Si algo caracteriza a Vero Ale es su intensidad y sensibilidad ante la vida. Como figura pública es innegable su talento, como mamá es impactante su entrega. Cuando llegó Pollito, su primer hijo, se tuvo que enfrentar a un pronóstico adverso sin muchas esperanzas pues fue diagnosticado con un padecimiento poco común: MOPD1. Desde entonces y hasta ahora Pollito ha roto todos los pronósticos médicos y Vero ha sido su vocera encontrando en él la inspiración y la sabiduría para ver los milagros que vivimos a diario y que, casi siempre, damos por hecho. Hoy ella sabe que al valorar lo más sencillo de la vida estamos apreciando lo más profundo de la misma. Una historia de amor y transformación.

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