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Crónica de la lengua castellana
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Libro electrónico365 páginas4 horas

Crónica de la lengua castellana

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"La influencia de la docencia del autor no sólo la recibieron colegios y liceos sino también la Universidad de Chile, la Universidad de Concepción, la Pontificia Universidad Católica de Santiago y la Universidad de la Serena. A ello se suman conferencias, publicaciones y distinciones honoríficas: miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua, del Instituto de Chile y Profesor Emérito de la Universidad de la Serena y estancias prolongadas en las universidades de Buenos Aires y de Münster en la República Federal de Alemania. Ese fecundo, concluyente y largo transitar histórico por la lengua castellana lo traduce en esta Crónica, que tanto afán de convencimiento demoró en hacerla aparecer. Los pobladores primitivos; la lengua del imperio; génesis del latín vulgar y la crisis de su vigencia; la formación de las lenguas romances; los visigodos; los musulmanes en España; la invasión de Castilla; el Mester de Juglaría; la ilustración medieval y la difusión del libro, son sólo algunos de los capítulos de este volumen, que dan fe del nuevo acercamiento del autor a la historia del español que hablamos y escribimos". M.P.P.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 ago 2022
ISBN9789561128699
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    Crónica de la lengua castellana - Emilio Camus Lineros

    Capítulo I

    LOS POBLADORES PRIMITIVOS

    Instalaciones Neolíticas

    Se acepta que hacia 8000 a.C., aparecieron agrupaciones de pueblos en el oriente y en el occidente de Europa. Estas instalaciones primitivas no se deben entender como afincamientos fijos en ciertas zonas, sino como desplazamientos más o menos regulares por una determinada región, limitados o alterados por las necesidades y poderío de otras tribus o por cambios en las condiciones naturales del medio ambiente. Esta etapa coincide con la época del Neoglótico, en la cronología hipotética del desarrollo del lenguaje¹.

    Instalaciones orientales

    Póntico-caucásicas. Pueblos procedentes del Este comprendido entre el Don y los Urales, llegan a la costa norte del Pontus Euxinus y de los Cáucasos².

    Danubiano-centroeuropeas. Sin que se pueda saber cuál de las dos fue la primera, aparecen testimonios de agrupaciones humanas en la zona marcada entre el Danubio central y bajo,Tizsa,Transilvania y Polonia³.

    De estos dos centros de irradiación surgirán las llamadas lenguas indoeuropeas, vasta familia que se extiende desde el norte europeo hasta la India. Los lingüistas eligieron el numeral cien para designar cada una de las grandes corrientes que se originaron. Las instalaciones póntico-caucásicas generaron las lenguas del tipo satem (cien en sánscrito) y las danubiano-centroeuropeas, las del tipo centum (cien en latín). Esta distinción se basa en el hecho de que, sin dejar de pertenecer a la misma estirpe primitiva, cada grupo muestra afinidades gramaticales evidentes, además de las comunes a toda la especie.

    Aunque los arqueólogos no aceptan la existencia de una homogeneidad racial y lingüística en estas sociedades originarias, es preciso suponer que hubo cierta unidad indoeuropea en el sentido de que las diversas variedades idiomáticas debieron permitir una comunicación básica eficiente para los requerimientos esenciales del intercambio comercial y social. Si es cierto que los grupos hablaban lenguas distintas, las diferencias entre ellas podrían compararse con la distancia que existe hoy entre el castellano y el italiano, por ejemplo. Un madrileño y un romano no usan el mismo idioma, pero enfrentados con la necesidad de comunicarse por urgentes razones vitales, logran entenderse. Y lo mismo puede suceder entre un catalán y un francés del sur, un alemán con un holandés, etc.⁴.

    Instalaciones occidentales

    Desde el norte de África, buscando seguramente condiciones más benignas de clima, avanzan pueblos hacia la Península Ibérica, sur de Francia y de Italia. Aprovechan la gran cantidad de cavernas y cuevas que hay en estas regiones y las habitan. Se los identifica con los primeros iberos y después se los relacionará con la cultura capsiense⁵.

    Es de notar que el nombre latino de la península, Hispania, vendría según García y Bellido, de la voz fenicia i-shepham-im, que podría significar costa o isla de los conejos. La abundancia de estos roedores, hábiles constructores de cuevas, sorprendía a griegos y romanos, quienes pudieron recoger el término de los cartagineses. Como quiera que haya sido, se puede pensar en una designación jocosa, motivada porque los naturales vivían igual que los conejos, en cuevas⁶.

