Una experiencia de libertad para crear
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La disidencia sería, precisamente, el testimonio de que, en un determinado contexto social, es posible la existencia de un sujeto creador capaz de inventar una diversidad, una divergencia simbólica y material.
La única posibilidad que tenemos en el siglo XXI de construir una democracia es que esta se implique en la incertidumbre, el azar, la probabilidad y la provisionalidad de todas sus creencias operativas y simbólicas. Esto sería signo fehaciente de que la realidad es en sí misma plural y diversa, y que la convivencia social solo puede darse en una relación diferente como elemento de la realidad. Por eso, la posibilidad de la democracia hoy pasa por la creación e invención de un proyecto social de disidencia que no constituya un problema para la sociedad donde esto acontece, sino como la expresión de la raíz de la cual brota en toda su pujanza la libertad.
La convivencia en la diversidad, entonces, ha de expresarse culturalmente en la cooperación, la solidaridad, la paz y la armonía. Por lo cual, entendemos que únicamente un proyecto de disidencia social puede hoy fundamentar una democracia incierta e indeterminada en cuyo ámbito convivan la diversidad, el diálogo intercultural y la pluralidad de ideas, actitudes y cosmovisiones. Es en ese medio social y cultural donde es posible la autodeterminación intelectual, personal y política."
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Una experiencia de libertad para crear - Angel Nogueira Dobarro
1980
La aventura del Anthropos
empieza cada mañana
como tarea diferente,
singular y progresiva.
El Tiempo es Palabra sembrada
y florecida de Esperanza.
Año Nuevo 1980
1982
Feliz 82
Narrar y Caminar,
hacen de la Vida
Leyenda.
Paz para la pluma y para el aire.
Paz para el papel y para el fuego.
Paz para la palabra y para la tierra.
Paz para el pan y para el agua.
Paz para el amor y para la casa.
Paz para el pensamiento y para el camino.
Paz para la semilla y para el átomo.
Paz para la obra y para el hombre.
—Blas de Otero, Labor.
Fundación Anthropos
1983
Todo
Gracias doy a la vida por haberme nacido.
Gracias doy a la vida porque vi los árboles, y los ríos, y el mar.
Gracias en la bonanza y en la procela.
Gracias por el camino y por la verdad.
Gracias por la contradicción y por la lucha.
Gracias por el aire y por la cárcel.
Gracias por el asombro y por la obra.
Gracias por morir; gracias por perdurar.
—Blas de Otero.
1983: Año Feliz de Nueva Esperanza; tiempo de renovar, de cambiar e inventar todo, también a los hombres. Otros son los que te hablan, gobiernan y autogestionan la vida, como empresa diferente.
Os deseamos el augurio feliz de un tiempo de novedad y plurales narraciones. Alguien ha llegado a nuestra historia. En el oeste hay luz y paz activa, cambio y esperanza: estáis vosotros.
Gracias y felicidad en 1983
Fundación Anthropos
Barcelona, 1983.
1984
Agentes o agente
Muchos agentes —¿sólo de un Agente? —
Transmutan la materia en otras formas
Por caminos insólitos, conducen
A los seres insignes y a los feos:
Roca, delfín, clavel, rinoceronte,
Inagotable repertorio innúmero
Movido por agentes muy dotados
—Término propio— de inventiva. Triunfa
Genial naturaleza shakespeariana
¿Quién hizo el mundo? La Imaginación.
—Jorge Guillén.
El tiempo es invento, creación y novedad de otro Anthropos, de otra Historia: proyecto y decisión de un Pueblo Nos, de Sociedad aún por estrenar. Es una invitación a pensar y hacer nueva la vida, refundando y resurgiendo en otra imaginación, deseo y cultura social.
Os deseamos estreno de porvenir, de sorpresas para vivir en Paz en el fraterno trabajo del invento humano de una presencia histórica.
1984 año de renacimiento de todos en el proyecto de Libertad. Ser agente transmutador de universo e inventor de mundo nuevo. Todo lo otro, lo ajeno a esto, ha de quedar abolido, nulificado y nadificado por la imaginación creadora.
Queremos sentir otra presencia en la ciudad, otra bondad y belleza: otra Paz.
