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Fotografía infantil
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Libro electrónico799 páginas6 horas

Fotografía infantil

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Información de este libro electrónico

"La fotografía infantil y de familia es una de las especialidades con mayor expansión en los últimos años. En este libro se cubren los aspectos esenciales de la técnica y la búsqueda de un estilo fotográfico personal que garantice el éxito para los profesionales que se inicien en este campo. Además, gracias a las detalladas explicaciones, también puede ser de gran utilidad para muchos padres y madres aficionados a la fotografía. Manuel Santos, fotógrafo y profesor de imagen, ha condensado la experiencia de tres de los más reconocidos estudios especializados en fotografía infantil: Alba Soler, Manuel González y Pepa Valero."
IdiomaEspañol
EditorialJdeJ Editores
Fecha de lanzamiento2 mar 2021
ISBN9788412251302
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    Fotografía infantil - Manuel Santos

    A mis padres por su amor y ayuda en todo momento.

    A mis hijas Sonia y Marina siempre presentes al escribir cada línea de este libro.

    A Inmaculada, fuente de alegría y ánimo para continuar mis proyectos.

    A José Alberto Mariñas, Antonio Lafuente, Eduardo Pardo, Juan Zoido y al grupo de lectura fotográfica CLEF por su amistad y estímulo a mi creatividad.

    A Pepa Valero, Alba Soler y Manuel González por sus conocimientos y experiencia que han sido fundamentales para dar forma a este libro.

    A mi editor Javier de Juan y al diseñador Juan Carlos González Pozuelo por todo su esfuerzo para lograr una publicación tan esmerada.

    FOTOGRAFÍA INFANTIL

    Manuel Santos

    © JdeJ Editores, 2019

    © Juan Carlos González Pozuelo, 2019

    © de los textos, Manuel Santos

    © de las fotografías, Alba Soler, Manuel González y Pepa Valero, según se cita en el texto

    Fotografías de portada (de izquierda a derecha y de arriba a abajo):

    Manuel González, Pepa Valero, Alba Soler.

    Fotografías de contra portada: Pepa Valero, Manuel González, Alba Soler.

    Fotografía de Manuel Santos en solapa: Raúl Herrera y Miguel Mancera.

    Editor:

    Javier de Juan y Peñalosa

    Diseño y maquetación:

    Juan Carlos González Pozuelo

    www.juancarlosgonzalez.es

    Coordinación editorial:

    María Dolores Bagudá

    JdeJ Editores

    Sauces 7, Chalet 8. Montepríncipe

    28660 - Boadilla del Monte (Madrid)

    www.jdejeditores.com

    Más información de la colección FotoRuta:

    www.FotoRuta.com

    ISBN: 978-84-947781-2-4, edición en papel

    ISBN: 978-84-122513-1-9, edición digital

    eISBN: 978-84-122513-0-2

    Reservados todos los derechos. Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)

    FOTOGRAFÍA

    INFANTIL

    TÉCNICAS Y ESTILOS

    Manuel Santos

    Índice

    CAPÍTULO 1

    Introducción

    A quien se dirige este libro, su estructura y autores

    Recursos no solo fotográficos: calma, descanso, comida, juegos…

    Peculiaridades de la fotografía de niños

    Las claves

    CAPÍTULO 2

    Equipo fotográfico y humano

    Cámaras y objetivos más adecuados

    Iluminación

    Otros componentes del equipo

    Equipo humano

    CAPÍTULO 3

    Buscando su propio estilo

    Tres fotógrafos, tres estilos

    Transmitir emociones

    Sembrar la acción y recoger historias: cómo desarrollar su habilidad para crear historias

    CAPÍTULO 4

    Mejorando: composición e iluminación

    Mejorando la composición

    Saltarse las normas para crear composiciones originales y emocionantes

    Configuraciones de luces más usadas en retrato

    CAPÍTULO 5

    Desarrollo de sesiones con bebés

    0 a 15 días

    15 días a 3 meses: sonrisas y… lágrimas

    4 a 8 meses: nuevos retos y rápida evolución

    CAPÍTULO 6

    Desarrollo de sesiones con niños hasta 7 años

    8 a 12 meses: primeros pasos

    12 a 18 meses: juegos y objetos favoritos, imitando a los mayores, situaciones divertidas…

    18 meses hasta los 3 años y medio: empezando a ser diferente, ropa preferida, bailes, meriendas con muñecos …

    4 a 7 años: expresión de sentimientos, comenzando a ser autónomo y socializando con amigos y compañeros del colegio

    CAPÍTULO 7

    Desarrollo de sesiones con niños de 8 a 12 años

    8 a 10 años, pequeños adultos

    11 y 12 años, preadolescentes

    CAPÍTULO 8

    Eficiencia digital: máxima calidad en el menor tiempo posible

    Equipo informático para edición de fotografías

    Edición digital eficiente: máxima calidad en el menor tiempo posible

    Importación y catalogación

    Selección de las mejores imágenes

    Revelado RAW básico

    Revelado RAW avanzado

    Exportación de la selección

    Copias de seguridad

    CAPÍTULO 9

    Creación digital. Impresión y otros productos

    Creación Digital: añadiendo atmósferas

    Retoque avanzado orientado al retrato de niños y preadolescentes

    Creación digital de escenas

    Impresión y creación de álbumes en papel, tipos y calidades, proveedores y programas específicos

