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Los sempuku y los kakure: Los cristianos ocultos japoneses que sobrevivieron desde el siglo XVII hasta nuestros días
Los sempuku y los kakure: Los cristianos ocultos japoneses que sobrevivieron desde el siglo XVII hasta nuestros días
Los sempuku y los kakure: Los cristianos ocultos japoneses que sobrevivieron desde el siglo XVII hasta nuestros días
Libro electrónico151 páginas1 hora

Los sempuku y los kakure: Los cristianos ocultos japoneses que sobrevivieron desde el siglo XVII hasta nuestros días

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Los cristianos ocultos japoneses que sobrevivieron desde el siglo xvii hasta nuestros días



La expansión de la fe católica en Japón emprendida a partir de 1549 por el jesuita Francisco Javier se fue arraigando tan profundamente en tierra nipona, que fue considerada una amenaza para las autoridades de esa nación. Así, con el objeto de proteger su soberanía, en 1614 se prohibió la profesión del cristianismo.

Este hito marcó el inicio de la clandestinidad. Los cristianos, ocultos por más de dos siglos (hasta que en 1873 el gobierno de Japón reconoció el derecho a la libertad de culto), resurgieron a la luz. Sin embargo, un importante número se resistió a cobijarse al ala de la Iglesia católica e insistió en mantener los ritos aprendidos de sus antepasados, diferenciados por el tiempo en ausencia de sacerdotes en el archipiélago.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 may 2023
ISBN9788468574295
Los sempuku y los kakure: Los cristianos ocultos japoneses que sobrevivieron desde el siglo XVII hasta nuestros días

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    Los sempuku y los kakure - Osami Takizawa

    INTRODUCCIÓN

    Durante los últimos años, diversos investigadores de la historia y de la etnología han llamado la atención sobre la existencia de los sempuku y los kakure, i. e., los cristianos ocultos de Nagasaki. Después de que, en 1549, el jesuita Francisco Javier emprendiera la evangelización en Japón, el catolicismo se extendió, arraigando profundamente en la tierra nipona. La expansión de la fe católica llegó a hacer temer a las autoridades japonesas que supondría un obstáculo a su propia soberanía, por lo que prohibieron la profesión del cristianismo de modo terminante y absoluta en 1614. A partir de ese momento, los fieles se vieron obligados a vivir su fe en la clandestinidad. A estos cristianos ocultos se le conoce en lengua japonesa como los sempuku. La situación cambió radicalmente en 1873, cuando el gobierno nipón reconoció el derecho a la libertad de culto a sus ciudadanos. Entonces, un importante número de estos sempuku se opuso a ser abrazado nuevamente por la Iglesia católica, de nuevo presente en el país, insistiendo en mantener, en su lugar, los ritos que habían aprendido de sus mayores, y que habían desvirtuado –como consecuencia de la ausencia de sacerdotes en el archipiélago durante más de dos siglos–, las enseñanzas de los primeros misioneros, procedentes de España y de Portugal. A estos últimos cristianos ocultos se las conoce con el nombre de kakure, o kakure kirishitan.

    Un reputado novelista japonés, Endō Shūsaku, publicó en 1966 la célebre novela Chinmoku, o Silencio, en la que abordaba el fenómeno de los sempuku. En 2016, Martin Scorsese dirigió la película Silence (Silencio)¹, basándose en esta obra narrativa. Espectadores de todo el mundo apreciaron la obra de Scorsese. Para muchos de ellos, supuso su primer contacto con el universo de los sempuku. La película está ambientada en la localidad de Sotome, en la provincia de Nagasaki. Y, en la actualidad, los japoneses se refieren a Sotome como "el pueblo de los sempuku y de los kakure". Aún en la actualidad, numerosos descendientes de los sempuku y de los kakure residen en este rincón de Japón.

    En diciembre de 2022, obtuve una subvención de la japonesa Fundación 21 SEIKI (Fundación Siglo XXI), para investigar los sempuku del pueblo de Sotome. Por este motivo, he escrito la presente obra con el objeto de difundir los resultados de mi investigación. En este libro, abordaré la historia de los sempuku y de los kakure de la localidad de Sotome, y de la villa de Urakami, quienes establecieron una profunda vinculación entre sí. Considero que resulta lamentable el vacío de los estudios sobre los sempuku y los kakure en España hasta la actualidad. Por este motivo, deseo que mi investigación permita a los lectores españoles e hispanohablantes conocer la existencia de los cristianos ocultos en Japón desde el siglo XVII hasta nuestros días.

    Para la redacción del presente trabajo me he servido de las siguientes cuatro obras: Tenchi Hajimari no Seichi. Nagasaki Sotome no Sempuku-Kakurekirishitan no Sekai (Hihyōsha, 2018), Kataoka Chizuko, Urakami Kirishitan no Sempuku to Shinkōdensyō (Nagasaki Junshin Daigaku Hakubutsukan, 2012), Miyazaki Kentarō, Kakure Kirishitan. Orasho. Tamashii no Tsūsō Teion (Nagasaki Shinbun, 2001), y Nakjyō Tadashi, Kakure Kirishitan no Seiga (Shōgakukan, 1999). Deseo expresar mi gratitud hacia sus autores.


    1. El cineasta japonés Shinoda Masahiro ya había adoptado la novela en 1971 en una película homónima: Chinmoku.

    PARTE I.

