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Cambiar de vida: La Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso y la política chilena entre 1967 y 1973
Cambiar de vida: La Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso y la política chilena entre 1967 y 1973
Cambiar de vida: La Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso y la política chilena entre 1967 y 1973
Libro electrónico209 páginas2 horas

Cambiar de vida: La Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso y la política chilena entre 1967 y 1973

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Información de este libro electrónico

Esta es una revisión histórica que establece las particularidades y matices que perfilaron la activa participación pública de la Escuela de Arquitectura de la U.C. de Valparaíso en los años 60, y sus cambios a inicios de los 70.
IdiomaEspañol
EditorialLOM Ediciones
Fecha de lanzamiento1 dic 2022
ISBN9789560016249
Cambiar de vida: La Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso y la política chilena entre 1967 y 1973

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    Cambiar de vida - Nicolás Eduardo Verdejo Bravo

    © LOM ediciones

    Primera edición, marzo 2022

    Impreso en 1000 ejemplares

    ISBN Impreso: 9789560014788

    ISBN Digital: 9789560016249

    Fotografías interior: Archivo Histórico José Vial Armstrong - Escuela de Arquitectura

    y Diseño - Pontificia Universidad Católica de Valparaíso

    Edición y maquetación

    LOM ediciones. Concha y Toro 23, Santiago

    Teléfono: (56–2) 2860 6800

    lom@lom.cl | www.lom.cl

    Diseño de Colección: Estelí Slachevsky Aguilera

    Tipografía: Karmina

    Registro N°: 301.022

    Impreso en los talleres de gráfica LOM

    Miguel de Atero 2888, Quinta Normal

    Impreso en Santiago de Chile

    Índice

    Agradecimientos

    Prólogo

    Introducción

    I. Irrupciones públicas

    II. Cambiar de vida

    III. Epílogo

    Conclusiones

    Entrevistas

    Anexos

    Anexo 1

    Anexo 2

    Anexo 3

    Referencias bibliográficas

    Agradecimientos

    A quienes todo debo, Guillermina y Eduardo

    A Francisco Díaz, por su apoyo a este trabajo en todo momento; a José Abásolo y Félix Reigada, por proveer de momentos bien administrados entre acaloradas discusiones disciplinares y distendidos almuerzos en el cuartel de Ariztíalab; a Amarí Peliowski, por propiciar conversaciones y preguntas del todo determinantes para este libro; a Gonzalo Cáceres, por proyectar este trabajo más allá de lo que yo hubiese podido; y a Germán Hidalgo, Diego González y Lucía Galaretto por su amistad y sinceros parabienes.

    Agradezco, además, la desinteresada y cordial disposición de Boris Ivelic, Juan Purcell, Juan Mastrantonio, Ernesto Rodríguez, Jorge Ferrada y Rodrigo Pérez de Arce para ser entrevistados y aportar el testimonio de eventos que, hasta hoy, no habían sido puestos en la discusión pública.

    Finalmente, agradezco al Archivo Histórico José Vial Armstrong de la Escuela de Arquitectura de la PUCV, particularmente a Adolfo Espinoza, por facilitar documentos e imágenes gravitantes para esta investigación; y muy especialmente a Iván Ivelic, director de la Escuela, por volver a abrirme fraternalmente las puertas del lugar en el que me formé como arquitecto.

    Prólogo

    Más allá del mito

    Francisco Díaz

    Si bien es famoso por haber matado a su padre y luego haberse casado con su madre, Edipo es un personaje mucho más profundo e interesante. Por ejemplo, según indica el mito griego desde donde hemos heredado su historia, Edipo resolvió los acertijos impuestos por la esfinge sin ayuda de nadie –ni de los dioses ni de humanos– sino solo utilizando su inteligencia. Además, una vez convertido en rey y ya casado con su madre, fue más allá de los intentos de sus cercanos por disuadirlo y se propuso investigar a fondo para encontrar al culpable de la muerte del exmarido de su esposa, antiguo rey y, como ahora sabemos, su padre. El culpable, por cierto y sin saberlo, era el propio Edipo.

