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La idea de Europa en el mundo romano: Proyecciones actuales
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Libro electrónico293 páginas3 horas

La idea de Europa en el mundo romano: Proyecciones actuales

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Este libro presenta una perspectiva profunda y aguda sobre la idea y noción de Europa en el contexto del imperio romano. Interesante y sugerente resulta encontrar aquí la amplia y rigurosa discusión de aquellos tópicos históricos, jurídicos, geográficos y culturales que formaron parte del mundo romano y que pueden proyectarse a la realidad actual de la Unión Europea. En el fondo, la investigación pretende enseñar cómo la experiencia romana, una vez más, permite iluminar el presente.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 jul 2022
ISBN9789561127166
La idea de Europa en el mundo romano: Proyecciones actuales

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    La idea de Europa en el mundo romano - Alejandro Bancalari Molina

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    907.204

     B213i Bancalari Molina, Alejandro.

    La idea de Europa en el mundo romano: proyecciones actuales

    / Alejandro Bancalari Molina. – 1a ed. –

    Santiago de Chile: Universitaria, 2015.

    148 p.: il.; 15,5 x 23 cm. – (El saber y la cultura)

    Bibliografía: p.119-139.

    ISBN Impreso: 978-956-11-2472-1

    ISBN Digital: 978-956-11-2716-6

    1. Historiografía – Europa.

    2. Europa – Civilización – Influencias romanas.

    3. Roma – Historia – Imperio, 30 A.C. – 476 D.C.

    I. t.

    © 2015,

    ALEJANDRO BANCALARI MOLINA

    Inscripción Nº 251.108, Santiago de Chile

    Derechos de edición reservados para todos los países por

    © EDITORIAL UNIVERSITARIA, S.A.

    Avda. Bernardo O’Higgins 1050 - Santiago

    Ninguna parte de este libro, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o electrónicos, incluidas las fotocopias, sin permiso escrito del editor.

    Texto compuesto en tipografía Times 11/14

    Se terminó de imprimir esta

    PRIMERA EDICIÓN

    en marzo de 2015.

    D

    IAGRAMACIÓN

    Yenny Isla Rodríguez

    D

    ISEÑO DE

    P

    ORTADA

    Norma Díaz San Martín

    www.universitaria.cl

    Diagramación digital: ebooks Patagonia

    www.ebookspatagonia.com

    info@ebookspatagonia.com

    A Marisol

    ÍNDICE

    Índice de imágenes

    Agradecimientos

    Introducción

    C

    APÍTULO

    I

    Estudios historiográficos sobre la idea de Europa

    1. El valor historiográfico entre los siglos

    XX

    y

    XXI

    .

    C

    APÍTULO

    II

    El nombre de Europa y la tradición clásica

    1. Teónimo.

    2. Corónimo.

    3. La visión de Heródoto: la oposición a Asia.

    4. Etimología, significado y difusión del término Europa.

    5. Europa y el imperio de Alejandro Magno.

    C

    APÍTULO

    III

    Las diversas connotaciones de la noción de Europa en Roma

    1. La esencia de la historia intencional: Europa versus Asia.

    2. La irradiación de la humanitas .

    3. La dicotomía europea: su génesis oriental.

    C

    APÍTULO

    IV

    La trilogía Roma - Europa - Mediterráneo: espacios interactuantes

    1. Sobre el mare nostrum .

    2. El espacio europeo: el aporte de Polibio.

    3. Incorporación de las provincias europeas.

    C

    APÍTULO

    V

    La relación entre Europa y el mundo romano

    1. Europa entre el alto y el bajo imperio.

    2. Europa y su vinculación con la idea de Roma aeterna .

    C

    APÍTULO

    VI

    Convergencia de la civitas romana a una ciudadanía europea

    1. Dimensiones de la ciudadanía romana.

    2. La viabilidad de una ciudadanía europea.

    3. Las dos patrias: local y romana.

    4. Roma y Europa: los puntos comunes a través de la ciudadanía.

    C

    APÍTULO

    VII

    El imperio romano como modelo para la Unión Europea

    1. Roma como paradigma y modelo de construcción histórica.

    2. Proyección histórica.

    Consideraciones finales

    Bibliografía

    ÍNDICE DE IMÁGENES

    Figura 1: Cratera ática de figura roja

    Figura 2: Fresco cretense con el juego del salto del toro

    Figura 3: Metopa del templo de Selinunte

    Figura 4: Hidra jónica de Caere

    Figura 5: Terracota ateniense

    Figura 6: Fresco romano de Pompeya

    Figura 7: Mosaico de la villa de San Marco en Stabia

    Figura 8: Mosaico romano en una villa de Arles

    Figura 9: Fresco pompeyano con la figura de Europa de la villa de Ariadna

    Figura 10: El imperio romano en la época de Trajano

    AGRADECIMIENTOS

    Toda investigación historiográfica requiere de un esfuerzo personal de cientos de horas de lecturas, estudios y trabajo. Si bien la labor investigadora es de mi responsabilidad, no quisiera dejar pasar la oportunidad para agradecer a todos aquellos colegas y amigos que ayudaron, directa e indirectamente, al enriquecimiento y a la concreción de este libro.

