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Defectos Con Exceso De Armonía
Defectos Con Exceso De Armonía
Defectos Con Exceso De Armonía
Libro electrónico361 páginas5 horas

Defectos Con Exceso De Armonía

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Información de este libro electrónico

Nunca te da un no por respuesta, siempre te hace sentir mejor y hay una meloda para cada estado de nimo, es como tener las palabras precisas ante cualquier situacin, cada lagrima, cada sonrisa y cada momento que quieras capturar de tu vida tiene como cmplice a la msica. me preguntas si es un amor correspondido? Creo que es el nico amor correspondido que realmente existe
No posea la mejor, pero era la vida que le haba tocado, la que mereca, la que haba alcanzado, y no pareca tener la mnima intencin de luchar por algo, eso de jugar al hroe, no era una de sus cualidades.
Pasin, mente, agona, venganza, muerte.
Todas y cada una de las emociones ms sombras eran las que sentas venir a tu mente cuando escuchabas su cancin.
Metzum no era el paraso propiamente dicho, distaba mucho de ser el infierno, solo cuando llegabas ah descubras donde pertenecas, solo estando ah sabias que habas llegado a tu hogar, sabias que estando ah, seria tu ltima parada; Solo viviendo sus historias, andando por sus tierras, oliendo sus aromas, apreciando su comida te dabas cuenta de todo.
Segua siendo msica.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento24 abr 2013
ISBN9781463347154
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    Defectos Con Exceso De Armonía - Lilia G. Alamilla Silva

    Copyright © 2013 por Lilia G. Alamilla Silva.

    Número de Control de la Biblioteca

    del Congreso de EE. UU.:   2013900602

    ISBN:   Tapa Dura              978-1-4633-4714-7

               Tapa Blanda           978-1-4633-4716-1

               Libro Electrónico   978-1-4633-4715-4

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o son usados de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, acontecimientos, o lugares es pura coincidencia.

    Fecha de revisión: 19/04/2013

    Para realizar pedidos de este libro, contacte con:

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    435488

    ÍNDICE

    Dedicatorias

    Esas páginas extras

    I   Volando Demasiado Alto Para estar en lo cierto

    II   Terciopelo Negro

    III   Mentiras, Mentiras, Mentiras.

    IV   Profecía de cantares

    V   Bestias de Guerra

    VI   Salmos

    VII   Eventos

    VIII   Aristocracia nocturna

    IX   Imágenes de arcanos

    X   Bestialidades Insidiosas

    XI   La eternidad fantástica

    XII   Falsas esperanzas

    XIII   Era de Hordas

    XIV   Sugerencias oportunas

    XV   Dueños de la noche

    XVI   Fuego del pecho

    XVII   Astartoth

    La última página

    Dedicatorias

    A:

    Richard Wright

    Todo esto empezó Gracias a él

    A:

    Victoria Rodríguez, Laura Ramos e Irina Ríos

    A:

    Marcos Alamilla, Efrén Alamilla, Gustavo Alamilla, Roció Silva, Regina Alamilla y Cinthya Kho

    A:

    Galo Fidalgo, Fernando Gres, Francisco Pardo, Julián P., Heidekel Bahena, María Jiménez, Sergio Chávez, Edgar Morales, y Manuel Flores

    Ya que de una u otra manera me sirvieron de vital apoyo en el proceso, creación y/o publicación de esta obra.

    Esas páginas extras

    Hablando de sarcasmos

    Demasiado temprano como para sincerarnos con esas frases cursis a corazón abierto.

    Hablando de sarcasmos.

    He leído infinidad de sandeces en los últimos días, paráfrasis escazas basadas para empezar en una tonelada de bazofias, pero luego pienso, que la mayor parte del tiempo ha sido así, tienes que indagar en todo para finalmente estar de frente con lo que realmente importa.

    Si, eh comenzado con mi temperamento nihilista acompañado de una dosis de nicotina para amenizar la mañana.

    Recomendación del día.

