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Acción social y educativa en contextos escolares
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Libro electrónico282 páginas3 horas

Acción social y educativa en contextos escolares

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Transitamos por renovados contextos sociales en los que la educación, en contextos escolares, reclama y necesita nuevos marcos interpretativos y operativos. Un panorama complejo pero apasionante, en el que muy probablemente las educadoras sociales podrían tener, sin saberlo, un protagonismo creciente. Quizás porque se iniciarían procesos que permitirían a la sociedad interpretar mejor la realidad de la escuela, y relacionarse con ella estableciendo puentes y vínculos más estrechos. En este libro defendemos el encuentro. Una apuesta que abrazamos como mejora de los contenidos educativos, socializadores y axiológicos de la escuela.
IdiomaEspañol
EditorialUOC
Fecha de lanzamiento5 jun 2015
ISBN9788490645710
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    Acción social y educativa en contextos escolares - Miquel Castillo Carbonell

    Encuentros inesperados

    Hablar y querer hablar de educación social y escuela supone habilitar la controversia. Una controversia hendida en la tradición, la oportunidad, los hechos consumados o los intereses profesionales; pero también en el compromiso, la responsabilidad o los enigmas de los encuentros inesperados. Todo ello en un marco complejo, paradojal, y campo de opiniones compartidas. Es por eso por lo que, ante las controversias, se producen numerosas y variadas posiciones, desde la negación de la relación hasta la apertura idílica de la colaboración incondicional. Ahora bien, en el texto que sigue a este prólogo se toma una posición prudente, pero atrevida, que comporta la asunción de una propuesta que se inicia bajo el auspicio de un número importante de preguntas.

    Las preguntas suscitan deseo de construir, asumen la controversia como propia y comportan espacios y tiempos para alimentar el debate, la discusión, el análisis y la reflexión conjunta. Ello no significa más que los autores parten de una renuncia. Esto que en ocasiones se dibuja como una pérdida irreparable o bien como una claudicación de planteamientos sólidos no deja de ser un punto de partida esperanzador. La renuncia que emerge y que, bajo mi mirada, se torna como la posibilidad de un encuentro inesperado, no es otra que la de separarse de la imposibilidad del discurso único. Procurar un trabajo conjunto conlleva estar dispuesto a renunciar a algo de lo que uno es depositario. Y además, procurar definir posibles territorios que deparen intersecciones posibles. Este libro habla de eso: de territorios comunes, de fronteras muy establecidas, de fronteras difuminadas, e incluso de borrado de los bordes. Continuamente hablamos de discursos diferentes, de titulaciones formativas diferentes, de ejercicios profesionales diferentes, de prácticas diferentes. Es decir, territorios diferentes con bordes que diferencian, pero también bordes que ponen en contacto (Frigerio, 2003). Este borde, entendiéndolo como lo que marca una distinción entre espacios de contenidos distintos, ¿se está configurando como espacio o no está configurado como tal, pero quiere serlo?

    Posiblemente, como en muchas ocasiones, no se trate ni de establecer fronteras infranqueables ni contornos difusos, sino de habilitar espacios comunes para ejercer las funciones profesionales en las diferentes prácticas. Es decir, venimos de recorrer un largo trayecto pensando en cómo habilitar las instituciones en las que nos desempeñamos (tanto la educación social como la escolar) para albergar y acoger a los sujetos con los que trabajamos. Y entre estos, a los sujetos que vienen a menudo catalogados como «fuera de…». Sin embargo, qué lugar habilitamos para ejercer la función profesional que nos es propia cuando observamos que muchos profesionales estamos «fuera de…», deslocalizados, desorientados en las prácticas actuales. Sobre todo, me refiero a lugares para preguntarse acerca de un «no sé qué hacer», y para erradicar algo del «esto es imposible».

    Lo que procuran Eva Bretones y Miquel Castillo es impulsar una educación social que apueste por lo pedagógico, por lo constitutivo de su sustantivo. Esto que a simple vista puede parecer obvio, es toda una declaración de intenciones. Sus preguntas iniciales intentan poner encima de la mesa las dificultades comunes, las ocupaciones y preocupaciones compartidas, sin ánimo de solucionarlas sino, más bien, para entrever posibles respuestas a construir, en un ejercicio pedagógico que, no por inesperado, deja de ser alentador. Hablar de educación en educación social es un acto de rebeldía contra imposiciones de vías únicas de entender la figura del educador social.