    Creación de videos, galerías y otros productos orientados a Internet

    Otros productos: ampliaciones, fotomosaicos, objetos de regalo…

    CAPÍTULO 10

    Promoción del negocio

    Localización del estudio

    Materiales promocionales

    Colaboración con empresas del sector infantil

    Web en Internet

    Promoción en Internet. Técnicas básicas

    Presencia en las redes sociales

    Anuncios y otras acciones publicitarias

    CAPÍTULO 11

    Gestión del negocio

    Tipo de estudio y plan de negocio

    Plan de negocio

    Fortalezas – Claves de éxito

    Debilidades

    Clientela objetivo

    Productos y servicios

    Planificación financiera

    Objetivos anuales

    Calculando sus costes

    Modelos de facturación

    Valores diferenciadores que permiten incrementar el precio de su reportaje

    Cálculo inicial del precio por sesión

    Incrementando el margen de beneficio

    Estrategia a medio plazo en varios años

    Contabilidad y programas de gestión

    Comunicación con los clientes

    Durante la sesión fotográfica

    Contrato entre fotógrafo y padres

    Permisos y condicionantes. Leyes de protección a los menores y su imagen

    Fidelización de sus clientes

    Un excelente trabajo en equipo

    Pepa Valero acostumbra a diseñar una atmósfera completa para sus sesiones: desde la elección de los complementos a la postproducción digital. Estas sesiones de Primera Comunión decidió realizarlas en clave alta, ajustando la exposición y la edición digital para que la mayoría de los tonos de la imagen fueran muy luminosos, según las técnicas que le explicaremos en el capítulo 9.

    Nikon D-800, Nikkor 85 mm f/1,8, ISO 640, f/4, 1/125 s.

    CAPÍTULO 1

    Introducción

    AL FINALIZAR ESTE CAPÍTULO HABRÁ APRENDIDO:

    •La importancia de conocer el desarrollo físico y sicológico de los niños

    •Los recursos no fotográficos imprescindibles para trabajar con niños

    •Las peculiaridades de la fotografía de niños

    •Las claves para preparar y desarrollar una sesión con éxito

    •A valorar el interés en una relación larga y periódica con los padres

    Los niños nos emocionan y enternecen, hay un estímulo inmediato cuando los observamos; quizás genéticamente despiertan nuestro instinto de conservación de la especie o simplemente nos divierten con sus ocurrencias. A lo largo de la historia, los niños han protagonizado muchas de las obras artísticas y literarias que forman parte de nuestra memoria colectiva. Entre otros muchos ejemplos, recordemos el candor de los bebés en las Vírgenes con Niño de Tiziano, la picardía de los preadolescentes de Murillo, la mirada hacia su mundo interior que evocan los retratos que pintó Rembrandt de sus hijos o los continuos juegos en las luminosas playas del Mediterráneo de Sorolla.

    Observar a un niño nunca nos deja indiferentes, son una fuente permanente de sorpresas y emociones. Fíjese en la sinceridad de sus sentimientos, la continua atención con la que sus ojos miran el mundo incluso cuando haya visto su muñeco cientos de veces. Ese interés genuino por el mundo de los pequeños guiará nuestra búsqueda al fotografiarlos, haciendo nuestro camino mucho más sencillo. Puede pensar que para fotografiar niños es necesario un gran equipo fotográfico o muchos conocimientos técnicos sobre iluminación y procesado digital; pero eso no es cierto y se lo demostraremos a lo largo de este libro que contiene todo lo necesario para poder resolver sus dudas y necesidades en esos campos. Lo realmente importante es tener pasión por observar al niño y dejarse emocionar por sus historias.

    Mientras, observamos el milagro y misterio de su aprendizaje: sus primeros pasos, los balbuceos para hacerse entender, sus infinitas ganas de juego o la diversión continua que encuentran disfrazándose… realmente estamos aprendiendo mucho sobre nosotros mismos. Los niños contienen el germen de todo lo que podemos ser de adultos; su espontaneidad, inocencia e imaginación surgen en un torrente ilimitado. Aproveche esas capacidades para vincular al niño con las ideas que tenga para la sesión fotográfica y logrará imágenes inolvidables.

    En los capítulos centrales de este libro encontrará en las primeras páginas una serie de consideraciones sobre las peculiaridades de cada edad, volcando en ellas la gran experiencia de nuestros tres estudios fotográficos. Aprenda todo lo que pueda sobre los niños, obsérvelos atentamente fuera de las sesiones, intente que su mente retroceda un poco a ese estadio anterior para comprenderlos mejor. Esos deberían ser los primeros pasos de su aprendizaje cuando se plantee fotografiarlos.

    A quien se dirige este libro, su estructura y autores

    Este libro se ha desarrollado pensando primero en el profesional que desea especializarse en el campo de la fotografía de bebés y niños. No es un libro de nivel básico, dado que presupone unos ciertos conocimientos y experiencia mínimos en fotografía. Cubre todas las necesidades formativas para iniciarse en este campo, empezando por la selección del equipo más adecuado y cómo mejorar sus imágenes de niños, tanto en el aspecto narrativo como en la construcción de un estilo propio. El núcleo del libro son los capítulos 5, 6 y 7 donde se explican las peculiaridades de los períodos más importantes del crecimiento de los niños: bebés, infantil y preadolescencia. A continuación dos capítulos condensan todo lo necesario para lograr una edición digital cuidada y eficiente, así como algunas técnicas que le permitirán definir aún más su estilo fotográfico. En los dos capítulos finales se explica de forma sencilla los procedimientos necesarios para mejorar la gestión y promoción de un estudio fotográfico especializado en niños.

    No obstante muchos papás y mamás, que ya son aficionados a la cámara desde antes de que llegaran sus pequeños, también pueden sacar cuantioso provecho de las páginas de este libro repletas de excelentes ejemplos y consejos por parte de tres de los mejores profesionales de este campo en España. Veamos quienes son estos fotógrafos.

    Pepa Valero nació en San Miguel de Salinas (Alicante) y cursó la especialidad de Fotografía Artística en la Escuela de Artes Aplicadas de Orihuela, además de realizar estudios de diseño gráfico en Madrid. En 1991 abre su propio estudio fotográfico en su localidad natal especializándose en fotografía infantil. Desde entonces no ha parado de fotografiar bebés y niños de todas las edades. Su imaginación y carácter juguetón le facilita la comunicación con los peques que fotografía, haciendo que sus sesiones sean muy divertidas para ellos. En sus imágenes logra evocar el mundo interior de los niños y sus estados de ánimo, además de poseer una gran facilidad para capturar sus expresiones más auténticas.

