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Enoch Soames: un recuerdo de la década de 1890
Enoch Soames: un recuerdo de la década de 1890
Enoch Soames: un recuerdo de la década de 1890
Libro electrónico68 páginas56 minutos

Enoch Soames: un recuerdo de la década de 1890

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Es curioso lo que la fortuna hubo de depararle a sir Henry Maximilian Beerbohm (1872-1956), "el incomparable Max", como lo llamó en su tiempo George Bernard Shaw. Aunque no es, ni remotamente, una figura literaria tan desconocida para la posteridad como el personaje que da título a este volumen, bien puede decirse que se trata de un autor "de culto". Quienes lo conocen lo veneran, pero es probable que en un principio hayan llegado a él por accidente o por motivos de índole circunstancial, como una afición específica -y a menudo voraz- a la literatura fantástica.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento21 may 2024
ISBN9786073089074
Enoch Soames: un recuerdo de la década de 1890
Autor

Max Beerbohm

Sir Henry Maximilian Beerbohm (1872-1956) was an English essayist, parodist, and caricaturist. Going by the name of Max Beerbohm, he became known for his big personality and humor. Beerbohm began writing while being educated at the Charterhouse School and then at Merton College, Oxford. However, as he was not an enthusiastic student, Beerbohm dropped out of school when he became popular in social circles. He continued his career as a writer, illustrator and later worked as a radio broadcaster. Beerbohm released several collections of his work, including short fiction, caricature sketches, and one novel.

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    Enoch Soames - Max Beerbohm

    Max Beerbohm–Enoch Soames–un recuerdo de la década de 1890Propiedad horizontal: casuística jurisprudencial

    COLECCIÓN

    RELATO LICENCIADO VIDRIERA

    COORDINACIÓN DE DIFUSIÓN CULTURAL

    Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial

    Propiedad horizontal: casuística jurisprudencial

    ÍNDICE

    Introducción

    Juan Carlos Calvillo

    Enoch Soames: un recuerdo de la década de 1890

    Max Beerbohm

    Epílogo

    Juan Carlos Calvillo

    Aviso legal

    INTRODUCCIÓN

    ES CURIOSO LO QUE LA FORTUNA HUBO DE DEPARARLE A SIR HENRY MAXIMILIAN BEERBOHM (1872-1956), EL incomparable Max, como lo llamó en su tiempo George Bernard Shaw. Aunque no es, ni remotamente, una figura literaria tan desconocida para la posteridad como el personaje que da título a este volumen, bien puede decirse que se trata de un autor de culto. Quienes lo conocen lo veneran, pero es probable que en un principio hayan llegado a él por accidente o por motivos de índole circunstancial, como una afición específica —y a menudo voraz— a la literatura fantástica. Quizá baste decir, con mero afán ilustrativo, que yo, que estudié Letras Inglesas en esta máxima casa de estudios, nunca lo escuché mentar en clase, como tampoco lo encontré representado en los dos volúmenes que se convirtieron en mis libros de cabecera a lo largo de aquellos, ahora distantes, años universitarios: The Oxford Anthology of English Literature, de Frank Kermode y John Hollander, y The Norton Anthology of English Literature, una edición mucho más reciente, de Stephen Greenblatt. Cabe aclarar que ninguno de estos libros es, ni por asomo, un repertorio cicatero; en ellos están compiladas todas las figuras que, por amistad, afinidad o antipatía, tuvieron cierto vínculo con Beerbohm: el propio George Bernard Shaw y Oscar Wilde, por ejemplo, además de varios integrantes del círculo de Bloomsbury. Pero él, por alguna razón, simplemente no aparece en ningún sitio. De una figura con el mismo apellido sí que leí en otras partes: del actor y director sir Herbert Beerbohm Tree, su medio hermano mayor (aunque esa rareza me la arrogo porque en materia de Shakespeare devoré cuanto cayó en mis manos), que incluso se vio obligado a destituir al joven Max como secretario de su compañía teatral, entonces de gira en los Estados Unidos, cuando le resultó inexcusable el tiempo que despilfarraba en adornar hasta la correspondencia más anodina. En todo caso, y aunque mereciera en años por venir los elogios nada menos que de Virginia Woolf, Edmund Wilson y W. H. Auden, entre otros, lo cierto es que no hay manera de sustraerse de un hecho primordial: Beerbohm —y recurro aquí a las palabras de Phillip Lopate, ensayista de ensayistas— ha sido siempre un gusto de las minorías.

    Escritor, humorista y caricaturista, Beerbohm fue uno de nueve hijos de una familia de comerciantes radicada en Londres. Sin embargo, antes de cumplir siquiera los veinte años, se había hecho ya de una reputación como dandy en la Universidad de Oxford, de la cual salió sin obtener el grado. Fue ahí donde trabó amistad con Will Rothenstein, Aubrey Beardsley, Walter Sickert y demás estetas y decadentistas congregados en torno a The Yellow Book, la distinguida publicación de la editorial The Bodley Head. La gira aquella por los Estados Unidos en compañía de su hermano, así como su íntimo conocimiento de los escenarios y las tramoyas londinenses, lo volvieron en 1898 el candidato idóneo para suceder a Shaw como crítico teatral en The Saturday Review, empleo que aceptó de mala gana y por la única razón de que necesitaba un salario. Al cabo de un tiempo contrajo matrimonio con la actriz Florence Kahn y se mudó con ella a las afueras de Rapallo, lo que le ayudó a escapar no sólo de sus labores como reseñista, sino también de la exigencia social en los bullentes ámbitos artísticos. En Italia pasó los últimos cuarenta y cuatro años de su vida, salvo por algunos periodos, siempre esporádicos, en que volvió a la isla, batiéndose en retirada del ardor de las guerras mundiales. En aquel semirretiro escribió sus obras más valiosas: Zuleika Dobson (1911), su única novela, una sátira sobre una jovencita cuya belleza provoca un suicido masivo entre los estudiantes oxonienses; A Christmas Garland (1912), un conjunto de parodias; Seven Men (1919), un libro de cuentos cuyo hilo conductor es una ristra de personajes adictos a la literatura, y el volumen de ensayos And Even Now (1920). En 1939 le fue otorgado el título de caballero al servicio de una corona que satirizó en su juventud; en una de sus huidas de la Italia fascista se convirtió en una celebridad radiofónica de la BBC, y finalmente, en 1956,

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