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El tiempo, el azar y las mujeres
El tiempo, el azar y las mujeres
El tiempo, el azar y las mujeres
Libro electrónico218 páginas1 hora

El tiempo, el azar y las mujeres

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Información de este libro electrónico

Después y hoy, solo será lo imposible empezado a realizarse, sin ataduras ni esclavitud, seamos libres para amarnos, amor mío, para amarnos, sin principios ni finales, solos, con la voracidad de amarnos.

El tiempo, el azar y las mujeres no es una manera de mostrar el espejo de lo incomprensible. Se abre paso por la vida de todos. En él habitan historias que cobran identidad entre sus páginas.

Escribir es una forma de liberar y ser libre. Es dejar de ser uno para convertirse en todos.

Este libro de poemas es solo un viaje a través del tiempo, el azar y las mujeres.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento1 mar 2018
ISBN9788417447748
El tiempo, el azar y las mujeres
Autor

Ismar Escobar

Ismar Ronaldo Escobar Monterroso nació el 10 de noviembre de 1989 en San Juan Ostuncalco, Quetzaltenango (Guatemala). A los diecinueve emigró a los Estados Unidos, donde empezó a escribir. A los pocos años de su llegada, publicó su primer libro, Amor con tragos de luz y espigas. El tiempo, el azar y las mujeres es su segunda obra.

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    Vista previa del libro

    El tiempo, el azar y las mujeres - Ismar Escobar

    Prólogo Marilyn Cifuentes

    Verdades y pensamientos que van ocultándose entre versos, que van desbordándose y convirtiéndose en poemas, esto es la poesía, la forma más bella de expresar los sentimientos

    más puros por medio de palabras escritas.

    Lo que podemos apreciar en este libro de poemas es un claro ejemplo de poesía moderna, ya que cada uno de sus componentes está caracterizado por el predominio del verso libre donde el autor, Ismar Escobar, hace uso de su libertad total para disponer y organizar los versos en el texto y buscar su propio ritmo sin ataduras de rimas y métricas.

    Con un estilo único nos comparte lo mejor de sus vivencias:

    Hay amores como el tuyo y el mío que no se olvidan,/ que no se pierden, que no abandonan,/ que se desgastan pero que no terminan./ Hay amores como el nuestro que se alimentan,/ que renacen con el sol, que duermen con la luna,/ que se anidan en nuestros huesos./ Hay amores como el mío y el tuyo que reposan en nuestra alma, que se adoran en la calma, que perduran en las tormentas,/ en huracanes, que no conocen el deshielo,/que siempre se entienden en el desvelo.

    Y nos deja explorar lo más profundo de su alma:

    Estuve seguro alguna vez que las guerras terminarían, / que para los de infantería la paz vendría pronto, / que la estupidez humana sería cuestión de tiempo, /que los enemigos desaparecerían como en los cuentos, / que el primer amor duraría un poco más que la soledad de mucha gente;/aquí, allá, la realidad es una inocente e infame que se ríe de todos.

    Aquí podemos apreciar toda la nostalgia que provoca con estos versos:

    ¡Dios mío!

    Regrésame a la estación donde ayer era niño,

    donde ayer era yo,

    allá donde fui, sin importar qué...

    El Tiempo, El azar y Las mujeres no es solo una colección de poemas de amor. Es un mundo de emociones en el que podemos llegar a sentirnos plenamente identificados con muchos de sus escritos.

    Marilyn Cifuentes

    Cada palabra tiene sentido siempre que haya quien la escuche o la lea con atención.

    Gracias a la generosidad de las personas que me apoyaron de distintas formas.

    Agradezco grandemente a mis hermanos y amigos.

    Gracias infinitas a Marilyn por sacar tiempo de su estrecha agenda para prologar y agregarle un par de flores a este pequeño libro.

    Gracias a Anahí por la moralidad con que ha estado conmigo.

    A Carlos por su apoyo incondicional.

    Gracias también a los amigos que siempre han creído en mí.

    Ismar Escobar

    Morristown, NJ 7 de octubre de 2017

    El tiempo

    Si no te sale ardiendo de dentro,

    a pesar de todo,

    no lo hagas.

    Charles Bukowski

    I

    Tocando las puertas del cielo

    Rodando como una piedra me encontré

    tocando las puertas del cielo;

    pero Dylan y el café, el insomnio y Cohen

    me han llevado a escribirte este poema,

    quizás sea yo también el culpable de este atroz desvelo

    que se me ha plantado entre las cejas,

    pero, es que cómo cuesta olvidar que ya no estás.

    Tu partida dejó mi lado izquierdo muriendo.