    No me considero la mejor escritora; ni cerca, pero creo que resulta contraproducente forzar el escribir, es un hecho que todos tienen la facultad y derecho de probar suerte, indagar en ella y casi llegarla a enamorar, pero considero; en mi pobre educación profesional en este ámbito que es de las únicas carreras, postgrados, maestrías de formación profesional que no puede ser impartida e inculcada como una clase cualquiera en la que aprendes cual fórmula matemática, química o algo tangible. No tienen definición pero de ser así y adornándome de más yo la consideraría como una voz en tu mente llamada inspiración, que puedes mezclar con talento y tal vez si estas motivado o tienes los medios suficientes plasmarla en un papel.

    Frase shakesperiana (si es que existe esa palabra) redundante y bañada de tintes cursis número uno de la lista.

    Obituario, un tutorial o simplemente una cruda pero segura realidad.

    Entremos en materia.

    Regresemos a los sarcasmos

    Esos aburridos prólogos (ojo, es mi opinión únicamente, no es ánimo de ofender a nadie, es respetable, después de todo cada cabeza es un mundo); introducciones o ese equipaje de más que ponen de relleno al principio en la mayoría de los libros.

    Resultan cansados. Aburridos y en su mayoría en exceso burdos.

    Hablando de sarcasmos

    Ojo, antes de arrojar la primera piedra tengo algo que decir en mi defensa contra las injurias, blasfemias y falacias que proyecten acerca de estas páginas, este escrito propiamente no es un libro sino debrayes vacíos de una mente explotable.

    Hablando de sarcasmos.

    Y porque no. De opiniones rebuscadas para amenizar el pacto.

    Es incomodo por lo menos para mí, leer una crítica de algo que no tienes ni puta idea a que se refiere, es debido a esta razón que este inicio, introducción o prólogo, llámenle como se les de la regalada gana, explicándote de que va a tratar todo y de mis pensamiento impíos en contra de un prefacio hacia un libro y si, cual clichesote sobrado y barato, ocupare más líneas de las que necesito para ponerme un poco insustancial y no precisamente para describir de lo que trata.

    Hablando ahora de sarcasmos y agréguenle ahora aburridos como el mejor calificativo.

    Si de todos modos lo vas a leer ¿Entonces para qué quieres un panorama inicial? Siempre es mejor una vivencia. Aunque bueno esa es solo mi manera de pensar. Tal vez esta serie de páginas que intentan llevar una secuencia (aventurarme a llamarlo libro sería algo sumamente egocentrista de mi parte y estaría cantando victoria mucho antes de empezar con una parte de la batalla que estoy librando contra mis demonios para poder escribir al desnudo todos y cada uno de los mundos que tengo en mi ya retorcida y caótica cabeza), no será la que te lleve al fin del mundo, tampoco algo que te de una bofetada y que te despierte a la vida, mucho menos ese que cambie tu forma de pensar después de él, no; ni mucho menos ese que mencionaras en pláticas intelectuales mencionando a un escritor sumamente bizarro y atemporal. Si esperas eso, puedo mejor recomendarte algún buen libro conozco un par de ellos sumamente buenos.

    ¡Eso si fue sarcasmo!

    Decidí escribir esto un día común y corriente, un martes cualquiera, después de la muerte de un gran músico en compañía de dos personas, se creó un mundo subalterno o paraíso paralelo, todo detrás de un sinfín de cigarrillos y una taza de café. Todavía recuerdo perfectamente esa tarde, la parte primordial como fue la música. Si, dicho de una manera menos elegante, una masturbación mental muy grande por parte de licenciadas que tenían más tiempo libre del que realmente necesitaban.

    ¡Desempleadas sin quehacer!

    Como supongo ya habían adivinado.

    Hablando de sarcasmos.

    Detrás de tanta palabrería como detrás del arcoíris, siempre hay algo esperando y lo diré concretamente, ahí quedó nuestra platica que no cesábamos de retomar una y otra vez en cuanto tuviésemos la oportunidad de hacerlo. Arrinconada justo a un costado de El asesinato perfecto sin rastro alguno, Un lugar sin igual filosofía para un perro, el poder extraordinario que quisiera tener.

