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Respiros de Poder: La Alianza de las Almas, #1
Respiros de Poder: La Alianza de las Almas, #1
Respiros de Poder: La Alianza de las Almas, #1
Libro electrónico665 páginas10 horas

Respiros de Poder: La Alianza de las Almas, #1

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Información de este libro electrónico

Roger Torrents está asombrado cuando se encuentra con un misterioso hombre de cabello blanco en México, quien le lleva a Chanulville, un mundo donde los habitantes disparan láseres rojos, amarillos, naranjas, azules, verdes, o morados de sus dedos llamados zaps, y luces redondas de sus estómagos llamadas rayos de alma. A Roger le encanta la idea de poder teletransportarse a un mundo secreto cuando quiera, pero también está informado que él y otros Elegidos se necesitan para formar la Alianza de las Almas y curar el Orbe Central vivificante.

Mientras Roger dirige a la Alianza de las Almas en cumplir la Profecía de Respiros de poder, un importante artefacto Chanulano es robado, inexplicables formas de color aparecen en el cielo, retumbos hacen temblar toda la tierra y uno de los Elegidos es atacado. Cuando la verdad atrás de los eventos siniestros se aclara, cada miembro de la Alianza de las Almas debe decidir enfrentarse con su destino en Chanulville o regresar al mundo externo...para siempre.

Libro 1 en la serie de la Alianza de las Almas

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 oct 2015
ISBN9781519976796
Respiros de Poder: La Alianza de las Almas, #1

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    Vista previa del libro

    Respiros de Poder - Charles Streams

    A Juan Manuel,

    el rengueante guía de viajes mexicano

    Índice

    Capítulo 1 Sensaciones hormigueas

    Capítulo 2 Un apretón de manos destinado

    Capítulo 3 Chanulville

    Capítulo 4 Rayos de alma

    Capítulo 5 Zaps

    Capítulo 6 Root beer, pantano & gallos

    Capítulo 7 Respiros de Poder

    Capítulo 8 La Alianza de las Almas

    Capítulo 9 Toboganes & snarfalogs

    Capítulo 10 Gruñidos de grafiti

    Capítulo 11 Falta de memoria amarilla

    Capítulo 12 Los secretos de Otto

    Capítulo 13 Slick contra Gor ronda #1: el casco verde

    Capítulo 14 Expertos de zaps

    Capítulo 15 El asunto de Mick

    Capítulo 16 La llegada del rayo de alma de Taci

    Capítulo 17 Almas identificadas

    Capítulo 18 Conformidad

    Capítulo 19 El Festival del Equinoccio de Primavera

    Capítulo 20 Almas pensativas

    Capítulo 1: Sensaciones hormigueas

    El cielo de la noche era muy bonito, pero muy normal. La luna llena y numerosas estrellas llenaban el cielo, y delgadas nubes aisladas flotaban, empujadas por una brisa templada, pero sin pasar en frente de la luna. En medio de la oscuridad, una estructura dominaba los árboles de la selva circundante. Una vista increíble en sí misma pero esa noche no fue la estructura antigua del edificio, las cuatro escaleras que suben hasta la parte superior por los lados del edificio, o la columna de luz de luna que iluminaba las serpientes boquiabiertas en la parte inferior de la escalera principal, lo que sobresalía.

    Las largas escaleras subían a una estructura cuadrada, y esa noche lo que se distinguía era un hombre que estaba en la cima de la pirámide, aún por encima de la estructura cuadrada que estaba seis metros más alta de donde llegaban las escaleras.

    Era un hombre bajito y robusto, de más o menos 1.65 metros de estatura. La brisa templada ondeaba su despeinado y esponjoso cabello blanco mientras estaba en la mitad de la parte superior de la pirámide. Llevaba shorts beige y una playera roja, y se notaba que sus brazos y piernas estaban bronceados. Aunque era obvio que no podía ver a la lejanía por la oscuridad, sus ojos azules escudriñaban el horizonte de la noche como si esperara encontrar algo entre los árboles.

    Después de unos minutos, su rostro se tornó preocupado y solitario, bajó la cabeza en tono de frustración y sacó un dispositivo de su bolsillo derecho. La base de oro del mecanismo rectangular brillaba ligeramente, pero no había luz sobre el mismo, ya que los seis círculos en fila estaban completamente en negro. El hombre, volcando una mirada al aparato lo devolvió en su bolsillo con desánimo. El único movimiento que hizo el hombre fue juntar los pies y piernas y de pronto ya no estaba y la parte superior de la pirámide se encontraba vacía.

    * * *

    Un niño de ocho años jugaba con sus cochecitos en la sala de su casa. Tomando dos coches a la vez los dejaba bajar por una rampa azul para ver cuál de ellos se quedaba boca arriba. Cuando uno se quedaba sobre los neumáticos y el otro no, era colocado en el lugar de los ganadores. Cuando el chavo iba a lanzar dos coches más, sintió de repente un tambaleo en su mano. No tenía idea de que pasaba, pero vio una luz roja proyectarse hasta arriba en la cornisa de la chimenea donde estaba la rampa azul; una estatuilla de un hombre se cayó y se rompió en pedazos.

    Asustado por el acontecimiento, el niño se quedó inmóvil cuando escuchó los pasos de su madre corriendo a la sala.

    ¿Cuántas veces te he dicho que no juegues con las cosas en el manto? lo regañaba, levantando los pedazos de la estatuilla. ¡Ya verás que dice tu papá cuando llegue a casa!

    Sólo jugaba con mis coches, mamá. No toqué nada en el manto, el niño respondió tímidamente, retrocediendo ante su mamá.

    ¡La estatua no se rompió por su propia cuenta! ella dijo estrictamente.

    ¡No estoy mintiendo! el niño manifestó con mayor fervor.

    El niño empezó a temblar porque se estaba poniendo nervioso. Odiaba cuando alguien lo acusaba de algo que no había hecho y lo injusto que eran sus padres a veces. Empezó a temblar más y más hasta que casi no lo pudo controlar.

    De pronto, un chavo robusto de catorce años con pelo castaño claro y ojos azules se sacudió al despertarse en la turbulencia de un avión, dando un codazo al hombre que estaba al lado.

    El hombre, de edad media, tenía una barriga prominente, piel morena, cabeza redonda, y llevaba lentes.

    ¿Pesadilla? el hombre se rió ligeramente. Roger entendió ya que estaba aprendiendo el español en la escuela y tenía talento natural para aprender idiomas.

    No, sólo me sacudí al despertarme de mi siesta, respondió. Pensó ofrecer una disculpa por el codazo, pero su mente divagó pensando en lo molesto que era que las aerolíneas tuvieran tantos asientos lo más ajustadamente posible.

