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Quebrantable
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Libro electrónico82 páginas1 hora

Quebrantable

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En "Quebrantable", seguimos la historia de Sam, un joven aparentemente ordinario cuya vida da un giro inesperado cuando se encuentra con una misteriosa figura en un parque. Esta enigmática persona le ofrece la oportunidad de volverse más fuerte, pero para lograrlo, Sam deberá superar una serie de desafíos que pondrán a prueba su determinación.

A medida que Sam se sumerge en este mundo de misterio y desafíos, descubre que hay mucho más en juego de lo que jamás imaginó. Con cada prueba superada, Sam se acerca más a descubrir la verdadera identidad de su enigmático mentor y el propósito detrás de estas pruebas aparentemente imposibles.

"Quebrantable" es una emocionante historia de autosuperación y descubrimiento personal, que lleva a los lectores a través de giros y vueltas inesperados mientras Sam lucha por desentrañar los secretos que rodean su destino.

IdiomaEspañol
EditorialS.T. Mclaughlin
Fecha de lanzamiento8 nov 2024
ISBN9798227260307
Quebrantable

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    Quebrantable - S.T. Mclaughlin

    Para esos guerreros anónimos que se

    enfrentan con sus demonios internos con coraje y determinación, ustedes son

    verdaderos héroes en un mundo que a

    menudo no reconoce su valor. Que este libro sea un testimonio de su resiliencia y una fuente de apoyo en su camino hacia la

    sanación y la paz interior.

    Con profunda gratitud y admiración,

    S.T.

    El éxito es la suma de pequeños esfuerzos repetidos día tras día. - Robert Collier.

    Desperté en otro día rutinario, son las 6:00 A.M., y mi mente está abrumada. La perspectiva de dirigirme al trabajo me desanima, pero la responsabilidad de las cuentas y gastos me obliga; después de todo, las facturas no se pagan solas. La insatisfacción me embarga tanto en el ámbito laboral como en el salario y el ambiente, que considero pésimo.

    Tras una ducha reparadora y un desayuno rápido, me encamino hacia la parada del transporte público, resignado a enfrentar otro día en mi empleo. Al llegar, me encuentro con Lucia, mi asistente, quien me saluda con un .

    —Buenos días. Le respondo con un simple.

    —Hola, ¿cómo fue tu fin de semana? ¿Descansaste?  Ella me responde —Si jefe.

    Lucia, mi mano derecha, es más que una colega; compartimos un vínculo de confianza y amistad. Es inteligente y capaz, realizando cualquier tarea en tiempo récord.

    Nuestra relación es tan estrecha que incluso comparte sus problemas personales. Aunque tiene pareja, no la trata bien, y yo le aconsejo que lo deje. Sin embargo, su amor y miedo a la soledad la mantienen allí.

    Siempre le insto a que termine la universidad y busque un empleo mejor, ya que llevamos 5 años en el mismo lugar sin beneficios laborales. Nuestro jefe inmediato es un abusivo y patán, pero la necesidad nos obliga a soportarlo, dado que encontrar trabajo no es sencillo.

    Iniciamos nuestras labores, y el tiempo transcurre rápidamente. Casi al final del día, mi jefe me solicita informes para mañana temprano, a lo cual asiento resignado. Al salir, me despido de Lucia y camino unas cuadras hacia la parada del transporte.

    En la espera, diviso a una figura vestida de negro, piel reluciente, alta y de tez clara al otro lado del puente elevado. Su mirada penetrante se fija en mí, levantando el brazo en mi dirección. Incierto de si me señala a mí, miro alrededor. Al regresar la mirada, la misteriosa figura ha desaparecido, como si la tierra se la hubiera tragado.

    Al bus de mi ruta y me subí, encontré un asiento y me sumí en mis pensamientos sobre esa enigmática figura. A medida que avanzaba en el transporte público, minimicé la importancia de ese encuentro.

    Al llegar a casa, mi madre, Carmen, me recibió. Una mujer sacrificada por sus dos hijos. Vivo con ella y mi hermana menor, Taty, quien trata mal a mi madre. He intentado hablar con ella sobre esto, pero mi madre prefiere lidiar con el asunto a su manera. Mi padre falleció debido a una extraña enfermedad, era infiel y dejó cicatrices psicológicas en mi familia.

    Mi madre pregunta sobre mi día laboral, y respondo con sarcasmo. Ella destaca la bendición de tener empleo en tiempos difíciles, pero yo comparo esa bendición con los faraones egipcios y bromeo sobre recibir latigazos.

    Después de quitarme el uniforme, me cambio para hacer ejercicio. Trotar en el parque de lunes a viernes es mi escape del ambiente tóxico del trabajo y del pesado hogar con mi hermana. Sincronizo mi smartwatch, comienzo mi rutina, y algunos vecinos se unen.

    Una notificación indica que he terminado el ejercicio tras una hora agotadora. Me siento en una banca, observo los arbustos y árboles, y me sorprende ver al mismo hombre de la parada de buses. Nos miramos, se oculta y desaparece.

    La intrigante presencia de este hombre se entrelaza con mi rutina diaria, dejando preguntas sin respuesta.

    Al ir a casa, cenamos en familia, y mi madre, con su eterna preocupación maternal, intenta reconfortarme sobre mi empleo. Le agradezco, pero en mi mente resuena la imagen de ese misterioso hombre.

    Después de un baño reparador, me sumerjo en la cama para descansar, pero mi mente sigue divagando entre los problemas laborales y los desafíos familiares. A pesar de la fatiga, la presencia de ese hombre persiste en mis pensamientos, generando intriga y desconcierto.

    Al siguiente día, la rutina se repite. Me dirijo al trabajo con la sensación de que algo está fuera de lugar. Mi asistente, Lucia, nota mi distracción y me pregunta si todo está bien. Le aseguro que sí, aunque mi mente sigue dividida entre el enigma de ese hombre y las tensiones diarias.

    Reviso constantemente mi entorno, pero la figura no aparece. El día transcurre en la monotonía de las labores, hasta que mi jefe solicita informes adicionales. Cumpliendo con el deber, enfrento la tarde con un dejo de incomodidad, preguntándome si el hombre volverá a cruzarse en mi camino.

    Al regresar a casa, me encuentro nuevamente con la atmósfera tensa entre mi madre y mi hermana. A pesar de mis intentos de intervenir, la dinámica familiar sigue su curso. Mi escape al parque nuevamente revela la presencia del hombre, observándome desde la distancia.

    Esta vez, me decido a abordar el misterio y me acerco a la zona donde se esconde, pero, como antes, desaparece sin dejar rastro.

    La incertidumbre crece, tejiendo un hilo invisible entre la rutina diaria y la presencia esquiva de este hombre. Cada día se vuelve una búsqueda constante de respuestas, mezclada con la realidad laboral y familiar que

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