    Hablando de sarcasmos y lenguaje basura.

    Este paraíso subalterno tenia nombre primero se le puso Roca, Aradhya pero finalmente termino por ser llamado Metzum si, aunque suene obvio y dirán en cierto momento en cuanto empiecen a conocer a la escritora ¡¡Horror ortográfico!!; pero no importa me gusto el nombre y así se quedó.

    Hablando de sarcasmos

    Antes de comenzar con la primera página.

    Lo primero era la primera página (valga totalmente la redundancia.); si supieras que este es tu ultimo día en tu mundo ¿Cómo demonios quisieras pasarlo?, no me malinterpretes, no es un libro con moraleja, ni mucho menos algo que resulte detonante para algo, llegué a la conclusión de que si algo puedo hacer, es tener una gota de imaginación, si puedo plasmarla, por lo menos si tienes el tiempo y no lo quieres invertir en otra cosa puedes tomarte un segundo o un par de horas para dedicarle a esta lectura, quizá el leer estupideces de una chica de 23 años no resulte muy redituable en tu vida, pero de todos modos agradeceré el hecho más adelante si algún día sucede o si te deja por lo menos una pregunta en tu vida.

    O si a diferencia de muchos, significa algo más que un escrito sumamente egocéntrico y aburrido.

    Porque para mí las preguntas es lo más sublime que puede existir en el lenguaje humano, te hace tan sabio con el pasar del tiempo y la respuesta de las mismas.

    ¡Qué decir de aquellos sabios que contestan las preguntas con otras aún más interesantes que las que la anteceden!

    Hablando de sarcasmos.

    Si todavía estás conmigo y continuas leyendo esto proseguiré con mi relato lo suficientemente aburrido como para compararlo con el sonido que hacen las teclas a la hora de transcribir todo esto, recuerdo que cuando decidí hacer esto un escrito de no más de dos páginas, empecé a mano tendida lo primero que se me venía a la mente, y las vivencias que día a día tenia, agregándole unos tintes de lo que supuse pudiera pasar, pero bueno; fruto del famoso diplomado que pensé serviría para dos cosas (para nada y para lo mismo; Welcome to Mexico), salió este escrito.

    Aquí les dejo defectos con exceso de armonía.

    Hablando de sarcasmos y palabras rebuscadas ¡Maldita sea!

    No es mi afán ponerles alguna idea en la cabeza lo suficientemente aturdida como para entenderme, no soy una escritora ostentosa que posee un escritorio de madera traído desde las afueras de algún lugar recóndito donde murió algún vampiro o mago conocido que escribe a la luz de la vela que alumbra la ventana a media noche por el réquiem de inspiración, tampoco ese intelectual con suéter osco, con olor a polilla o lentes lo bastante costosos como para presumir una enfermedad mental que te encuentras en todos los cafés de arte con una copa de vino o una taza de café humeante discutiendo acaloradamente sus ideales. No, error, mucho menos esos señores eruditos de alta sociedad que caminan por la vida con sus computadoras escribiendo en restaurantes caros mientras ingieren alimentos del día en un restaurante de nombre rimbombante con más atención de la necesaria para una persona que va simplemente a comer pan y pedir la cuenta.

    No, ¡Gravísimo error! no soy uno de esos clichés que promete un libro inigualable grabado para la posteridad de la lírica, estoy escribiendo en un papel de cuaderno de unos cuantos pesos con un bolígrafo de aquellos que te venden por paquetes porque se echan a perder antes de terminar el día en un martes a las tres de la tarde sin ninguna aparente razón bajo la cual pudiera inspirarme.

    ¡Esos son una bola de sandeces!

    Aunque ahora que lo pienso… bien pude optar por eso para impresionar.

    Hablando de sarcasmos.

    ¡Cuidado! que de locos está lleno el mundo, cuidado, lo interesante radica en cuantos podemos plasmarlo en un papel para ser lo suficientemente amigable para ser entendido levemente.

