Animales y teologías: Concilium 397
()
Información de este libro electrónico
Susan Abraham
Susan Abraham es profesora de Teología y culturas poscoloniales, vicepresidenta de asuntos académicos y decana de la facultad de la Pacific School of Religion. He trabajado en la St. Bonaventure University, Harvard Divinity School y Loyola Marymount University. Sus publicaciones, cursos y presentaciones tejen ideas teológicas prácticas de su experiencia como ministra de jóvenes en Mumbai, India, con perspectivas teóricas de la teoría poscolonial, estudios culturales, teoría política y teoría feminista.
Relacionado con Animales y teologías
Títulos en esta serie (92)
Prisión: Concilium 411 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHospitalidad y amistad: Concilium 398 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAbusos en la Iglesia: Concilium 402 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPerspectivas sobre la teología y la Iglesia en África: Concilium 400 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa encarnación en una era poshumana: Concilium 391 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSalud y curación: perspectivas ética, teológica y pastoral: Concilium 406 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDolor y consuelo: una invitación teológica: Concilium 413 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOración: nuevos contextos, nuevas formas: Concilium 407 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesApocalipticismo "superplano" en la era de internet. Concilium 356 (2014): Concilium 356/ Artículo 10 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNuevas fronteras de la teología comparada cristiana: Concilium 412 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones¿Por qué el consumismo no es el problema? La religión y el trabajo remodelan el deseo desde abajo hacia arriba. Concilium 357 (2014): Concilium 357/ Artículo 3 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorrupción en la Iglesia: ¿Existe una era constantiniana? Concilium 358 (2014): Concilium 358/ Artículo 7 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCOVID-19: ¿más allá del Antropoceno?: Concilium 395 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOrtodoxia cristiana. Concilium 355: Concilium 355 - EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNuevos desarrollos de la teología en Asia: Concilium 394 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl Concilio de Nicea 1700 años después: perspectivas críticas sobre un legado vivo: Concilium 409 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGuerra y paz: Concilium 404 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa danza como arte de resistencia: reflexiones culturales y teológicas: Concilium 408 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDivina providencia: más allá del paradigma de la omnipotencia: Concilium 401 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl budismo ante el mercado: ¿vía de liberación o de adaptación? Concilium 357 (2014): Concilium 357/ Artículo 8 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSacramentalidad: el mundo como signo e instrumento de la presencia de Dios: Concilium 410 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa ortodoxia en el contexto posmoderno. La interrupción de la pretensión de verdad del cristianismo. Concilium 355 (2014): Concilium 355/ Artículo 6 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmazonia: don y tarea: Concilium 392 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesReligión e identidad en sociedades posconflicto: Concilium 359 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna hermenéutica de la ortodoxia. Concilium 355 (2014): Concilium 355/ Artículo 5 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRepensar la ortodoxia en Nicea-Constantinopla y Calcedonia. Concilium 355 (2014): Concilium 355/ Artículo 3 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesNo siempre será igual. Observaciones e intuiciones sobre la apocalíptica bíblica. Concilium 356 (2014): Concilium 356/ Artículo 1 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEnsayo sobre la ortodoxia cuando el Cristo es Jesús: historia, buena noticia y parcialidad. Concilium 355 (2014): Concilium 355/ Artículo 7 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas teologías de la liberación ante el mercado y el patriarcado. Concilium 357 (2014): Concilium 357/ Artículo 7 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEnfoques contextuales de la Biblia: Concilium 396 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Libros electrónicos relacionados
Los animales en la Biblia: Cuaderno Bíblico 183 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRelecturas de la creación: Génesis 1-2 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesJornadas de Fe: Selecciones de El Aposento Alto (Impreso en letra grande) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Jesús y su sombra: El mal, las sombras, lo desconocido y amenazante en el evangelio de Marcos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSufrimiento y Dios: Concilium 366 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesVoces bíblicas olvidadas y recordadas. Ensayos de exégesis con perspectiva de género: Homenaje a Carmen Bernabé Ubieta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEcología y teología de la naturaleza: Concilium 378 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa renovación de la Iglesia por los jóvenes: Concilium 360 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe Abrahán a Jesús Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTeología Fundamental: Un Esbozo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTeología, antropología y neurociencias: Concilium 362 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa encarnación en una era poshumana: Concilium 391 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHospitalidad