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El congreso del amor
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Libro electrónico149 páginas1 hora

El congreso del amor

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Información de este libro electrónico

Un espíritu anciano, de millones de años, organiza en el Universo un congreso para transmitirle amor a la Tierra. Todas las historias y declaraciones de amor de los presentes se envían en directo hacia la Tierra a través de un canal de luz, para que los terrícolas las vivan, las sientan, las vean, las amen. Para que ellos también aprendan a experimentar el amor...
El congreso acaba de dar comienzo. Pasen a la sala...

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 sept 2017
ISBN9781370560851
El congreso del amor

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    El congreso del amor - Sebastian Burnaz

    Declaro abiertas…

    Queridos míos, os he reunido aquí porque os amo. Os amo a todos, así como vosotros os amáis unos a otros, así como me amáis a mí, como el todo ama al todo, según sabréis.

    Queridos míos, necesito vuestra ayuda. Os he llamado de todos los rincones del Universo por el amor de vuestro interior, porque vosotros sabéis amar, y ellos todavía no. Su situación es complicada, ahí abajo, hay dolor y sufrimiento. Quiero que les ayudemos con lo que podamos, mientras ellos sepan ayudarse a sí mismos también…

    Quisiera que les creáramos juntos un álbum de imágenes, esperanzas, oportunidades, verdad, belleza y cariño. Y que cada cual aportara algo, lo que pudiera. Habéis llegado desde diferentes lugares del Universo con vuestras historias, y merecen que se las contemos y los ayudemos…

    Ha llegado su hora, amigos. Es la hora de que den el gran salto hacia el amor.

    Ha llegado su momento, el momento de su amor.

    Somos tantos aquí arriba y todos somos bellos, maestros del cariño, de la sabiduría, poetas del amor, apreciados en todo este maravilloso Universo, gente culta, y todos deseamos lo mejor para ellos. Yo creo que debemos ayudarlos…

    Quiero que narremos, por tanto, cada uno de nosotros, una historia, algo oído o entendido, cosas que se dicen o no se han dicho nunca en los lugares de donde venís, o que os han contado allá donde habéis viajado. Porque el Universo sabe –en toda su grandeza- lo que les regalará la vista y el oído y me gustaría que les lleváramos un poco de nuestra belleza. Para que, viendo y oyendo lo bello en nosotros, les surja el deseo de amor y de belleza y que lo intenten igual. Ellos también pueden, como nosotros, y sus almas se levantarán de la ignorancia y crecerán hacia la luz, igual que las nuestras lo hicieron millones de años atrás y continuamos el Camino aún hoy.

    Así que, amigos míos, narrad el amor, narrad el dolor, la nostalgia, narrad todo aquello que sea emoción humana y nos haga bien, porque les hará bien a ellos. Hablad del cariño, de la sabiduría, de la belleza, de la curación, la amistad y el perdón, la gratitud y la admiración, hablad del dolor que habéis sufrido y de cómo encontrasteis la cura, contadlo todo, todo, todo…

    El Agua de las Aguas nos ha engendrado y de ahí hemos partido sin distinción, amigos míos. Algunos nos hemos afanado hacia la sabiduría, otros nos hemos esforzado por el conocimiento, otros hemos padecido el sufrimiento, pero todos hemos sanado gracias al amor.

    Yo soy viejo, amigos. Mi alma cuenta muchos millones de años y aún no lo ha visto todo. Me gustará escuchar cosas nuevas de lugares que no he visitado hasta ahora, qué ha pasado en el Polvo de las Estrellas desde que he envejecido, qué cosas nuevas ha creado El Mejor para nosotros; Él, que nos quiere tanto que nunca llegaremos a comprenderlo…

    Y porque tardaremos un tiempo hasta que todos cuenten lo que tengan que contar, lo haremos del modo siguiente: a medida que nuestros cuentos vayan fluyendo aquí, en este anfiteatro celestial donde estamos reunidos, miles de criaturas que agradecemos el amor, las iremos transmitiendo hacia ellos por canales de luz. Para que los sientan, los vivan, los vean, los amen. Así será mejor, ya que pasarán Siglos en los que nuestros cuentos fluyan hacia la Tierra y hacia los seres que la habitan, que desde hace un tiempo ya no conocen el amor. Les diremos, queridos míos, cómo es…

    No os avergoncéis de hablar, como si vosotros mismos estuvierais en la Tierra. Como si sintierais en vuestra piel el dolor y la alegría, la tristeza y la felicidad, no tengáis miedo de mostraros sensibles, no dejéis de enseñarles la verdad sobre el Amor.