    Alba Soler estudió Comunicación Audiovisual y trabajó en publicidad antes de abrir su estudio especializado en fotografía infantil en Xátiva (Valencia). Considera que una de sus claves fotográficas es situarse en un estado mental de ‘niña’ para crear un mundo donde expresar la inocencia e ilusiones de los pequeños. Prefiere trabajar fuera del estudio, en localizaciones que aporten una atmósfera especial a sus imágenes. Cuida mucho la iluminación, combina luz natural y flash con gran pericia técnica buscando soluciones creativas que le permitan aportar una atmósfera muy especial a sus imágenes. Como reconocimiento de su experiencia en el manejo de luz artificial, Alba, Pepa y Manuel son embajadores de la marca de flashes Profoto en España.

    Manuel González empezó a fotografiar y revelar en el laboratorio casi antes de que se le cayeran los primeros dientes, pues su padre ya tenía un estudio fotográfico en El Arahal (Sevilla). Prefiere trabajar en su estudio porque considera que tiene un mayor control de la iluminación y los niños se concentran más en la sesión al tener menos distracciones que en exteriores. Su estilo combina una iluminación sencilla con una cuidada atención a los gestos y movimientos de los pequeños. Considera que la toma digital es unicamente el negativo, por lo que después trabaja exhaustivamente su postproducción para conseguir bellas texturas de fondo y un control preciso del color que aporta esa paleta tan especial a sus imágenes. Aunque se siente cómodo con la fotografía infantil en general, le atrae especialmente la fotografía de recién nacidos porque le hace sentir bien tener ese control perfecto sobre un crío tan indefenso de pocos dias de vida, en estas sesiones. Explica que él mueve al crío, cambia los pañales, da el biberón, calma al bebé, etc. Lógicamente con toda esa experiencia logra hacer ver a los papás que su pequeño bebé indefenso se encuentra en manos de un experto lo que se hace notar aún más con padres primerizos.

    Además, a nuestros tres fotógrafos les encanta compartir sus conocimientos y experiencias, como muestran sus numerosas conferencias y talleres especializados en España y Latinoamérica. Mi misión como autor de este libro ha sido estructurar y condensar las técnicas usadas por ellos –en las sesiones fotográficas, la postproducción y la gestión del estudio– seleccionando de entre sus mejores fotografías las más adecuadas para ilustrar cada capítulo.

    Recoger en un retrato fotográfico la personalidad de un niño constituye un gran reto, que deberá afrontar con paciencia y empatía; pero sin duda le ayudará, además, contar con algunos de los trucos que el día a día va aportando. Gracias a la experiencia acumulada por nuestros fotógrafos usted podrá avanzar mucho más rápido en este aprendizaje.

    En primer lugar ha de conocer cómo evoluciona el niño y cuáles son las peculiaridades de cada fase de su desarrollo. Alba Soler resume su experiencia con una divertida e instructiva anécdota: Al principio cometía muchos errores, por ejemplo: una vez fotografiando a una niña de 3 años se me ocurrió decirle ‘¡Ahora, salta!’ y la madre se quedó mirando con una cara de sorpresa total, porque ¡los niños de 3 años no saltan!, hacen como que toman impulso pero no llegan a saltar. Ahora ya lo tengo mucho más controlado; sé cuándo pueden saltar, cuándo mantienen el equilibrio, cuándo les puedes pedir que se suban a un árbol. Después de estar fotografiando muchos niños de diversas edades, ya conozco perfectamente en qué momento se puede pedir cada cosa.

    No es lo mismo tomar fotografías a un bebé recién nacido, que ha comido y está dormido, pudiendo prácticamente colocarlo y mantenerlo quieto en cualquier postura, que intentar convencer a una preadolescente de que la imagen que usted va a conseguir de ella es mucho mejor que las fotografías que se toma ella misma con su móvil. En cada edad debería conocer qué tipo de actividades puede documentar con su cámara. Hay etapas en el crecimiento de un niño durante las que interactúa fácilmente con sus padres, otras donde empieza a querer conocer mejor a los demás miembros de su familia, por ejemplo a sus abuelos, y por supuesto en algunas etapas, como la preadolescencia, es mejor que se concentre en capturar su personalidad ya más forjada. En cada capítulo le ofreceremos una pequeña introducción sobre las peculiaridades físicas y sicológicas de diversos períodos de crecimiento del niño. No tiene que poseer los conocimientos de un sicólogo infantil, pero sí le vendrán muy bien algunas nociones que le ayudarán enormemente en su trabajo diario.

    Recursos no solo fotográficos: calma, descanso, comida, juegos…

    No todos los niños son igual de sociables y se comportan de manera similar en una sesión fotográfica. Con algunos podrá empezar la sesión casi inmediatamente, mientras que con otros necesitará una fase de aclimatamiento. En especial considere que las sesiones en estudio significan para el niño entrar en un entorno desconocido, algunos parecen entrar en fase de auténtico pánico porque creen que los llevan a la consulta del médico o a la cueva oscura del lobo de sus cuentos. Por ello será conveniente que tenga preparados ciertos recursos, no sólo fotográficos, para su sesión. Pepa Valero tiene siempre su nevera bien surtida de chocolatinas, batidos, etc. Un trozo de chocolate y esperar 5 minutos a que haga efecto, cambia completamente la actitud de un niño enfadado.

    En esta imagen, tomada durante una sesión fotográfica de Pepa Valero, puede apreciar cómo la fotógrafa incentiva una atmósfera de juego en los niños. Para campañas específicas suele construir un escenario donde los pequeños están deseando entrar a divertirse e imaginar historias. Ella misma se pone cómoda, se quita los zapatos y, entre foto y foto, ¡salta a la escena a jugar con ellos! Habitualmente usa una iluminación sencilla que permita al niño moverse libremente por la escena para esta imagen situó un flash a la izquierda montado con una ventana rectangular y nido de abeja, según las técnicas explicadas en el capítulo 4, y ajustó la potencia del flash para que las pequeñas luces de Navidad también iluminaran el rostro de la niña.

