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Ana en el Trópico: Anna in the Tropics
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Ana en el Trópico: Anna in the Tropics
Libro electrónico95 páginas1 hora

Ana en el Trópico: Anna in the Tropics

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SPANISH LANGUAGE EDITION
Ganadora del Premio Pulitzer 2003 de Obras Dramáticas

“Extraordinaria y evocativa. La estelar Ana en el trópico es una obra de arte.” –Christine Dolen, Miami Herald

Ana en el trópico es una obra hermosa y conmovedora, reforzada por el humor y la congja. Cruz es un seductor narrador de cuentos, y un dúctil tejedor de sueños.” –Robert L. Daniels, Variety

“El lenguaje de Cruz posee una brilliante belleza lírica, y una simple precision que encanta con su elegancia natural.” –Desmond Ryan, Philadelphia Inquirer

Ana en el trópico es una nueva obra conmovedora y poética, ambientada en la Florida del año 1929, en una fábrica de tabacos cubanoamericana en la que los puros aún se hacian a mano, y donde se contrataba a lectores para instruir y entretener a los empleados. El arribo de un Nuevo lector es causa de celebración, pero cuando éste comienza a leer en voz alta de Ana Karénina, sin proponérselo, se vuelve el catalizador de las vidas de los ávidos oyentes, para los que Tolstói, el trópico, y el sueño americano resultan ser una combinación volátil.

Nilo Cruz, cuyas obras incluyen Two Sisters and a Piano, Lorca in a Green Dress, Night Train to Bolina, A Bicycle Country y Dancing on Her Knees, es uno de los más prolificos de los dramaturges cubanoamericanos. Cruz ha sido profesor de dramaturgia en las universidades Brown y Yale, y también ha recibido numerosos galardones, incluyendo el premio Pulitzer de 2003 de obras dramáticas, el galardón Steinberg, y el premio Kesselring.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 mar 2004
ISBN9781559366830
Ana en el Trópico: Anna in the Tropics

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  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    This book was my introduction to the idea of a "lector"--someone who was paid to be in a cigar factory as a reader, spending days reading works of literature to factory workers. The beauty and the worth of the idea coming into clash with machinery and new technology is enough to be found fascinating to begin with (in my eyes), but Cruz combines this historical moment with drama and frighteningly realistic character (along with great writing) to make a memorable and heartbreaking play. The integration of Anna Karenina into the text brings another level to the text, as well, whether you've read Tolstoy or not. In the end, simply, the text comes to life in various ways. My instinct is to say that this is why we read, and that this is why we write, put simply and beautifully into words. This is worth reading, worth remembering, worth passing on.
  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    A new lector comes to a cigar factory in Tampa in 1929 and upends the status quo as he reads Anna Karenina to the workers as they make cigars. Cruz's language flows magically. A beautiful, tragic story.
  • Calificación: 5 de 5 estrellas
    5/5
    I've seen this play performed, in an abridged one hour version, once before. I hated it, and now I know why.This play is beautifully written, and should never be performed except in its entirety. The characters of Juan Julian, Cheche, Conchita, and Marela, among others, are too rich to pare down. I put off reading this one for a long time, but I highly recommend it to others. A great play.
  • Calificación: 4 de 5 estrellas
    4/5
    Reading a play is never as good as watching a play.

    A combination of a cultural history lesson and the every day drama in a family trying to run a business. For the most part, I really enjoyed it but towards the end, there was an event that was implied but not confirmed (although this might come from an actor's portrayal) and a somewhat inexplicable act. The story ends but does not fully feel finished. At least not for all the characters.

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Ana en el Trópico - Nilo Cruz

ACTO I

ESCENA 1

Se oyen los ecos de la multitud en una pelea de gallos. Santiago y Cheché apuestan su dinero. Han estado bebiendo, pero no están borrachos. Visten las típicas guayaberas blancas de hilo de mangas largas con pantalones blancos, y calzan zapatos de dos tonos. Eliades recoge las apuestas y se encarga de todas las operaciones.

ELIADES: ¡Peleas de gallos! ¡Vengan a ver los gallos más lindos del mundo volar por el aire y pelearse a muerte! ¡Peleas de gallos! Se puede apostar dos, cuatro, ocho, o diez pesos en Pico Rubio, y cuatro, ocho o quince en Espuela de Oro. Pico Rubio contra Espuela de Oro. Espuela de Oro contra Pico Rubio.

SANTIAGO: Le voy cien pesos a Pico Rubio.

ELIADES: Cien pesos a Pico Rubio.

CHECHÉ: Ochenta a Espuela de Oro.

ELIADES: Ochenta a Espuela de Oro.

SANTIAGO: Le voy diez más a Pico Rubio.

ELIADES: Diez a Pico Rubio. ¿Le vas diez más a Espuela de Oro?

CHECHÉ: No, no. Ya está bien.

ELIADES: Sigan apostando. Cinco, diez, veinte pesos. Pico Rubio contra Espuela de Oro. Espuela de Oro contra Pico Rubio.

