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Fotoperiodismo 3.0
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Libro electrónico219 páginas2 horas

Fotoperiodismo 3.0

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Fotoperiodismo 3.0 es una reflexión sobre el estado actual del reporterismo gráfico. A través de las voces de cuarenta profesionales, este libro analiza y da contexto a los principales problemas que atraviesa el oficio, con una visión de futuro donde se pone en valor la importancia de miradas como las de Gervasio Sánchez, Bernardo Paz, Jon Barandica o Manu Brabo, que han capturado a través de sus objetivos momentos clave de nuestro tiempo.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 may 2017
ISBN9788417023195
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    Fotoperiodismo 3.0 - Estela Alcaide

    Soriano

    1. Los protagonistas

    La idea de este libro empieza a finales del año 2014, como resultado a la intención de arrojar algo de luz sobre el panorama actual del fotoperiodismo de investigación y responder algunas dudas que se ciernen sobre la profesión. La mayor incertidumbre era por qué la profesión de fotoperiodista está tan desprestigiada en España. Por qué una labor tan digna como dedicar una vida a contar lo que ocurre en el mundo a través de imágenes no es «pagada» con un sueldo digno y con respeto.

    Llegó entonces el momento de investigar sobre ello. El panorama resultante de un primer acercamiento fue que alrededor de la famosa «crisis del fotoperiodismo» hay muchos debates e incógnitas y una enorme falta de respuestas. Artículos de opinión aislados, quejas y suspiros, pero ningún estudio acerca de la situación del fotoperiodismo en la actualidad en el mundo en general y en España en particular. Por ello, lo que en un principio pretendía «resolverse» con varias entrevistas a profesionales del sector, derivó en reunir a toda una comunidad que también se hacía preguntas similares en relación al presente y el futuro del gremio y no encontraba una respuesta.

    Lo que empezó con Jon Barandica, terminó con Sandra Balsells y se resume en las vivencias y el criterio de cuarenta profesionales del fotoperiodismo y del periodismo en relación a dicho estado. Algunas fueron llevadas a cabo en persona y otras por Skype, teléfono o e-mail, dependiendo del lugar del mundo donde se encontrara la persona entrevistada.

    En su mayoría, los participantes son freelance, aunque también narran su experiencia algunos trabajadores en plantilla en medios o agencias de comunicación. En cuanto a los perfiles, algunos se enfocan en las «breaking news», mientras otros dedican la mayor parte de su tiempo a compaginar sus reportajes personales con otros medios de vida. Asimismo, la mayoría de expertos en la materia corresponde a españoles que no desarrollan su labor en exclusiva en medios nacionales, pero también se ha tenido en cuenta opiniones de profesionales que únicamente trabajan para medios extranjeros y de algunos fotoperiodistas latinoamericanos.

    Todos ellos han opinado en relación a cuestiones como por qué ha aumentado el llamado «fotoperiodismo ciudadano», cómo las nuevas tecnologías han cambiado la profesión, qué ha disparado los problemas de derechos de autor, cómo se han adaptado los medios tradicionales a los nuevos formatos y consumidores de información o la situación laboral y económica del gremio. Sus respuestas han servido para fundamentar las conclusiones de este libro.

    La elección del nombre del proyecto, Fotoperiodismo 3.0, se debe a que una parte importante del mismo es precisamente cómo ha afectado a la profesión el entorno 3.0, que consiste en la asunción de los lenguajes y códigos de internet por los usuarios en su vida diaria, como forma de expresión humana natural. El surgimiento de las redes sociales, que genera un entorno cada vez más social y personal, así como la creación de páginas web cada vez más dinámicas, hacen que la personalización de los contenidos sea un hecho y que también un nuevo fotoperiodismo entre en escena, con todo lo que ello conlleva.

    En cuanto al criterio de selección de los participantes, algunos podrán considerar que debería haber seguido otras pautas o quizá echen en falta a otros grandes profesionales. Pese a que la perfección es prácticamente imposible de alcanzar, debe decirse que el proceso ha seguido como norma la selección de los principales perfiles, teniendo en cuenta su relevancia en las temáticas tratadas, y su consejo para la elección de otras voces.

