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Ser adolescente hoy en Colombia
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Libro electrónico267 páginas3 horas

Ser adolescente hoy en Colombia

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En La causa de los adolescentes Francoise Doltto (1988) afirma que la adolescencia es la fase de mayor vulnerabilidad del ciclo vital. Para ilustrarlo, recurre a una metáfora y compara al adolescente con la langosta. Y señala que: en un determinado momento pierde su caparazón y se oculta bajo las rocas, mientras segrega una nueva. Pero, si mientras son vulnerables reciben golpes quedan heridos para siempre; su caparazón recubrirá las heridas y cicatrices, pero no las borrará.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 ene 2013
ISBN9789587414844
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    Ser adolescente hoy en Colombia - María Eugenia Reátiga Hernández

    www.uninorte.edu.co

    Km 5, vía a Puerto Colombia

    A.A. 1569, Barranquilla (Colombia)

    © Editorial Universidad del Norte, 2013

    María Eugenia Reátiga Hernández

    Coordinación editorial

    Zoila Sotomayor O.

    Diseño y diagramación

    Alvaro Carrillo Barraza

    Diseño de portada

    Naybeth Diaz

    Corrección de textos

    Mabel López Jerez

    Procesos técnicos

    Munir Kharfan de los Reyes

    Versión ePub

    Hipertexto

    www.hipertexto.com.co

    A todos los adolescentes que han enriquecido profundamente mi vida.

    Serás un hombre, hijo mío

    Si puedes mantener intacta tu firmeza

    cuando todos vacilan a tu alrededor.

    Si cuando todos dudan, fías en tu valor

    y al mismo tiempo sabes exaltar tu flaqueza.

     Si sabes esperar y a tu afán poner brida.

     O blanco de mentiras esgrimir la verdad.

     O siendo odiado, al odio no le das cabida

    y ni ensalzas tu juicio ni ostentas tu bondad.

     Si sueñas, pero el sueño no se vuelve tu rey.

     Si piensas y el pensar no mengua tus ardores.

     Si el triunfo y el desastre no te imponen su ley

    y los tratas lo mismo como dos impostores.

    Si puedes soportar que tu frase sincera

     sea trampa de necios en boca de malvados.

     O mirar hecha trizas tu adorada quimera

     y tornar a forjarla con útiles mellados.

     Si todas tus ganancias poniendo en un montón

     las arriesgas osado en un golpe de azar

     y las pierdes, y luego con bravo corazón,

    sin hablar de tus pérdidas, vuelves a comenzar.

    Si puedes mantener en la ruda pelea

     alerta el pensamiento y el músculo tirante

     para emplearlo cuando en ti todo flaquea,

     menos la voluntad que te dice adelante.

     Si entre la turba das a la virtud abrigo.

     Si no pueden herirte ni amigo ni enemigo.

     Si marchando con reyes del orgullo has triunfado.

     Si eres bueno con todos, pero no demasiado.

    Y si puedes llenar el preciso minuto

     en sesenta segundos de un esfuerzo supremo,

     tuya es la tierra y todo lo que en ella habita

     y lo que es más, serás hombre hijo mío...

    Rudyard Kipling

    LA AUTORA

    MARÍA EUGENIA REÁTIGA HERNÁNDEZ. Magíster y psicóloga de la Universidad del Norte (Colombia). Psicóloga Clínica de la Universidad Complutense de Madrid (España). Desde hace 18 años es profesora de la Universidad del Norte; actualmente desarrolla la cátedra Tendencias y autores psicodinámicos en el Programa de Psicología. Durante 10 años fue coordinadora del Seminario Permanente sobre Formación Integral en el Bienestar Universitario de la Universidad del Norte. Además, tiene 20 años de ejercicio como terapeuta clínica.

    INTRODUCCION

    En La causa de los adolescentes, Françoise Dolto (1988) dice que la adolescencia es la fase de mayor vulnerabilidad del ciclo vital. Para ilustrarlo, recurre a una metáfora y compara al adolescente con la langosta. Y dice así: [...] en un determinado momento pierde su caparazón y se oculta bajo las rocas, mientras segrega una nueva. Pero, si mientras es vulnerable recibe golpes, queda herido para siempre; su caparazón recubrirá las heridas y cicatrices, pero no las borrará (p. 13).