y amistad: Concilium 398 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDrama y esperanza - I (Lectura existencial del Antiguo Testamento): Dios, conflicto y promesa (Pentateuco y libros históricos) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Los mercados en perspectiva bíblica. Concilium 357 (2014): Concilium 357/ Artículo 1 EPUB Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas palabras más importantes de Jesús Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesComenzando desde Moisés: La obra de Lucas y el Antiguo Testamento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesY yo te digo: ¡imagina!: El difícil arte de la predicación Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTu palabra es mi gozo: Reflexiones para los domingos del ciclo C Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn comentario al Credo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTeología en las periferias: De amor político y cuidados en tiempos de incertidumbre Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDel séptimo cielo al corazón del hombre: Internalización de la experiencia religiosa en el cristianismo primitivo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRegresar a Jesús de Nazaret Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAmazonia: don y tarea: Concilium 392 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPolítica, teología y poder: Concilium 386 Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDios es feliz dándose: Esbozo de una teología espiritual Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn busca de vida el pueblo cambia la historia: Reino de Israel Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBuscar el Domingo: Amar, dejar y volver a encontrar la Iglesia Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Fé bíblica: Una llama brilla en medio del vendaval Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Cristianismo para usted
El Ayuno - Una Cita con Dios: El poder espiritual y los grandes beneficios del ayuno Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Llamados a servir: Una guía bíblica para desarrollar el ministerio cristiano Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Guía esencial de la Biblia: Caminando a través de los 66 libros de la biblia Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Filosofía del rey Salomón Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Demonología: Guía de Todo lo que Querías Saber Acerca de los Demonios y Entidades Malignas Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un año con Dios: 365 devocionales para inspirar tu vida Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cartas del Diablo a Su Sobrino Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una mujer sabia: Principios para vivir como Dios lo diseñó Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Yo soy: El Dios que te transforma Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Textos fuera de contexto Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La Guerra Espiritual y el Derecho Legal de los demonios para Operar Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Oraciones que rompen cadenas: Cómo vencer cada fortaleza satánica. Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa libertad de olvidarse de uno mismo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Dios no tiene favoritos, tiene íntimos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Usos y costumbres de los Judíos en los tiempos de Cristo Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El significado del matrimonio: 365 devocionales para parejas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Oraciones Que Derrotan A Los Demonios: Oraciones para vencer de forma aplastante a los demonios Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La oración es la clave del éxito Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Conversaciones con Dios Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Disciplinas espirituales para la vida cristiana Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Enciende tu cerebro: La clave para la felicidad, la manera de pensar y la salud Calificación: 5 de 5 estrellas5/51000 bosquejos para predicadores Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Manual de liberación y guerra espiritual: Guía para una vida en libertad. Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Comentario de los salmos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Lecturas matutinas: 365 lecturas diarias Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Sanidad Total Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Discipulado Biblico Guía de Estudio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Diccionario Manual Bíblico Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Los atributos de Dios - vol. 1 (Incluye guía de estudio): Un viaje al corazón del Padre Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Comentarios para Animales y teologías
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
Animales y teologías - Susan Abraham
CONSIDERACIONES FILOSÓFICAS Y ÉTICAS
Roberto Marchesini *
SUBJETIVIDAD ANIMAL
La subjetividad animal se asocia a menudo con la consciencia, pero esto es un error. La consciencia se limita a iluminar algunos procesos cognitivos, mientras que muchos otros se llevan a cabo de forma inconsciente. Yo añado que incluso los pensamientos conscientes no son producidos por la consciencia, sino que solo son explicitados por ella. Por lo tanto, la subjetividad debe preceder a la consciencia y es mucho más amplia. En este ensayo propongo algunas vías interpretativas para salir de este impasse y entender qué es la subjetividad. Porque sabemos intuitivamente que un animal es un sujeto mientras que una máquina es un objeto. ¿Cuáles son los atributos que dan subjetividad? Para ello, utilizaré un enfoque que hace uso tanto de la etología como de la filosofía, al que llamo etología filosófica.