    Es tu primer viaje a la Ciudad de México, Juan Manuel dijo. ¿Estás nervioso?

    Sí, Roger respondió antes de mirar por la ventanilla del avión.

    Era su segunda vez en un avión, y le gustaba tener asiento de ventanilla para no tener que levantarse si alguien necesitaba ir al baño. Ahora estaba atrapado porque si miraba por la ventana por largo tiempo, sin duda alguna vomitaría; entonces sabía que tendría que aceptar tener una conversación en el avión.

    La secundaria donde Roger empezaría al año siguiente había planeado un viaje a Cancún, y tendría que asistir a la reunión a petición de sus padres, pero aunque pareciera emocionante que un grupo grande de alumnos fuera de viaje, una vez que el profesor explicó los planes del mismo, Roger estaban en contra de ir. El plan era pasar la mayoría del tiempo visitando las playas, y después, agregó el profesor, que para hacer el viaje educacional también irían a unas ruinas. A Roger le encantaba la playa, pero de ningún modo iba a ir a la Península de Yucatán y sólo visitar un grupo de ruinas.

    En fin, sus padres consintieron dejarlo ir a México con Juan Manuel, un amigo de la familia. Después de unos días en la Ciudad de México, Roger volaría a la Península de Yucatán, donde una prima de Juan Manuel le iba a ayudar a encontrar un hotel y un tour para visitar unas ruinas. Su mamá estaba en contra de la idea al principio, pero por los conflictos que existían entre Roger y sus padres, decidieron que podría funcionar como un viaje de reforma para Roger. A Roger no le importaba las consideraciones de sus padres sobre el viaje; sólo estaba animado por viajar a México.

    Sí sabes que la Ciudad de México es la ciudad más poblada del mundo entero, ¿verdad? Juan Manuel dijo.

    Sí, Roger dijo.

    Tienes suerte de viajar conmigo. La guía que tienes no te ayudaría nada en la Ciudad de México.

    Roger se había dado cuenta de eso, especialmente siendo de una ciudad con sólo cien mil habitantes, pero su libro era la fuente principal para leer de lugares de México que sabría que visitaría algún día.

    Ya hablé con mi hermano y nos va a conseguir un taxi de la compañía donde trabaja para llevarnos a algunos sitios turísticos. Te va a encantar, güero.

    Roger ya se había acostumbrado que Juan Manuel le llamara güero, refiriéndose a sus ojos azules y pelo castaño claro.

    Bueno, güero, te ves cansando entonces tal vez debas dormir más, y ojalá esta vez no tengas otra pesadilla, Juan Manuel dijo.

    Roger inmediatamente vio en ello su escape de la conversación y asintió con la cabeza y con una pequeña sonrisa. Se giró hacia la ventana, donde la noche oscura parecía llevar hacia la nada.

    Roger cerró los ojos, pero no se durmió. Su mente divagó en el sueño, o lo que tal vez en realidad fuera una pesadilla. Disfrutaba ir de campamento o en otros viajes ya que le gustaba pasar tiempo lejos de su familia. Al volver, su hogar siempre era un lugar más feliz. La relación con sus padres siempre había sido un poco tensa. La situación en su sueño era la primera vez, pero no la única, en la que había visto una luz roja, como un láser, cerca de él, causando una reprimenda de su mamá o papá por algún artículo roto. ¿Cómo podría contarle a alguien que veía extrañas luces rojas aparecer cerca de él de vez en cuando? Nadie lo creería, especialmente sus padres. De igual manera, las incidencias ya casi se habían parado por completo en los últimos años.

    Roger abrió los ojos y prendió el aire del techo del avión. No había pensando en los láseres rojos por un tiempo, pero pensando en ellos hizo que su temperatura subiera. Cerró los ojos de nuevo y con el aire fresco soplando en él, se durmió inmediatamente.

    * * *

    En un pequeño cuarto cuadrado, no había nada más que una mesa de piedra con seis sillas de piedra alrededor de ella. Las paredes, mesa y silla eran del mismo color gris cenizo y el cuarto estaba medio oscuro con sólo una luz en el techo. Tres hombres y dos mujeres estaban sentados alrededor de la mesa, todos con expresiones solemnes.

    ¿Funciona este tonto mecanismo? Lo llevo conmigo siempre, pero lo único que hace es emitir este molesto brillo, dijo el hombre de cabello blanco en tono brusco sentado en un extremo de la mesa, indicando a un mecanismo de oro con seis círculos negros.

    Sí, sabemos que funciona porque ha funcionado en el pasado, un hombre con lentes sentado en el lado derecho dijo tranquilamente.

    Funcionó, pero eso fue hace cuarenta años, el hombre de cabello blanco respondió.

    Debemos tener paciencia, el hombre guapo sentado directamente a la derecha del hombre de cabello blanco dijo. "Sé que siempre hablamos de lo mismo cada mes, pero en realidad no podemos hacer más que buscar información o señas importantes.

    Lo siento, he estado tan frustrado últimamente, pero a veces no aguanto pensar que pasará si no empiezan a ocurrir cosas después de tanto tiempo, el hombre de cabello blanco dijo en un tono muy preocupado.

    Sabemos que puede pasar, pero pase lo que pase, estamos agradecidos por todo lo que has hecho por nosotros. Los raptos y ataques ya se detuvieron, las relaciones de colores van mejorando poco a poco, y la vida es mucho más agradable y próspera, el mismo hombre de la derecha dijo con compasión.

    Yo sé, yo sé, el hombre de cabello blanco dijo sin ánimo.

    Unos minutos después el hombre de cabello blanco salió del cuarto y caminó por un pasillo oscuro. Entró en otra habitación donde puso el objeto brillante en la mesita de noche y lo cubrió con un pañuelo. Se cambió en sus pijamas rojas y se sentó en su cama para escribir en su diario. La habitación estaba amueblada modestamente con una cama, un escritorio de madera, y un sofá verde. El escritorio parecía como si un huracán le hubiera pegado y desordenado todos los libros y papeles. Varios de los libros y papeles estaban cubiertos con alguna sustancia pegajosa verde.

    El hombre cerró el libro de golpe y lo puso al azar en una pila sobre el escritorio.

    Quizás organice este tonto escritorio mañana, dijo en voz alta para sí mismo.

    Apagó las luces y se acostó orientado a la mesita de noche, como acostumbraba hacerlo. Echó una mirada molesta al objeto brillante, se volteó abruptamente hacia su izquierda, y se quedó mirando en el rincón oscuro de la habitación.