    Se abre, pues, un tiempo para construir, para pensar, para retroceder y avanzar. Pero, sobre todo, para acercarse de manera conjunta a cuestiones que nos interpelan a todos: maestros, profesores, estudiantes, educadores sociales, pedagogos,… Esas cuestiones, y nuevas que irán surgiendo, aparecen en este libro. Momento, pues, de aprovechar los encuentros inesperados.

    Segundo Moyano

    Director del Grado Educación Social UOC

    Noviembre 2014

    Prólogo

    Cuando Miquel se puso en contacto conmigo a través del Col legi d’Educadores i Educadors Socials de Catalunya para pedirme que escribiera el prólogo de este libro, me contó que este era el resultado de tres años de trabajo y de apuntes de una asignatura del grado de Educación Social de la UOC, y que junto con él, otros compañeros estuvieron detrás de la compilación de toda esta información durante unos cuantos años. Me contó, también, que cuando desde la institución se les animó a plasmar todo este trabajo por escrito, por diferentes circunstancias, solo Miquel podía dedicar el tiempo necesario para su elaboración, con la colaboración de Eva, profesora de la asignatura. Una vez leído el libro, pienso que hay que felicitar a la UOC por animarles a hacer este trabajo, por hacerles este encargo.

    La escuela es una institución que, aunque con sus crisis, está plenamente consolidada n nuestra estructura social; nos planteamos diferentes tipos de escuela, tipos de enseñanza, métodos de aprendizaje, pero nunca nos planteamos su existencia.

    Por otro lado, nuestra profesión, la educación social, es todavía muy joven, sobre todo en su formalización; no es hasta el año 2007, con la publicación de los Documentos profesionalizadores por parte de ASEDES y el CGCEES, cuando se comienzan a asentar sus fundamentos.

    En este libro, Miquel y Eva nos proponen un punto de encuentro en el que las funciones de los educadores y las educadoras sociales pueden complementar algunos de los vacíos con los que se está encontrando la escuela, innovando en las metodologías y aportando la experiencia de praxis que proporcionan años de intervención en las diferentes dificultades y desigualdades sobre las que actuamos los educadores y las educadoras sociales. Nos presentan, por tanto, un potencial nuevo ámbito de intervención, en el que la profesión puede crecer y aprender de otras profesiones que ya están interviniendo en la escuela, de sus métodos, de su rigor, de su reglamentación.

    La educación social también puede aportar mucho para tratar de solucionar algunos de los problemas con los que se encuentra la escuela actualmente y que, de manera minuciosa, veréis expuestos en este trabajo: el fracaso escolar, la disruptividad, el absentismo, los problemas de convivencia… En estos tiempos líquidos, la educación social tiene una gran capacidad de adaptación a las diversas situaciones sociales y a las que puedan ir surgiendo, complementando así las funciones de la enseñanza tradicional de la escuela.

    Desde el CEESC, no podemos menos que felicitar a los autores por este trabajo, que debería convertirse en ejemplo de buena práctica de cómo hacer una buena defensa y promoción de la profesión de manera proactiva, desde la propuesta y no desde la reacción ante el agravio y, además, centrándose en las etapas formativas más importantes de las personas que han de ser el futuro de nuestra sociedad.

    De nuevo, muchas gracias por vuestro trabajo, Miquel y Eva.

    Paco Gea Villén (CEESC)

    Introducción

    La incorporación de las Educadoras Sociales[¹] en contextos escolares suscita muchos interrogantes. ¿No existen ya excelentes profesionales especializados trabajando en estos contextos? ¿Qué puede aportar esta figura profesional en los centros escolares? ¿Hasta qué punto las ES sabrán situarse en un contexto tan estructurado como es la escuela? Y es que los procesos de incorporación de las ES a la escuela, como veremos, van acompañados de matices, resistencias, prejuicios, posibilidades, inercias e incluso intereses profesionales.

    Se ha escrito mucho sobre la distancia institucional y vivencial que se ha establecido entre escuela y territorio, entre centros educativos y comunidad. Surgen críticas a la tendencia de algunas escuelas a cerrarse sobre sí mismas para circunscribirse, dentro de sus muros, al exclusivo desarrollo del currículo académico. Una situación que supone un freno considerable para asumir las nuevas necesidades y los cambios que se le exige en la sociedad actual. Esto es, para la asunción de nuevas funciones educativas más allá de las prescritas por el currículo.