    Otros considerarán que el criterio de los profesionales que han formado parte del proyecto no es suficiente para formar una decisión final en relación al estado del reporterismo gráfico en la actualidad. Fotoperiodismo 3.0 no trata de convertirse en una enumeración exhaustiva de los problemas y posibles soluciones. La intención final del proyecto trata, por el contrario, de aunar los juicios de diferentes perfiles profesionales del sector, para poner de relevancia los grandes dramas a los que se enfrenta el gremio. Reunir todas las opiniones volcadas durante los meses de recopilación de información pretende también que el lector se enfrente a algunas realidades quizás sólo palpables dentro del sector, pero que afectan a la sociedad en su conjunto. Entre ellos, la afección al derecho a la información de los ciudadanos como resultado de la reducción de la libertad de prensa.

    Ha sido una gran suerte poder contar con los cuarenta profesionales que se han volcado con este proyecto y con todo el apoyo recibido. Aunque durante las entrevistas hubo algunas respuestas totalmente opuestas, todos ellos coinciden en ser unos verdaderos enamorados de la fotografía y del fotoperiodismo y en tener la necesidad de contar a través de sus fotografías lo que ocurre a nuestro alrededor. Entrevistar a personas con mucho que contar, formar parte de sus vidas, compartir sus conocimientos, opiniones y emocionantes vivencias, convierten este proyecto además en un enorme reto personal, gratificante en cada pequeño paso. A ello se suma otra gran motivación, las palabras positivas de muchas personas que han ido descubriendo el proyecto y regalado su tiempo y comentarios.

    Por ello, antes de abordar las diferentes temáticas objetivo del proyecto, se convierte en indispensable agradecer a todos los participantes que se han sumado desde el principio y de manera totalmente desinteresada a Fotoperiodismo 3.0. También a la comunidad que ha nacido en torno a esta idea y por supuesto, a todos los mecenas que han hecho posible que las voces de los cuarenta integrantes salgan a la luz, superando la falta de apoyo institucional a proyectos como este y tirando por tierra la idea de que el «fotoperiodismo no le interesa a nadie en este país». Por todo lo anterior y mucho más, gracias.

    2. La crisis del fotoperiodismo

    Los avances tecnológicos han dado lugar a la segunda gran revolución en la transmisión de la información. Sin embargo, los medios pasan por su peor crisis financiera y entre aquellos ciudadanos preocupados por lo que consumimos a diario en la prensa, el periodismo fotográfico aparece a menudo unido al término «crisis». Para muchos, «el fotoperiodismo está muerto». Una afirmación que se repite sin ni siquiera tratar de entender la situación, como una especie de excusa, mientras los debates en profundidad sobre el estado de la actividad fotoperiodística profesional en la actualidad en España escasean.

    La realidad es controvertida, no cabe duda. Pese a haber hoy en día más imágenes que nunca al alcance del público, los reporteros gráficos son un debilitado colectivo al que le resulta casi imposible, en la mayoría de los casos, vivir únicamente de sus trabajos fotográficos. Que haya muchas más plataformas en las que publicar instantáneas que si nos remontamos veinte años atrás, supone una evidente proliferación de trabajo que debería haber repercutido en un mayor negocio de los medios de comunicación y unas mejores condiciones en la profesión de fotoperiodista, pero no ha sido así.

    Un pasado cierto que conduce a un futuro incierto

    La primera gran revolución en la transmisión de la información, gracias a la invención de la imprenta moderna en 1440 por el alemán Johannes Gutenberg, trajo consigo una mayor demanda de información y entretenimiento por parte de la sociedad y el consecuente nacimiento de los medios de comunicación.

    Después de la imprenta digital, el ahorro de tiempo y costos en la transmisión de la información aumentó considerablemente el afán por conseguir acabar con toda tarea ardua y lenta. La digitalización de documentos conlleva una importante reducción en el coste de producción y un considerable ahorro en papel y productos químicos. Algo muy a tener en cuenta especialmente por aquella parte de la sociedad preocupada por cuestiones ecológicas.