    Parece entonces que desde muy antiguo España ha sido siempre una tentación para los hombres que huían de los fríos septentrionales o de los tórridos desiertos africanos... fue el paraíso del hombre cavernícola.Y lo sigue siendo⁷. Los descendientes del Cromagnon y de Altamira, no sólo aprovecharon los refugios que generosamente les brindaba la naturaleza, sino que también fueron hábiles constructores. Notables por su disposición y tamaño son las Bocairente (Valencia), Perales del Tajuña (Madrid), Palmela (Portugal), Gandía (Valencia), San Vicente de Pollensa (Menorca), Martínez (Alava), Salas de los Infantes (Burgos).Generalmente están abiertas en algún risco, cerca de un río, a bastante altura, con el propósito evidente de aislarse y protegerse contra cualquiera agresión de las fieras o de otros hombres. Están dispuestas en forma de pisos y se comunican entre sí por medio de orificios interiores, y al exterior mediante ventanas⁸.

    No sorprende, pues, que una de las más celebradas victorias de Sertorio haya sido el ingenioso procedimiento para tomarse un reducto caracitano ... que no se compone de casas, como las ciudades o aldeas, sino que, en un monte de bastante extensión y altura, hay muchas cuevas y cavidades de rocas que miran al norte⁹.

    La repetición del nombre cueva o cuevas tendría así una probable motivación histórica.

    Los descendientes iberos de los primitivos pobladores, se distribuyeron por la península, concentrándose especialmente en el Sur desde el Algarve hasta Andalucía, costa del levante, Cataluña y sur de Francia¹⁰.

    Eran de baja estatura, morenos y de pelo rizado; fuertes y valientes en el combate, con gran agilidad y ligereza. Schulten los cree emparentados con los ligures, a quienes también supone de origen africano, y con los turdetanos (ver más adelante 11). De los primeros decía Catón Ligures autem omnes falleces sunt y Tito Livio destaca ibi non bello aperto sed suis artibus, fraude et insidiis, est circumventus¹¹. Sin duda parecen ser los creadores de la actualmente llamada guerra de guerrillas, muy famosas en la historia antigua y moderna de España.

    Iberia en la Edad de los Metales

    El norte de Iberia. Junto a los poblamientos ya señalados, debieron existir otros a través de toda Europa. Como se supone que desde el tercer milenio antes de Cristo, se puede hablar de desplazamientos humanos provenientes del Este, probablemente de agrupaciones indoeuropeas del tipo centum que empujaban a las ya existentes, algunas pudieron aceptar el influjo e indoeuropeizarse.Tal sería el caso de las naciones germánicas y ciertos pueblos balcánicos oriundos de los territorios que actualmente ocupan, resultando al final hablantes de lenguas indoeuropeas¹². Otros, en cambio, pudieron resistir el empuje oriental y permanecer aislados sin aparentes vínculos con sus vecinos, como el caso del húngaro actual, que hundiría sus raíces hasta antiguos estratos prehistóricos. Algunos, en fin, habrían sido obligados a desplazarse hacia occidente, que podría ser el caso del vasco.

    El enigma del vasco. Se ha identificado este pueblo con los antiguos iberos de la península cuya lengua habrían conservado siguiendo alguna variedad dialectal primitiva. También se pensó en relacionarlos con los iberos del Cáucaso (Georgia) y con determinadas tribus bereberes del norte de Africa¹³. Sin embargo, ninguna de estas doctrinas ha conseguido una aceptación unánime.

    Bosch-Gimpera afirma que son representantes de una civilización pirenaica preindoeuropea originada en ambas vertientes de estos montes. Hubschmidt los cree emigrantes del Este pontico-caucásico, opinión que también es compartida por Antonio Tovar. En general, esta última es la tesis que predomina, abandonándose así la relación del vasco con el ibero¹⁴.

    Lo que está fuera de discusión es la antigüedad de este pueblo y su lengua, que parecen haber estado siempre en los lugares que ocupan en la actualidad. Tal vez sus límites antiguos hayan llegado más al Este en los Pirineos. Considérese, además, que no fueron romanizados y que su conversión al cristianismo fue bastante tardía¹⁵.

    En 1921, el maestro Menéndez Pidal dijo Así, los vascos, que en sus retiradas costas e inaccesibles montañas estaban al abrigo de las conmociones de los otros, participaron de los frutos que los demás habían alcanzado sólo tras una dolorosa experiencia¹⁶.Y luego añadió una importantísima observación A propósito, hay que señalar una cualidad notable de la toponimia vasca. La inmensa mayoría de sus nombres tienen un sentido claro para el que hoy habla la lengua actual, mientras, por el contrario, la mayoría de los nombres del resto de España, como los de Francia o Italia, quedan inexpresivos, incomprensibles, para el habitante que los usa a diario, pues son restos fósiles de lenguas y civilizaciones que se sucedieron y desaparecieron. Un nombre fenicio como Cádiz, o celta como Segovia, y hasta uno romano como Treviño, carecen hoy de sentido para nosotros; mientras que la mayoría de los nombres de vuestro suelo son fácilmente explicables por la lengua misma que sobre el suelo se habla desde los tiempos de su primitiva población ¹⁷.

