La viña, la bodega y el viento
Por Jesús Rodríguez
()
Información de este libro electrónico
Relacionado con La viña, la bodega y el viento
Títulos en esta serie (10)
El retorno de un rey: La aventura británica en Afganistán 1839-1842 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La tierra llora: La amarga historia de las Guerras Indias por la Conquista del Oeste Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa viña, la bodega y el viento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTeenage: La invención de la juventud, 1875-1945 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCabezas cortadas y cadáveres ultrajados Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Un actor se prepara Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mátalos suavemente Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl vampiro: Una nueva historia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesConceptos Básicos De Física Mecánica Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBlancos contra rojos: La Guerra Civil rusa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Libros electrónicos relacionados
La vid y el vino en España: Edades Antigua y Media Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn viaje sin viajero: relato de extranjeras en Calcuta: Un aporte desde los estudios narrativos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiario de viaje a Estados Unidos: Un año en Smith College (1921-1922) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJusticia para los vasallos de su majestad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl arte rupestre del Arco Mediterráneo como valor cultural y turístico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesReproducción social y parentesco en el área maya de México Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTomás Carrasquilla: Una biografía Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn conflicto nacional: Moriscos y cristianos viejos en Valencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesArquidiócesis de Bogotá, 450 años: miradas sobre su historia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn magno tour literario por Francia: El mundo de los libros en vísperas de la Revolución francesa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTurismo y ciudad: Reflexiones en torno a València Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJerez, Manzanilla y Montilla: Vinos Tradicionales de Andalucía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El soñador errante: De viaje con Pierre Loti Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna ciudad de la España cristiana hace mil años Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesViajes por España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesProyecto Barcelona: Ideas para impedir la decadencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesComunidad e identidad en el mundo ibérico Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLope de Aguirre y la rebelión de los marañones Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones"De la primera sangre de este reino" Las élites dirigentes de Santa Fe (1700-1750) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRomanticismo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEspaña pagana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl gobierno espiritual de Cartagena de Indias Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAndrés Molina Enríquez: Con la revolución a cuestas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCoplas del inmigrante Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl renuevo y otros cuentos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn crimen en Durango en el siglo XIX: Doña Nepomucena Alcalde y el terrible asesinato de su marido Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas vísperas de España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl reconocimiento de Colombia: diplomacia y propaganda en la coyuntura de las restauraciones (1819-1831) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesViajes y viajeros, entre ficción y realidad: Alemania - España Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Crítica literaria para usted
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Manual de escritura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Alquimista de Paulo Coelho (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Manipulación: Guía para el Dominio de la Manipulación Usando Técnicas de PNL, Persuasión y Control Mental Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una Pena en Observacion Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La insoportable levedad del ser de Milan Kundera (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Hogar Feliz: Claves Milenarias de la Tradición Judía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Cuentos para Demián: Los cuentos que contaba mi analista Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El poder del mito Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El banquete o del amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Breve historia de la literatura universal Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl evangelio de Tomás: Controversias sobre la infancia de Jesús Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Leer o Morir Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El universo de los superhéroes: Historia, cine, música, series y videojuegos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El amor en los tiempos del cólera de Gabriel García Márquez (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ensayo sobre la ceguera de José Saramago (Guía de lectura): Resumen y análisis completo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La muerte: Siete visiones, una realidad Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Escribir por ejemplo: De los inventores de la tradición Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Dragon Ball Cultura Volumen 1: Origen Calificación: 1 de 5 estrellas1/5La mente alerta: Usa tus primeros pesamientos para conquistar tu día y mejorar tu vida Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Borges en 90 minutos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La utilidad de leer: Ensayos escogidos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Gabriel García Márquez. Nuevas lecturas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAlbert Camus: Del ciclo de lo absurdo a la rebeldía Calificación: 5 de 5 estrellas5/5García Márquez en 90 minutos Calificación: 5 de 5 estrellas5/550 Clásicos que debes leer antes de morir Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna introducción a la teoría literaria Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cartas de relación Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El secreto de los Buendía: Sobre Cien años de soledad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Comentarios para La viña, la bodega y el viento
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
La viña, la bodega y el viento - Jesús Rodríguez
YA SOY AGRICULTOR
Resultará extraño, pero cuando mis primos me dijeron el año pasado que mi tía Rosario me había dejado su finca «La Luz de Santa María», recordé que lo primero que me vino a la cabeza cuando oí hablar de ella tenía más que ver con la literatura que con la agricultura. Días antes de comprarla, me confió el encargo del papeleo y me preguntó si quería ir a visitarla con ella. Cuando me dijo el nombre, yo contesté:
—Sin verla te digo que tiene que ser bonita. Un erial no puede llamarse «La Luz de Santa María», que, más que a nombre de finca, suena a verso escapado de una décima real.