    Sin embargo, la lectura más reconocida de este mito suaviza al personaje. Para el psiquiatra austríaco Sigmund Freud, «el complejo de Edipo» implicaba la competencia entre un niño y su padre por el amor de la madre, lo que suponía que «matar al padre» era la condición necesaria para ocupar su lugar. Pero Jean-Joseph Goux argumenta que la lectura de Freud es incompleta –si no errónea– pues entiende el mito de Edipo sólo como un problema filial, simplificándolo y obviando dos de sus componentes más complejos: por un lado, su encuentro con la esfinge y, por otro, el hecho de que no siga la estructura de otros famosos mitos griegos, como los de Perseo, Jasón, o Bellerophon¹. Así, si bien el psicoanálisis ha permitido elevar este mito por sobre los otros, ha contribuido a su vez a mutilar una historia más compleja y rica.

    Tal como para Freud, Grecia también fue una fuente de inspiración para el Instituto de Arquitectura de Valparaíso tras su fundación en 1952, de la mano de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de esa ciudad. Bajo el liderazgo intelectual del poeta argentino Godofredo Iommi, la «Escuela de Valparaíso»² intentó definir una suerte de mito fundacional de América, que proveyera el origen y a la vez el destino de un experimento pedagógico tan revolucionario como ambicioso en sus objetivos. El éxito de ese relato mítico se hace evidente al ver como, durante sus casi setenta años de existencia, la mayoría de las historias que se han escrito sobre esta escuela no han logrado escapar del encanto del relato mítico. Pero entre el afán primermundista por «descubrir» esta escuela³, el esfuerzo de muchos investigadores locales por «visibilizar» este caso y la voluntad expresa de sus actuales miembros por «preservar» el legado de sus fundadores, hay un punto ciego en el que pocos han explorado: la investigación histórica pura y dura. Aquella que no busca poner en valor ni catalogar, sino simplemente situar un caso, tejiendo las conexiones que obviamente debe haber entre dicho caso y el entorno histórico, económico y sociopolítico que le permite existir, con el que se fricciona y al que, en algunos casos, el propio caso modifica. En otras palabras, el punto ciego ha consistido en lograr escribir sobre la Escuela de Arquitectura de la UCV sin caer atrapado en su encanto.

    Este libro abre con uno de estos esfuerzos: la pregunta hecha por el historiador Alfredo Jocelyn-Holt en plena Ciudad Abierta en el año 2010. También se apoya, más en términos de actitud que de argumento, en el brillante trabajo realizado por la historiadora ecuatoriana Ana María León, quien logró efectivamente tejer algunos de los vínculos históricos entre la UCV y la dictadura militar⁴. Sin embargo, este libro va más allá, estableciendo puntos de contacto específicos entre un caso, que habitualmente se ha entendido como excepcional y autónomo, y el entorno sociopolítico en el que logró hacer crecer su mito. Más allá de su calidad narrativa –excepcional, por cierto–, el gran valor del presente trabajo es haber analizado un caso en un tiempo específico y con la asepsia necesaria para una pulcritud científica, sin por ello perder el compromiso personal invertido en dicha tarea. Mal que mal, el caso en cuestión no era para nada ajeno al autor de este libro.

    De hecho, y habiendo apoyado el desarrollo de este trabajo como guía de la tesis de Magíster en Arquitectura de Nicolás Verdejo, me atrevo a decir que el autor es más excepcional que el caso que estudia. Es de esas personas que pasan por nuestras vidas, con las que uno tiene la oportunidad de toparse y conocer, pero que a la vez uno intuye que llegarán mucho más lejos. No es casualidad que, en sus primeras versiones, el presente trabajo tenía una peligrosa cercanía a la lectura freudiana del mito de Edipo: el autor tratando de «matar al padre»; a saber, la escuela donde había estudiado. Pero con el correr de los meses el ejercicio se volvió más sofisticado, logrando calibrar una investigación acuciosa, documentos inéditos, historias orales y una prosa elegante. En otras palabras, la muerte del padre ya era innecesaria, pues la madurez intelectual residía en resolver –sin ayuda de dioses ni de humanos– los enigmas puestos por la esfinge. En esos enigmas, que no han podido ser superados por muchos de los que han escrito sobre este caso, estaba la clave de todo el asunto. Al resistirse a la tentación de volver a contar un mito y optar en cambio por investigar la historia, el autor dejó de ser un estudiante y se convirtió en un historiador.