Feliz novedad e invento para 1984
1985
Anthropos 85
Para renacer en la paz solidaria y fraterna
Canción
¿Qué me sostiene aquí,
sino yo mismo
convertido en distancia
de este mismo lugar.
Convertido en materia,
convertido en memoria,
convertido en distancia
de este mismo lugar.
Convertido en los átomos
más allá de los ecos
que convocan las voces
de este mismo lugar.
Convertido en la música
de la orilla que suena
más allá de los vértices
de este mismo lugar.
Convertido en la ola,
convertido en la espuma,
convertido en los cuerpos
de este mismo lugar.
Qué me sostiene aquí,
sino yo mismo
convertido en memoria
de este mismo lugar?
—Jaime Siles.
Feliz Año Nuevo 1985 con nuestro deseo y esperanza de que otra vida nos sorprenda a todos: provocación y audacia de propuestas humanas centradas en las gentes, en su palabra, sin alusiones ni referencias ulteriores, sólo adecuadas a su mirada y a su acción histórica.
Lo interesante es, por ello, plantear proyectos y asumir los errores y los éxitos de su experimentación y verificación, para cambiar siempre hacia el fondo y hacia el interior del universo, digiriéndolo por averiguación e invento y descubriendo otras aperturas y salidas del laberinto. Este lugar sí que es otro.
En nosotros radica, pues, la esperanza, porque siempre es posible otra revolución social: propuesta fraterna en el proyecto de otra historia.
Barcelona, 1 de enero de 1985.
Comienzo de otra y diversa oportunidad: el tiempo siempre está abierto al nuevo advenimiento de un Nos, sujeto social, diferente del previo, porvenir siempre llamando a nuestra puerta.
Fundación Anthropos
1986
1986: Tiempo de explosiones
y transmutaciones
de fondos y anclajes íntimos;
advenimiento de otra realidad
siempre posible
en el caminar entrañable de la historia
y de los hombres trabajadores,
cumplimiento e inicio de sueños
creadores.
Verdadera paz
Los que combaten, no los que asesinan.
Los muertos fundadores, los cimientos,
no los testiculares violentos
ajetreados y que no caminan.
Tanta brama, bandera insultadora,
desfile armado y oración cruenta
son la piel de la vida, que no cuenta
cuando dentro del hombre da la hora
de la verdad. Sobre la gritería
de vinos de la ira, embestidores,
alza realidad y profecía
el orden del amor y del hermano,
augusta paz de los trabajadores
que hace caer las armas de la mano.
—Ramón de Garciasol.
Nuevo año:
Un tiempo para estrenar en esperanza, paz, trabajo, imaginación e inventiva.
Queremos ser un pueblo solidario, comunidad fraterna, pueblo de trabajadores.
Deseamos encontrarnos con las manos juntas en la producción de enseres y mundo, y las entrañas acogedoras y disponibles en actitud de otredad.
Reconciliarnos es inventarnos, quemarnos en el otro juego de la creación humana, obra intrínsecamente socializada y corporalmente comulgada. Los trabajadores son apalabradores de la realidad del universo, productores de seres y enseres, de mundo y sentidos consentidos.
Sólo en estado social de creación puede advenir la paz, el gozo y la Vida compartida.
Paz y bien, ámbitos mediadores de creación de Pueblo, humanismo concreto y real de verdad. Pueblo creador de trabajo.
Pueblo y mundo, producto de los hombres trabajadores.
1986: año de tránsito hacia una sociedad hispana plural, nuclearmente organizada y vertebrada en referencia al Pueblo trabajador.
Queremos la paz de un tiempo nuevo; construida, pensada e inventada por nosotros, hombres trabajadores, usuarios de enseres humanos, nuevo árbol de la vida.
Os deseamos a todos, hombres concretos de la historia, feliz año 1986.
Anthropos, Editorial del Hombre
Universidad Anthropos
*Faustino Cordón*, Centro de Investigación Alimentaria y Energética
1987
El compromiso con la vida es promesa de paz
Todo puede suceder porque la realidad rebasa siempre lo que sabemos de ella. Porque ni la cosa, ni lo que de ella sabemos es completo. La verdad no es algo que esté ahí, a la vista. Y hay secretos que un día serán revelados.
—María Zambrano.