    Es sabido por la historia que los emperadores y monarcas en tiempos de la Grecia clásica, en tiempos de imperios y reinados, cargaban sobre sus hombros la responsabilidad de gobernar y regir los destinos de sus pueblos, aún cuando fueran muy jóvenes, aún adolescentes. Alejandro Magno subió al trono a los veinte años. Enrique VIII a la misma edad; Felipe II a los dieciséis era viudo, y aunque subió al trono a los veintiséis, a los dieciocho ya cumplía funciones de gobernante. En la sociedad agrícola del siglo XVII en Norteamérica el adolescente era parte de la fuerza de trabajo familiar y si llegaba a salir del hogar antes de los veinte años, por las razones que fuera, debía retribuir al padre por el dinero que había dejado de producir.

    Esta imagen contrasta -al menos aparentemente- con la de los jóvenes de hoy en día en Colombia, de quienes se ha dicho, y no sin fundamento, que se caracterizan por la apatía y pragmatismo que lleva a los jóvenes a sobrevalorar lo inmediato y fácil, por encima de lo importante, significativo y que exige esfuerzo, concentración y dedicación (Ferro, 2001). Los ideales sociales y políticos en general les son indiferentes (Parra, 1996). En general, se podría señalar que el joven adolescente de hoy sobreva- lora lo externo, la imagen, la satisfacción inmediata. Vive en un mundo de estimulación sensible, piensa de forma simultánea, intuitiva y sintética (Ferres, 2000, citado en Alba, 2010, p. 67).

    A propósito de estas características de pensar en forma sintética, simultánea e intuitiva, en días recientes varias columnas de la prensa escrita han hecho referencia a la sonada renuncia de un académico universitario a su cátedra, el profesor Camilo Jiménez, motivada por la incapacidad de un grupo de veinteañeros (todos mimados por la vida y el sistema) de componer un párrafo, uno sólo, después de un largo semestre de lecturas inteligentes y sermones indignados. Estoy por pensar que la curiosidad se esfumó de estos alumnos míos desde el momento en que todo lo comenzó a contestar ya, ahora mismo, el doctor Google.

    Mejor dicho, nos llevó el diablo. Nuestros estudiantes no aprenden o no quieren aprender, o no pueden hacerlo. Son un caso perdido. Gaviria, considerando que la posición del profesor obedece más bien a la 'melancolía', una suerte de mal que aqueja a los profesores, descrito por el filósofo Robert Nozick y que consiste en sentirse simultáneamente superiores e infravalorados, por encima del resto de los mortales, pero aislados e insuficientemente recompensados y reverenciados, concluye que los jóvenes de esta época son hijos de su tiempo y que algunos no son capaces de borronear un párrafo, pero que casi todos dominan a su antojo los milagros de la época, considera que el problema no son los estudiantes, sino los profesores (Jiménez, 2012, citado en Gaviria, 2011, p. 2).

    La reflexión de Klaus Ziegler sobre la decisión del profesor Jiménez también hace alusión al apego romántico de los profesores, que los lleva a desvalorizar toda la riqueza y provecho que Wikipedia y todos los recursos y medios virtuales en general pueden brindar a la educación, señalando que si bien los estudiantes no saben escribir, esto ocurre porque no se les ha enseñado. Catalina Ruiz-Navarro anota que los tiempos cambian, que la acción del profesor refleja una resistencia al cambio y la incomprensión generacional, y que los mismos que hoy critican a los jóvenes fueron los que en su época cantaron la canción de Bob Dylan que dice: Vengan madres y padres y no critiquen lo que no pueden entender. Sus hijos e hijas están por fuera de su control, su camino pasado envejece. Quítense del medio en el nuevo, si no nos van a dar una mano. Porque los tiempos cambian. Como una voz de esa generación digital, concluye que el mundo ha cambiado y se plantean ahora nuevos retos y habilidades y que los llamados defectos de la generación digital son también sus cualidades (El Espectador, 2011, 22 de diciembre).

    Parece afortunado que todas las reflexiones comentadas ubiquen la responsabilidad en el mundo adulto, bien sea por la melancolía del profesor; el apego romántico al pasado y la incapacidad para valorar lo nuevo; la deficiencia de la enseñanza escolar y la resistencia al cambio. No obstante, más allá de las características y habilidades para el aprendizaje del joven actual, hay cifras estadísticas que muestran que probablemente nos estemos acercando al fondo del abismo. El suicidio representa la tercera causa de muerte en los adolescentes colombianos; en el interior de la familia los hijos constituyen la tercera figura en acciones violentas contra la madre, la edad de inicio en el consumo de alcohol en Colombia es los doce años, entre otros datos.