I. Introducción
Cuando decimos que un animal es un sujeto, y no un mero objeto, estamos haciendo una afirmación importante que, sin embargo, requiere una explicación, ya que no es fácil identificar lo que realmente se entiende por el término subjetividad. Si evitamos la conveniente tautología de la consciencia como factor explicativo de la subjetividad, reconociendo su carácter de petitio principii y no de verdadera explicación, descubrimos que la subjetividad es un atributo intuitivamente fácil de delinear, pero muy esquivo cuando nos disponemos a darle una definición más precisa. Desde un punto de vista etimológico, sabemos que la palabra subiectus significa «lo que está colocado debajo», es decir, lo que subyace y configura las cualidades del ente, haciendo posibles sus cualidades. Si en Aristóteles el sujeto es caracterizado como una cualidad intrínseca inmutable¹, el resultado de la forma y la sustancia, con Descartes tenemos, por el contrario, la identificación del sujeto en la res cogitans, pero es también con este filósofo que la subjetividad parece perder su sentido propio para diluirse en significados latos². Desencarnar la subjetividad era introducir un peligroso precedente con respecto al riesgo del biomecanicismo, y esto fue bien percibido por Montaigne³.
Hay que tener en cuenta que solo a partir del siglo XX se establece el concepto biomecánico, a través del neodarwinismo y como resultado del principio de parsimonia de Lloyd Morgan. Si nos mantenemos en la generalidad del concepto de sujeto en el pensamiento moderno, dejando de lado las traducciones posteriores del idealismo, descubrimos, por ejemplo, que en Leibniz el sujeto adquiere un perímetro preciso, una energía vital (appetitus) que subyace en su libertad de expresión y su finalidad intrínseca⁴. El sujeto es un individuo activo, fuente primaria de su orientación, según una lógica de mantenimiento y expansión. El animal nunca es pasivo y, enlazando con el pensamiento de Baruch Spinoza⁵ y en particular con el concepto de conatus, encuentra su causa adecuada en las condiciones afectivas, es decir, en los sentimientos como en las pasiones. En la tercera parte de la Ética, el filósofo afirma que no buscamos, queremos, apetecemos o deseamos algo que nos parece bueno, sino que, por el contrario, juzgamos que algo es bueno porque lo buscamos, lo queremos, lo apetecemos y lo deseamos. El sujeto es el verdadero protagonista de la acción, como entidad afectiva y como tal interesada en la interfaz con el mundo exterior: su estar en el mundo significa siempre orientarse, elegir, preferir, actuar, es decir, imprimir su voluntad.
Lo subjetivo indica, por tanto, un modo de comportamiento en el que prevalecen la orientación y la electividad, a diferencia de los movimientos espontáneos de los objetos, que siguen reglas de parcialidad o no objetividad. En este sentido, mientras que un objeto se limita a seguir el curso de la corriente, un pez va a contracorriente, un antílope puede saltar un obstáculo, un pájaro volar y no caer como un cuerpo en el suelo. Observamos, pues, que el carácter de electividad, además de oponerse al de imparcialidad, se deshace del título de pasividad que, a la inversa, siempre según Spinoza, caracteriza a las acciones que tienen sus causas apropiadas en el mundo exterior. Lo subjetivo es aquello que es protagonista de su propio progreso en el mundo, titular de fines intrínsecos y dueño de sus propias dotaciones existenciales. Sin ser necesariamente consciente de su propia orientación, se caracteriza por una posesión de sí que muestra cómo el individuo es portador de intereses inherentes y cómo todo su conocimiento le pertenece. Para Jeremy Bentham⁶ esta inherencia, que incide en la definición de lo que puede llamarse paciente moral, es la capacidad de sufrir, el predicado de la sintiencia, que lo convierte en un espectador deseante y activo.
El protagonismo se expresa en la acción, es decir, en la capacidad del animal para actuar con respecto a una condición futura. Por esta razón, un sujeto nunca es comprensible en el presente, porque su dimensión siempre reside en la continuidad temporal del flujo entre lo que ha sido y lo que aún no es. Como señala Henry Bergson en su ensayo La evolución creadora: «Dondequiera que algo vive, hay, abierto en alguna parte, un registro en el que se inscribe el tiempo»⁷.
El animal inventa su cronodimensión, la crea en el momento, reconfigurando lo que ha recibido o adquirido del pasado y proyectándose en un futuro abierto, en el que se puede extraer una posibilidad actuando sobre la potencialidad de la realidad. El protagonismo del animal reside precisamente en su capacidad de interpretar sus dotes pasadas, ya sean instintivas o vivenciales, y en la construcción de un futuro que no está en absoluto predeterminado. En este sentido, retomando las grandes reflexiones de Martin Heidegger⁸ pero extendiéndolas a la subjetividad en un sentido más amplio, podemos decir que el Ser está situado pero al mismo tiempo trasciende la posicionalidad. El análisis sobre la subjetividad nos pide que pongamos entre paréntesis al sujeto de la consciencia, no para negarlo sino porque una epoché sobre él nos ayuda a evitar que su apelación constituya una especie de deus ex machina aparentemente explicativo, pero que en realidad no nos obliga a enfrentarnos al ser del sujeto, que precede y subyace, es decir, el subiectus, a cualquier forma de explicación. Si la subjetividad es un bosque, caracterizado por presencias y en el que se desarrollan acontecimientos, la consciencia es solo la luz que lo ilumina y pone de relieve ciertos aspectos de su compleja trama: no es la luz la que crea el bosque y, aunque lo ilumine, no puede iluminar todos sus aspectos.
