LA CONSPI RACIÓN DE LA «PLAN DEMIA»
Apareció de improviso. Sorprendió a los medios de comunicación. Fue noticia y apertura de informativos en los principales telediarios nacionales. También portada en la prensa escrita y digital. Miles de personas se habían reunido en la plaza de Colón de Madrid el pasado 16 de agosto al grito de «queremos ver el virus», «el virus es el miedo», «lo que mata es el 5G», «¡falsos test, falsos positivos!», «¡bote, bote, bote, aquí no hay rebrote!», «¡libertad, libertad!», «¡no somos delincuentes, queremos respirar!» y «¡televisión, manipulación!». Muchos además portaban carteles donde lucían frases reivindicativas del tipo «El miedo baja las defensas, tú eliges», «La mente es como un paracaídas, funciona cuando la abres» o «Stop nuevo orden mundial».
Al frente de tan inesperado aquelarre de indignados, absolutamente discrepantes con la actual alarma sanitaria y el conjunto de restricciones vigentes que conlleva, se situaron rostros conocidos y anónimos. Entre los primeros, hizo acto de presencia la pintora, poeta y fotógrafa Ouka Leele, quien no vaciló en decir que «para estar sanos tenemos que vivir. No podemos vivir como zombis con mascarilla por las calles». Ya en una concentración anterior, menos multitudinaria y celebraba el 11 de julio de 2020 en el madrileño Paseo del Prado, Leele, altavoz en mano, defendió que «el amor es la mejor mascarilla. Tengo una imagen que se me pasa por la cabeza y es Jesucristo yendo a ver a los leprosos con guantes de goma y mascarilla. Lo cual me parece ridículo y absurdo porque eran personas que estaban tan aisladas de la sociedad como nos quieren aislar a los que no queremos tragar. Y él iba ahí y decía yo te comprendo. Yo no creo en tu enfermedad. Los abrazaba y se curaban. Es que es muy fácil. No es un milagro».
Flanqueaban a Ouka Leele en esa ocasión, personajes muy conocidos del denominado «mundo de la conspiración» como Rafael Palacios «Rafapal» o Jaime Garrido «Jaigar». Rafapal, antaño popular reportero de Telemadrid, desvió su trayectoria profesional para dedicarse en exclusiva al mercado alternativo de las teorías conspirativas. Dentro de esa nueva industria, especialmente lucrativa gracias a Internet, Rafapal se ha ido forjando una gran reputación aireando supuestos contubernios ocultos que operarían clandestinamente contra la sociedad. Unas amenazas sigilosas cuyos protagonistas serían desde los extraterrestres –véase su obra así mismo titulada Extraterrestres. El secreto mejor guardado–hasta los colectivos LGTBI a los que Palacios dedicó el libro
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