    Nikon D-800, Sigma 35 mm f/1,4, ISO 800, f/2,8, 1/160 s.

    Cada fotógrafo al especializarse en fotografiar niños busca sus propios recursos. Pepa Valero resalta cómo mi arma secreta para trabajar con niños es que yo también soy muy niña, un poco trasto y me encanta hacer el tonto. Ellos no me ven como una mamá o una abuelita, que ya tengo edad para ello, sino como un niño más. Tengo una clienta con una niña que cuando le dice la mamá en su casa Marta, ven aquí que te tienes que comer esto, la niña le contesta ‘yo no me llamo Marta, ¡me llamo Pepa Valero!’ (risas). Muchos padres y madres me dicen que sus niños recuerdan mucho la sesión conmigo y es por ese motivo, porque para ellos resulta una experiencia distinta de lo que hacen todos los días. Estamos dos horas juntos bromeando, jugando, haciendo el tonto… entonces a los críos se les queda mucho en la cabeza que han estado con una payasa ¡directamente!.

    Detecte el carácter y momento en que se encuentra el niño. Pepa Valero insiste en la importancia de "entender las peculiaridades de cada edad, porque así no es difícil encontrar trucos para que colaboren en la sesión. Por ejemplo, con los niños de dos años, que suelen ser muy rebeldes, funciona de maravilla la compañía de un hermano o primo mayor porque lo que haga el mayor lo va a imitar también el pequeñajo. Si no quiere hacerse fotos, empiezo haciendo fotos al primo o al hermano, inmediatamente tengo ya al pequeño que quiere que le haga a él, a menudo me dice: ‘Este no, ¡yo!’ con lo que ya puedo empezar la sesión".

    Para niños más grandes, de siete a diez años, lo que suelo tener como recurso es decir palabrotas o tacos con ellos. Intento no decir muchas pero que alguna se escape y reírnos juntos. A las chicas les va mucho sentirse princesas; siempre llevo mis coronas, mis pañuelos, mis faldas… y eso funciona genial. Con los chicos suelo llevar bombas de humo, pues les llaman mucho la atención ver cómo se abre el humo, los colores que forma, etc..

    Si el niño es muy nervioso quizás lo mejor es dejarle que explore el estudio o le acompañe explicándoselo, o quizás se sienta más relajado si plantea una sesión en exteriores. Cuando acaba de despertarse después de una siesta en el coche, déjele su tiempo para que abandone su estado de sueño y le conozca. Además hable con el niño, pregúntele por sus temas o canciones favoritas y tenga a mano su tableta u ordenador para reproducir alguno de ellos. Un niño relajado, cómodo y confiado supone un 50% del éxito de su proyecto fotográfico.

    CONSEJO

       EL JUEGO… Y LA RISA

    Fred Rogers: «El juego es realmente el trabajo de la infancia»

    El juego es una pieza clave en el aprendizaje y la interacción social de los niños. El juego les permite entretenerse, así como descubrir y aprender de su entorno. Los pequeños no entienden muchas cosas del mundo de los adultos: ¿para qué les llevan con un desconocido que se esconde detrás de un aparato negro y les marea la cabeza con fogonazos de luz? La primera tarea del fotógrafo es conseguir que los pequeños no lleguen a esa percepción. Los niños se sienten atraídos por el juego y está en sus manos saber aprovechar esa tendencia natural para que colaboren con usted sin esfuerzo y pasando un buen rato.

    Olvide su cámara, siéntese con su protagonista en el suelo con algún juguete o muñeco y plantéele un juego que consista en una tarea sencilla. Puede pedirle que mueva la cabeza del muñeco para contestar a las preguntas que usted le formule, o que haga andar o parar al muñeco cuando se lo indique, o que pulse el botón del resorte para hacer salir a un muñeco de una caja. Procure que los movimientos que le solicite sean fáciles de entender y vincular a una palabra; no los asocie a una señal visual porque entonces el niño fijará demasiado la mirada en su mano. Por último intente que la secuencia posible de movimientos facilite una pose adecuada del pequeño.

    Motívele a reír; el niño reaccionará de manera muy diferente si ve que usted se ríe por los fallos de sincronización de los movimientos del pequeño, en vez de agobiarlo con una perorata cada vez que no se mueve justo cuando usted le indica. La risa, al igual que el juego, desencadena toda una serie de reacciones fisiológicas, cognitivas y emocionales que facilitan el aprendizaje, la sociabilidad, la liberación del estrés acumulado y permiten que el niño sea más abierto a nuevas personas y experiencias. Planee, memorice y practique algunos recursos para provocar la risa en un niño: desde muecas y sonidos de animales para los más pequeños, a chistes o parodias de personajes para los mayores. Incluso algo tan simple como hacer que el niño lo perciba a usted como que juega al escondite detrás de la cámara puede convertirse en una fuente de carcajadas en el pequeño.

    En el almacén de Manuel González se encuentran ositos y animales de peluche, mariposas, margaritas y otras flores, con los que puede distraer a los niños para que aparezcan más naturales y menos pendientes de la cámara. En este caso le propuso a la niña un juego sencillo con la margarita En esta fotografía, como es habitual en él, utiliza la estrategia acción/reacción: la mamá está al lado de la cría y la incita a mirar a la margarita o bien a arrancarle una hojita, consiguiendo esta instantánea, tan natural y fresca, al disparar cuando tenía la mirada concentrada en la acción sobre la flor. Hasta los 3 años, los niños tienen que concentrar toda su atención para lograr coordinar sus movimientos, de modo que solicitarles una acción concreta sobre algo les induce a permanecer atentos con todos sus sentidos en ello, facilitando al fotógrafo posturas y gestos más naturales.