    * * *

    Roger se despertó cuando escuchó el timbre seguido por el anuncio de una de las azafatas diciendo que el avión estaría aterrizando en veinte minutos en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Se volteó atontado a la ventana y toda su somnolencia desapareció de inmediato.

    Kilómetros abajo, las luces de la Ciudad de México se desbordaban sobre el área, haciendo diferentes diseños. Los faros de los coches lo hacía parecer como si fueran a una velocidad sumamente rápida y lo impresionante de la vista completa hizo que Roger se olvidara de marearse por mirar a través la ventana.

    Es una ciudad hermosa por la noche, ¿verdad? Juan Manuel dijo.

    Sí, no sabía que una ciudad podría verse así desde el cielo, Roger respondió.

    Roger se acomodó en su asiento, pero siguió mirando hacia la ventana para ver las luces. Mientras el avión bajaba más y más, fue fascinante ver como las diferentes calles y secciones de la ciudad se hicieron más claras.

    El aeropuerto de la Ciudad de México era tan grande que el avión duró más de media hora en la pista. Tan pronto como sonó el timbre del cinturón de seguridad, todos los pasajeros se apresuraron a levantarse aunque tendrían que esperar de igual manera. Roger y Juan Manuel se quedaron sentados, dejando pasar a la gente que quería salir del avión un minuto más pronto.

    Por fin pudieron levantarse y Roger bajó sus maletas. Juan Manuel cojeaba por el pasillo y Roger le siguió.

    Salieron al estacionamiento del aeropuerto hacia un viejo coche azul. El auto salió lentamente del aeropuerto, vibrando cuando Juan Manuel cambiaba la velocidad de la marcha. Roger se sentía aliviado que Juan Manuel manejaba despacio mientras los otros coches pasaban a alta velocidad, virando bruscamente entre los carriles, no haciendo caso a los letreros que decían ESCOJA SU CARRIL.

    El olor del aire era muy diferente al del valle donde Roger vivía, pero estaba muy feliz de estar en México. Juan Manuel no esperó a ser guía, indicando los diferentes edificios y lugares que podrían visitar.

    Juan Manuel vivía en una casa pequeña de cemento en Iztapalapa. Cuando llegaron, tocó el claxon fuertemente hasta que alguien abrió el garaje para que pudieran entrar.

    Juan Manuel bajó del coche y empezó a presentar a Roger con su familia. Roger estaba impresionado de su hospitalidad y era probable que se hubiera sentido como en casa si no fuera por su naturaleza de estar incómodo y callado alrededor de gente que no conocía.

    Después de que todos saludaran a Roger, Juan Manuel lo llevó a unas cuadras de la casa a unos quioscos donde vendían tostadas, quesadillas y tortas. Juan Manuel pidió dos tostadas de tinga y dos de pata. Se sentaron en una mesa de plástico y Juan Manuel le dio a Roger una tostada de cada tipo. Roger tenía mucha hambre entonces se comió la tostada de tinga rápidamente. Cuando miró, se dio cuenta que Juan Manuel lo observaba.

    Me preguntaba si comerías auténtica comida mexicana, Juan Manuel dijo.

    Roger tragó e intentando no pensar en la pata y el hecho que Juan Manuel lo seguía mirando, dio una mordida a la segunda tostada. La pata de cerdo tenía textura correosa y no tenía mucho sabor, pero aún así Roger pudo comerla.

    ¿Te gustó? Juan Manuel preguntó.

    Sí, Roger respondió cortésmente.

    Después que Juan Manuel pidió unas quesadillas y terminaron de comer, volvieron a la casa.

    Nuestra casa es más pequeña que la tuya, pero espero que estés cómodo, Juan Manuel dijo.

    A Roger no le importaba nada. Estaba animado de vivir una experiencia mexicana de primera mano. Juan Manuel y Roger subieron unas escaleras de metal al pasillo del piso superior.

    Aquí es tu recámara. Estás en tu casa, Juan Manuel dijo.

    Gracias por todo, Roger dijo.

    Roger se alistó para dormir y se acostó en la cama pequeña. Aunque sólo medía 1.78 metros sus pies pegaban contra la pared. Aunque tenía sueño, no cerró los ojos y miró por la recámara. Estaba asombrado que aunque no se sentía completamente en casa, en realidad fuera donde fuera la gente lo cuidaba.

    Afuera de la ventana un coche pasó y en la distancia varias bocinas sonaron; los sonidos de Iztapalapa hipnotizaron a Roger y se durmió de una vez.

    ¡Quiquiriquí!

    Roger se despertó al cantar el gallo y por un momento se sentía confundido hasta que recordó que estaba en México. Bajó las escaleras metálicas y Juan Manuel lo llamó a la cocina. Él ya había hecho chilaquiles para desayunar y jugo de naranja recién exprimido.

    "Hablé con mi hermano anoche y programó un taxi para llevarnos a las pirámides de Teotihuacán mañana. Pensaba que hoy podríamos ir al Zócalo para ver el Palacio de Gobierno, la Catedral Metropolitana y el Templo Mayor.

    El jueves en la mañana podríamos ir a los canales de Xochimilco y después todavía tendríamos mucho tiempo de llegar al aeropuerto para tu vuelo a Cancún, Juan Manuel dijo.

    Me parece bien, Roger dijo.

    Después de desayunar, Roger agarró de su recámara su mochila y cámara, salieron de la casa y caminaron unas cuadras hacia el metro. El metro estaba atascado con gente y Roger se aseguraba de mantenerse cerca de Juan Manuel. Había tantas líneas y paradas que Roger no podrían recordar todas y se bajaron cuando llegaron a la parada ZÓCALO.

    El zócalo se veía increíble y la arquitectura de los edificios era asombrosa. Desafortunadamente, el Templo Mayor estaba cerrado entonces no pudieron entrar, decidieron entonces tomar el Turibus para ver diferentes partes de la Ciudad de México.

    En la noche, cuando tomaron el metro a casa, Roger sabía que se había enamorado de la Ciudad de México. A pesar de las grandes diferencias entre su propia ciudad, los diferentes olores y muchedumbre no le molestaba. Al llegar a la casa también se dio cuenta de la suerte que tuvo al estar en una parte remota de Iztapalapa por que dudaba que muchos gringos hubieran estado ahí, tan lejos de los lugares turísticos.

    Roger tenía mucho sueño, pero se sentía contento cuando se acostó, imaginando las pirámides que vería el día siguiente.

    El taxista estará aquí en una hora. Ven a comer, Juan Manuel gritó, tocando la puerta de la recámara.

    Roger ya había estado despierto por una hora por la culpa del molesto gallo, entonces se bajó rápido para desayunar. Había huevos rancheros en la mesa y jugo de toronja exprimido. Roger también tenía que pedir un vaso con leche porque los huevos tenían demasiado chile y su lengua le quemaba. Juan Manuel se rió y le dio un vaso con leche.