    La irrupción de internet y los smartphones

    A partir de este punto entramos de lleno en la crisis del fotoperiodismo. La tantas veces repetida frase que hace referencia a la muerte del reporterismo gráfico cumple una función importante en este libro. Abre ante nosotros el abanico de temáticas que queremos desarrollar para realizar un esquema completo sobre el estado de la profesión en España. Al aproximarnos, entran en juego dos hitos importantes para abordar la crisis del periodismo fotográfico: la aparición de internet y la entrada en escena de los smartphones.

    La segunda gran revolución en la transmisión de la información no sería posible sin los avances tecnológicos de las herramientas a nuestra disposición, pero tampoco sin internet, que abre una nueva etapa en el reportaje gráfico del siglo XXI: el periodismo digital. La World Wide Web irrumpió en los noventa permitiendo distribuir información a través de páginas web. La revolución de internet trajo consigo la eclosión de un ecosistema online con infinidad de prescriptores, plataformas de comunicación abiertas a todo el mundo y nuevos actores, que ha terminado por sustituir el uso tradicional del papel en ámbitos como la prensa escrita. Unidas inexorablemente al nacimiento de internet están además las redes sociales.

    «No ha pasado tanto tiempo desde que llegó el digital hasta que explotaron las redes sociales y el desarrollo de tecnologías que permiten tener acceso a la información inmediatamente, por tener el teléfono móvil en la mano. Antes tenías en casa un ordenador que era estacionario y no podías mover. Tenías que levantarte a cierta hora para poder ver el telediario o la edición del noticiero para escuchar al periodista que te aportaba credibilidad. Ahora eres tú quien decide qué ves y en qué horario quieres hacerlo. Casi todo está en la palma de la mano». Así se refiere Andrés Kudacki a los cambios vividos en las últimas décadas, que han afectado de manera directa al tema que abordamos.

    Andrés Kudacki es un fotoperiodista freelance argentino que comenzó su carrera documentando la problemática de tierra y de recuperación de la identidad de las poblaciones indígenas en la Patagonia en el año 1999 y reconocido entre otras cuestiones por su cobertura de la crisis financiera y los desahucios en España para la agencia AP.

    Con el smartphone, terminamos el elenco de avances que han marcado un antes y un después en la fotografía en general y en el fotoperiodismo en particular. En definitiva, es la tecnología la que nos ha hecho llegar a la situación en la que nos encontramos hoy en día, cuando es impensable un mundo sin el arte de capturar imágenes. La producción fotográfica ha alcanzado su punto más alto en toda la historia, tanto en manos de profesionales como por aficionados, debido también al aumento del interés por la fotografía de la masa social y a la democratización de la imagen. Esto se traduce en avances increíbles en cuanto a la inmediatez y en que la formación en imagen sea actualmente excepcional, al ser en la actualidad uno de los hobbies más practicados en el mundo entero.

    No es bueno todo lo que abunda

    Sin embargo, el escenario no es tan idílico como parece, ya que pese a que «no podemos vivir sin la fotografía», para muchos «el fotoperiodismo está en crisis» y la profesión de fotoperiodista está no ya en vías de extinción, sino en peligro de extinción. Actualmente queda lejos la idea de los fotorreporteros como estrellas del rock y está mucho más desvalorizada la profesión de periodista fotográfico que en otras «épocas doradas». Esto se debe por un lado a que la captación de la imagen se ha universalizado y ha dejado de ser un trabajo «específico». Frente a algunas profesiones como la de arquitecto o dentista, en el caso del fotógrafo la accesibilidad a la tecnología necesaria para desarrollar la profesión crea en la sociedad el pensamiento de que «cualquiera» puede dedicarse a ello, aunque no tenga conocimientos técnicos en fotografía.

    Esta proliferación hace que la industria tienda a eliminar el exceso de competencia en el sector y que caiga el precio del trabajo de los fotoperiodistas profesionales, a tenor de la ley de la oferta y la demanda de una economía movida por el libre mercado. Sin embargo, que las instantáneas se democraticen cada vez más no es algo que se mire siempre con recelo por parte de los profesionales del sector, ya que se atisban oportunidades de diversificación de negocio como impartir cursos y workshops o editar libros de fotografía.