    Hablando de sarcasmos

    Tal vez no pintes a Metzum como yo la vi, ni mucho menos como la describo, tal vez tu mente no dibuje las mismas canciones que vienen a mi cabeza cuando intento definir el termino melodía, mucho menos la imagines como mi paraíso o mi infierno. Tal vez inclusive en algún bizarro momento del escrito nos identifiquemos el uno al otro no como escritor y lector, sino como personajes alternativos viendo una pintura que algún margen de error tiene…

    Como fuere el caso, este libro va dedicado primeramente a ti que tienes el tiempo suficiente para leer los debrayes de alguien que tuvo más tiempo del que necesito para poder describir algo que no tuvo lugar en la mente de nadie más sino de ella misma.

    ¡Qué bonita puede ser la locura a veces!

    Buena suerte y paciencia que en realidad vas a necesitarla para poder entender e imaginar este libro.

    Hablando de sarcasmos.

    Bienvenidos

    Lilia Guadalupe Alamilla Silva.

    5 De noviembre de 2008.

    ** Fue exactamente casi cuatro años después cuando me aventuro a editarlo por mí misma después de ver un sinfín de cosas en este banal mundo después de tener el 2° libro atorado e intentar publicar que me aventuro a modificar ciertas cosas para poder intentar hacer un libro decente para edición e impresión.

    Miércoles 7 de noviembre de 2012

    I

    Volando Demasiado Alto Para estar en lo cierto

    Astartoth.

    Un sujeto que poseía una vida que ni el peor de los mendigos envidiaría. Vivía de la poca música con sentido que lograse encontrar en aquel lugar, era un sujeto relegado, tanto el cómo su melodía, como su existencia y como su vano carácter que lo conformaba

    Como toda la basura que cargaba en su vida.

    Dicho elegantemente era demasiado fortuito y estúpido como para darle importancia a algo.

    ¿Preguntan por qué?

    Simple. Porque todos los habitantes con el paso del tiempo habían desviado su atención a melodías torpes, liricas vacías y por supuesto, basura sobrevalorada. ¿Les suena conocido?, dicen que las verdades incomodas duelen más que las mentiras.

    Bienvenidos a su mundo.

    Su país inventado.

    Muchos eran tachados (Y a veces con acierto) de egocentristas, alcohólicos, drogadictos y mujeriegos.

    Astartoth.

    Esa mirada tan suya que terminaba por convertirse en un número más entre tantos intérpretes que habitaban ese pequeño y nefasto mundo.

    Sus padres habían muerto a muy temprana edad.

    Si, como la típica y trillada tragedia de la que el mundo está repleto.

    Lo mandaron con la única persona que le había enseñado la magia de la música, el único de su familia que sobrevivía a pesar de los ya muchos ayeres que bordeaban su cabeza. Dissaor, dotado de aptitudes pero no actitudes para ser multi-instrumentalista y de voz potente.

    Astartoth.

    Provenía de una larga fila de sangre de músicos, genética de personas con entendimiento un movimiento musical, gente fracasada, pero no por la escasez de talento, que poseían de sobra, sino por la caída de estos a los excesos, siempre había hecho la promesa de jamás terminar como aquellos tantos fracasados.

    Una promesa dudosa. Muy dudosa.

    Astartoth.

    Comía lo que podía y cuando podía, había tenido sexo las veces que había querido, jamás logró entender lo complicado que era el pensamiento que tenían acerca de la definición de amor. ¿Porque la mayoría de las veces sus compañeras de lecho confundían una noche de sexo pasional e incontrolable vagamente humano con el amor?

    Ley de la naturaleza mezclada con placer. ¡Era todo! Una simple escusa.

    Astartoth

    El y su significado del amor, sabía que el único que existía era el que podía profesarle además de la música, a alguien de la misma sangre, como una madre, que ya no tenía, un padre, con el que ya no contaba o quizá algún otro familiar, como Dissaor al que jamás podía decirle abiertamente lo confortable que era tenerlo enfrente después de una tarde, porque como muchos, esos tintes cursis de te quiero era bastante incomodo, pero eso era amor, no el expresado a otra persona que ensuciara aquel sentimiento con tintes de odio, rencor y depresión posteriores a él. Demasiadas bajas pasiones e instintos existían en aquella vida por demás podrirá como para que el amor fuese un sentimiento a nivel jerárquico de aquella basura.