    El viaje a Teotihuacán duró un poco más de una hora y Juan Manuel y el chofer hablaron casi todo el tiempo acerca de la situación política en México. Usaban varias palabras que Roger no conocía entonces intentó aprender nuevo vocabulario.

    Llegaron a Teotihuacán cerca de las diez de la mañana donde el taxista estacionó y les dijo que los esperaría fuera de la entrada. Después de comprar las entradas, caminaron por el camino hasta las pirámides donde fueron atacados por vendedores.

    Mientras doblaron la esquina de la Pirámide del Sol, eludieron a los vendedores y subieron las primeras escaleras. Roger ayudó a Juan Manuel, pero después Juan Manuel decidió esperar ahí.

    Roger empezó a subir las próximas escaleras cuando de repente sintió un hormigueo en su estómago y manos.

    ¿Estás bien? Juan Manuel preguntó.

    Sí, creo que sólo comí demasiado picante esta mañana, Roger dijo, sonriendo.

    Juan Manuel se rió y Roger siguió subiendo las escaleras.

    ¿Qué pasa con mi estómago? Roger se preguntó a sí mismo. Había tenido problemas del estómago antes, pero esto fue diferente. Siguió hasta la parte superior de la pirámide y el hormigueo en su estómago aumentó, pero no fue necesariamente doloroso entonces Roger intentó no prestarle atención.

    Cuando bajó las escaleras, el hormigueo en su estómago disminuyó también. Caminaron por la Calzada de los Muertos hacia la Pirámide de la Luna mientras Juan Manuel le explicó sobre la cultura teotihuacana.

    Juan Manuel decidió quedarse abajo esta vez, entonces Roger empezó a subir las escaleras junto con un grupo de escolares que estaban vestidos en uniformes de pantalones azules y camisas blancas. Otra vez su estómago estaba lleno de una sensación rara, y aunque no le dolía, estaba distraído y tropezó en una de las escaleras. Se sintió muy avergonzado y esperaba que nadie lo hubiera visto, pero era difícil saber ya que varias de las estudiantes lo miraban, pero no sabía si era porque se había caído o porque lo pensaban guapo.

    Después de disfrutar de la vista, bajó donde Juan Manuel regateaba con un vendedor. Caminaron hacia la entrada, y regateando en camino compraron unas estatuas y playeras.

    De regreso a la Ciudad de México Roger no podía dejar de pensar en la sensación rara que había aparecido y desaparecido de repente.

    En la noche Roger se durmió profundamente. Estaba encima de la Pirámide del Sol y había un grupo de aztecas en un círculo. Roger se cuestionaba por qué estaban ahí cuando estas ruinas no eran aztecas. En fin decidió preguntarles.

    Hola, soy el antiguo azteca inventor del taco. Come esto, dijo el azteca arrodillado en la mitad del círculo.

    Roger tomó el taco e intentó comerlo, pero sentía un hormigueo en el estómago y sabía que si comía el taco, vomitaría.

    ¿Por qué no comes mi taco? el creador del taco gritó.

    Roger sabía que no entenderían aún si les dijera acerca del hormigueo en su estómago, entonces caminó cerca de las escaleras para bajar, pero los aztecas lo vieron y se acercaron para empujarlo de la pirámide.

    * * *

    Con el cabello parado de su lado derecho, un hombre en pijama roja se levantó lentamente de la cama. Se sentó un rato en la orilla de la cama y miró el despertador. Viendo que ya eran las diez de la mañana, bostezó y se puso de pie.

    Tal vez si lo haga mientras estoy cansado será menos doloroso y lo terminaré hoy mismo, dijo en voz alta.

    Caminó al escritorio, llevó su diario a la mesita de noche, y empezó a mover libros y papeles. Después de quince minutos, estaba concentrado trabajando y, de pronto, de reojo le pareció ver un centelleo rojo. Se volteó lentamente y miró a la mesita de noche pero sólo vio el mismo brillo molesto que veía todos los días. Caminó a la mesita de noche y tiró el pañuelo del mecanismo. El aparato tenía los mismos seis círculos negros. Mientras volvía de nuevo al escritorio pensó haber visto nuevamente el centelleo rojo, entonces, se volteó rápidamente y quedó boquiabierto. El círculo izquierdo estaba brillando un rojo tenue. Frotó con las manos su cara y ojos, pero al mirar de nuevo el círculo seguía en rojo. Agarró el mecanismo, corrió a la pared donde una puerta se abrió, y salió sin cambiarse de su pijama.

    * * *

    Roger abrió los ojos. Tenía mucho calor y se quitó las cobijas de encima.

    Qué sueño más raro, se dijo a sí mismo.

    Colocó su mano izquierda sobre el estómago para ver si se sentía normal, dio una vuelta boca abajo, y se durmió de nuevo. Unas horas después cantó varias veces el gallo y, aunque Roger todavía estaba cansando, se levantó.

    Juan Manuel estaba en la cocina y tenía tamales y jugo de naranja.

    Después de alistarse, Juan Manuel y Roger salieron de nuevo y tomaron el metro a la estación de tren ligero. Tomaron el tren a Xochimilco donde anduvieron en trajinera. Pidieron comida y la marimba tocaba La Bamba y otras canciones mexicanas. El paisaje era magnífico y relajante después de haber caminado tanto el día anterior. Después de andar en la trajinera, se apresuraron hacia la estación de tren porque querían asegurarse de tener tiempo para visitar el Templo Mayor.

    Después de tomar el tren ligero de regreso, tomaron el metro a la estación del zócalo y se apuraron a pasar frente al Palacio Nacional hacia el Templo Mayor. Roger se sentía muy feliz caminando en la capital de los aztecas. Se rió un poco preguntándose si un azteca estaría escondido para atrancarlo con un taco. Cuando giraban a la mitad de las ruinas, no fueron los aztecas quienes sorprendieron a Roger sino una sensación que lo tambaleó.

    ¿Tamales? Juan Manuel preguntó, riéndose.

    Estoy bien, sólo mi estómago está raro porque estoy acostumbrado a comer comida americana grasosa, Roger dijo, ruborizándose.

    Roger continuó con la misma sensación de hormigueo en el templo el resto del tiempo y aún adentro del museo su estómago le seguía molestando. En el museo se detuvieron a mirar una estatua del Chac Mool. Juan Manuel explicó a Roger que los aztecas ponían los corazones de sus víctimas de sacrificio en el plato hondo para que se fueran directamente a sus dioses.

