Mil Razones Para No Amarte
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Mil Razones Para No Amarte - María Isabel Rodríguez Arana
Copyright © 2013 por María Isabel Rodríguez Arana.
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.
Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.
Fecha de revisión: 09/11/2013
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Indice
Prólogo
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Epílogo
Prólogo
Todo el mundo piensa que el amor se encuentra en un lugar en especial. Si, tal vez tengan la razón, tal vez. Algunos lo encuentran de forma mágica, cuando simplemente ven a esa persona y sienten algo especial con el simple hecho de verla a los ojos. Otros ni siquiera se dan cuenta, que poco a poco los sentimientos van cambiando y no lo ven por tener los ojos vendados por cuestiones personales; pero cuando aquella venda es retirada de sus ojos, se dan cuenta de lo que han perdido cuando ya es demasiado tarde. Todo depende del pasado de la persona, a veces por simple miedo, a veces porque siempre sueña con la persona equivocada, también hay algunos que tienen miedo de ser lastimados otra vez, les da tanto miedo volver a vivir esa experiencia, que no se dan una nueva oportunidad para amar. Sin embargo, el amor es el mejor sentimiento que puede haber en esta vida.
1
El era un joven de cabello castaño, era conocido por ser realmente frio con los demás en general. Nadie tenía idea del porque era así de frío, muchos desde que tenían memoria sabían que era así más el motivo seguía siendo un misterio. No era muy amistoso, apenas hablaba con dos que tres de sus compañeros de clase. Aun así era realmente popular entre la población femenina, no pasaba desapercibido por ninguna. Su nombre Derek. Era alto, delgado, algo atlético y bastante bien parecido. Tenía un porte distinguido que se resaltaba con su vestimenta perfecta siempre de colores neutrales o fríos, al igual que su personalidad, jamás lucia alegre aquella seriedad era lo que lo caracterizaba.
Aquel día él estaba en el aula sentado cerca de las ventanas que daban al patio del colegio. Estaba tan aburrido que solamente veía hacia un punto indefinido, no es que hubiera algo interesante allá afuera. No veía nada en realidad, solamente tenía la mirada en ese lugar sin motivo aparente. Tenía la mente totalmente en blanco mientras podía escuchar como poco a poco el aula se iba llenando por sus compañeros. No tenía idea de quienes eran, se sabía sus nombres, claro, escucharlos todos los días era difícil no haberlo hecho. De repente sintió como alguien se sentaba a su lado e intentaba llamaba su atención. Derek volteo y vio a su mejor amigo Neal sonriendo como todos los días. Nadie entendía como dos personas tan opuestas fueran los amigos cercanos pero era algo que nadie le daba importancia.
-¿Qué ocurre Neal?- dijo sin prestarle tanta atención.
-Nada. Arg que flojera entrar ahora al instituto, es demasiado temprano ni siquiera el sol ha salido.- dijo con lágrimas de cocodrilo.
-Hmp.- dijo volviendo a poner su vista en la ventana.
Siguieron entrando poco a poco todos, dos que tres de sus compañeras al verlo soltaban suspiros y se iban a sentar a sus respectivos asientos. No se dio cuenta cuando la profesora ingreso al aula haciendo que todos se sentaran hasta que la escucho hablar. En automático saco el libro y el cuaderno que usaba en dicha clase. Su vida era así, simplemente se despertaba y hacía su rutina diaria hasta que volvía a dormirse; pensaba que era algo sumamente sencillo. Saco una pluma para poder apuntar el tema del día y ahí fue cuando dirigió la mirada al frente y vio como una chica estaba entrando a la habitación. Al verla sintió como su pecho le empezaba a doler, trayendo con ello un doloroso recuerdo, uno que le había costado demasiado hacer a un lado. Ella era de estatura promedio, esbelta de cabello rubio cenizo, que era lo único que la hacía diferente.
-Buenos días. Hoy nos acompaña Adelle, se unirá a la clase de hoy en adelante.-todos tenían la atención puesta en la profesora que la volteo a ver.- Hay un lugar disponible en la fila de enfrente junto a la ventana, puedes tomar ese asiento.- dijo mientras se daba la vuelta para empezar a escribir en el pizarra.
-Muchas gracias. - dijo Adelle algo apenada tomando el asiento que se le había asignado.
Derek no le prestó atención e intento esconder aquel sentimiento que tanto le había costado guardar, y más cuando ella se había sentado frente a él. Se acomodo un poco mejor en su asiento para poder ver hacia el pizarrón sin que la cabeza de su nueva compañera lo molestara y empezó a escribir el tema sin mucha importancia, su mente divagaba todavía en aquel doloroso recuerdo.