Bautizadora incomparable
Eres misteriosa y hermosa
igual que la palabra Origen
eres milagrosa y rotunda
igual que la palabra Plenitud
eres poderosa y veloz
igual que la palabra Energía
eres lúbrica y eres solar
igual que la palabra Verano
Tú eres el lenguaje profundo
Contigo todo tiene nombre
—Félix Grande.
Ninguna ocurrencia, por sorprendente y sugerente que sea, puede abolir a Ocurrencia; ningún invento, por maravilloso y fructífero que resultare, puede abolir a Inventiva. Ningún atisbo o vislumbre, por deslumbrante y panorámico que sea, puede abolir a Pensamiento. Ni ocurrencias, ni inventos, ni atisbos […] agotan a Azar: a Creatividad.
—Juan David García Bacca.
Estábamos en el principio: ahora es el comienzo. Un tiempo ha transcurrido y todo empieza: una experiencia de la historia es su inicio, es su apertura y su llamada a ser de nuevo de otra manera. Tantos deseos de felicidad… Tantos buenos anhelos… Pero ahora estamos aquí de nuevo para habitar el tiempo con otra esperanza: la cultura es una promesa de seres nuevos, originales y diferentes…
Año Nuevo: advertencia, juego, compromiso, pero sobre todo memoria y recuerdo de que estrenamos otra vez el tiempo. Cada año es una aurora trascendida en auras de fuego y agua, incesante fluir de la vida subterránea quizás, pero presente en cada hombre, explotando siempre en novedades, esperanzas y promesas por cumplir. Permanecemos a la orilla del misterio, pero cada tiempo muestra y devela un paso más…
Anthropos 1987 es una clara promesa de felicidad, presencia y porvenir, un caminar hacia un estado social de creación donde habitan reconciliados los hombres.
Año Nuevo es invitación, promesa y acción…
El agua nueva del tiempo discurre reconciliada por nuestras entrañas, estado de génesis, contenido y presencia del porvenir, creación de un tiempo para una cultura dotada de esperanza.
Anthropos 1987
1989
La realidad es la imaginación
El tiempo es siempre nascencia
El rito anual de la renovación del saludo y los deseos de pacíficas intenciones, quisiéramos que entrara íntegro en la fragua ígnea y transformante de la historia, para que de verdad se rompiera el tiempo cronológico, continuo, y se iniciara un mundo original, otro, diferente, secreto en que Deseo y Realidad se fundieran en un íntimo abrazo de surgente novedad, sorpresa y acontecimiento.
Los cuencos del tiempo esconden la última Nascencia de un poema urbano —conocimiento, comunicación e indagación— que realiza la «Edad de Oro» de la convivencia próspera, concreta y universal, donde sueño, memoria e imaginación, despiertan por fin de la duermevela encantada de la comunicación social de la creación, al trabajo gustoso, camino siempre de libertad y cultura, de ocurrencia con proyectos. «¡Quién pudiera ser alma de tu cuerpo, casa de tiempo y de silencio!», donde «olvidar es resucitar» y «Los pies del ser y el estar, por los espacios del tiempo» guardan el sentimiento y emoción del poema. Juan Ramón, poeta de la fusión, de la belleza; encuentros y semillas, noticia de una presencia en el secreto del cosmos presentida.
Sembrar el tiempo de deseos, ser lo que queremos. He ahí el sentido y el trabajo de la historia; en definitiva, alguien acogiéndonos como proyecto y realidad, como transfiguración firme en el tiempo, creación de obra y poema.
Os deseamos toda la gracia, conocimiento y metamorfosis —Nascencia de un tiempo Nuevo— un lugar donde la cultura concede la paz y la felicidad.
Paz y Bien para este Año Nuevo.
¡Ay, no poder quedarme vivo en ti, sin hambre, sed ni sueño, porque no quiero verte sino serte, ser en ti yo, vivir yo en ti, ser, terminado como tú, yo mismo siempre, y siempre igual, siempre distinto, repetido y sin guía, siempre.
El hombre debiera poder ser lo que desea, debiera poder ser en la medida de su ilusión y su deseo. Entonces yo sería tú, que eres tú mismo, que eres lo deseado del total deseo.
Tú solo, mar, lo sabes todo, todo lo olvidas; tú solo, mar, te bastas y te sobras. Eres, dejas de ser, a un tiempo, todo.