    Canon 5D Mark IV, Canon 135 mm f/2, ISO 800, f/5, 1/250 s.

    Peculiaridades de la fotografía de niños

       IMPREVISIBLE

    Una sesión fotográfica con niños puede ser muy imprevisible, tanto en sentido positivo como negativo. Es posible que se encuentre con un niño que se expresa de forma muy natural ante la cámara y permita que la sesión fluya fácilmente; pero también que al pequeño no haya forma de mantenerlo quieto por ser hiperactivo o, simplemente, porque no le gusta el entorno del estudio del fotógrafo.

    La planificación previa de una sesión fotográfica con niños puede ahorrarle mucho tiempo. Empiece por ofrecer a sus padres una serie de sugerencias sobre el descanso previo que debería haber tenido el niño, la hora ideal para las fotografías, etc., en función de la edad del pequeño. Expréseles también que siempre hay que contar con factores imponderables, desde aquellos niños que vienen aterrorizados por experiencias cercanas desagradables, por ejemplo visitas al médico, a otros que se enojan cada vez que se les propone cambiar de vestuario.

    Sobre todo busque establecer una buena comunicación con el niño; entonces observará cómo fotografiarlo se convertirá en una experiencia estimulante por la cantidad de sorpresas que puede ofrecerle. Esté muy atento a la inocencia con que le pueden proponer ideas divertidas y emocionantes. Muchas veces no necesitará más que sugerirle el inicio de una historia, preguntándole por el nombre de su muñeco o indicándole que agite la caña con la bandera pirata, para que el niño le sorprenda con toda una aventura de conquista improvisada en su estudio o en el bosque donde se encuentre.

       RÁPIDA

    A excepción de los recién nacidos, ¡o cuando duermen la siesta!, le resultará difícil mantener quietos a los niños que fotografíe. Por naturaleza los niños están en constante movimiento: desde los pocos meses y hasta los tres años necesitan practicar constantemente el control de sus movimientos para agarrar cosas, andar, etc.; después, simplemente por explorar y aprender del entorno. Además muchos de ellos no paran de gesticular y hacer mohines cuando están frente a una cámara.

    Tendrá que acostumbrarse a esa dinámica por parte de los pequeños e intentar reconducir la sesión hacia una atmósfera de colaboración. Si el niño se siente escuchado y comprendido, si observa que usted le habla en un tono tranquilo y pausado, que le ofrece posibilidades de jugar, mantendrá una actitud más reposada y colaborativa. Por el contrario, si aprecia que usted no le presta atención o que le habla en un tono imperativo, el niño rápidamente lo captará, se sentirá solo y demandará mayor atención llorando o moviéndose agitadamente. Para Pepa Valero la paciencia es la madre de la ciencia en este tipo de fotografía. A mí me llegan muchos niños llorando y pataleando, pero con paciencia he conseguido calmarlos a todos. No hay más secreto que darles su tiempo y espacio para que el niño te sienta como alguien cercano, como un amigo, y eso requiere tiempo. Lo mínimo que se necesita es una hora, incluso cuando son pequeñas sesiones requieren ese tiempo, no puedes hacerlas en quince minutos. Si coloco una sesión cada quince minutos, no hay suficiente tiempo para que el niño pueda adaptarse.

    Busque calmarlos y no sobreexcitarlos con sus propuestas de juego. Tómese su tiempo para sentarse con ellos en el suelo, dejar que le cuenten sus aventuras con sus muñecos y conseguir que se relajen con usted. Propóngale tareas sencillas pero que requieran de una cierta atención para realizarlas, al objeto de que concentre todos sus sentidos en ello y relaje la atención hacia usted y la cámara. Si todavía el niño se encuentra demasiado nervioso, quizás por timidez o miedo al entorno del estudio, deje que se calme en brazos de su madre o padre mientras aprovecha para tomar algunas fotografías de ellos juntos. Y si incluso eso falla, siempre le queda el recurso de la chocolatina y esperar a que haga efecto el poder ‘sedante’ de la golosina.

    Aunque la sesión se desarrolló en exteriores, Alba Soler recurrió al flash para conseguir detener el movimiento constante de este niño. Le propuso diversos juegos sobre esta traviesa de ferrocarril, retándole a abrirse de piernas sobre el puente improvisado. Para que el bosque al fondo no distraiga, usó un objetivo tele corto de 85 mm y un diafragma bastante abierto de f/2, lo que le permitió una profundidad de campo muy reducida y que únicamente el plano del niño estuviera enfocado con nitidez.

    Canon 5D Mark III, Canon 85 mm f/1,2, ISO 200, f/2, 1/160 s.

    Hay ocasiones en que no le quedará más remedio que disparar en ráfaga para poder captar movimientos, gestos y expresiones rápidas. Si el niño es un apasionado de su bicicleta, el columpio es su sitio preferido o no para de saltar a la comba… ajuste su exposición y dispare en ráfaga. También resulta muy útil esta técnica cuando fotografíe a un preadolescente que empieza a tener demasiada consciencia de su propia imagen, porque así podrá captarlo en los intervalos entre momentos demasiado posados.

       SESIONES BREVES

    Nuestros tres fotógrafos coinciden en que las sesiones con niños tienen que desarrollarse en algo menos que una sesión equivalente con adultos; aunque si se suma el tiempo que hay que darles a los pequeños para acostumbrarse a un nuevo entorno y para descansar entre tomas en realidad el tiempo requerido viene a ser muy similar. Si una sesión de retrato de adultos con tres o cuatro cambios de ropa viene a durar una hora y media, calcule que tendrá alrededor de una hora si se trata de un niño pero añada al menos otra media hora para aclimatación y descanso entre tomas. Si parte de esa hora de trabajo real en estudio y considera en unos cinco minutos el tiempo necesario para realizar cada cambio de vestuario, el tiempo real que le quedará para fotografiar será de unos cuarenta y cinco minutos o sea unos 10 a 15 minutos para cada atuendo.

