En este segundo capítulo de Conversaciones Incómodas, mi mamá y yo compartimos con ustedes una etapa ruda y oscura de mi adolescencia: mi anorexia.

Más allá que entrar en detalles de lo que fue para mí y para mi familia atravesar por este proceso, quiero poner sobre la mesa el propósito de una persona adicta en un contexto familiar.

Un desorden alimenticio nunca tiene qué ver con la comida; las adicciones son un síntoma de la familia.

El detonador de los desórdenes alimenticios es el vínculo que creamos con mamá, con la persona que nos da la vida y nos provee de cuidado, protección y amor.

"La relación con la comida es la relación con la vida" - Marta Ro.
Rechazar la comida es rechazar la vida.

Espero que mi experiencia y lo que mi madre vivió acompañándome apoye a otras mamás quienes estén actualmente viviendo un proceso similar con sus hijos en casa.

De corazón, que así sea.

Bienvenido a ‘El Poder de lo Incómodo’ T3.
Si no creces, te encoges.