La disputa
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Una vía del tren y un amor. Un barrio que estaba unido y que ahora está separado. Y la metáfora, ese instrumento que nos lleva desde el hecho concreto hasta lo más universal. La disputa es la eterna pelea sin sentido, lo que pudo haber sido y no fue, lo que nos llena de sueños y melancolía, pero se diluye con el paso de un tren. María Alarcón, nos habla, en este texto, de nosotros y de Manuela y de Juan, de sus vidas y nuestras vidas truncadas por una vía, que de además de espacio físico, se convierte en una barrera infranqueable que jamás podrá sobrepasarse y que, finalmente, los sobrepasará sin miramientos. La disputa es una historia de vida y de la vida. Una hermosa historia de amor y desamor.
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La disputa - Editor La Máquina de Nubes
REPARTO:
Manuela: María Alarcón.
Juan: José Bote.
LA DISPUTA
ESCENA PRIMERA.
INICIO Y ESPERA.
Una vía del tren divide la escena vacía, en uno de los extremos hay un paso a nivel. La atmósfera es pesada, como de domingo por la noche. Pasa velozmente un tren, cuando dejamos de oírlo aparece Manuela, de unos 65 años, cargada con una maleta vieja y grande. Se intuye un esfuerzo excesivo por parecer elegante, cuida su aspecto hasta el más mínimo detalle, usa ropa impoluta y cara, pero desgastada por el paso del tiempo. Mira a su alrededor, no hay nadie, sonríe satisfecha por ser la primera en llegar. Deja su maleta en el suelo y saca de su abrigo una cinta de carrocero. Despega la cinta, con la que dibuja una línea en el suelo y guarda el sobrante. Se sitúa detrás de la cinta, como marcando el inicio de una cola. Espera pacientemente. Poco tiempo después, en el lado contrario de la vía, aparece Juan, también de unos 65 años, va vestido de una forma mucho más humilde, aunque se puede apreciar todavía su atractivo, lleva una silla plegable y un paraguas que usa a modo de bastón. Cuando se cruzan sus miradas la tensión se puede cortar con un