    Incluso, más allá de estas cifras tan significativas desde un punto de vista clínico, y de que probablemente nuestros adolescentes estén enfrentando situaciones adversas que desbordan sus fuerzas y recursos, un criterio central desde el punto de vista de la salud y de las tareas del desarrollo sería y se relaciona con la pregunta: ¿están cumpliendo nuestros jóvenes con la tarea de aportar una nueva mirada, más crítica, más justa y solidaria del mundo que vivimos, que permita la eterna renovación que exigen la vida y la salud, manteniendo así la ilusión y la fe en un mundo mejor?

    De igual forma, la misma dinámica que sugieren los datos no permite pensar que se trata de un asunto individual. Insinúa, más bien, que algo debe de estar sucediendo en el contexto que ha dado origen o está teniendo efectos psicológicos sobre los jóvenes, con lo que se plantea de inmediato la pregunta ¿el contexto que estamos ofreciendo los adultos representa realmente un sostén, un sentido, un espacio donde encontrar un significado para las necesidades vitales y existenciales del joven?

    Histórica y conceptualmente la adolescencia se miró como el periodo de transición desde la infancia a la vida adulta, caracterizado por la crisis, la falta de armonía y la inmadurez (Freud, A., 1936; Winnicott, 1971). Es célebre la expresión de Freud alusiva a la rebeldía y oposición del joven frente a la autoridad de la ley del padre, es decir, el mundo adulto, tan necesaria, dice, para El progreso de la civilización (Freud, 1905, p. 1227).

    Son célebres ejemplos de esta renovación el movimiento hippie estadounidense de los años sesenta y su propuesta de amor libre, y de libertad frente a la lógica capitalista. Si vienes a San Francisco no olvides llevar flores en el cabello; encontrarás qué buena nueva energía; toda una generación dando una nueva interpretación, reza más o menos la canción emblema de este movimiento (San Francisco, de McKencie).

    En Colombia los jóvenes también fueron los principales autores de la llamada Séptima papeleta, que permitió la reformulación de la Constitución colombiana y con ello la Constitución Política de 1991, que dio paso de un Estado liberal a un Estado social de derecho.

    La revolución de los Jazmines en Túnez, el fósforo que encendió la revuelta árabe del año pasado, que se extendió hasta Egipto, Libia y Siria y fue motivada por un rotundo no a los regímenes autoritarios que han gobernado la vida de estos pueblos y la búsqueda de un Gobierno de principios democráticos, fue protagonizada también por jóvenes universitarios profundamente frustrados.

    Repitiendo el planteamiento, ¿tendrían nuestros jóvenes la disposición y motivación para cumplir la tarea de renovación del mundo que les corresponde, y ser la contracara de la moneda? ¿El mundo que estamos ofreciendo los adultos es lo suficientemente enriquecedor como para propiciar la tarea?

    El propósito del presente texto es generar la reflexión y la reinterpretación sustentada en torno a las preguntas sobre lo que están mostrando los adolescentes de hoy en día en Colombia y sobre la capacidad de la familia, el colegio y la universidad (de la sociedad colombiana en general) para cumplir con el papel de sostén, de abrazo acogedor, protector y ejemplarizante que les corresponde como punto de partida fundamental para pensar la adolescencia como un periodo del desarrollo valioso, muy valioso y tremendamente crítico, en el que el joven sigue siendo tan vulnerable y frágil como en la infancia y, sin embargo, se haya expuesto no solo a estímulos verdaderamente abrumadores, sino además a a la soledad en su mayoría y al desamparo no pocas veces. Con miras a estos objetivos, en búsqueda de una aproximación, el presente material se ha organizado en los siguientes puntos:

    1) La adolescencia en cifras o en datos que permitan construir una imagen que, si bien muy general del adolescente colombiano, podría ser contundente para señalar los límites a los que se ha llegado y representaría por ello un sólido sustento para la reflexión sobre el adolescente colombiano. 2) La reflexión sobre el contexto y el mundo actual colombiano desde la perspectiva de los objetivos que aquí interesan, que es la de aproximarse a la comprensión del contexto y su impacto sobre el joven. 3) Posteriormente una mirada a la reflexión teórica como elemento fundamental para interpretar la vida que se ve.

    La reflexión final, como un aporte para la comprensión del adolescente, de carácter provisional, más que respuestas concluyentes busca propiciar una nueva mirada del adolescente colombiano y, ojalá, llevar a la comprensión de que nuestros jóvenes no dirigen reinos ni imperios, pero más jóvenes aún han de lidiar con otros enemigos: la pobreza y las pocas oportunidades de educación. Siguiendo la metáfora de Françoise Dolto con la que se inicia el texto: la langosta ha sido gravemente herida.

