• Triunfo y vergüenza del cristianismo en el poder: CAPÍTULO 2 •
Hay una palabra que describe al cristianismo primitivo en su contexto: alternativa. Los primeros cristianos no necesitaban de la legitimación, la ayuda o el visto bueno del Estado para poner en práctica los principios del Reino de Dios. Pero una serie de eventos que sucedieron a lo largo del siglo IV le cambiaron la cara al cristianismo para siempre. En el año 313, Constantino proclamó el edicto de Milán, en el que quitó la proscripción al cristianismo; esto significó libertad religiosa, seguida luego de favoritismo hacia la Iglesia. Tiempo después de Constantino, el emperador Teodosio I convirtió al cristianismo en religión oficial del Imperio Romano. El cristianismo había dejado de ser perseguido para convertirse en perseguidor; la Iglesia, que antes había subvertido la hegemonía imperial, se convirtió en la nueva hegemonía.  La alianza con el Imperio le costó a la Iglesia el sacrificio de su alternativa. Cuando la Iglesia perdió lo que la hacía especial, se volvió tan solo una legitimadora del statu quo.