    Ahora bien, ¿qué sentido tiene seguir hablando hoy en términos mitológicos? ¿No estaremos utilizando el mismo truco que permitió a la Escuela de Arquitectura UCV volverse impermeable a la investigación crítica? Incluso más. Al utilizar el propio mito de Edipo, ¿no estaremos acaso perpetuando los mismos paradigmas patriarcales de género que debiésemos estar deconstruyendo?

    Nuevamente Goux ofrece una salida a esta encrucijada. Al entender a Edipo en toda su complejidad, nos permite verlo como un personaje mucho más interesante que el parricida incestuoso que nos legó Freud, y como un héroe mucho más ambiguo que otros protagonistas de mitos griegos. Para Goux, Edipo no es sólo el primer héroe que derrota a su enemiga –la esfinge– sin ayuda de dioses ni de la fuerza, sino solo con su inteligencia racional; al lograr esa hazaña, Edipo sería, además, el primer ateo y el primer filósofo racional. En otras palabras, se trata de un personaje que surge del mito, pero que lo supera. Desde esa perspectiva, y sin desearle a su autor el trágico destino del parricida incestuoso (que luego de enterarse de que era el asesino de su padre se saca los ojos y es condenado al exilio), es posible afirmar que este libro es un ejercicio edípico: no existiría sin un mito, pero logra abrir caminos fuera de él. Y sólo eso ya hace que su lectura sea una obligación.

    Francisco Díaz

    Profesor Asistente, Escuela de Arquitectura UC, Chile

    Santiago, febrero de 2021.

    1 Jean–Joseph Goux, Oedipus, Philosopher. Traducido por Catherine Porter. (Stanford, CA: Stanford University Press, 1993).

    2 Así fue denominada por Fernando Pérez y Rodrigo Pérez de Arce en su libro Escuela de Valparaíso. Grupo Ciudad Abierta. Editado por Raúl Rispa (Madrid: Tanais, 2003).

    3 Aquí es imposible obviar los casos de Ann Pendleton-Jullian y Massimo Alfieri, cuyas publicaciones son una suerte de reporte para dar a conocer en inglés a esta extraña escuela en el fin del mundo. Ver Ann M. Pendleton-Jullian, The road that is not a road and the Open City, Ritoque, Chile. (Cambridge, MA. MIT Press, 1996); y Massimo Alfieri, La citta aperta. (Roma: Librerie Dedalo, 2000).

    4 Ana María León, «Prisioneros de Ritoque: La Ciudad Abierta y el centro de detención». ARQ 92 (Abril, 2016):80-99.

    Introducción

    Discusiones pendientes y una provocación necesaria

    ¿Qué otro artista se ha preocupado jamás de

    los acontecimientos políticos actuales? Él solo vivía en su arte,

    y solamente dentro de él recorría la vida;

    pero una época ominosa y difícil hizo presa del hombre

    con puño férreo, y el dolor le arrancaba exclamaciones

    que le eran habitualmente ajenas

    E.T.A. HOFFMANN, Höchst zerstrute Gedanken

    (Como se citó en Mann, 2011: 213)

    El miércoles 13 de octubre de 2010, en la Sala de Música de la Ciudad Abierta de Ritoque, reducto disciplinar y experimental de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica de Valparaíso (EAUCV), tuvo lugar una de las intervenciones más controversiales del último tiempo para su plantel, y sobre la cual versan gran parte de los intereses de investigación de este libro. En la instancia, el historiador Alfredo Jocelyn-Holt (J-H) (figura 1) deslizó severas y provocadoras lecturas en torno a la eventual ausencia de una historia política de la EAUCV frente a gran parte de su profesorado, estudiantado y algunos invitados y amigos. Por entonces me encontraba en el último año de estudios de arquitectura en la Escuela, y las contrastadas reacciones que testimoniaron los pasillos de la casa de calle Matta suscitaron sendas discusiones entre quienes habíamos asumido, con relativa aceptación, la literatura histórica provista por nuestros profesores.