    REFERENCIAS

    Alba, G. (2010). ¿Pegados a la pantalla? Videojuegos en la vida cotidiana de niños, niñas y jóvenes de Bogotá. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud 8 (1), 65-77.

    Dolto, F. (1988). La causa de los adolescentes. Buenos Aires, Argentina: Paidos.

    Ferro Bayona, J. (2001). Educación y cultura. Barranquilla, Colombia: Uninorte.

    Freud, A. (1936). El yo y los mecanismos de defensa. Buenos Aires, Argentina: Paidós.

    Freud, S. (1905). Tres ensayos de teoría sexual. En Freud, S. (2003). Obras completas. Volumen 7, (p. 110-224). Buenos Aires, Argentina: Amorrortu.

    Gaviria, A. (2011, 10 de diciembre). Profesores. El Espectador. http://www.elespectador.com/ columna201030-si-te-matas-me-suicido

    Parra, R. (1996). Escuela y modernidad en Colombia. Bogotá, Colombia: Tercer Mundo.

    Ruiz-Navarro, C. (2011, 22 de diciembre). Discografia y el doctor Google. El Espectador.

    Winnicott, D. (1971). Realidad y juego. Buenos Aires, Argentina: Granica.

    LA REALIDAD DE LOS DATOS

    El contexto en que se vive hoy es descrito por la poetisa María Mercedes Carranza con estas palabras: Contra la muerte, la vida. Esta es una de las formas de lograr que la violencia conserve su carácter excepcional, estrechándola en sus límites inevitables. Porque una de las amenazas más terribles para nosotros los colombianos es, precisamente, llegar a la convivencia resignada con todas las formas de violencia que padecemos, la violencia confortable, como la llamó Albert Camus. Y ello no es nada fácil cuando los muertos son muchos y son diarios y son ajenos. Y cuando, además, de nada sirve dolerse, rebelarse y decir ¡Basta!, porque los oídos y los espíritus son sordos allí, aquí donde no existe ya casi la noción de solidaridad social.

    Piedad Sánchez (1997, p. 103)

    LA REALIDAD: EL ADOLESCENTE EN CIFRAS

    Los adolescentes representan en Colombia el 19,38% de la población, porcentaje calculado a partir de una población total de habitantes de 45.508.207 millones y considerando las edades de 10 a 19 años, lo que corresponde a una población de 8.819.848 (Dane, 2005).

    Debe considerarse, al leer los datos que siguen, que si bien Colombia se ubica en la categoría Alto en cuanto al Índice de Desarrollo Humano [IDH] con un puntaje de 0.712 (en una escala que va de de 0 a 1, que incluye cuatro niveles de desarrollo humano: muy alto, alto, medio y bajo, y cuya categoría Alto la conforman 182 países dentro de los cuales Colombia ocupa el puesto 91), al calcular el IDH ajustado por desigualdad nuestro país queda con el valor de 0,519 (Proyecto de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD, 2012. Según el informe del 2000, se dice que presenta como peculiaridad un fuerte contraste entre regiones y entre el desarrollo urbano y rural. La región rural presenta un desarrollo de 0,6, lo que la hace comparable a un país como Vietnam o Bolivia, ubicados en la categoría de bajo IDH (PNUD, 2000). De este modo, cuando se lean cifras estadísticas se debe entender que frecuentemente estas representan el promedio de la situación más extrema en el campo, con la más moderada en la ciudad.

    Muchos datos de los que siguen no se refieren estrictamente al periodo 10-19 años -que es el de referencia-, con frecuencia las cifras se refieren a edades o periodos próximos al periodo de referencia, sean anteriores o antes de los 10, o posteriores, después de los 19.

    Las cohortes en cada entidad son distintas. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud [OMS] define juventud, al periodo entre los 14 y los 24 años. Una última consideración tiene que ver con la repetición de los datos. Muchos se repiten en distintos subtemas, para dar un ejemplo, en el punto violencia y familia. Con estas consideraciones se han organizado las cifras que siguen desde lo más general a lo más particular.

    El 16,2% de adolescentes presenta retraso en el crecimiento y no se observa tendencia a mejorar. El 56% de los niños menores de 15 años vive con ambos padres, el 32% vive solo con la madre, pero tiene el padre vivo, un 3% vive solo con el padre, aunque tiene la madre viva y un 7% no vive con ninguno de los dos padres, aunque ambos están vivos (ENDS-2010, capítulo 3, p. 36). El 52% de los niños entre 10 y 14 años vive con ambos padres. Este dato muestra que a medida que transcurren los años, la proporción de niños que viven con

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