    Para Alba Soler, la clave es no agobiar al niño con el tiempo: No voy acelerada haciendo la sesión, así que me tomo de una hora y media a dos horas y media máximo. Prefiero ir con tiempo, porque a lo mejor nada más llegar el niño necesita adaptarse al entorno o exige parar un cierto tiempo la sesión, porque necesite descansar, merendar o jugar sin que nadie le esté diciendo donde colocarse todo el tiempo. Mucha gente piensa que dos horas es mucho para un niño; pero es al contrario, el niño se estresa menos si vamos con más tiempo.

    Manuel González, lógicamente bajo su criterio y experiencia de trabajar en fotografía infantil desde hace muchos años, opina que los niños de 1 a 4 años aproximadamente no aguantan más de una hora metidos en el estudio. Pasado este tiempo el crío va perdiendo la energía y el consiguiente interés por todo lo que le rodea. Por regla general mis sesiones infantiles tienen una duración de una hora, exceptuando recién nacidos que van de 3 a 5 horas.

    Algunos fotógrafos, como Pepa Valero, han diseñado varios tipos de sesiones con distinta duración dependiendo de la edad: Puedo ir de una sesión mínima de 45 minutos hasta 4 o 5 horas. Si los padres quieren algo muy extenso, en estudio y exteriores, con y sin familia, hay veces que divido la sesión en dos días. Ese tipo de sesiones largas únicamente son posibles a partir de los siete años en adelante. Hay muchos niños que se cansan y entonces es conveniente saber parar la sesión, para quizás continuar al día siguiente si es necesario.

       FASCINANTE

    Los niños son criaturas fascinantes, aproveche los momentos mágicos que seguro le brindarán, por ejemplo cuando tienen menos de 10 años todavía no son completamente conscientes de su propia imagen y, por tanto, son mucho más espontáneos y menos reservados a la hora de disfrazarse o actuar. Con muy pocos elementos que usted aporte y una oportuna sugerencia de aventura podrá activar su imaginación. Alba Soler indica la importancia de incluir en la mochila de equipo algunos pequeños objetos, por ejemplo unas mariposas de plástico, y después simplemente con preguntarle ‘¿de dónde ha venido esta mariposa?’ es suficiente para que el niño se concentre en ella, se olvide de la cámara y brote la magia de su fantasía. Para mí los niños o la infancia serían como los momentos ideales para soñar, donde no tienes ningún prejuicio ni ninguna responsabilidad. Puedes pensar libremente: ¿qué voy a hacer de mayor?, ¿dónde voy a vivir? Al realizarle una foto a un niño estamos recogiendo dichas sensaciones. Cuando le hacemos una foto con los ojos cerrados, estamos transmitiendo todo eso: ¿qué estará soñando?, ¿cómo va a ser su vida?.

    Con niños mayores, Alba Soler prepara sesiones más tranquilas donde busca captarlos absortos en su mundo interior y menos atentos a la cámara. Con algunos funciona muy bien ofrecerles algunos libros antiguos con ilustraciones atractivas y dejarles un rato para que los curioseen. Después puede indicarles que se recuesten e imaginen en cual de esas historias les gustaría aparecer junto a los personajes. Alba preparó una iluminación sencilla, situando un Flash Profoto con reflector de belleza (Beauty Dish) arriba a la izquierda, para incrementar un poco la iluminación en la zona central de la imagen que estaba en la sombra del árbol y ajustando su potencia para que la propia luz natural le sirviera como luz de relleno de sombras.

    Canon 5D Mark III, Sigma 50 mm f/1,4, ISO 400, f/4,5, 1/200 s.

    Las claves

       CONOCER CADA EDAD

    Cada niño es un mundo en sí mismo; no obstante hay una serie de patrones comunes de comportamiento que dependen mucho de la edad del pequeño y por ello le insistiré en los capítulos siguientes cómo abordar su forma de tratarlos durante la sesión fotográfica. Hay edades cuando podrá convencerlos fácilmente para seguir sus instrucciones, mientras que en otras el niño deseará imponer sus condiciones y tendrá que negociar con él.

    En general, procure que el niño llegue relajado a su estudio y se mantenga así la mayor parte de la sesión. Para ello es fundamental que los padres no creen demasiadas expectativas al pequeño sobre la sesión en las conversaciones previas; más vale que bromeen con él sobre el estudio o el fotógrafo y le cuenten de forma divertida cómo le hicieron fotos a los padres cuando eran pequeños, a que lo atosiguen con indicaciones absurdas sobre cómo tiene que comportarse y lo que se espera de él.

    Un buen fotógrafo de niños es una equilibrada combinación de madre, padre, sicólogo, compañero de juegos… ¡y por supuesto experto en fotografía! No obstante, de nada le servirán sus amplios conocimientos de fotografía si no logra calmar una rabieta o proponerle un juego que le entusiasme. Para ello es fundamental que conozca las peculiaridades de cada edad, sus problemas más habituales y cómo enfrentarse a ellos con éxito. Nunca pierda la oportunidad de aprender de los niños, incluso cuando no está fotografiándolos y, simplemente, se encuentra visitando a una pareja de amigos con niños pequeños. Pepa Valero reconoce que el día a día me ha hecho conocer al niño y saber las peculiaridades de cada edad. Es curioso que hay veces que estoy en la playa y oigo una rabieta detrás de mí y digo ‘un niño de dos años’, escucho a otro y calculo un año y medio…¡Y no fallo!, ¡los tengo cronometrados! Me los conozco al dedillo.