    Y otro tanto se puede decir de los apellidos de origen vasco, tan frecuentes en Chile.

    El sur de Iberia. Los navegantes. Desde el 3000 a.C., arriban a la región andaluza pueblos de marinos procedentes del mediterráneo oriental, seguramente atraídos por la riqueza minera de la zona: plata en el sudeste y cobre en Riotinto. Los indígenas iberos que desconocían las técnicas de extracción y el valor de los metales, habrían sido empleados como obreros.

    Schulten opina que fueron los cretenses el primer pueblo que organizó en gran escala estas explotaciones hacia el 2000 a.C. Ellos podrían ser los que, llevando a iberos como tripulantes de sus grandes navíos, viajaron hacia el Norte por las costas del Atlántico para alcanzar hasta Gran Bretaña y desembocadura del Rin. No resultaría así extraño que el nombre de siluros aparezca tanto en Sierra Nevada (Mons Silurus), como en Gales y que Tácito observara que El color del rostro de los siluros, su pelo rizado y su situación enfrente de España hace creer que fueron los antiguos iberos los que pasaron allí y ocuparon aquella región¹⁸. Estas expediciones iban en busca del estaño, material de gran importancia estratégica puesto que ya se lo usaba para endurecer el cobre y producir bronce. Descubrimiento que se habría realizado en el sur de España¹⁹.

    En el culto hispánico por el toro, se ha supuesto la misma influencia ya que en Creta, según la leyenda del Minotauro (toro de Minas) también era objeto de veneración, aunque no todos están de acuerdo en esto²⁰.

    Los tartesios, fenicios y sefarditas

    Entre el 1200 y el 1100 a.C.,llegan a la Bética (de Baetis, nombre romano del actual Guadalquivir) los tirsenos, originarios de la ciudad lidia de Tyrsa en el Asia Menor y emparentados directamente con los etruscos de Italia. Fundan la ciudad de Turta o Tursa, que los fenicios pronunciarían como Tarschisch y los griegos,Tartessos²¹.

    Los tirsenos, que eran un pueblo de civilización desarrollada, penetraron en el territorio e instauraron su dominio con la intención de permanecer allí. Siendo la minoría sabia con respecto a los nativos turdetanos (¿iberos ligures?), deben haber empleado a éstos en satisfacer las necesidades de mano de obra para la minería e industrias, servicios domésticos y empresas marítimas.

    Poseían una antigua y prestigiosa cultura ya que, según Strabon ... son los más cultos de todos los iberos, pues tienen una escritura y poseen escritos históricos en prosa y poesía y leyes en forma métrica, que, según dicen, tienen seis mil años de antigüedad ²². Acerca de la escritura de los tirsenos, se piensa que debió llegarles después de la fundación de Tartessos, a través de los griegos de Asia Menor, o de los fenicios²³, y Schulten lamenta que los romanos particularmente son culpables tanto de la pérdida de aquellos preciosos documentos tartessios, como de la literatura etrusca y osca. Los romanos, siguiendo a los griegos, llamaban ‘bárbaros’ a los pueblos occidentales; pero bárbaros han sido también ellos mismos al destruir estúpidamente culturas antiguas²⁴.

    Acerca del carácter de estos pueblos se ha destacado su falta de espíritu guerrero. Mucho después, cuando los enfrentara Julio César, los llamaría cobardes y desagradecidos; más tarde, Tito Livio registraría: Tiénese a los turdetanos por el pueblo menos belicoso de España...tomaron a sueldo a diez mil celtíberos, y opusieron a los romanos aquellas tropas mercenarias²⁵.

    Pero esta condición pacífica les permitió destacarse en otros aspectos de la actividad humana. Desde luego, su proverbial hospitalidad con los extranjeros que facilitó el intercambio de informaciones sobre el mundo entonces conocido y que hizo posible relaciones comerciales estables y productivas. Por otra parte, no se puede negar que fueron audaces navegantes que mantuvieron, como antes los cretenses, el control de la ruta del estaño, de la cual posteriormente,...dieron cuenta gustosos a sus amigos griegos de sus viajes a Oestrymnis en busca de estaño y ámbar. Y no porque los tartessios hubiesen sido bárbaros, sino porque como sensatos mercaderes, sabían apreciar el valor de su monopolio del estaño. La liberalidad de los tartessios es la liberalidad del gran comerciante, que tanto sabe de dádivas como de ganancias²⁶.

    Su afición a la buena vida ha llevado a pensar que la causa estaría en el clima suave y la abundancia de su país y del mismo modo como aún hoy los andaluces, gustaban extraordinariamente también los turdetanos del baile²⁷ y fueron célebres en la antigüedad las muchachas gaditanas, tan cantadas por Marcial y Juvenal²⁸.