Cuando el comprador me entregó la nota del Registro de la Propiedad supe que el primer propietario registral de la finca –que la agrupó con otras y le dio nombre– era, irrefutablemente, un poeta: «Suerte de tierra calma de olivar…». El nombre del cortijo, un octosílabo; el inicio de su descripción, un endecasílabo.
Desde entonces, nunca pude ver la finca sin ese fondo de lirismo. Mirando a lo lejos, desde el almijar, en primavera, todos veían un cielo ensanchado y un oleaje de cereal y olivos; yo, en cambio, sólo veía la amapola breve del poema de Gabriel y Galán, las pálidas lilas de Yeats, la flor azul de Neruda, el clavel obstinado de Julio Mariscal y los girasoles –«lentamente obedecidos al calor que les urge»– de Muñoz Rojas.
Aunque los vecinos hablaban y no paraban de lo buenas que eran las tierras de cultivo del cortijo, a mí me gustaba sobre todo el olivar, porque prefiero al olivo sobre cualquier otro árbol. Para mí no hay árbol más humilde y entregado que el olivo. Su verdor es apagado y desvaído; su fruto, minimalista y reservado; y su carácter dócil: extiende al cielo sus brazos de gañán cumplidor y no se resiste, como la uva a la tijera o el trigo a la segadora, sino que basta zamarrearlo un poco para que deje caer prontamente su fruto sobre la tierra madre. Además, la vida del olivo se parece a la del hombre: a los once o doce años empieza a producir; madura poco a poco, y los mejores frutos los produce a los treinta o los cuarenta; a los cincuenta empieza a decaer y a los ochenta, su vida sufre un enorme bajón.
Mi visión del campo fue siempre o literaria o profesional: como aficionado a escribir, pensaba que sólo producía metáforas, metonimias, sinécdoques y sinestesias; como abogado, que sólo rendía hipotecas, censos, foros, servidumbres y usufructos.
Puesto que para mí el campo era el paraíso, imaginaba la vida del agricultor como la de nuestros primeros padres antes del pecado: una dulce monotonía, limitada a sembrar en otoño, abonar en invierno y recolectar en primavera; y en medio de estas faenas, vigilar la madurez de la cosecha, paseando a caballo por lindes y veras. Yo creía que la agricultura eran las maravillas que cuenta Lope de Vega en su comedia «El Villano en su Rincón»; y su ejercicio, la rutina que explica su protagonista, Juan Labrador: «Dábale con el azadico / dábale con el azadón».
Ahora es otra cosa. Desde que el año pasado tomé posesión de mi legado y me convertí en agricultor he descubierto la verdadera alma del campo. He comido del «Árbol de la Ciencia» agrícola y ahora conozco que su piel de hermosa transparencia verde encubre un espíritu de negritud maciza.
Antes, al despertarme, abría la ventana del dormitorio y decía: «qué maravilla de sol» o «qué olor tan maravilloso el de la tierra empapada de la lluvia». Ahora sé que ese portento de sol está hecho a costa de que los garbanzos sufran clorosis y ese prodigio de lluvia a cambio de que las patatas se agorgojen. Hoy, el rocío que me satisface para una rima, me espanta para la uva amontonada sobre redores en el almijar, y no puedo escribir un poema sobre la luz y la humedad según mis emociones, sino conforme a lo que me diga Curro, el aperador de la finca, sobre la floración del trigo o del maíz.
Desde que soy agricultor he entrado en colisión con las cosas del campo, y los gustos de mi espíritu se han vuelto irreconciliables con las necesidades de la remolacha, la vid o los melones. He tomado posesión de unas tierras, pero he sido desterrado de mi antiguo «paraíso terrenal», donde ni el sol ni la lluvia eran pecados. Ahora me veo obligado a ser infiel al sol o a la lluvia para ser leal a mis tierras. Y lo peor de todo: a Curro ya no lo veo como mi aperador, sino como un querubín con sombrero de paja y pantalones de pana, que me cierra con su espada, hecha no de fuego sino de quejas y lamentos, la entrada al Paraíso.
Porque el quejarme por todo es otra de las espinosas plantas que me han florecido dentro desde que soy agricultor. No sé quién me la sembró, porque yo siempre fui sufrido y poco dado a lamentarme, pero ha agarrado tan bien que ahora no paro de protestar. Si llueve, debería haberse retrasado el agua unos días o caer diez litros menos; si hace sol, deberían haberse despejado antes las nubes o calentar unos grados más; si sopla poniente, debería rolar