    Aunque muchas de las prácticas de los aztecas le eran diferentes y repulsivas, a Roger todavía le fascinaba la cultura.

    Volvieron rápido a la casa de Juan Manuel donde cenaron. Roger subió a su recámara, verificando dos veces que no había dejado nada, tomó su maleta y salieron rumbo al aeropuerto para que más tarde Roger pudiera tomar su vuelo a Cancún.

    Me alegro que te hayas quedado con nosotros, Juan Manuel dijo cuando llegaron al punto de seguridad. Mi prima te recogerá en el aeropuerto para llevarte al hotel.

    Se dieron un abrazo y Roger se marchó hacia las puertas del aeropuerto.

    * * *

    Sentados alrededor de una mesa de piedra había seis personas. En la silla principal estaba sentado un hombre bajito y gordo de mediana edad, llevando una toga morada y una corona de oro. En el sentido de las agujas del reloj, se sentaba un hombre de treinta y tantos años de cabeza perfectamente redonda y completamente calvo, llevaba un suéter amarillo y lentes. A la izquierda de él se sentaba un hombre apuesto de veintitantos años, vistiendo una camisa cuadrada casi completamente azul, obviamente él más alto del grupo. En su lugar usual, se sentaba un hombre de cabello blanco, todavía en su pijama roja aunque ya era tarde. A su izquierda se sentaba una viejita con cabello canoso gris de abuela, llevando un delantal naranja. Entre la abuela y el rey se sentaba una mujer de treinta y tantos años, quién llevaba una falda, chaqueta morada y blusa blanca.

    Debió haber estado equivocado, el rey dijo, dirigiéndose al hombre a su izquierda.

    ¡Estoy aquí mismo! Deja de referirte de mí en tercera persona, el hombre de cabello blanco dijo.

    Ahora todos los círculos están en negro, el rey exclamó, mirando sólo a las personas en los costados de la mesa.

    ¡Yo sé lo que vi! el hombre de cabello blanco dijo.

    El rey se veía muy nervioso, miró al hombre de cabello blanco y dejó de hablar. Las otras cuatro personas en los lados de la mesas se veían nerviosas también y seguían mirando el mecanismo en la mesa.

    El hombre de cabello blanco abrió la boca para decir algo más, pero el individuo a su derecha habló primero.

    No malgastemos más tiempo discutiendo. Necesitamos estar listos por si algo pasa o no. Además, pasamos mucho tiempo sin reunirnos con antelación que muchas cosas podrían haber sucedido.

    No estás a cargo de esta reunión. Tendré que reconsiderar venir aquí sin protección, el rey dijo con arrogancia.

    Su Majestad, no lo dije con malas intenciones. Sólo pensé que debemos estar listos por si acaso, el hombre respondió.

    El rey se veía furioso y miraba fijamente al hombre apuesto.

    Vamos, empezó la abuela del delantal naranja. Si ustedes dos no pueden llevarse bien, tal vez tenga que decirle a Berta.

    La mirada severa del rey se tornó en una mirada más nerviosa.

    Su Majestad, la mujer de chaqueta morada dijo, hay definitivamente preparaciones que debemos hacer. Lo último que necesitamos es estar desprevenidos.

    El rey dio un respetuoso asentimiento de aprobación con la cabeza a la declaración sensata que la mujer había hecho.

    "Tienes razón. Ustedes cinco deben asegurarse de que todo esté listo. Tengo asuntos reales que atender y no tengo tiempo para estas situaciones de gritar ¡al lobo! cuando tengo que dirigir el reino. Merezco..." el rey respondió en tono altivo.

    Aunque el rey siguió hablando, nadie más le prestó atención porque en ese momento el círculo negro se volvió a un rojo tenue. Todos alrededor de la mesa se fijaron en el mecanismo y el rey por fin se calló y vio el círculo rojo. Inmediatamente se ruborizó y no miró a nadie alrededor de la mesa. El hombre de cabello blanco echó un vistazo a la pared a su derecha, pero más allá de eso nadie quitó la vista del mecanismo. Si alguien hubiera mirado al hombre con cabello blanco esponjoso, habría visto un acontecimiento raro. Por primera vez en muchos años su rostro mostró la menor semblanza de alivio.

    * * *

    La oscuridad ya había caído cuando el avión aterrizó en el aeropuerto de Cancún. Roger salió del aeropuerto y fue acogido por una ola de humedad. No hizo caso a los taxistas que estaban gritándole y caminó hacia la prima de Juan Manuel, quien le saludaba. Ambos se subieron en el taxi que ella tenía esperando y salieron a toda prisa.

    Media hora después el chofer los dejó en un hotel cerca de la terminal de autobuses. El hotel era barato y se veía limpio y seguro. La prima de Juan Manuel habló con Roger fuera del hotel por un rato y le explicó que había conseguido un tour en Mérida para que Roger pudiera ir a ver unas ruinas.

    La habitación del hotel era muy cómoda. Tan pronto como Roger entró, prendió el aire acondicionado para evitar el aire caluroso y húmedo. Ya era tarde y no conocía la ciudad todavía, entonces se acostó. Después de ver la televisión por unos minutos se dio cuenta de lo solitario que se sentía de repente. En la casa de Juan Manuel se había enfocado tanto en estar en una casa de desconocidos que no había pasado su fase de añorar a su hogar.

    Una de las principales razones por las que Roger se había enamorado de viajar era porque era una forma de escapar a su propio mundo, donde no tenía que preocuparse de nada. Pero por lo menos una o dos veces en cada viaje añoraba su casa. Sin deseos de extrañar la casa, se cepilló los dientes rápidamente y se durmió.

    * * *

    Su Majestad, no queremos decir a todos todavía porque no sabemos lo suficiente, el hombre apuesto sentado en la esquina derecha de la mesa gris de piedra dijo.

    El consejo no respeta la autoridad, justo como pensé cuando se organizó años atrás. ¡Esa fue la razón por la que insistí en nombrar al miembro morado por mi propia cuenta! el rey dijo.

    El hombre con lentes sentado a la izquierda del rey por fin hablaba mientras recogía y examinaba el mecanismo que ahora tenía seis círculos negros de nuevo.

    La cosa es, empezó, que el círculo rojo se alumbró por una razón y aunque sólo era una luz tenue, quiere decir que algo va a pasar.

    ¡Precisamente! el rey dijo.

    No obstante que el círculo brilló sólo por un corto tiempo tal vez debamos empezar a realizar los preparativos necesarios. Si el círculo sigue cambiando a rojo, podemos hacer el anuncio oficial. Su Magnificencia, estoy seguro que todos aquí prometerán dejar que usted pueda dar el anuncio, el hombre de cabello blanco dijo convincentemente.