    HISTORIA DE LOS CRISTIANOS OCULTOS DE SOTOME

    1. Los cristianos ocultos de Sotome

    Hay el noroeste de Nagasaki se extiende un istmo, conocido como la península de Nishisonogi. En la parte central de la península, y siguiendo el eje norte-sur, se halla una cadena montañosa. Su lado oriental recibe el nombre de Uchime; el occidental, el de Sotome.

    En 1562 (quinto año del período Eiroku), el cristianismo fue llevado al interior de la península de Nishisonogi por el señor feudal Ōmura Sumitada, quien había permitido que en el puerto de Yokoseura se produjera el intercambio comercial con los portugueses. Al año siguiente, Sumitada abrazó la fe cristiana, como lo harían sus vasallos, convirtiéndose en el primer señor feudal cristiano de Japón. Efectivamente, la conversión de un señor feudal implicaría, en todos los subsiguientes casos, la de sus respectivos vasallos. Sin embargo, se produciría una rebelión en el seno de su familia, lo que ocasionó el incendio del puerto de Yokoseura. Por este motivo, el lugar para el establecimiento de los intercambios comerciales entre los lugareños y los ibéricos se desplazaría a los puertos de Fukuda y Nagasaki. Posteriormente, en 1571 (segundo año del período Gangi), el Padre Belchior Figueiredo y el Padre Francisco Cabral dieron comienzo a la evangelización de la región, siendo responsables de las primeras labores misioneras desarrolladas en Fukuda, Teguma, Shikimi, Mie y Kaminoura.

    En el Informe Anual de los Jesuitas de 1578 se afirma que la integridad de los habitantes del territorio del señor Ōmura Sumitada se había convertido al cristianismo, así como que todos los templos budistas y los santuarios sintoístas de su señorío habían sido reducidos a cenizas. Seguidamente, el pueblo de Kaminoura pasó a instituirse en el auténtico centro de la labor evangelizadora de los misioneros. Y, en 1586 (decimocuarto año del período Tenshō), sería construida una residencia desde la que el Padre Junio Pinia y el Hermano Gaspar Sadamatsu se ocuparon de entre cuatro y cinco millares de cristianos japoneses.

    En 1587 (año decimoquinto del período Tenshō), Ōmura Sumitada fallecía, a los 55 años. Le sucedió como señor del territorio su hijo, Ōmura Yoshiaki, asimismo convertido al cristianismo, y que había recibido en su bautismo el nombre de Sancho (en las fuentes es referido como Don Sancho). Con posterioridad a la muerte de Ōmura Sumitada, el gobernador de Japón, Toyotomi Hideyoshi, publicó la Orden de Expulsión de los Padres de Japón, dando de este modo comienzo a la Ōmura prohibición de la profesión de la fe cristiana en territorio japonés. En 1606, Ōmura Yoshiaki se contagió del odio que la sociedad japonesa comenzaba a sentir hacia los cristianos, y ordenó la expulsión de los misioneros de su territorio, obligando a sus vasallos a apostatar de su fe cristiana. Asimismo, y siguiendo el consejo su amigo Katō Kiyomasa, señor feudal de la provincia de Kumamoto, Yoshiaki pasó a ser adepto de la escuela budista Nichiren. A continuación, fue destruida la mencionada residencia y la iglesia que se había levantado en Kaminoura. El nombre de Yoshiaki desapareció de los documentos de los jesuitas. A partir de entonces, el Padre Bartolomé Figuera y el Hermano Julio Koga, entre otros misioneros, acudían a Kaminoura desde la ciudad de Nagasaki para el mantenimiento de la evangelización de la región.

    2. Desde la persecución y el martirio hasta los sempuku, los cristianos ocultos

    En 1614 (decimonoveno año del período Keichō) se publicó la Orden de Prohibición del Cristianismo en Japón. A partir de entonces, los misioneros que se desplazaban a lo largo de la península Nishisonogi para el desarrollo de sus labores evangelizadoras, serían progresivamente detenidos, siendo sometidos a diversos castigos. Por ejemplo, el Padre Carvalho y Padre Jesús, quienes se hallaban predicando en la región de Sotome, serían detenidos en los pueblos de Mie y Yukinoura en 1629 (año sexto del período Kanei). Ambos fueron torturados en el monte Unzen, un volcán activo, siendo finalmente quemados en Nagasaki. A continuación de estos martirios, la persecución contra los cristianos se recrudeció en toda la zona de Sotome, lo que provocó la detención de un gran número de japoneses convertidos al cristianismo tanto en el territorio del señor feudal Ōmura Yoshiaki como en otras localidades. Diversos martirios tuvieron lugar por entonces en Ikeshima, Shitsu, Kurosaki, Nagata, Kashiyama, Mie, Teguma y Koe. De todas estas poblaciones, la que registró un mayor número de mártires fue Mie.

    En 1635 (decimosegundo año del período Kan-ei), el Padre Tomás Jihei, que permanecía su labor pastoral oculto en la montaña de Tone, fue denunciado por los lugareños, por lo que la Justicia de Nagasaki ordenó su detención. Los oficiales de Saga, Hirado, Shimabara y Ōmura registraron, sin éxito, las montañas próximas al pueblo de Yokoseura. Finalmente, sería detenido al año siguiente en Nagasaki.

    En 1657 (año tercero del período Meireki), tuvo lugar una detención masiva en Ōmura (la conocida como Ōmura Kuzure). Nada menos que 608 cristianos japoneses fueron capturados. 411 de ellos fueron degollados. A partir de entonces, se estableció la organización preceptiva de grupos de cinco

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