Un ascua hemos de ser en plenitud los dos, dios deseado y deseante de vida deslumbrada y deslumbrante; un ascua de conciencia y de valor; y, como con la noche nos perdimos en la nada más dulce de tu todo, con el día nos hemos de encontrar en el todo más hondo de mi nada.
Cuando esté con las raíces llámame tú con tu voz. Me parecerá que entra temblando la luz del sol.
—Juan Ramón Jiménez.
1990
«Cántico Fe de Vida»
¡Qué cambie todo a fondo!
Vacío y horror llenan la historia, cotidianidad anónima perdida en el fluir urbano de vidas dejadas de la libertad, prohibida creación de autodeterminación diferida en la sombra de un silencio muerto, sin tiempo. Pero cada año nuevo hay siempre un poema, poetas que resucitan e inventan el tiempo, el deseo, una palabra reveladora que nos adentra en el misterio del cosmos, en su vivir en claridad y compañía; un espacio de luz, metamorfosis y cambios en la raíz humana y escondida del símbolo. Poetas de proyecto y de deseo, de la afirmación y fe de vida abren las vetas de la comunicación de un horizonte nuevo, de otra vida que clama por surgir desde dentro, la voz y noticia de otros hombres humildes, sabios, hermanos, solidarios que son y están ahí: «Vida profunda que tiene que llegar a ser vida expresada», es decir, actualidad, vivencia, proyección, encarnación, forma, plenitud, fuerza, apogeo de alguien que late y siente dentro el surgir vibrante de una palabra innovadora de la vida, de la historia, de sí. Un empuje interior que todo el ser dirige hacia la claridad del poema en la iluminación de la conciencia, noticia y afirmación, instante a instante, de toda otredad y presencia.
Los poetas perciben noticias y memorias, experiencias, invenciones, símbolos y vidas esperadas en el tiempo. Hay siempre una esperanza más fuerte que la historia. La palabra en acción que inventa un porvenir sorprendente, memoria recurrente de toda buena noticia, pluralidad de indicios y caminos, advenimiento de otredad: «El que yo fui me espera bajo mis pensamientos». Madre y cosmos configuran el hondo tiempo de nuestro pensamiento. Voluntad de vivir hasta el extremo, renacimiento que implica una profunda búsqueda del hombre verdadero, del que está por hacer, de la persona que clama su plenitud de ser en el tiempo; búsqueda de expresión, decisión y destino, afirmación de totalidad y unidad. Las intuiciones del poeta crean figuras transparentes, lúcidas, espejos en los que vemos, entendemos y sentimos. Ellas son orientación, horizonte y aurora, sentido, luz, cántico, fe de vida: «¡Qué los muertos entierren a los muertos / jamás a la esperanza!».
Palabra afirmativa de la claridad y de la transparencia, que surge del sentimiento hondo del cosmos como invencible esperanza. «Estar es renacer […]. No hay soledad. Hay luz entre todos. Soy vuestro», dice el poeta. «El amor, la amistad, la paz del mundo […]. No morirá del todo la persona». La palabra nueva que inventa el poeta busca a su prójimo, anhela el culmen de su otredad presente y en porvenir: «Sí del todo vivir, decir del todo». Es expresión y plenitud de un tiempo nuevo, vida afirmada en creación, memoria inscrita en el poema, conciencia de un centro interior que se afirma en su expresión: «mucha luz», «más luz, más vida», trascender los límites de ayer en otra figura que renace siempre en la mano y la palabra del poeta.
1990, tránsito, invento, creación, una nueva oportunidad y porvenir de convivencia. La paz permanece y la vida luce la fe de su coexistencia. Paz, paz, paz, clamor y homenaje del niño que espera el ámbito de su historia. Toda la vida crece en la flor del tiempo, abierta dimensión donde la persona queda para hacerse. Afirmación de ser y sentido de noticia que guarda el corazón en compañía y claridad de conciencia. Novedad, invento y deseo que todo cambie a fondo. El otro espera en el secreto del tiempo.
Anthropos 1990
¡Qué cambie todo a fondo! ¡Que de las raíces de la humanidad surja el nuevo mundo! ¡Que una nueva deidad reine sobre los hombres, que un nuevo futuro se abra ante ellos!