    Bueno, pero voy a guardar el mecanismo conmigo hasta entonces, el rey respondió.

    Su Majestad, esta es una discusión que no vamos a tener otra vez, especialmente esta noche. Además, ya sabe que eso no va a suceder, el hombre de cabello blanco dijo, agarrando el mecanismo cuando el hombre con lentes lo deslizó hacia él en la mesa.

    El rey se veía furioso.

    ¿Cómo te atreves a hablarme así? Tienes suerte que no estoy de humor para tomar el control de esta situación porque es hora de tomar mi baño de espuma antes de acostarme. ¡Si una sola palabra de esta reunión sale antes de mi anuncio, todos ustedes lo pagarán!

    * * *

    Roger despertó un poco más tarde que el último par de días porque no había gallo que interrumpiera su sueño. Bajó rápido de la cama y se alistó para el día, porque estaba muy emocionado que en los próximos días estaría visitando ruinas mayas.

    La prima de Juan Manuel esperaba en el vestíbulo y caminaron unas cuadras a la terminal de autobuses donde ella ayudó a Roger a comprar el boleto para Mérida. El paseo del autobús fue tranquilo y Roger miró la película Como gatos y perros por lo que estaba agradecido para no tomar en cuenta el viaje de cuatro horas. El guía del tour esperaba a Roger en la terminal y lo llevó una cuadra al hotel.

    La mañana siguiente Roger se levantó temprano y se reunió con el grupo en el vestíbulo del hotel para abordar el autobús para ir a las ruinas de Uxmal. Tan pronto como entraron en las ruinas una sensación familiar estalló en su estómago, pero no le hizo caso porque los edificios de Uxmal eran absolutamente increíbles. Roger se quedó con el grupo, leyendo acerca de las ruinas en el mapa que le habían dado en la entrada. Cada vez que subía en una de las ruinas, su estómago y manos temblaban o sentía un hormigueo.

    Al final del tour, el grupo se detuvo frente a la estructura más grande de Uxmal, el templo del Adivino. Cuando Roger la subió, su estómago lo molestaba muchísimo. Al llegar a la cima estaba seguro que todos lo miraban porque se preguntaban que le pasaba.

    Roger se bajó rápido de la pirámide. Un oficial caminaba por las ruinas diciendo a todos que ya era hora de salir para preparar el espectáculo de luz y sonido, entonces Roger y el grupo salieron a la sala de espera.

    Una vez que había oscurecido abrieron la entrada de nuevo y los espectadores entraron para tomar un asiento en una de las ruinas. Había luna llena y el ambiente se sentía perfecto, pero cuando se iluminaban las diferentes ruinas con luces de colores y el narrador contaba leyendas mayas, el estómago de Roger se puso muy perturbado. Estaba seguro que su estómago hacía un ruido junto con el hormigueo.

    Tan pronto se terminó el programa, Roger salió de las ruinas porque se sentía completamente agotado. Subió en el autobús y descansó su cabeza en el asiento intentando dormirse.

    * * *

    Un hombre viejo estaba sentado solo en un cuarto con un pequeño montón de papeles y libros, junto con un mecanismo extraño a la mitad de la mesa.

    ¿Estás obedeciendo completamente al rey? un hombre con cabello castaño ondulado dijo, sonriendo, entrando al cuarto desde la esquina del otro lado.

    Lo que haga al rey feliz, el hombre de cabello blanco dijo.

    Me quedaría más tiempo, pero ya sabes la reglas, el hombre que acababa de entrar dijo. Supongo que sólo tendré que ir de pesca, y en unas horas más todos estarán aquí.

    Buena excusa para ir a pescar, el hombre de cabello blanco respondió.

    El hombre siguió leyendo los papeles y daba un vistazo al mecanismo de vez en cuando. A menudo se movía nerviosamente en su silla y mientras pasaba el tiempo se veía más y más agitado y enfadado.

    Más tarde, al atardecer, cuatro personas entraron a la habitación y se sentaron alrededor de la mesa de piedra. El hombre de cabello blanco juntó todos sus libros y papeles en un montón, y unos minutos después que todos se habían acomodado, el círculo izquierdo del mecanismo brilló en rojo.

    Es más fuerte, pero ¿que significa? el hombre de cabello blanco preguntó.

    Es difícil decir porque nunca hemos visto al mecanismo funcionar así antes, pero que yo sepa sólo puede ser una señal positiva, el hombre con lentes respondió.

    Después de tanto tiempo pensaría que estaría listo, pero estoy extremadamente nervioso, el hombre de cabello blanco dijo.

    Estarás muy bien, la mujer con cabello gris dijo en un tono de abuelita.

    Ya veremos. No quiero hacer perder las esperanzas de todos, el hombre respondió, apartando los ojos y mirando al mecanismo.

    No harás que perdamos la esperanza, la mujer de treinta y tantos años dijo con una sonrisa. Es por ello que es bueno que tengamos tiempo extra para tomar las precauciones necesarias y asegurar que todo esté listo.

    Todos sonrieron y miraron el brillante círculo rojo en el mecanismo. Mientras, hablaban acerca de diferentes escenarios y preparaciones, se dieron cuenta que el círculo habían mantenido el color por el tiempo más largo hasta entonces.

    La siguiente mañana, todos llegaron temprano para sentarse alrededor de la mesa de piedra y acompañar al hombre de cabello blanco mientras vigilaba el mecanismo. Anoche muy tarde el círculo rojo se había apagado y no había hecho nada más. El hombre de cabello blanco se veía muy cansado porque se había despertado de vez en vez durante la noche para mirar el mecanismo.

    Las dos mujeres habían traído panqueques para desayunar y todos estaban disfrutando del tiempo mientras comían. El hombre de cabello blanco no hablaba mucho, pero escuchó todo lo que decían los demás. Mientras iban a servirse los últimos panqueques, de repente todas sus caras fueron alumbradas por el brillo rojo y el círculo izquierdo en el mecanismo no sólo brillaba sino que emitía un rayo rojo de quince centímetros.

    Todos alrededor de la mesa exclamaron y el plato de panqueques cayó en la mesa volcando la botella de jarabe. El hombre de cabello blanco se quedó inmóvil por un momento pero extendió la mano y agarró el mecanismo justo antes que el arroyo de jarabe lo alcanzara. Sin mirar a nadie salió corriendo del cuarto.

    * * *

    A la mañana siguiente Roger se despertó cerca de las ocho de la mañana. Había dormido muy profundamente aún después de tener las sensaciones hormigueas de la noche anterior. Se sentía muy emocionado que hoy estaría visitando Chichén Itzá y fue el primero en el vestíbulo esperando a salir. El autobús salió a tiempo y una vez saliendo de la ciudad se adentró en la selva, lo que le ocasionó una linda sensación porque hacía parecer que las ruinas estaban excluidas de la civilización.