    Nuevas funciones en las que, muy probablemente, las ES podrían tener, sin saberlo, un protagonismo creciente. Quizás porque su participación en dicha institución permitiría visibilizar mejor los diferentes contextos (personales, familiares, pedagógicos, sociales, económicos, políticos, institucionales...) que explican, porque condicionan, las dificultades a las que se enfrenta la institución educativa. Quizás porque permitirían a los docentes disponer de una mirada más amplia para poder reconocer los diferentes enclaves en los que toman forma las prácticas educativas de las que son portadoras las personas que conforman toda comunidad educativa. Quizás también porque se iniciarían procesos que permitirían a la sociedad interpretar mejor la realidad de la escuela, y relacionarse con ella estableciendo puentes y vínculos más estrechos, además de generar contextos colaborativos más comprometidos y enriquecedores.

    En este libro defenderemos las posibilidades que ofrece este encuentro. Un diálogo que busca generar propuestas educativas que contribuyan a mejorar los contenidos educativos, socializadores y axiológicos de la escuela.

    Con objeto de argumentar esta propuesta (que no deja de ser una apuesta) hemos estructurado este libro en cinco capítulos. El primero tiene por objeto responder a una pregunta: ¿por qué ahora? Es evidente que este proceso de reflexión y discernimiento, se corresponde con otro paralelo de maduración de la ES como profesión. Pero también tiene que ver con un nuevo contexto social y educativo en el que la educación en contextos escolares está pasando a ser concebida cada vez menos instructora y más como competencial. Una educación que adquiere un carácter más social, global e integrada a lo largo de los procesos vitales de la propia existencia de las personas. Una educación que reclama y necesita de nuevos marcos interpretativos y operativos, tanto en sus contenidos como en la manera en que se explicita y se lleva a la práctica a través de acciones socioeducativas.

    En el segundo capítulo se profundiza en la difícil tarea de identificar y describir algunos de los potenciales ámbitos de actuación de las ES en contextos escolares. El objetivo es describir las nuevas formas de trabajo aportadas por las ES, visibilizando algunas estrategias y metodologías que pueden ayudar a transformar algunas de las nuevas situaciones y necesidades con la que se encuentra la institución escolar.

    En el tercer capítulo abordaremos los diferentes procesos institucionales de incorporación de las ES a la escuela en el marco autonómico que, como veremos, han sido de naturaleza muy distinta. La descentralización de las competencias en las comunidades autónomas, especialmente en materia de educación, como dicta la Constitución Española de 1978, ha creado sistemas educativos muy similares al amparo de las leyes orgánicas de educación. Esta situación ha conllevado diferencias significativas a nivel curricular y organizativo que otorgan un cierto grado de singularidad a la estructura educativa troncal que se desarrolla en cada territorio, como bien ejemplifica la incorporación de las ES en los centros educativos, donde cada autonomía ha establecido prioridades y criterios distintos que han dado lugar a diversas formas de entender la acción social y educativa. Una situación para la que proponemos, en el capítulo cuatro, cierto orden. La finalidad no es otra que argumentar una propuesta que permita la plena participación de las ES en contextos escolares.

    En el quinto y último capítulo planteamos el inicio de un debate a través de una retrospectiva con la que intentamos se cumpla una doble función, tanto de diagnóstico como de valoración. Sintetiza una serie de posicionamientos que tiene su génesis en las experiencias profesionales concretas de ES, más o menos institucionalizadas, que se han implementado en diversos centros escolares del Estado español. A través de ellas queremos mostrar tanto la realidad del trabajo de muchas ES en los centros escolares, como sus dificultades. Actividades que tienen que ver con aspectos tan diversos como la educación intercultural, la resolución de conflictos, la creación de un clima óptimo para el aprendizaje, el apoyo sociopersonal al alumnado con dificultades, la motivación y seguimiento en su asistencia y aprovechamiento escolar, la mediación con familias, el apoyo para la orientación profesional, etc.

    La incorporación de las ES en los contextos escolares ha sido, es y será compleja. Y es así porque no se trata simplemente de «arremangarse» y de «ponerse a trabajar». La ambigüedad y multiplicidad de sus funciones, la versatilidad de sus espacios de actuación, la complejidad de sus ámbitos, al tiempo que la soledad institucional de su figura en un marco fuertemente estructurado en departamentos, equipos docentes e instancias de dirección y control, nos sitúa en un mapa lleno de contrariedades. Sin embargo todas ellas, a pesar de las dificultades que entrañan, convierten el encuentro en un reto difícil pero

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