    A Cesare Letta, por su paciencia y disposición a conversar, discutir y reflexionar sobre los diferentes tópicos de esta obra. Sus eruditas sugerencias y agudas indicaciones han hecho más sólido el argumento. Mi reconocimiento a él, como profesor, colega y, sobre todo, como intelectual y persona de gran calidad humana.

    A Juan Francisco Rodríguez Neila, profesor de la Universidad de Córdoba, España, por su interés y contribuciones para la materialización de este estudio. Del mismo modo, a los colegas y amigos de universidades nacionales como Ximena Ponce de León, Raúl Buono-Core Varas y Nicolás Cruz Barros, por su permanente estímulo y apoyo.

    Un agradecimiento especial a los académicos y administrativos del Departamento de Ciencias Históricas del Mundo Antiguo de la Universidad de Pisa, por su gentil disposición a cooperar y ayudar en la recopilación y en el estudio del material bibliográfico. Asimismo a

    FONDECYT

    , por su compromiso y respaldo a la investigación en nuestro país con el proyecto Europa Romana: antecedentes y esencia de una identidad y primera unidad europea en el mundo romano (Siglos

    III

    a.C.-

    III

    d.C.).

    A Tulio Mendoza Belio, miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua, por sus finas precisiones lingüísticas y certeros comentarios. A Jorge San Martín, por su inigualable ayuda en la diagramación y confección final del texto.

    A la Universidad de Concepción, por otorgarme el tiempo y el espacio necesarios, como también a mis estudiantes de pre y posgrado, por debatir y discutir sobre estas materias en el aula. Y a Editorial Universitaria por su constante compromiso con la difusión de el saber y la cultura.

    Concepción, enero de 2015.

    INTRODUCCIÓN

    En la actualidad, definir y caracterizar la noción de Europa, entre la utopía y la realidad, es por cierto una tarea titánica y delicada. Las distintas connotaciones, ideales e intereses, así como su esencia y espíritu, la hacen incierta y enmarañada. Las diferentes culturas, lenguas, religiones, el mestizaje y los proyectos unificadores profundizan todavía en mayor medida esas complejas realidades. Existió un sentimiento de ser consciente y de sentirse europeo, de formar parte de un mismo espacio y cultura. ¿Cuándo nace verdaderamente la idea de Europa con su contenido y significado y cuáles son sus límites? ¿Cómo fue evolucionando una noción del continente en múltiples ámbitos como modelo iluminador para Occidente? En fin, escudriñar la amalgama y similitud entre el mundo romano y Europa. Así, el retrotraernos a la antigua Roma, a su imperio aglutinador y global, nos revela perspectivas que podrían proporcionarnos algunas respuestas. Ciertas o no, al menos ayudarán a comprender la esencia primigenia y cimentadora del continente como laboratorio histórico, foco civilizador y un conjunto de valores. Por lo mismo, a lo largo de dos milenios y medio desde que surgió la idea de Europa en su acepción mitológica y geográfica hasta la irrupción de la actual Unión Europea, podemos constatar una serie de nociones, imágenes y factores que la caracterizan y la representan como construcción histórica¹. Entre esas heterogéneas y significativas concepciones encontramos:

    1) Europa como vocablo de diversas etimologías: variado, amplio y que muestra otras acepciones que se desprenden de los textos literarios e históricos antiguos.

    2) Europa como expresión geográfica (corónimo): que significa tierra amplia, o sea, la Grecia continental en contraposición a las islas del mar Egeo y a la península del Peloponeso. Más aún, hoy en día se acostumbra a señalar que geográficamente no es más que un cabo o un apéndice de Asia, célebre expresión atribuida a Paul Valéry ². Desde la perspectiva geográfica y tomando en consideración la conformación física del continente, se puede diferenciar en dos puntos de vista disímiles: Europa es una península bañada por dos mares, el Mediterráneo y el Atlántico, y es el sector extremo occidental y montañoso de la masa continental de Eurasia; o como muchos han expresado a partir de la afirmación de Valéry, como continuidad del continente asiático. Por otra parte, Europa es percibida como una sucesión de amplias zonas de este a oeste que, desde el centro del Mediterráneo, se extienden hacia el interior, o sea hacia el norte. Así, se presenta una barrera de montañas que oscila desde los Pirineos, pasando por los Alpes y la cadena de los Balcanes, hasta llegar a las llanuras y frías forestas de la Europa septentrional ³.