    Roger se sentaba hasta atrás en el autobús y tuvo que esperar hasta que los demás se bajaran, pero estaba muy ansioso por empezar a caminar alrededor de Chichén Itzá. Después de comprar los boletos la mayoría del grupo se acercaron a unos vendedores que les llamaban, pero Roger decidió que pasaría después de ver las ruinas.

    Pasó por la entrada en el camino que dirigía a las ruinas y después de un par de pasos, su estómago dio una oleada tan grande que cayó al piso.

    Capítulo 2: Un apretón de manos destinado

    Roger se paró rápidamente y pateó una piedra cercana para echarle la culpa por si acaso alguien lo había visto caer. Su estómago se sentía revuelto y él suponía que en verdad debía tener un bicho por algo que había comido antes. Marchó lentamente por el camino hasta las ruinas y una sensación de emoción lo envolvió, disimulando la vibración en su estómago tan pronto como vio la Pirámide de Kukulcán por primera vez.

    Sin poder controlarse, fue directo a la pirámide y empezó a subir los noventa y un escalones. Sentía un incontrolable hormigueo en su estómago y manos como si se hubieran dormido y la sangre estuviera entrando de nuevo. Cuando llegó a la cima, volteó y vio la vista excitante sobre la selva y ruinas circundantes.

    Roger giró para caminar alrededor de la parte superior de la pirámide, y cuando empezó a avanzar un hombre con cabello blanco lo miraba desde la entrada. Roger siguió caminando preguntándose el por qué el hombre viejo lo miraba fijamente. Caminó alrededor, por la orilla de la pirámide y cuando pasó frente a la entrada del otro lado, vio algo blanco de reojo. El mismo hombre de cabello blanco estaba en el rincón de la estructura cuadrada, mirando hacia abajo algo que tenía en sus manos. Cuando Roger llegó al lado de la pirámide donde había subido de repente el hombre de cabello blanco salió de la entrada y se paró frente a él forzándolo a darle un apretón de manos. La mano del hombre estaba temblando nerviosamente y antes de que Roger pudiera poner cara de confusión, el hombre, ansiosa y calladamente dijo, Te he estado esperando por mucho tiempo.

    * * *

    Una chica de espeso cabello castaño que llegaba más abajo de sus hombros estaba sentada en el escritorio de su recámara. Llevaba lentes y estaba concentrada leyendo un libro. En un rincón de la recámara había un enorme montón de animales de peluche. Después de unos minutos la puerta del cuarto abrió y una mujer entró llevando un plato de galletas exquisitas.

    Evelyn, ¿estás segura que no quieres salir a hacer algo hoy día? la mujer preguntó, poniendo el plato de galletas en el escritorio.

    ¿Cómo qué? respondió la chica con voz de adolescente frustrado.

    Lo que quieras. No has salido nada durante las vacaciones de primavera.

    Bueno, ¿quién tiene la culpa? Papá es el que no está. Además, estaré de viaje por una semana completa después que termine la escuela, Evelyn dijo.

    Tu padre no tendrá que estar lejos todo el tiempo. Ya sabes que está ayudando a implementar el programa de comercio en California y no quisiste ir allá. Sólo pensé que por lo menos podrías pasar el tiempo con unos amigos o tiene que haber una fiesta por las vacaciones de primavera en algún lado, ¿no?

    ¡Mamá! Evelyn dijo abruptamente. ¡No voy a tener esta conversación de nuevo!

    Su mamá se veía frustrada cuando salió de la recámara. Sólo intentaba ayudar, murmuró, cerrando la puerta.

    Evelyn miró la parte trasera del libro y lo cerró de golpe. Se quedó sentada ahí con la mirada fija en la portada por un momento; decía Orgullo y prejuicio. Se levantó y se dejó caer en la cama.

    * * *

    Roger se veía muy confundido y se quedó inmóvil en la cima de la Pirámide de Kukulcán.

    Sé que lo que dije sonó raro, pero por favor déjame explicarte, el hombre de cabello blanco continuó, quien todavía estaba dando a Roger el apretón de manos.

    ¿Quién eres? Roger preguntó con cara de desconcierto.

    Soy Mick, contestó. ¿Cómo te llamas?

    Roger Torrents, Roger dijo, preguntándose por qué Mick no había dicho su apellido.

    ¿Está bien si caminamos por las ruinas mientras hablamos? Así nadie nos podrá escuchar, Mick dijo, por fin dejando el apretón de manos.

    Supongo que sí, Roger dijo indeciso.

    Lo siento por como empecé la conversación. Había pensado que decir por tanto tiempo que una vez que pasó estaba tan nervioso que no podía pensar bien. Igual, bajemos la pirámide, Mick dijo, pareciendo un poco más tranquilo.

    Roger y Mick bajaron las escaleras de la pirámide. Roger caminó despacio, manteniendo una mano lista por si acaso tropezara en las escaleras. Por otro lado, Mick bajó con paso seguro mirando sobre el área circundante y las escaleras inclinadas ni le molestaban. A medio camino, alcanzaron a una pareja con sus dos niños. La niña lloraba y seguía pidiendo ayuda de su mamá mientras el chico seguía diciendo a la chica que no llorara. Roger y Mick los pasaron y llegaron abajo.

    Roger se volteó y miró a la pirámide.

    Es un edificio increíble, Mick dijo pensativamente.

    Roger sólo lo miró y asintió con su cabeza. Mick fue delante de Roger en un camino a la izquierda, y una vez que estaban lejos de turistas y vendedores, Mick paró.

    En verdad no puedo pensar en una forma sutil para empezar esta conversación, pero, por favor, prométeme escuchar lo que tengo que decir, Mick suplicó.

    Está bien, Roger dijo, confundido.

    Aunque había decidido a sí mismo que escucharía, no estaba tan seguro si en verdad debería, pero decidió que sería otra experiencia interesante que podría contar que le había pasado en México.

    Mick se quedó ahí pensando momentáneamente, lo que hizo que Roger se sintiera aún más incómodo.

    Déjame mostrarte esto primero. Hará que la explicación sea más fácil, Mick dijo.

    Mick sacó un mecanismo de su bolsillo y se lo mostró a Roger. El mecanismo brilló ligeramente y había seis círculos negros en él. Cuando Mick lo acercó a Roger, uno de los círculos se volvió rojo y sin poder controlarlo Roger sintió una sensación cálida en su estómago. Se miró abajo rápidamente y vio un centelleante círculo rojo brillando fuera de su playera. Movió las manos para cubrir su estómago, pero Mick ya lo estaba mirando fijamente.

