura de la objetividad.

    Yo en el felpudo de mis debilidades

    trato de sacar el polvo

    que ensombrece todo lo que pudo brillar.

    Amigo Juez,

    permítame tutearle,

    que, aunque sea también con respeto,

    solo algo de cariño cercano

    calma el alma de un ingenuo alegre

    que nunca tuvo un plan.

    Inquietud y creatividad

    dan belleza a un camino

    de heridas, errores, aciertos e ilusiones,

    que en momentos me apenan

    porque no tienen marcha atrás.

    Tengo las pruebas que puedas necesitar,

    te ayudaré a esclarecer la verdad.

    Necesitaba escribirte,

    que me vieras próximo.

    Quizás me digas

    que fui culpable,

    que la vida me puso los cruces,

    que decidí crecer,

    que tuve la escuela de la necesidad,

    de aquellas lecciones que me faltó escuchar.

    Que no mire atrás,

    que mi precio pague

    por la angustia de mi día a día,

    que en mi alma se retuerce

    para hacerme llorar.

    Si es así acepto mi culpa,

    ser débil

    me eleva de seguridad.

    Reciba el abrazo del que se define

    como inocente ingenuo,

    inquieto y alegre,

    sincero de pocas lecciones,

    sabio de lo pasado,

    que vive sus días

    tratando de acariciar

    las pequeñas cosas que la vida da.

    Amante de la serenidad.

    Decide tú,

    te entrego mi alma,

    en estas letras,

    suya la verdad.

    ***-***

    ALLÍ ESTABA

    De fuerte, firme y robusta,

    al tiempo se entrega,

    y a la vez que sombrea,

    resiste.

    No asume el paso de ráfagas,

    ni la fuerza del sol que le vencen.

    Y si le dijeras,

    no iría con ella,

    pues mira hacia fuera.

    Gastó su fuerza en agradar,

    y al entregarse

    daba la vida.

    Sobre otras….

    ella,

    era ella.

    No saber su destino,

    no le privaba de su empeño.

    Cada día

    lucía para ella,

    hermosa debía estar,

    distinguida, original y esbelta.

    Pulida en su brillo,

    rallada o lisa,

    maneras para respirar.

    Fina o ancha,

    algo quería atrapar.

    Pero no lo sabía.

    Todo empieza y acaba,

    camina hacia el esfuerzo

    su belleza distinguida,

    pasión de por vida.

    Pero un día ella se irá,

    el transporte del viento

    la llamará.

    El hogar de la tierra la abrazará,

    tomará su energía

    y sus recuerdos.

    Junto un mismo lecho

    dará sus últimas palabras.

    Aporta al nuevo crecer

    su esencia del vivir.

    Fue pasión,

    alegría de sentir,

    ***-***

    DESDE LA VENTANA

    De la piel que te envuelve

    serena

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