En el taller, en las casas, en las asambleas, en los templos, ¡que cambie todo en todas partes!
—Friedrich Hölderlin.
A ella,
que mi ser, mi vivir y mi lenguaje
me regaló,
el lenguaje que dice
ahora
con qué voluntad placentera
consiento en mi vivir,
con qué fidelidad de criatura
humildemente acorde
me siento ser,
a ella,
que afirmándome ya en amor
y admiración
descubrió mi destino,
invocan las palabra de este cántico
Soy, más, estoy. Respiro.
Lo profundo es el aire.
La realidad me inventa,
Soy su leyenda. ¡Salve!
—Jorge Guillén.
Anthropos, Editorial del Hombre
1991
Originalmente la palabra es un acto
poético, inventa el ser y la voz,
la presencia y la figura de una otredad
presentida e indagada.
Quienes escuchan la voz del poeta vuelven a un tiempo de inocencia, a las posibilidades que abre la primera palabra; un espacio donde toda creación es factible y en el que todavía podemos elegir una historia, una narración constructiva y adecuada a nuestra forma de ser. Eso es de verdad el tiempo, un año nuevo, voluntad y proyecto. Es un ámbito expresivo de nuestra imaginación comunitaria de ser, participar y compartir el pan y la palabra, el pensamiento y la acción, el agua y el aire.
En verdad, la voz del poeta quiebra los repetidos ruidos de la tierra y el desierto. Su poema abre un claro en el bosque, inventa una fuente y un árbol acogedor en el camino y una casa encendida al final de la jornada. Día a día, su siembra enciende la esperanza. La música del poeta sugiere, advierte y llama a salvar la primavera, a una fluencia novedosa y explosiva del tiempo. Pero sólo una voluntad enamorada entiende y oye la revelación íntima y comunicativa del poeta.
Os deseamos paz en la floresta, en la ciudad y en el desierto, y en el agua, la fuente y el mar, donde habita el aire nuestro que canta el poeta.
No lo olvides: la palabra sólo nace para darte nombre y significar tu presencia, habitada de luz, conocimiento, vida, proyecto e intención, ocurrencias, imaginaciones e inventos. El tiempo y la palabra sólo han nacido para nombrarte, crearte una memoria fluida, líquida, que acoja la paz y la escritura de una otredad recíproca y reconocida. Sólo la otredad nos confirma de verdad en el ser, encuentro y reconocimiento. Paz, Paz, Paz… «escucha / el vuelo de mis verdades / de amor sobre este silencio […]». «Hazme quien soy […] ¡Hazte quien eres!» Todas las culturas son mensajes de amor, de fraterna solidaridad, todas crean humanidad y sentido. ¡Abramos el balcón de nuestra casa para que entre toda la luz y la palabra! Paz, Paz, Paz… Un tiempo humano se abre a la pasión, a la fe y a la espera de una acción solidaria, firme y en la que sólo el amor sea el ámbito de decisión. «[…] búscate en los otros […]. ¡Amor! Ni tú ni yo / Nosotros […]» Los secretos de tu decisión guardan la memoria del tiempo.
Os deseamos felicidad, paz y bondad en el ejercicio de la libertad; que vuestra palabra convierta en oasis el desierto.
Anthropos 1991
Recuerda mi voz, escucha
el vuelo de mis verdades
de amor sobre este silencio.
Hazme quien soy, alborota
los pájaros de mis árboles,
no los olvides haciendo
pura sombra del amante.
Fuego sin luz, pura sombra
quemó el perfil de tus naves.
¿Dónde estás? Ya no distingo
tu figura. ¡Hazte quien eres,
óyete en mí, no te marches!
La palabra nació, nace constantemente, aunque sea la misma renacida, por lo que quiere decir y porque quiere decirlo. Es un querer muy entrañable sin el cual no se entiende el otro, el que llamamos voluntad […]. Y como las palabras son obras maestras perduran, y no se resignan a que las reblandezca la pereza.
—Rafael Dieste.
[…] no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
—Vicente Aleixandre.
¡Amor! Ni tú ni yo,
Nosotros, y por él
todas las maravillas
en que el ser llega a ser.
—Jorge Guillén.
Anthropos, Editorial del Hombre
1992
Manifiesto de las palabras humildes,
los pueblos y las realidades olvidadas
en el surco herido del tiempo.