    3) Europa como concepto mitológico (teónimo), a partir de la leyenda de la hermosa princesa de Fenicia, Europa, raptada por Zeus metamorfoseado en toro. Si bien es esta la versión más clásica y descrita por las fuentes antiguas ⁴, existen al menos otras diez vertientes e interpretaciones del mito.

    4) Europa como continente específico y diverso en oposición a Asia y África. Será Hecateo de Mileto, hacia fines del siglo

    VI

    a.C., y profundizado por Heródoto, quienes hacen la diferencia de los tres territorios⁵. Polibio más adelante mantiene la división y tradición y, particularmente, el erudito Varrón, en el siglo I a.C., investigando sobre Asia, la define con la siguiente fórmula: Asia quae non Europa: Asia es aquella que no es Europa⁶. Fórmula que insiste en marcar la diferenciación entre dos continentes desde la perspectiva geográfica y etnocultural, lo cual remarca la contraposición de los dos sectores.

    5) Europa en oposición a Asia desde la perspectiva civilizadora y ética. Con las guerras médicas (494-448 a.C.), el concepto e idea del continente manifiesta un profundo topos político, étnico y cultural. Es la determinación y contraposición entre helenos (= europeos) y persas (= asiáticos) definido y caracterizado, sobre todo, por Heródoto, Esquilo e Isócrates ⁷. Por cierto, como detallaremos más adelante, en la identificación del conflicto Asia-Europa están presentes múltiples parámetros diferenciadores y valorados indistintamente por los historiadores. En síntesis, los orígenes de Europa como espacio geográfico, realidad histórica, elemento identitario, esencia y espíritu, se forjaron sin duda en el ámbito helénico ⁸.

    6) Europa como sinónimo del Mediterráneo y del imperio romano (esencialmente en la pars Occidentis ). Un aspecto vertebrador dice relación con la vinculación geográfica, étnica y cultural entre este continente y su mar, como entidades que se entrecruzan y se sintetizan finalmente en el mundo romano. Exhiben elementos comunes entre sus habitantes, en sus condiciones de vida, en la unidad del área y en la conformación de un cierto espíritu y cosmos en los tres primeros siglos del imperio que corresponde a la ecúmene romana ⁹.

    7) Europa en el pensamiento de la cristiandad medieval ¹⁰, en oposición al Islam. La figura de Carlomagno como padre de Europa ¹¹, en la idea de la restitutio imperi, simbolizado en el sacro romano germano imperio.

    8) Europa en el tentativo unificador de Napoleón. A través de la conquista del continente intenta reconstruir la experiencia militar e integradora de la antigua Roma, llevando a cabo el primer proyecto contemporáneo de agrupación europea ¹².

    9) Europa de la guerra fría con sus dos áreas, por antonomasia, de hegemonías e influencias: Estados Unidos en la Europa occidental y la ex Unión Soviética en la oriental.

    10) Europa representada con la creación de la Unión Europea (anteriormente denominada Comunidad Económica Europea). Un fenómeno especial, un híbrido, un unicum de 28 países miembros (el espacio europeo) que, como observaremos, tiene antecedentes directos en el imperio romano ¹³. Actualmente este conglomerado es una verdad histórica y sigue siendo un proyecto político complejo y en constante transformación ¹⁴, a partir de consensos y de un modelo de una cierta tesis funcionalista.

    CAPÍTULO I

    Estudios historiográficos sobre la idea de Europa

    A lo largo del siglo

    XX

    han sido variados los estudios que han intentado visualizar una noción de Europa desde una perspectiva de longue durée. En particular, se aspira a buscar una evolución y un desarrollo del concepto y a perfilar un origen de una conciencia y sentimiento, en el sentido de lo que significa ser europeo, de las tradiciones comunes y el considerar una cultura y una civilización por antonomasia. En el fondo, ello lleva implícitas la añeja dicotomía y la contraposición entre Europa (= Occidente) y Asia (= Oriente), simbolizando al mismo tiempo una óptica europocéntrica de la problemática.

    1. El valor historiográfico entre los siglos XX y XXI

    Entre los estudiosos resalta Julien Benda (1876-1956), quien hacia 1933 concibe la existencia de un pasado común, sueña con la unificación de Europa y con la idea de que los europeos tengan una conciencia de ella¹⁵. Por su parte, uno de los fundadores de la escuela de los Annales, Lucien Febvre (1878-1956), a través de una serie de conferencias entre 1940 y 1953, además de la transcripción de los apuntes de un curso en el Collège de France (1944-1945), se planteó el problema de la génesis de Europa, con mayor atención en la relación existente entre el continente y el orbe romano. De partida, Febvre cree en una Europa mediterránea y humana como sinónimo de un espacio civilizado. Le atribuye un gran significado a la Hélade como inventores de Europa, pero Grecia, según él, no fue un mundo europeo. Del mismo modo, considera que Roma fue un imperio circunmediterráneo. En suma, el continente se constituyó en una civilización mediterránea¹⁶ y la prefiguración y surgimiento de Europa fue solo después de la caída del imperio romano.