    Es de madrugada y tu recuerdo está dormido en nuestra cama,

    no he querido acostarme para no irrumpirlo.

    Hallelujah, and the night time is long...

    Tu ausencia es inmensa,

    tan inmensa como la noche en que no estás,

    nada llena el vacío que dejaste,

    pues a mi cielo, que es el tuyo,

    le hace falta el sol ardiente,

    me opaca tu ausencia;

    nada es igual desde tu partida,

    he matado auroras por querer tenerte conmigo,

    he asesinado días enteros esperando tu regreso,

    he caminado descalzo sobre todo lo que dejaste roto.

    La sonrisa que provocabas en mí huyó de aquí,

    no sé, quizás siguió tus pasos, o quizás yo la empujé a seguirte,

    tal vez sea yo el que no quiere saber por qué huyó,

    pero huyó,

    tal como huye un ladrón con un gran tesoro, no dejó huella alguna.

    El olvido llegó como llegan los barcos vacíos,

    tal como el hombre hambriento devora el pan

    devoró este amor que parecía interminable.

    ¡Cuánta muerte veo en esta habitación vacía!

    Tu imagen hipotética me ve con gestos de risa y llanto.

    I’m, knocking on heaven’s door

    y tú no vuelves,

    y el amor es un niño que se ríe de los gestos

    que hace mi corazón ajado y maltrecho.

    Las margaritas de tu amor están lejos de mi alma.

    Vino la noche a recordarme que tengo

    que olvidarte

    porque tu regreso es una tormenta,

    se ha hecho tarde tan temprano,

    si vuelves las lunas serán de hiel,

    los pinos de papel,

    y esto a lo que le llamábamos nuestro amor,

    nunca fue nuestro, solo fue amor.

    Se acabó el café, el insomnio no cesó,

    Dylan me fió un verso: Like a Rolling Stone;

    Cohen al contado me dejó: Who by fire?

    Aquí, amada,

    te dejo mis últimos versos y también el olvido…

    II

    Sin pedir permiso

    Temprano pronto será tarde y las calles no se callan,

    siguen los necios provocando guerras

    con su afán de ser los únicos, solo son canallas,

    embrutecidos e ilusos van tapando las veredas.

    No te fíes de quien solo quiere

    llegar al poder y poner el mundo de cabeza,

    no confíes en el que te abraza mientras te hiere,

    no sigas al que solo quiere llenarte de tristeza.

    Huye del que dice que todo irá bien si caes por él,

    no te aferres al barco hundido,

    no dejes que nadie te eche a falta de un papel,

    los tiburones más hambrientos solo hacen ruido.

    Inexorable pasa el tiempo,

    con mentiras van las esperanzas destrozadas

    hay idiotas al mando dando mal ejemplo,

    carecen de paz las ciudades desterradas.

    La pasma se viste de verdugo,

    ¿si somos iguales todos, cristianos y moros,

    si el sol pasa fronteras sin probar el yugo?

    No sigas al que dice que el final del camino es el muro.

    Disculpas pido por no alzar la bandera,

    por llegar sin pedir permiso,

    ya mi estancia en el mundo es pasajera,

    ¿quién te crees que eres? Si esto no es el paraíso.

    III

    El pasado

    El pasado es un tiempo que se ha quedado flotando inerte,

    es un tiempo muerto pero no enterrado,

    un tiempo que nos ha herido para sanarnos,

    un tiempo abandonado pero no olvidado,

    es una luz intermitente,

    es un tiempo estéril que no deja descendientes.

    El pasado es un tiempo que se ha quedado

    perdido en algún lugar tan lejano como cercano,

    es un tiempo que nos ha golpeado para sentir las caricias del presente,

    es un tiempo lleno de nostalgia y melancolía,

    es un tiempo que va muriendo a cada instante.

    El pasado es un tiempo que se ha quedado

    atrás pero no deja de seguirnos,

    no es más que un tiempo marchito,

    diáfano en nuestra memoria.

    Es un tiempo que no ve futuro;

    está tan lleno de vacíos.

    Es un tiempo agobiante,

    desesperante, pero importante.

    El pasado es un tiempo que crece siempre hacia atrás,

    es un maestro con retrasos,

    es un tiempo que nunca vuelve,

    pero que siempre está presente.

    El pasado es un tiempo que se ha

    quedado sin dudas de nosotros,

    es un tiempo que nos ha dejado justo donde estamos;

    es un tiempo que ya no usaremos

    pero que siempre necesitaremos.

    IV

    El sarcófago de tu recuerdo

    No me busques en el cuerpo ardiente y vanidoso del

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