    Astartoth y su esfuerzo por disfrutar del viaje de la vida trascendiendo hacia la muerte.

    Trabajaba en un bar de mala muerte, con músicos tan decadentes como engreídos, que gozaban de ser endiosados por un público basura que hacía creerles que el trono en el que se sentaban era confortable y no labrado de mil espadas que tarde o temprano los desangrarían sus lánguidos traseros hasta llevarlos a la muerte.

    Astartoth.

    La mayor parte de su existencia había sido la oveja negra de todos y cada uno de los grupos musicales por los cuales había pasado, evitaba en medida de lo posible introducirse demasiado en el alcohol, las drogas o con las mujeres aunque a decir verdad muchas veces lo había hecho y disfrutado, porque aceptémoslo. Desgraciada o afortunadamente era un ser humano corrompible. Salvo el cigarrillo y el alcohol, no encontraba nada particularmente fuera de lo normal y excitante un lubricante para comenzar a hablar como estúpido enfrente de gente nefasta que solo escuchaba música prefabricada.

    Un par de canciones, unas pocas bebidas embriagantes y porque no unos cuantos estupefacientes, la cuenta y seguir con su patética existencia el resto de la semana.

    Lo mejor de la vida.

    Define sarcasmo.

    Factor común en la agenda de la gente decadente que soñaba con entrar a la pocilga de la que él quería escapar día y noche.

    Deplorable y patético, pero real. Para Astartoth la vida no le había puesto la gente necesaria a su alrededor. Ni la vida había sido muy justa.

    Cirugía sin anestesia y unas cuantas cicatrices que dolían bajo el frio filo de lo que significaban los encuentros con la cruda realidad.

    No demasiado hiriente.

    Solo lo suficiente.

    Lo suficiente como para querer refugiarse siempre al terminar el día en un sonido limpio y de vez en cuando con lirica algo interesante. Y con las manos limpias pero ante todo sin la presencia de alguien que lo pusiera a prueba para aceptar o rechazar lo que él hacía. Había pasado ya mucho tiempo que había olvidado lo que era una buena platica de excelentes conjuntos y a pesar de que respetaba muchas opiniones en charlas donde se encontraba con gente que de vez en cuanto tenia opiniones que lo sorprendían. Al concluir las mismas, más de una ocasión lo abordó ese acido sabor de boca que dejan las conversaciones vacías que se jactan de no querer serlo, esas palabras que se mueren un segundo después de haber sido mencionadas.

    Y qué decir de aquel tan paradisiaco lugar. Muchos imbéciles así lo catalogaban. Noireth, había sido recorrido por Astartoth de pies a cabeza sin poder hallarse en casa en ningún momento de su no tan vana existencia. Noireth había sido habitado por músicos demasiado corrompidos por la actitud y muy pocos con la capacidad de sobresalida. Fue una sola vez que viendo noticias se dio cuenta del porqué de las cosas.

    Estaba sentado en un sofá cambiando los canales sin aparente interés por alguno en especial, de repente una entrevista con aquel grupo, y en ese momento al escuchar la respuesta de uno de ellos sintió que eran verdaderos compañeros, protagonistas que por primera vez sabían de lo que hablaban, de su música, de la melodía, tonos, requintos, partituras, semitonos, poesía hecha música sin necesidad de palabras simplemente sonidos.

    Si, fue la música que llamó a sus puertas hecha vida.

    Hubo una pequeña explosión en la mente de Astartoth, por primera vez vio colapsar todas sus ideas y se dio cuenta que alguien entendería perfectamente de lo que él estaba hablando cuando lo tacharan de loco, sentía que por primera vez pertenecía a un mundo, un deja vú.