2
Habían pasado ya unas semanas desde que Adelle había ingresado al instituto. Para Derek eso había sido bastante tormentoso. El simple hecho de verla todos los días había hecho que la pasara mal, aquel recuerdo regresaba una y otra vez haciendo que el tormento viniera con el, estaba realmente atormentado. Neal sabía lo que le ocurría a su amigo así que habían cambiado asientos en clase para que el tormento le fuera más llevadero. Un día Derek estaba caminando por los pasillos del colegio cuando escucho que alguien lo llamaba a lo lejos.
-Derek… espera.- dijo alguien a sus espaldas.
Volteo para saber quién era, no reconocía la voz y tuvo demasiada curiosidad. Se llevo una sorpresa al ver a Adelle a unos metros de él. Se le quedo viendo, todavía sorprendido de lo mucho que se parecía a esa persona. Cuando llego a su lado, le regalo una linda sonrisa mientras lo veía a los ojos bastante alegre.
-Disculpa pero… ¿Podrías por favor prestarme tú libro de matemáticas?- dijo bastante apenada.
-¿Para qué? Si es que se puede saber.-
-Oh, es que… me falto resolver un problema de matemáticas. Y ya sabes cómo se molesta la profesora si la tenemos incompleta o no la entregamos.- dijo jugando con sus dedos.
-Hmp. Que molesta eres.- dijo abriendo su mochila para sacar el libro.-Aquí esta, te lo encargo.-
Se lo entrego para salir rápido del pasillo y alejarse de ella; no podía verla ni siquiera un segundo ya que cada vez tenía que poner más trabas a esos sentimientos que querían volver a salir. Seguía caminando por el instituto hasta que llego a la cafetería moría de hambre. Se sentó en una mesa apartada y saco su almuerzo. Se dispuso a comer mientras pensaba un poco en lo que había pasado. Por algún motivo siempre se sorprendía volteándola a ver de reojo más cuando ella sonreía. Estaba realmente desesperado, ya había hablando con sus padres acerca de una transferencia de instituto, sabiendo que era algo drástico siendo ya su último año. Estaba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando sus compañeros de clase se sentaron en la mesa.
-Derek.- lo llamo Neal por milésima vez.
-Hmp.- dijo ya regresando a la realidad.
-¿Qué ocurre? No es normal que estés así.- dijo serio.
-Nada. Solamente estaba… pensando en algunas cosas.-
-¿Es por ella verdad? ¿Adelle te la recuerda mucho no es así?- dijo comprendiéndolo.
Neal lo conocía desde los cinco años y eran los mejores amigos desde los seis, aunque ambos se sacaran de quicio de vez en cuando. Ambos se sabían la vida del otro al derecho y al revés. Por lo tanto Neal sabía por lo que estaba pasando y solo le podía dar su apoyo.
-Sí. Nunca creí que de nuevo su recuerdo me atormentaría.- dijo en voz baja.
-Tranquilo, tienes el apoyo de todos. No estás solo.- dijo dándole una sonrisa.
-Gracias.- dijo sonriendo de lado.
Termino de comer, tomo sus cosas de nuevo y todos se dirigieron al salón de clases. Sería bastante difícil para Derek, tener que soportar verla y recordar lo odiaba demasiado. Pero, algo dentro de él le decía que tenía que dejar el pasado atrás y poder seguir con su vida; cerrar esa puerta y continuar. Entraron al salón y tomaron asiento para tomar la clase de matemáticas. Al sentarse se dio cuenta que su libro estaba en su pupitre. Vio una pequeña nota pegada en la portada. Gracias era lo que decía aquella nota. Sonrió de lado mientras le quitaba nota y guardaba.
-Tal vez ya sea hora de olvidar el pasado.- pensó mientras todos sus compañeros llegaban al aula.
3
La clase era bastante aburrida por lo que algunos cabeceaban un poco, la profesora hacia la materia demasiado tediosa. Derek jugaba con la pluma mientras recargaba su cara en la palma de la mano. Tenía la cabeza en otro lado, ni siquiera estaba seguro de que era en lo que estaba pensando en realidad. Pensaba en todo lo que lo mortificaba, realmente estaba vuelto loco por ello. Sabía que era tiempo de dejar todo atrás y seguir con su vida. Pero, para eso debía acomodar sus ideas para terminar con todo ese sufrimiento.
-Derek.- se escucho por enésima vez.
-Hmp.- dijo fijándose en la profesora.