    Lejos de omitirla o buscar desperfilarla, la intervención del historiador fue registrada y publicada digitalmente por la EAUCV, y no demoró en hacer eco en un grupo no menor de académicos, intelectuales y exalumnos que realizaron sus descargos tanto en la página web de la Escuela como a través de cartas abiertas. A riesgo de que el mote de «polemista» que reviste la figura de J-H desoriente, con despropósito en algunas ocasiones, el foco de la discusión que a continuación presentaré, sus planteamientos animaron una serie de posturas de diversa calidad argumentativa que, para el objetivo de revisitar las narrativas históricas de la EAUCV, resultará pertinente observar y analizar.

    Figura 1. Presentación del libro El Acto Arquitectónico el 13 de octubre de 2010. De izquierda a derecha: Alberto Cruz; Alfredo Jocelyn-Holt; Pedro Gandolfo; y Roberto Godoy. Fuente: Archivo Histórico JVA, EAUCV.

    La intervención de J-H, que llevó por nombre «La complejidad de una obra y su historia pendiente» fue realizada dentro del marco de la presentación del libro del arquitecto y fundador de la EAUCV, Alberto Cruz: El Acto Arquitectónico (Cruz, 2010). Además del historiador, fueron invitados a la mesa de comentarios el escritor y abogado Pedro Gandolfo, quien participó con la presentación «Impresiones acerca del Acto Arquitectónico», y el arquitecto y ex alumno de la Escuela, Roberto Godoy, quién también entregó sus reflexiones en «Sobre El Acto Arquitectónico». Dos años después, y en clave ensayística, tales presentaciones fueron compiladas –junto a las reacciones y comentarios en torno a la presentación de J-H– y posteriormente editadas para conformar el resultado final del libro Ha Lugar de un Encuentro (VVAA, 2012). En el texto de presentación de este libro, y en su calidad de decano de la casa de estudios que contribuyó a su publicación, Alberto Sato destacó la presencia de «discursos enriquecedores, francos, con pocos rodeos», aunque de «difícil traductibilidad» (2012: 11).

    Precedida de una breve introducción del poeta Manuel Sanfuentes, y en presencia del propio Alberto Cruz, la ponencia de J-H ofreció, en primera instancia, un análisis crítico a propósito de la condición arqueológica, a su entender nada favorable, de los relatos históricos de la EAUCV y de los vacíos políticos y sociales en ellos presentes, a su juicio nada involuntarios. Apuntó, además, a que los intentos de divulgar, contextualizar y analizar en particular la experiencia de la Ciudad Abierta,⁵ aún se encontraban en un estadio preliminar y tentativo, orientado a registrar la experiencia de la Escuela a través de un relato de predominante punto de vista arquitectónico. A pesar de no ver mella en la orientación disciplinar de esos temas, el historiador advirtió que, debido a la amplia y original dimensión de la propuesta, es posible que el estado actual del relato histórico de la EAUCV arriesgue concebirla y «congelarla como una pura creación plástica, morfológica, o estrictamente estética» (J-H en VVAA, 2012: 20).

    Sobre lo anteriormente dicho, las críticas lecturas de J-H también interpelaron los alcances de la Reforma Universitaria de 1967, anunciada a partir del Manifiesto del 15 de junio y que, junto al poema Amereida, transfirió gran parte de sus enunciados en la formación de la Ciudad Abierta en 1970. Para el historiador, las consecuencias de la Reforma Universitaria son aún discutibles y, aún más,

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