    Yo, queridos míos, declaro abiertas las obras del Congreso del Amor. Que cada emoción que sentís se transmita a estas criaturas, los habitantes de la Tierra.

    El camino de la luz se ha abierto, el Amor nos rodea. Podemos empezar, amigos…

    Dos almas

    (Una historia muy, muy antigua)

    Hace mucho, mucho tiempo, en los albores del Universo, cuando las estrellas eran solo una idea en la mente del Creador, cuando nuestro Sol aún no soñaba con existir e iluminar la Tierra, entonces, dos almas se entendieron y se amaron.

    Ella era maravillosa, como cualquier muchacha que sabe amar, y él era un alma pura que solo soñaba con ella. Se querían, sus espíritus se daban calor el uno al otro de un modo que solo ellos sabían. Todo a su alrededor era amor.

    Él la quiso desde la primera vez que la vio, tal como era, física y psicológicamente; como si hubiera venido de una galaxia muy lejana… La quería tal cual era, según él la veía: amable, buena, cálida, cariñosa, hermosa, delicada… Se enamoró sin remedio de su cara, de su voz, de ella.

    De día la veía en todas partes; de noche pensaba en ella; por la mañana le sonreía al despertar, y a veces hablaba con ella aunque estuviera solo…

    También la muchacha lo amaba. Su amor era para él algo que podía tocar, ver y sentir.

    Ella fue la criatura que eligió, y, como el tiempo demostraría, le quiso a su vez tanto que todos los que los conocían se sorprendieron.

    Hace mucho, mucho tiempo, en los albores del Universo, cuando el espacio de las estrellas aún no había nacido, dos almas acordaron amarse, respetarse, estar juntos en cualquier vida…

    Hace mucho tiempo, dos almas que se amaban prometieron seguir amándose para siempre.

    El sueño

    (Presentado por una bella doncella del planeta Erlista)

    Os contaré ahora la historia de dos jóvenes que se habían enamorado sin haberse visto nunca:

    Cada atardecer, en nuestro planeta, dos jóvenes, un chico y una chica, se encontraban en sueños.

    Ella se acostaba y soñaba con el Jardín, y justo a la entrada se detenía a esperarle. Y cuando él entraba en el mundo de los sueños, iba derecho a ella y se encontraban, y se hablaban, y se amaban.

    Cada noche, ambos tenían el mismo sueño, siempre juntos y a la vez. Aquel que se dormía primero esperaba a que el otro viniera al Jardín. Una vez llegaba, paseaban por los caminos y charlaban, y debatían, y se gustaban, y sus ojos reían y se tenían tanto cariño...

    No se conocían en la vida cotidiana, no sabían sus nombres, ni su apariencia física, ni de dónde eran. Pero el amor había florecido con una melodía en sus corazones y ellos la seguían.

    Tenían aproximadamente la misma edad, puede que con una diferencia de cinco años; sin embargo, ellos lo ignoraban, y lo importante es que se amaban.

    Día tras día, la vida seguía su curso para cada uno de ellos. A veces ella le esperaba toda la noche en la puerta, en sueños, aunque él no pudiera venir porque tenía el turno de noche y trabajaba, y ella le esperaba... le esperaba...

    Y venía de nuevo la noche siguiente y, en el Jardín, se encontraban de nuevo en un banco y soñaban con las mismas flores, los mismos caminitos, los mismos pensamientos y emociones y miraban, teniéndose de la mano, la misma hormiga subiendo por el tallo de una flor azul, la misma mariposa que aleteaba sobre una margarita. El mismo viento les alborotaba el cabello en su sueño, el sueño de cada uno de ellos y sin embargo el de los dos, que construían juntos porque se amaban...

    Pasaron los años y ellos todavía sueñan juntos, y se aman y se desean y construyen castillos de amor en sueños. Aún pasean por el Jardín, observando cascadas, ríos y riachuelos y admirando las montañas. Cada uno por su lado y a pesar de ello unidos...

    Ellos se gustaban, se querían y soñaban juntos...

    El planeta de las flores

    Gran protector de los humanos:

    En nuestra tierra, Sirekna, hay una leyenda hermosa, narrada de generación en generación, sobre un planeta con flores.

    Dicen que existe en

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