II. Los planos de la subjetividad
Para hablar de subjetividad, hay que readmitir en primer lugar ese principio de finalidad intrínseca de los seres vivos enmendado apresuradamente por la biomecánica cartesiana y el genocentrismo del siglo XX. Es necesario volver a algunas de las felices intuiciones de Bergson, no para recordar terceros elementos de la biología, sino para evitar aquellas formas de reduccionismo que no nos permiten comprender lo vivo. Como señaló Konrad Lorenz⁹, el fenómeno biológico se apoya en un plano de reacciones químico-físicas, pero no puede reducirse a ellas. Hablamos, en la práctica, de ese fenómeno conocido como emergentismo, por el que los sistemas complejos presentan planos de realidad jerarquizados, de modo que determinadas configuraciones de un nivel producen, como ya intuía Aristóteles en la dialéctica de la forma y la sustancia, cualidades sobrevenidas que caracterizan al nivel superior. El pensamiento complejo, retomando las consideraciones holísticas de la psicología de la Gestalt, desarrolló en la segunda mitad del siglo XX una epistemología coherente con respecto a ciertos fenómenos en los que intervienen una pluralidad de factores. Recordemos a autores como Edgar Morin¹⁰, Enri Atlan¹¹, Gregory Bateson¹² y Richard Lewontin¹³, capaces de reconducir el fenómeno vivo al plano de las relaciones en red y de las procesualidades caótico-emergentes.
Para entender la subjetividad animal es necesario, en mi opinión, partir precisamente de esta concepción emergente de los planos de realidad. Identifico cinco planos fundamentales: (1) el plano sensorial, que lleva al animal a diferenciar la sensibilidad, lo que está presente ahí fuera en el mundo, de la agencialidad, los cambios que él produce en el mundo, dando lugar a una primera definición arquetípica de un yo; (2) el plano afectivo, que indica los intereses inherentes al sujeto, referibles al indicador hedónico, ligado a las variables de la homeostasis fisiológica, de la estética, es decir, a las preferencias, de carácter emocional y motivacional, capaces de producir una condición per se del sujeto, es decir, copulativa; (3) el nivel cognitivo, basado en las dotaciones de conocimiento que posee el sujeto, tanto innatas como adquiridas, consideradas como herramientas y no como automatismos, de manera que es el sujeto quien las utiliza, adaptándolas a las necesidades reales de aplicación, definiendo al sujeto como portador de contenidos o en sí; (4) el plano mental o integrador, por el que la subjetividad no se realiza simplemente poniendo de manifiesto disposiciones y contenidos, sino literalmente produciendo condiciones de estado a través de la interacción de elementos; (5) el plano de la consciencia, que puede definirse, con Franz Brentano¹⁴, como las diferentes intencionalidades o referencias explicativas, como sintiencia, consciencia, teoría de la mente y autoconsciencia.
El plano sensorial nos muestra un animal que, para moverse y actuar en el mundo, debe ser capaz de diferenciar lo que le llega de fuera, podríamos decir lo que ocurre en el mundo, de lo que produce. Se trata de un fenómeno bien conocido por la investigación neurofisiológica y que se define con el término de reaferencia, por el que la percepción sensorial se corrige cuando el animal se mueve. Cuando una mantis religiosa dirige su atención hacia una abeja, empeñada en chupar el néctar de una flor, la acción depredadora que sigue debe ser capaz de diferenciar los movimientos de la abeja en la flor, de los cambios en el campo visual debidos a los pequeños desplazamientos direccionales de su cabeza. Si la mantis no pudiera hacer estas correcciones, confundiría los movimientos de su cabeza con los de la abeja y nunca podría llevar a cabo la depredación. En este sentido decimos que la mantis debe ser capaz de diferenciar el yo del no-yo de la