(Se oye el ruido de un barco que se aproxima al puerto. Marela, Conchita, y la madre de ambas, Ofelia, esperan el barco en el muelle, y llevan pañuelos blancos en las manos).

MARELA: ¿Será ese el barco que se ve allá?

CONCHITA: Me parece que sí.

OFELIA: Es el único que llega a esta hora.

MARELA: Entonces tiene que ser ese. ¡Ay, me siento tan emocionada! Mamá, déjame ver el retrato otra vez.

OFELIA: ¿Pero cuántas veces lo quieres ver?

MARELA: Cuántas pueda. Tenemos que estar seguras de que es él.

CONCHITA: Cómo te gusta verle la cara.

MARELA: Es que me parece tan elegante y guapo.

(Ofelia abre un sobre y saca una foto).

OFELIA: Aquí está. Pero lo más importante es que tenga las cuerdas vocales fuerte, los pulmones buenos, y una voz que se oiga.

CONCHITA: Lo más importante es que lea claro.

MARELA: Con tal que lea con gusto y sentimiento, yo me conformo. (Se fija en la foto) Fíjense en la cara que tiene y en la forma que firma su nombre.

(Se oyen los ecos de la multitud en una pelea de gallos).

ELIADES: ¡Hay un ganador! ¡Hay un ganador! ¡Ganó Espuela de Oro! ¡Espuela de Oro!

CHECHÉ: ¡Ese es el mío!

ELIADES (contando el dinero): Diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, sesenta.

SANTIAGO: ¡Qué suerte tienes!

ELIADES: ¡Apuestas para la próxima pelea! Pueden apostar cinco, diez, quince, veinte pesos . . . ¡Cuello de Jaca contra Uña Roja! ¡Uña Roja contra Cuello de Jaca!

SANTIAGO: Le voy ochenta a Cuello de Jaca.

ELIADES: Ochenta a Cuello de Jaca.

CHECHÉ: Le voy ochenta a Uña Roja.

ELIADES: Ochenta a Uña Roja. (Dirigiéndose al público) ¡Uña Roja contra Cuello de Jaca! ¡Cuello de Jaca contra Uña Roja!

(Se oye el barco arribando al puerto).

OFELIA: No se lo digan a su papá, pero saqué de mis ahorros para pagarle el viaje al lector.

CONCHITA: Has hecho muy bien, Mamá.

OFELIA: No me arrepiento para nada. ¿Acaso tu padre no se gasta el dinero en las peleas de gallos? Así que yo hago lo que quiero con mi dinero. Me lo gasto en el mejor lector que encontré. El señor que me lo recomendó dice que es el mejor lector de La Habana.

MARELA: No sabes cuánto me alegro, porque el pobre Teodoro escupía demasiado cuando nos leía. A veces parecía que le salían gotas de lluvia de la boca.

OFELIA: ¡Marela! El pobre hombre tenía ochenta años.

MARELA: ¡Y cómo se le notaba!

OFELIA: Por favor, más respeto. Se murió hace sólo tres meses.

MARELA: Tiene todos mis respetos, pero la verdad es la verdad.

OFELIA: El pobrecito, nos sirvió de lector por diez años.

MARELA (con ironía): Sí, yo lo quería mucho. Lo quería como si fuera un tío, como un abuelo, que en paz descanse. Pero debería haberse retirado hace un montón de años. Su corazón no podía con tantas historias de amor. Ni tampoco podía con la poesía ni con las tragedias de las novelas. A veces tenía que sentarse después que leía algo muy sentimental y romántico.

CONCHITA: Pues a mí eso era lo que más me gustaba de él, porque se sabía que leía de corazón.

MARELA: Pero ya era demasiado. La última novela le tomó tres meses.

OFELIA: ¡Ah, pero estaba leyendo «Cumbres borrascosas», y nadie quería que terminara. Ni siquiera tú.

CONCHITA: Bueno, espero que el nuevo lector resulte tan bueno como Teodoro, porque el que lo sustituyó duró bien poco . . .

MARELA: Miren para allá. El barco se está acercando. Ay, estoy tan nerviosa . . . Lo único que quiero es que desembarque ya y que se quede para siempre.

CONCHITA (mirando a la distancia): Con tantos barcos que hacen escala en La Habana, seguro que trae libros nuevos de la Argentina, y de España y Francia.

(Se oyen los ecos de la multitud en una pelea de gallos).

ELIADES: ¡Ya hay ganador! ¡Ya hay ganador! ¡Uña Roja! ¡Ganó Uña Roja!

CHECHÉ: Aquí. Aquí. Uña Roja.

(Eliades le paga a Cheché mientras sigue anunciando la próxima pelea).

ELIADES: Veinte, cuarenta, sesenta, ochenta, cien. . . . Veinte, cuarenta, sesenta . . . ¡Ya pueden apostar! Cola Brava se enfrenta a Falcón de Acero. Pueden apostar cinco, diez, quince, veinte pesos . . . Cola Brava contra Falcón de Acero . . .

(Eliades repite la llamada a las apuestas).

SANTIAGO:

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