    Astartoth tenía los ojos abiertos de par en par, parecía tener una revolución en la cabeza, se compenetró en el mundo de la música de verdad por un fugaz segundo, donde no importaba la apariencia la edad o esas cosas que usualmente nublan la vista, no existían prejuicios, elitismos, sino todo lo contrario, ellos admiraban a alguien por la capacidad que tenia de hacer armonías. Una sinfonía magnifica e insuperable, eran sujetos genuinos tan transparentes que se les podía ver el alma…

    Pero había una realidad para Astartoth, la realidad era que ese mundo simplemente no existía de verdad. Solo tal vez su mente jugara con su imaginación y quizá hubiera aceptado cualquier cosa por quizá tener algo o alguien que lo entendiese además de sí mismo.

    Hubo instantes en sus múltiples andares vagando por Noireth sin aparente rumbo alguno donde acudió a recitales masivos en los cuales en muy contadas ocasiones se encontró a personas que no endiosaran, personas pusilánimes que creían que por tocar algo bueno, tenían que ser subidos a pedestales y presentados como dioses (good as god era como decían en otro idioma).

    ¿Qué no se dan cuenta que son de carne y hueso? ¡Maldita sea!, es solo que no son un puñado de borregos como todos ustedes que los siguen como si fueran dioses y les besan el trasero como si hubiesen bajado del mismísimo Olimpo ¡demonios!..

    Y todas y cada una de las veces pensaba en asesinar.

    Ocasionalmente era hipnotizado por el conjunto de armonías que creaban aquellos grupos que describían como insólitos y vaya que Astartoth estaba de acuerdo con esas críticas, no tenía nada en contra de ellos, sin embargo ese puñado de personajes no era algo que distaba mucho lo que él pudiese llegar a ser, simple y sencillamente que el foco de atención había tirado de la balanza en una posición que no estaba muy a su favor y lo sabía, él estaba en esa nube de porquería mientras que aquellos personajes disfrutaban de realizar la música que el tanto amaba sin necesidades, necesidades como las que tocaban a la puerta de Astartoth mes tras mes, constantes y sonantes.

    El conjunto para el que Astartoth trabajaba pagaba las cuentas, la poca comida que pudiese encontrar y la pocilga que muchos se arriesgarían a llamar hogar, este era un grupo refrito más que existía en aquel poblado, que tocaba música poco exigente. Ocasionalmente aquel pequeño y decadente bar era visitado por os chicos promesa donde Astartoth y su grupo actuaban como bufones de la corte emitiendo música, para divertir a los que según muchos era música de verdad cosa que resultaba por demás molesta para Astartoth.

    Muchos acudían a aquel pequeño lugar para ver el semblante provisto de noches de desvelo, cabello revuelto dudosa higiene de Astartoth, un porcentaje muy pobre que tenía un destello de sabiendas de la música, en dos ocasiones un joven rico con cabello de plata, piel tan blanca, cabello como la nieve y ojos provistos de ojeras con gabardina y vestimenta meticulosamente escogida. Mujeres hermosas de cabello largo y sumamente cuidado con la bolsa llena de dinero, chicos en pos de un maestro que quisiera enseñarles, inclusive vagabundos que eran los que más se asemejaban el para pedirles un trago gratis.

    Astartoth y su vida.

    Él era la atracción que terminaba por decepcionar a cuanta persona acudiera en pos de estar con él. Desde las fanáticas desequilibras que habían quedado locas por aquel físico de bicho raro, como intelectuales en busca de vida inteligente detrás de esa mirada inescrutable, carente de emoción alguna y semblante un poco fuera de sí, no importaba que tipo de gente lo visitara, todos tenían algo en común al fin y al cabo, decepcionándose por haberlo buscado tratando de encontrar a alguien detrás del humo, no existía tal señal de vida inteligente detrás de la existencia de ese chico no muy alto, no muy delgado y no muy agraciado físicamente, con el cabello tanto largo como desalineado.

    Pero era una belleza rara la que Astartoth poseía, sus ojos eran expresivos, su cabello a pesar de estar desalineado era suave, su cara era de rasgos marcados pero finos y tenía un toque de elegancia que no sabía dónde empezar a descifrar.

    Algo tenía.