-Derek. ¿Te encuentras bien? Si necesitas salir, te pido que salgas y regreses cuando ya puedas atender la clase.-
Simplemente se levanto y salió del aula, siendo observado por sus compañeros. Al salir y no tuvo idea de a donde irse; estaba parado enfrente de la puerta sin moverse siquiera. Decidió que era mejor salir de y empezó a caminar por los pasillos. Por alguna razón llego al patio y camino hasta estar lo suficientemente lejos como para no ver el edificio del instituto. Se acostó en el césped y se quedo pensando en aquello que había ocurrido un par de años atrás. Se rio de sí mismo por un momento, parecía que le encantaba ser miserable, siempre estaba encerrado en ese recuerdo lo quisiera o no, no lo dejaba ir, recordaba con todo lujo detalle.
…
Era un día caluroso, no sabía porque ella lo había citado con tanta urgencia. Realmente no le importaba la razón, mientras pudiera estar con ella, sonrió, sus brazos la extrañaban. Cerró los ojos y pensó en ella, nunca había imaginado que podría llegar a sentirse de aquella manera.
- Derek- aquella voz lo trajo de nuevo a la realidad. Se levantó y la abrazo suavemente con suma ternura.
- Al fin llegas, me hiciste esperar demasiado.- la beso con dulzura. Sintió un nudo en el estomago cuando lo empujo suavemente alejándose de él.
-Necesito decirte algo importante.- dijo sumamente seria.
-Yo también. Irina te amo, no sé qué haría sin ti.- dijo con todo el amor que sentía.
Ella bajó la mirada. Él dio un paso hacia adelante con intensiones de besarle pero ella retrocedió.
- ¿Te encuentras bien?- Se le volvió a hacer aquel nudo en el estómago, tenía un mal presentimiento.
-Derek… he estado saliendo con otra persona.-
- ¿Qué? – dijo incrédulo.
Se quedó pasmado, no podía creer lo que acababa de escuchar. Se apoyo en lo más cercano que tenia ya que sintió que se iba a caer. No era posible que le estuviera diciendo aquellas palabras, tenía que ser una cruel mentira.
- Lo conocí en una fiesta, le di mi número y hemos estado saliendo desde hace un mes, más o menos.-
Él seguía en su propio mundo. Las últimas oraciones resonaban en su cabeza una y otra vez; he estado saliendo con otra persona.
Eso no lo podía creer, porque lo lastimaba de esa manera, ella era su todo.
-No Derek, yo… -
-¡Te perdono, no me importa!- interrumpió, sabía que iba a suceder pero quiso prolongarlo lo más posible por lo que la sujeto entre sus brazos, quería recuperarla.
- Derek, lo lamento pero… yo ya no te quiero.- dijo deshaciendo el abrazo.
En ese momento su corazón se partió en mil pedazos, dejo caer los brazos. Irina se alejo en silencio con paso decidido sin voltear. Él derramo unas cuantas lágrimas y se juro que esa sería la última vez que lloraría por alguien. Ya nadie lo volvería a lastimar, no lo permitiría, no importaba el precio.
4
-¡Derek!- se escucho a lo lejos.
El nombrado logro sentarse en el césped para poder ver quien le estaba llamando. Vio una cabellera negra que parecía venir corriendo desde el edificio, no estaba seguro pero creía que era Neal. Se levanto de donde estaba para empezar a caminar, y poder llegar a donde estaba su amigo. Al parecer llevaba tiempo buscándolo, tenía una pequeña capa de sudor en la frente y estaba agitado. Cuando estaban cerca se quedaron viendo por un tiempo, Neal sabía perfectamente lo que Derek decía con la mirada, era una mirada melancólica y se podía ver que tenía acumuladas algunas lágrimas que se negaban a salir; él estaba pensando en Irina de nuevo.
-¿Estás bien?- le dijo ya recuperando el aire.
-Si.- dijo mostrándose frío.- ¿Qué es lo que ocurre?-
-Nada es solo lo que… el profesor me mando a buscarte. De por si llego tarde, pero se sorprendió al no verte en el aula.- dijo todavía preocupado por su amigo.
-Hmp. Vámonos.- respondió caminando de nuevo al edificio.
-Hey Derek… espérame.- dijo intentando alcanzarlo.- Ya no te enojes. Es tú culpa de no poder dejar el pasado atrás. ¡Ya olvídala, sabes que no vale la pena! Ya pasaron dos años, déjala en el pasado y vive la vida.-
Se detuvo en seco, sabía que él tenía toda la razón, pero; por más que quería no podía olvidarla. Le costaba bastante, fue una herida demasiado grande y no la había podido cerrar totalmente. Espero a que Neal llegara a su lado y le regalo una sonrisa melancólica como si quisiera darle la razón. Así ambos caminaron de nuevo hacia el edificio para tomar las clases faltantes. Le dijo a Derek que debía ir por algunas cosas que le había pedido el