1992, mágica fecha, ínsita de múltiples acontecimientos, faustos, victorias, descubrimientos o encuentros; centenarios, conquistas, evangelizaciones y propagandas; sueños y exterminios, mísera pobreza del trasiego humano, inconsciente celebración de la vanidad del tiempo. Siempre hay un nombre verdadero, único, que certifica la muerte de otros pueblos, su inferior condición, la descalificación cultural y de sus textos e invenciones. Pero lo que ahora importa es que dichos nombres no son sombras de un pasado lejano, sino norma y presencia de actualidad, de rigurosa imposición a las conciencias y creaciones de los otros seres diferentes que frenética e irracionalmente se convierten en extraños, basureros de todos los restos, los otros siempre vencidos por la gran historia de los imperios, los ejércitos y la magnificencia de las imágenes. ¿Por qué siempre las gentes contra las gentes, las culturas contra las culturas, los pueblos contra los pueblos? Ciertamente, el nombre propio de una etnia y sus poderes partícipes, sacerdotes, militares… se han impuesto siempre a otros en forma de exterminio y genocidio cultural. Pero ahora gritamos: ¡basta ya! Somos en verdad mestizos de la violencia, la sangre y el fuego, soñamos la memoria y la utopía de un espacio, la presencia valiosa y la pacífica convivencia con toda otredad. Nombre propio para todos, igualdad y libertad frente al destino del cosmos, derecho a crear e inventar símbolos, poemas y vidas diferentes; pero toda diferencia es delicadamente solidaria. Somos, en realidad de verdad, una comunidad que se configura en el camino de la temporalidad, que goza de sus creaciones y de su riqueza afectiva e intelectual, somos un pueblo en el reconocimiento recíproco de las diferencias y la amplitud de la diversidad; el otro es prójimo.
Busquemos en la memoria el paisaje de la infancia y sólo hallaremos una huella, arqueológica presencia de una herida, ruido urbano al margen del silencio, la señal del crimen de intimidades y esencias. Pero los ecos y las palabras reverdecen en el agua, el origen claro de un comienzo, de una transparencia en la que se manifiesta el rostro de todos los hombres, pero especialmente el de los vencidos, de aquellos que soportan la prohibición de su dignidad y de su palabra. Desnudemos la raíz y elevemos la voz. Son muchos los que ya tienen puesto el oído y el corazón en la palabra compartida. Amanece un nuevo acontecer que asume la luz de las estrellas; pasado en claro hacia el comienzo, vivencia de pristinidad y acción primera en que habita la raíz de la libertad y comunión de todos los sonidos y afectos. Son tiempos de creación, de ejercicio de libertad, aprecio y reconciliación. Es preciso enhebrar las voces dispersas, los tonos y los sentimientos en múltiples armonías e igualdad de prestancias. En verdad, el poema, la voz y la obra dan a conocer el trabajo creativo, inventivo y hominizador de la historia, su ruptura de la facticidad, y revelan la intimidad reflexiva en donde nace la verdad: «el Alma Superior de la materia». «[…] voy detrás del murmullo […]. Soy la sombra que arrojan mis palabras». «Estoy en donde estuve […]».
Los textos que testimonialmente nos guían constituyen un museo vivo, entrañable de antropología. En él, se guarda la obra de nuestros pasos en la creación de historia, los ecos de nuestras voces, el aire de nuestra mirada y sentimientos, el don magnífico de la palabra, las señales heridas de la construcción de una comunidad plural e inacabada en el tiempo. Nos hacemos en la palabra y recuperamos la memoria en sus huellas, poemas, propósitos y proyectos.
Deseamos, amigos, que todos puedan sentirse atañidos y nombrados en estas palabras. Traduzcámoslas a su idioma y hallarán el fondo de su voz y su poema escondido en el tiempo en espera de otra compañía.
Cantemos la acción y la vida de los humildes, los sencillos, los transparentes, los pobres, los que no figuran, seres en verdad anónimos y reales, prójimos íntimos de nuestra historia; el agua y el fuego acontecen en su palabra.
Expresamos el augurio de que en este nuevo año podamos celebrar, y para siempre, los descubrimientos, las palabras, las memorias, las lenguas y las creaciones de todos los pueblos, especialmente de aquellos que hemos escondido en el silencio.