    Mientras más domine sus peculiaridades y haya interactuado previamente con niños de todas las edades, con mayor facilidad logrará que fluya la sesión fotográfica sin problemas. Quizás por ello, tantos fotógrafos de niños consideran que han empezado realmente a saber cómo fotografiar a los pequeños cuando han tenido sus propios hijos y han debido afrontar las peculiaridades y problemáticas del desarrollo del niño en cada edad. Pepa Valero considera que no es fundamental tener hijos para entenderlos, al igual que hay excelentes profesores que no los tienen, pero es natural que a raíz de ser padre o madre tu forma de trabajo cambia.

    Manuel González opina que bajo mi criterio, el ser papá de dos crías maravillosas, Natalia de 12 años y María de 10 años, pienso que no me ha cambiado mi forma de trabajar con críos, Eso sí, he de decir que esa combinación de la que hablabais arriba de madre, padre, psicólogo, compañeros de juego, quizás me haga tener otra visión a la hora de abordar una sesión infantil. Pero lo que si tengo clarísimo que a quien no le gusten los críos y tenga esa paciencia, con toda probabilidad le cueste más abordar las sesiones. La paciencia y dejar fluir la sesión son primordiales para que el crío se encuentre cómodo en el espacio extraño en el que está. Por regla general seguir esta forma de actuar me lleva a conseguir una sesión con éxito.

    Conocer cada edad y sus peculiaridades físicas y sicológicas es fundamental para iniciarse en la fotografía de niños. Entre los 6 meses y el año los bebés se llevan todo a la boca, pues para ellos es otra manera de explorar el mundo. Además le están saliendo los dientes y le molestan las encías, de modo que suelen intentar mitigarlo masticando lo que encuentran a su alrededor. El fotógrafo Manuel González conoce perfectamente este período y tiene varios peluches que pueden dar juego a imágenes divertidas cuando el niño empiece a explorarlos y morderlos. También sabe que no pueden quedarse erguidos al sentarse, por lo que coloca al niño en un cesto de tamaño reducido que le ayude a mantenerse sentado sin caerse.

    Canon 5D Mark III, Canon 24-70 mm f/2,8 @ 38 mm, ISO 100, f/22, 1/60 s.

       NARRAR SUS HISTORIAS, INCENTIVARLAS MEDIANTE EL JUEGO Y LA MÚSICA

    Ofrézcale espacio y tiempo para que le sorprenda, haga que el niño se sienta libre en su presencia, de forma que no coarte su imaginación… déjele que se sienta un poco ‘salvaje’ y vea la sesión como un juego más. No conozco niños que no deseen jugar… de modo que esa tiene que ser su arma secreta: el juego. Cuando el niño se concentra en un juego, su mente se focaliza en él y ya no está preocupado por el fotógrafo o por el entorno del estudio. Por ejemplo: indíquele que se prepare para salir corriendo o que suelte su cometa cuando usted cuente hasta tres. Pídale que imite las toses de su padre o los ladridos de su perro…

    Alba Soler considera que la situación óptima es de juego controlado. En mi forma de disparar no propicio situaciones donde el niño vaya corriendo o se mueva rápido. Soy más de posado aunque sean muy pequeños. Siempre es una situación controlada, sí que les doy juguetes, una pelota, cosas con las que jugar… pero les pido que la encesten en algún punto, si tienen que coger una flor… debe ser esa flor en concreto. Estoy preparada por si se mueven pero intento no propiciar que corran o se muevan del sitio donde deseo, porque he elegido ese sitio con esa luz, ese encuadre, esas características… Es más fácil sentarlo y, por ejemplo, darle un camión para que lo llenen de piñas, así mientras lo llenan el niño no se moverá de allí.

    Pepa Valero sugiere usar la música para que el niño pierda el miedo al estudio: "A mí me funciona mucho el cantar, ¡y mira que canto mal!, o simplemente ponerle algo de música. Hay veces que canto muy flojito y entonces, si logro mantener callados a los papás porque siempre se eleva mucho la voz en el estudio, el niño empieza a perder los miedos y a querer acompañarme cantando o bailando. Otra cosa que funciona también muy bien, con niños de dos años que suelen ser muy rebeldes, es la compañía de un hermano o primo mayor, porque lo que haga el mayor lo imitará también el pequeñajo. Si no quiere hacerse fotos, empiezo tomándole fotografías al primo o al hermano; inmediatamente tengo ya al pequeño que quiere que se las haga a él.

       EMPATÍA Y ASTUCIA

    Un niño de corta edad es mucho más espontáneo e inocente que un adulto, lo que en muchos casos facilita la interacción con ellos. No son tan conscientes de sí mismos ni capaces de avergonzarse y retraerse. Lo que sienten lo expresan directamente en su cara y gestos, permitiendo al fotógrafo atento lograr imágenes de gran intensidad emocional. Sus reacciones son más fáciles de prever pues responden de forma más regular a los estímulos, al no estar tan influidos por la racionalidad que domina los comportamientos adultos.

    Pero también la interacción puede ser mucho más compleja, porque no son capaces de comunicar verbalmente todo lo que sienten. Tienen desconfianza y miedo; ante nuevas situaciones sus reacciones pueden desbordarle y empezar a llorar o gritar. Entre las claves para conseguir sesiones fotográficas agradables para el niño, la familia y el fotógrafo posiblemente las dos más importantes sean: empatía y astucia. La empatía, el situarse en la cabeza y sentimientos del niño, le ayudarán a anticipar sus miedos, analizar sus actitudes y comprender sus acciones. De ese modo conseguirá reunir mucha información que le posibilitará diseñar un entorno inicial satisfactorio para el niño, así como poder reaccionar a los problemas que surjan durante la sesión.

