UNA CÁRCEL SIN MUROS
Los adolescentes sufren los efectos de los meses de pandemia
Los adolescentes eran casi invisibles al inicio de la pandemia. Nadie se preocupó de cómo atender sus necesidades específicas y no se tuvo mucho en cuenta que el confinamiento, al alejarlos de los amigos, suspender las clases presenciales en las universidades o ciclos superiores y de los últimos años de instituto, les imponía una limitación a las relaciones que son de vital importancia en esta etapa de la vida.
Ni invulnerables, ni culpables
La información sobre los jóvenes generada durante la pandemia, cuando se ha empezado a hablar de ellos, ha sido controvertida o confusa: unas veces los ha dejado de lado y, en el peor de los casos, los ha estigmatizado al presentarlos como problemáticos por sus conductas de riesgo. Es cierto que estos últimos meses hemos tenido noticia de varios acontecimientos llevados a cabo por jóvenes como botellones, raves, fiestas en parques más o menos masivas en un estallido de rebeldía por tantos meses de confinamiento. Reuniones que se llevaban a cabo sin ninguna de las medidas de protección, desafiándolas y despreciand casi el peligro. Pero esto son las excepciones, no la regla.
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