Pongamos atención: el único —y su nombre exclusivo— se metamorfosea en el tiempo, cambia atuendo y contenido, forma y figura; monstruo virtual que sólo puede ser superado definitivamente por una cultura de la constante creación e invención de la novedad diferenciada, social. Importa erradicar todos los proyectos únicos de la entraña de nuestra historia. Frente a una cultura, pues, de la evangelización y propaganda implantemos la invención interior, la expresión creativa de todos los seres humanos en un tiempo y espacio propios, desde dentro. Dejemos nacer todas las palabras, una cultura radical de la creación que implique por sí misma convivencia y participación.
Deseamos que este sea el manifiesto de los humildes y olvidados de la historia, del resto perdido en los avatares del tiempo, vencidos por el horror y enardecidos por la esperanza.
No olvidemos nunca que los seres humanos son, en todo tiempo y lugar, surtidores de novedad, originalidad y creatividad. Llevan en sí mismos todos los recursos, riqueza y palabras que habitan el tiempo. Sólo necesitan escuchar el brote torrencial, eruptivo de sus ocurrencias, irrumpir imaginativamente en los ámbitos de la realidad, trabajar socialmente el cosmos según el plan. Verdad que todo magisterio dogmático ha olvidado y confundido siempre en la historia. «Sólo sabemos que una música de sangre / suena y se detiene en la noche de la luz», dice el poeta; y también «solamente en el tiempo es posible saber. / Tú eres el inconsciente oscuro/ de eternidad en eternidad». En cada instante, comienza un tiempo de esperanza y utopía, el deseo ideal de un centro habitable en compañía; el logro de un origen auroral y nuevo, un sueño irrealizable y plural. Siempre es posible imaginar otra realidad y construirla, habitar en la paz de una convivencia sentida en el horizonte de la historia.
El hombre padece su propia trascendencia, el sueño de su aurora y libertad. El tiempo está abierto a nuevos nacimientos e invenciones. La creación espera con toda su pujanza. Ella es la imagen de toda liberación y gozo profundo. Escribamos la paz y triunfará la convivencia cordial. Paz y creación ensanchan la acogida de toda existencia, encuentro y otredad: «Vivir es convivir en compañía», dice el poeta.
Estos toltecas eran
ciertamente sabios,
solían dialogar
con su propio corazón.
Ten cuidado de las cosas de la Tierra:
haz algo, corta leña, labra la tierra.
Planta nopales, planta magueyes.
Tendrás qué beber, qué comer, qué vestir.
Con eso estarás en pie, serás verdadero.
Con eso andarás.
Con eso se hablará de ti, se te alabará,
con eso te darás a conocer.
—Huehuetlatolli.
Si bien la dualidad colma el destino
de seres animados y aún de rocas,
ella no viene a mí, no me conmueve
y en la luna consuelo mis congojas.
El Universo entero es mi morada:
en Mercurio, Plutón, Alfa-Centauro
percibo la embriaguez de la victoria
pues los planetas muestran, en su esencia,
el Alma Superior de la materia.
—Quetzalcoatl Vizuet, Poema.
Como dos palomas salimos de mi pueblo,
éramos dos palomas que volaron de su nido.
En mi pueblo se alegraron,
en mi casa se alegraron,
como dos palomas salimos de mi pueblo.
¡Ay, qué diré ahora, cuando me pregunten,
dónde está tu palomita
por qué vuelves solo!
Cómo entraré solo a mi pueblo,
habiendo salido con mi amada
como dos palomas que volaron de su nido.
—Canto kechwa.
Oídos con el alma,
pasos mentales más que sombras,
sombras del pensamiento más que pasos,
por el camino de ecos
que la memoria inventa y borra:
sin caminar caminan
sobre este ahora, puente
tendido entre una letra y otra […].
Estoy en donde estuve:
voy detrás del murmullo,
pasos dentro de mí, oídos con los ojos,
el murmullo es mental, yo soy mis pasos,
oigo las voces que yo pienso,
las voces que piensan al pensarlas.
Soy la sombra que arrojan mis palabras.
—Octavio Paz.
Fuera de la pirámide, soles y lunas,
la verdad:
el