    Que decir de sus encuentros cercanos con los buscadores de talento contadas habían sido cuatro las ocasiones en las que se habían acercado a él prometiendo estar en la cima, pero desertó por su constante miedo a las promesas rotas con las que había lidiado toda su vida, pocas habían sido las ocasiones en las que había arriesgado y la última vez que se aventuró a hacerlo resulto ser el estafador que le dio sus cuatro minutos de fama y lo desvalijó dejándolo en aquella surrealidad, la realidad de los músicos relegados, mal vistos por la sociedad (que muy fácilmente podría llamársele suciedad en vez de..) sobrevalorando a los malos y deportando a los buenos al fondo de un baúl.

    La vida de Astartoth.

    No poseía la mejor vida lo había mencionado antes, pero dentro de todo era la vida que le había tocado, la que merecía, la que había alcanzado, y no parecía tener la mínima intención de luchar por algo mejor, por el simple hecho de no tener ganas de hacerlo. Eso de jugar al héroe, no era una de sus cualidades.

    Aquella noche después de haber estado en el pequeño y mundano bar se había terminado relativamente temprano, tomó sus pertenencias, ingirió tres bebidas, fumó dos cigarrillos, se despidió y caminó hacia su morada (porque llamarle casa a esa inmundicia sería demasiado bueno, aunque la realidad es que nunca pudo denominar casa a ningún lugar en el que permanecía a su escaza pero recorrida edad); recordó como había sido su vida en aquella ocasión en la que había arriesgado todo por un quizá

    Introdujo la llave al cerrojo, al entrar la deposito sobre la mesa que estaba justo a un lado de la puerta, dejó suavemente su instrumento en el sofá, se sentó a lado de él y encendió un cigarrillo. Cruzó una pierna y se dio cuenta que el sillón crujía más que un abeto ante un temporal. Sacó su instrumento del estuche y estiró dos cuerdas para afinar el sonido y movió los dedos en forma de danza fundiendo el alma y la armonía, cerrando los ojos expulsando melodías tranquilas pero desgarradoras, nada demasiado bueno o mala como para ser descrito simplemente un puente hacia la mente perfectamente ejecutado. Como el trinar de muchos demonios saliendo del caldero de una bruja evocando un conjuro.

    Pasión, mente, agonía, venganza, muerte….

    Todas y cada una de las emociones más sombrías eran las que sentías venir a tu mente cuando escuchabas esa canción.

    Aquella época fue buena, la que muchos denominarían época de cosecha de papeles intercambiables bien decía que más valía un segundo de gloria que toda una vida de anonimato, cumplía los dieciocho años y todavía tenía destellos de esperanza por encontrar a sus iguales, a los que muchos llamaban sus ídolos pero el simplemente los llamaba hermanos de ideología. En aquel periodo hacia música con el único que le había inculcado la cultura, religión y estilo de vida de la buena música desde sus inicios, tendencias e influencia sobre el mismo, Dissaor. Su tío era la segunda voz y guitarra líder del grupo de ancianos que sobrepasaban los sesenta y muchos años de caminar sobre Noireth,, pero Astartoth con el paso del tiempo había comprendido que únicamente mientras se va desgastando el físico y exclusivamente quedan los sentimientos es el momento en el que sabes el verdadero valor de las personas, por sus credos y creencias, no por la piel que los cubría que muchas veces el físico nubla lo que verdaderamente importa en un buen músico, la armonía que pudiese crear su mente, la conjugación de melodías, el entonamiento de canticos, creía que lo que había sido usado resultaba más interesante que lo nuevo, tenía historia, pues cada marca en tenía un relato detrás de ella, cada cicatriz en un cuerpo poseía una pregunta, cada arruga representaba un amor inolvidable, cada mancha en los ojos era una lagrima derramada y cada exhalación de fatiga una sinfonía que en su momento gritó en silencio para ser escuchada, si, Astartoth creía que ese puñado de viejos era una pieza de colección.

    La vida de Astartoth.

    ¡Patética y predecible! Pero seamos realistas ¿Qué podíamos esperar de un ser humano, un patético y desastroso ser humano?

    En aquel tiempo transitorio, había sido feliz, si es que

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