    Gonzague de Reynold (1880-1970) en su clásica obra La Formación de Europa, atribuye al mundo antiguo sus orígenes culturales, explicando en qué consiste el nombre de Europa como entidad mitológica, geográfica y cultural, que proviene de Asia¹⁷.

    Hacia fines de la década de los años 1950 y comienzos de los sesenta la historiografía italiana se preocupó de la problemática en cuestión. Carlo Curcio (1898-1971)¹⁸, desde la antigüedad, pretende comprender la noción y la evolución de la idea de Europa. Es polémico al enfatizar y resaltar en forma categórica la diferenciación de Europa como entidad política, cultural y moral, respecto de los otros continentes y pueblos. De mayor alcance, la obra de Federico Chabod (1901-1960)¹⁹ tuvo mayor difusión y proyección al distinguir a Europa como una forma de civilización, un modo de ser y de poseer una conciencia. Su estudio también retrotrae al mundo grecorromano y hace hincapié en esta antítesis entre Europa y Asia. En consecuencia, el primero representaría la libertad ciudadana, el manejo apropiado del logos y de la palabra; en cambio el segundo será identificado con el despotismo, un imperio gigantesco, sin libertades. En el fondo, es la dicotomía helenos versus bárbaros, Occidente contra Oriente. Son dos grandes grupos de la humanidad, muy diversos que se diferencian y se contraponen. Chabod expresamente se refiere a una conciencia europea u occidental, surgida entre los siglos

    V

    y

    IV

    a.C. contra una conciencia asiática u oriental²⁰. Para el estudioso italiano Europa revela una forma mentis, una serie de valores supremos, morales y espirituales, con una herencia milenaria²¹.

    Será en la década de 1960 cuando los estudiosos de la época clásica comienzan a polemizar por la contradicción entre Europa y Asia. Esto a raíz del congreso sobre griegos y bárbaros realizado en la Fondation Hardt²², donde surgieron interpretaciones menos radicales y nuevas tendencias a no subrayar la antítesis política y cultural entre los dos continentes, sino que a hacer hincapié en los tópicos etnográficos y antropológicos. De ahí que la figura del padre de la historia, Heródoto de Halicarnaso, jugará un rol primordial como mediador entre Europa y Asia. Se hace un revisionismo a partir de las situaciones históricas de cada pueblo y no tanto de la supremacía de la cultura helena sobre la barbarie. La fractura entre helenos y bárbaros comienza a reducirse en forma esencial por la diferenciación de las formas de gobierno y el esquema binario libertad-esclavitud. Los coloquios de la Fondation Hardt ayudaron, entre otras propuestas, a revisar no solo la noción de griegos y bárbaros sino, asimismo, la idea de Europa. El estudioso francés Jean-Baptiste Duroselle (1917-1994)²³ rechazó la tradicional antítesis Europa-Asia, minimizó los aspectos ideológico-político y cultural-moral, señalando que para los griegos y romanos Europa era solo un concepto geográfico, sin algún significado político real.

    Denis de Rougemont (1906-1985), partidario de la unificación europea y creador del Instituto de Estudios Universitarios de Ginebra, en una de sus obras cumbre, Carta abierta a los europeos (1970), redescubre a Europa ante todo como una unidad de civilización, exaltando una cultura común: De hecho, nuestras culturas nacionales solo son divisiones abstractas, por lo común erróneas y muy recientes, que hemos hecho en el cuerpo de la gran cultura común europea, que es mucho más antigua que todas nuestras naciones, sin excepción, por ser una obra común y secular de todos los europeos²⁴.

    Rémi Brague plantea la necesidad de definir y caracterizar a Europa a partir de dos divisiones o conceptos: el cultural, que aglutina elementos políticos y económicos, y el concepto geográfico, en el fondo, el lugar de Europa en el mundo. A partir de esto propone su tesis triádica de que Europa es griega, hebraica y sobre todo romana. Señala radicalmente: nosotros no somos ni podemos ser griegos y judíos más que porque primero somos romanos²⁵. Para Brague, la noción de Europa, en especial como realidad cultural, es eminentemente romana y toma como modelo a la romanidad²⁶. La urbe tuvo en la práctica una capacidad política y administrativa que constituyó un espacio unificado y cimentó los principios políticos, jurídicos y culturales de Europa. El imperio romano, una verdadera communitas, que sintetizó y amalgamó los grandes aportes civilizadores del periodo antiguo, incorporó al Cristianismo. Una posición muy similar y tajante es la que sostiene Werner

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