    Cierre los ojos e intente imaginarse dentro de la mente de un niño de dos o tres años. Acaba de comenzar a ir a la guardería, lo que le ha costado varias rabietas pero, más o menos, se ha empezado a acostumbrar a los vivos colores, al ambiente de juego y los amigos que empieza a hacer. Ahora su madre le ha dicho que van a ir a casa del fotógrafo para que le haga unas fotos. Entra en un lugar extraño y oscuro, donde la única zona donde hay luz está sin ningún mueble y con un suelo muy raro de color blanco, sin esquinas. Está empezando a aprender a bajar las escaleras por sí solo, a controlar el miedo al vacío, pero de pronto le depositan en una superficie sin texturas y que parece que puede hundirse en cualquier momento. ¿Cómo cree usted que reaccionaría? Es bastante probable que entrara en una situación de pánico y deseara que sus padres lo sacaran fuera de allí cuanto antes.

    Cuando la madre o el padre llevan a su hijo al estudio de un fotógrafo, que desde luego es lo menos parecido a su hogar o a la guardería, deben esperar que al niño tarde un cierto tiempo en acostumbrarse al lugar y al fotógrafo. Aunque le daremos una serie de consejos para conseguir un entorno agradable para esa primera experiencia, considere fundamentalmente que es el momento de la empatía con el niño, de ponerse en su lugar y ofrecerle todo el cariño que demanda. Una vez superada la fase de aclimatamiento, puede encontrarse con un niño sociable, simpático y encantado de seguir sus indicaciones.

    Para Pepa Valero también es muy importante que únicamente una persona le hable al niño, que solo una esté a su nivel. Si el niño está a tres metros, debe haber otra persona que conozca (su madre o padre habitualmente) que se encuentre de treinta a cincuenta centímetros de él, mientras que mi ayudante también se suele quedar cerca jugando con él. Tanto en el estudio como en exteriores, si al niño se le deja solo y a tres metros, frente a él, se encuentra el fotógrafo, sus padres y todas las demás personas, su reacción inmediata es pensar ‘Yo también me voy. ¿A mí por qué me habéis dejado solo aquí? ¿Qué juego hay aquí, si estoy yo sólo y vosotros lejos?’ y deseará buscar la compañía y acercarse a donde están todos.

    Manuel González indica cómo dependiendo del temperamento o personalidad las indicaciones al crío las hará la mamá o el papá o yo mismo; pero nunca le vamos a dar esas indicaciones u órdenes tres personas, porque así el niño se aturulla y no sabrá a quien hacer caso. En críos más introvertidos, por regla general, esas órdenes serán realizadas por el papá o la mamá, lógicamente bajo mi guión, a diferencia de críos extrovertidos con los que esas peticiones las daré yo. Siempre comento que esa psicología debe tenerla un fotógrafo infantil y captar rápidamente la personalidad del crio actuando en consecuencia para el buen desarrollo de la sesión.

    Para que se acostumbre al espacio del estudio, un niño de corta edad requiere de un periodo de aclimatamiento donde la madre o el padre se encuentren muy cerca de él. Manuel González le pidió a la madre que sostuviera la bufanda mediante un hilo transparente, mientras se mantenía próxima al pequeño. Fíjese en el gesto tan expresivo y tranquilo del niño, ¡no siempre tiene que captar una sonrisa para conseguir una buena fotografía!

    Canon 5D Mark III, Canon 85 mm f/1,2, ISO 125, f/4,5, 1/200 s.

    Si el niño empieza a tener una actitud poco cooperativa, es el momento de comenzar a usar toda su astucia y cartera de trucos para distraerlo, de modo que la mente del pequeño se dirija hacia algo fuera de la experiencia de la sesión. Unas figuras de colores, un muñeco de peluche o, simplemente, usted imitando el ladrido de un perro pueden bastar para conseguir fijar su atención y activar su imaginación, de forma que olvide el lugar donde se encuentra.

    Ofrézcale algunas recompensas; Pepa Valero asegura que según su experiencia no hay nada que una chocolatina no pueda conseguir… También nuestros tres fotógrafos suelen usar otro truco basado en la sicología inversa: cuando desee que el niño haga algo, indíquele justo lo contrario… Si quiere que se suba a la silla, dígale que no se suba y espere a su reacción. Lo más probable es que en unos segundos intente subirse a ella.

       CONSTRUYENDO UNA RELACIÓN LARGA Y PERIÓDICA

    A medida que vaya teniendo mayor soltura fotografiando niños, logrará que ellos le aprecien y consideren sus encuentros como una experiencia divertida y entretenida con la que disfrutarán. Al establecer un vínculo con el pequeño logrará que al niño le apetezca volver a tener una sesión de fotografías, ya sea en estudio o en exteriores.

    Desde un punto de vista comercial le interesa empezar a construir esa relación con los padres cuanto antes, por lo que muchos fotógrafos realizan ofertas especiales para sesiones de embarazadas o de ellas con sus parejas. Si logra captar las bellas curvas de su cuerpo o la chispa de amor entre ellos durante el embarazo, muy probablemente conseguirá, en breve, una reserva de sesión para cuando llegue el bebé. En el capítulo dedicado a la promoción de su estudio le aconsejaré algunas campañas que puede planificar para las distintas edades, de manera que logre la fidelización de sus clientes.

    Evidentemente –indica Alba Soler– el momento estrella es cuando nacen y todo su primer año. Después me piden mucho inmortalizar el primer cumpleaños, bien en exterior o en estudio, dado que es un periodo muy especial para los padres, porque ven cómo el niño empieza a andar y a hablar. Posteriormente también se solicita todo lo que es 2 o 3 años porque los padres empiezan a darse cuenta de que el niño va creciendo y dejando de ser bebé. A continuación hay un rango de edad bastante vacío hasta la Primera Comunión. Ese es uno de los períodos que a mí, personalmente, más me gustan; sin embargo los padres no lo acaban de valorar, tampoco saben qué momento es mejor, porque realmente da lo mismo con 4, que con 5, 6 o 7 años. En el fondo se les considera a todos niños de edad media y el pensamiento de la mayoría de la gente es: ‘Si no es este año cuando le lleve a una sesión fotográfica, será el que viene’ pero van dejando pasar los años y llega la Comunión sin que la hayan realizado.

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