    * * *

    Una pequeña casa de ladrillos café claro se asentaba plácidamente al fin de un callejón sin salida. El pasto estaba cubierto con varios juguetes. Al lado derecho del jardín había un pino entre la casa y una cerca de madera que bloqueaba un área áspera, que sólo era de tierra y seco pasto largo.

    Dentro, dos chicas estaban en la sala redecorándola. Habían empujado los dos sofás pardos contra la pared y ahora quitaban decoraciones viejas y ponían globos y serpentinas. Un gran cartel verde estaba colgado con BAILE DE VACACIONES DE PRIMAVERA escrito en amarillo.

    Mientras trabajaban chismeaban acerca de los últimos acontecimientos del vecindario mezclado con exclamaciones de lo hermoso que estaba saliendo el arreglo de la casa.

    Cuando llamó el timbre de la casa, la chica con cabello castaño oscuro y ondulado, vistiendo su nuevo pantalón de mezclilla y una apretada camisa azul contestó la puerta. Al abrir la puerta un chavo alto con pelo rubio entró.

    Oye, nena, esto va a ser fenomenal. Estoy muy feliz que tus padres salieron durante las vacaciones de primavera, el chavo dijo.

    Ya sé, Eric, y ahora que estás aquí, esta fiesta no necesita nada más.

    Yo lo sé, Jessica, y te digo que te ves súper buena hoy día.

    Se abrazaron como si nunca quisieran separarse.

    Tengo la comida y refrescos en mi coche, Eric dijo.

    Salió y fue a su camioneta negra. Jessica miró a su amiga y ambas se rieron tontamente acerca de cuan encantador era Eric. Ambas continuaron haciendo los preparativos finales para la fiesta mientras Eric llevó las cajas de diferentes tipos de refresco, papas fritas y otros dulces.

    Después que toda la comida estaba lista, Jessica pidió a Eric que recogiera todos los juguetes que estaban en el jardín que sus hermanitos latosos habían dejado ahí.

    Luego, mientras admiraban su trabajo en la sala, Jessica llamó a los otros dos y aunque se oía contenta, todavía tenía un poco de preocupación en la cara.

    Eric y Mindy, sé que será la mejor fiesta que jamás se haya hecho, pero en verdad necesito su ayuda esta noche para asegurarnos que no haya problemas. Nadie puede tomar alcohol ni fumar cigarrillos dentro de la casa. Si mis padres alguna vez se enteraran de esta fiesta, estaría muerta, Jessica dijo.

    Eric se postró para que se viera más alto y fuerte.

    No te preocupes, nena, esta fiesta será tan suave como tus mejillas, Eric le dijo, acariciando la mejilla derecha con el dorso de su mano.

    Mindy soltó una serie de risitas tontas, mientras Jessica movía su cabeza para que su cabello oscuro ondeara hacia atrás, pero se había borrado la preocupación de su cara.

    Empecemos la fiesta, Jessica dijo, abrazando a Eric de nuevo.

    * * *

    Roger se ruborizó, pero entonces vio que Mick estaba emitiendo el mismo tipo de luz roja de su estómago, aunque la suya era más oscura.

    ¿Supongo que tienes algo que ver con las raras sensaciones hormigueas que he tenido desde que he estado en México? Roger dijo.

    No exactamente, Mick respondió. Nadie en verdad sabe lo que lo causa, pero solo sabemos que quiere decir que eres un Elegido.

    ¿Elegido? Roger dijo.

    Mira, Roger, ahora que rompí el hielo sólo necesito ser franco contigo, Mick dijo, su expresión cambiando nuevamente a una de nervios. Estoy seguro que no tengo todas las respuestas que querrás, pero por favor confía un poco en mí mientras te hablo. Ellos empezaron a caminar de nuevo mientras Mick metía el mecanismo en su bolsillo. En verdad nadie sabe cómo o por qué algunas personas son elegidas, pero hay un lugar que necesita de nuestra ayuda, sólo para asegurarse que todo está bien en su sociedad, en su mundo, supongo que lo podrías decir.

    Era difícil para Roger entender todo lo que dijo Mick.

    No puedo explicar exactamente donde está este lugar, pero puedo mostrarte, y siempre estaremos juntos entonces no tienes de que preocuparte, Mick continuó, al ver la cara de confusión de Roger.

    Roger se rió un poco y Mick se veía casi descorazonado. Por un lado, Roger estaba lleno de deseos de saber que era el rayo rojo que había salido de su estómago y obviamente Mick no pensaba que sacar una luz roja de su estómago fuera raro, pero por el otro lado Roger se sentía con mucho miedo. ¿En verdad quería saber por qué había estado lanzando luces rojas de sus dedos desde los ocho años? ¿Podría ser algún tipo de trampa?

    Está bien, vamos ahora y me podrás mostrar, Roger dijo, dándose cuenta que no podría vivir el resto de su vida preguntándose qué habría pasado.

    Mick todavía se veía un poco frustrado, pero su cara se puso más tranquila.

    Es el otro pero. No puedo mostrarte hasta la noche porque hay demasiada gente alrededor.

    Roger miró alrededor y lo que dijo Mick era verdadero. Había muchísima gente caminando por las ruinas.

    ¿Qué puedo hacer entonces? Todas mis cosas están en el hotel en Mérida, y estoy aquí con un tour, Roger dijo, sintiéndose con más temor.

    Sé que te pido mucho, especialmente ya que acabamos de conocernos, pero tendrás un lugar donde quedarte esta noche y mañana puedes regresar a Mérida. Iré contigo si quieres, Mick explicó.

    No sé, Roger dijo sonriendo, pero negando con la cabeza.

    "Por favor, Roger. Discúlpame si no fui capaz de explicarlo mejor, pero todo pasó tan rápido para mí también.

    Roger se quedó inmóvil pensando mientras Mick pateaba unas piedras.

    Estoy seguro que mi mamá se enojaría, pero está bien, Roger dijo.

    Muchísimas gracias, no sabes lo feliz que estoy que por fin tengo con quien compartir todo esto. Ha pasado tanto tiempo, Mick dijo en voz baja.

    ¿Cuánto tiempo? Roger preguntó.

    Habría tenido tu misma edad cuando lo averigüé por primera vez, Mick dijo. ¿Tienes catorce años?

    Sí, Roger respondió, dándole a Mick una mirada inquisidora. ¿Entonces había alguien como tú que te llevó antes a este lugar del que hablas?

    Bueno, en cierto modo, Mick dijo. "La verdad es una historia larga. Sé que probablemente estás más agotado que yo, pero también me siento muy cansado de todo lo que

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