    Un claro ejemplo de ello es Sandra Balsells, quien en los últimos años de su carrera profesional ha puesto la óptica en proyectos personales gracias a haber convertido la docencia en su principal medio de vida. Sandra terminó la carrera de periodista en el año 89, pero fue en Londres cuando empezó a decantarse por la cámara fotográfica en lugar de por el texto. En 1991 cubrió la desintegración Yugoslavia y la primera guerra en Croacia.

    Tras su proyecto de los Balcanes en 2002, Sandra Balsells imparte clases, talleres y conferencias y emprende sus proyectos personales de fotografía. «Creo en la figura que yo misma puedo representar y que consiste en la persona freelance que se busca la vida haciendo los proyectos que realmente le interesan y luego lo compagina con otros trabajos, a veces relacionados con la fotografía y a veces no. Este es un oficio muy pasional y muy vocacional y esa vida del freelance comprometido con temas a largo plazo y especializado en ciertas áreas geográficas tiene un valor extraordinario y a la larga funciona».

    Lo evidente es que la proliferación de imágenes de forma masiva genera un problema de supersaturación de imágenes incluso en los medios de comunicación. Una de las muchas consecuencias de esta supersaturación es que actualmente es mucho más complicado dejar en shock al lector con una imagen y crear respuestas sociales, como ocurrió en los años 60 con las fotografías que consiguieron que la gente se pusiera en contra de la guerra de Vietnam y se acabara el conflicto. Si ponemos la mirada, por ejemplo, en la agencia estadounidense de noticias AP, los fotógrafos que acompañaban al ejército de Estados Unidos mientras luchaba contra el comunista Viet Cong ganaron cuatro premios Pulitzer por su cobertura fotográfica de la guerra.

    La crisis económica internacional como excusa

    Pero más allá de la democratización de la imagen producida por todos los avances tecnológicos mencionados, el periodismo fotográfico aparece unido a menudo a dos términos: precariedad y crisis económica.

    Es importante tener en cuenta la «crisis económica internacional» sufrida desde el año 2008 en la Eurozona a la hora de valorar la crisis financiera de los medios de comunicación y la prensa. Los medios de comunicación actúan en definitiva como una empresa más del panorama financiero y los fotoperiodistas son actores dentro de este contexto. No podemos olvidar que la crisis ha impactado duramente en los medios de comunicación y muchos no han logrado sobrevivir al cambio de paradigma.

    Sin embargo, ¿ha afectado la crisis de la misma manera en todas las partes de la cadena de valor de la fotografía periodística? Son muchas las opiniones que invitan a reflexionar sobre el oportunismo y la actuación de los medios de comunicación como una empresa más en la que regularmente aparecen crisis, aumentan los despidos y empeoran las condiciones laborales, pero finalmente llega a fin de año obteniendo ganancias. Antes de responder a cómo la crisis ha afectado a las diferentes partes de la cadena de valor del periodismo fotográfico es preciso estudiar las particularidades de la crisis financiera de los medios de comunicación en España y hacer hincapié en que no es lo mismo hablar de la crisis en los medios de comunicación que de la crisis del fotoperiodismo.

    Un cambio de paradigma con grandes inadaptados

    La primera cuestión que ha hecho que exista una crisis financiera de los medios de comunicación es la falta de adaptación de estos ante el cambio de paradigma derivado de la introducción en nuestras vidas del digital. Antes de la aparición del digital, los periódicos en papel necesitaban unas 25 fotografías al día para llenar sus páginas. El presupuesto existente disponible para la imagen gráfica en papel se repartía, por tanto, entre un número reducido de imágenes. Sin embargo, la entrada en juego de las versiones digitales de los noticiarios supuso que actualmente un medio necesite las mismas 25 imágenes para «alimentar» la versión del periódico en papel, pero otras 300 instantáneas para la versión digital.

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