Es jueves, un jueves cualquiera en un bullicioso Madrid. Esta no es sino la crónica de 12 horas en lo que puede ser un día más en la capital. Pero, ¿qué hay de especial en ello? Pues verán. Estarán de acuerdo conmigo en que es harto complicado que en tan solo media jornada de las horas que tiene un día puedas hacer confluir a tres arquitectos, a dos académicas de Bellas Artes (una bailarina y coreógrafa; otra escultora), al presidente y la vicepresidenta de un prestigioso medio de comunicación, a dos Premios Nacionales (uno de Danza; otro de Fotografía), a varios artesanos que han trabajado para declarar su labor como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, a actores, directores, poetas, mecenas… Pues sí, esa es la coctelera que lleva por nombre Madrid… y el arte. Y esta no es sino la mejor manera de entender que juntos alcanzamos el mito en el que confluyen todas las disciplinas para conseguir la belleza.
Son las nueve de la mañana y cruzo la remodelada Plaza de España. Lorenzo Fernández-Ordóñez (Madrid, 1964) es uno de los arquitectos que le han dado una nueva vida a este castizo rincón. Conoció a la escultora Blanca