    La longevidad es otra cualidad que se les atribuye. El rey Argantonio²⁹ alcanzó a contar, según se dice, ciento veinte años. Plinio afirma que entre los tartesios, los varones tienen más dientes que las mujeres, lo cual sería la causa de que vivieran más³⁰.

    Como una especie de síntesis y símbolo de esta extraordinaria cultura perdida, conviene contemplar de nuevo La Dama de Elche, notable escultura tartesiana. Si se la observa desde arriba y hacia su izquierda, aparecen los ojos almendrados, la mirada baja y los labios finos. Hace recordar imágenes orientales del Asia Menor originaria. Pero si la perspectiva se orienta desde abajo hacia su derecha, la mirada se alza y los ojos se descubren redondeados, los labios muestran contornos más llenos: El cincel creador de esta hermosa figura fue manejado por la mano de un artista griego o de un artista indígena discípulo de los griegos, de la época anterior a Fidias, antes del año 430 a.C. Con su expresión tranquila y orgullosa, ejerce la‘Dama de Elche’ un encanto peculiar, como la‘Mona Lisa’ en el Louvre. La ‘Dama de Elche’ es un busto sólo, pero probablemente es la parte superior de una figura de cuerpo entero³¹.

    Los fenicios. Hacia el 1100 a.C., fundan la ciudad de Gadir (gr. Gadeira, lt. Gades, ár. Qadis, esp. Cádiz), así como otros establecimientos tolerados por la benevolencia tartesia:

    Malaka (Málaga), Sexi (Almuñécar), Abdera (Adra). De este modo, fueron formando un pequeño reino fenicio dentro del imperio de Tartessos. Se cuenta una antigua historia que revelaría la gran astucia de estos ambiciosos comerciantes que consiguieron vastos terrenos por el malentendido de una pequeña concesión ... en un principio, pidieron una extensión de tierra que podría cubrirse con una piel de buey extendida. Como esto les fue concedido, cortaron la piel en finas tiras y con éstas rodearon un trozo de tierra bastante grande³².

    En general, mantuvieron reductos costeros que les permitían comerciar con los productos que les llegaban del interior y distribuir el estaño que los tartesios traían desde el Norte por mar. Además, la plata era abundante se cuenta que tanta era la plata que los fenicios compraron, que pudieron sustituir las anclas de plomo por otras de plata. Que este metal era sumamente barato lo demuestran los remaches de plata de los puñales hispanos de cobre³³.

    Los sefarditas (del hebreo Sefarad‘España’). Desde la época del rey Salomón (h. 970 a.C.), los judíos, como muchos otros pueblos, mantenían relaciones comerciales con Tartessos porque el rey (Salomón) tenía naves de Tarschisch en el mar con naves de Hiram; una vez cada tres años venían las naves de Tarschisch y traían oro, plata, marfil, simios y pavos (1. Reyes, 10,22).

    Los judíos no eran navegantes pero sí buenos financistas. Las naves deben haber sido costeadas por ellos y tripuladas por fenicios (Tirios). En cualquier caso, tuvieron que llegar al Sefarad civilizado (Andalucía) e instalarse allí para organizar el tráfico con su patria.

    Siempre como una minoría de‘banqueros’ y comerciantes, perduraron y se desplazaron por todo el territorio, participando en las vicisitudes históricas de la península y siendo reconocidos como antecesores de los sefarditas expulsados en 1492³⁴.

    Primeras inmigraciones indoeuropeas

    Los celtas. Hacia el 900 a.C., cruzaron los Pirineos seguramente por los pasos del oeste (Roncesvalles) y se dispersaron por la península en etapas históricas diferentes, ocupando la gran meseta central (Castilla), el Norte (excepto el País Vasco) y territorios del este (Galicia y Portugal), sin alcanzar instalaciones definitivas en la Bética y en el Levante, donde predominan tartesios e iberos.

    Se afirma que durante mucho tiempo habían estado unidos a los pueblos itálicos en las regiones del norte de los Alpes y centro de Europa. Allí habrían empezado a ‘indoeuropeizar’ algunos pueblos germánicos. Al respecto, señala Hubert que de una manera general, los celtas parecen haber sido durante largos siglos y en todas las cosas, los educadores de los pueblos germánicos. Pero su influencia no se ejerció solamente en razón de su vecindad y cabe creer que fue impuesta³⁵.

    Luego se separarían del núcleo primitivo e iniciarían migraciones hacia el Este y el Sur, instalándose en la Transpadana (norte del río Po, de Padus), Galia (Francia), Iberia. Entre los siglos viii y vii, además de las regiones ya señaladas, alcanzan hasta las Islas Británicas. En España, se habla de una mezcla con los naturales que habría producido a los celtíberos.

    A partir de fines del siglo v y comienzos de iv a.C. se registran importantes movimientos hacia Oriente. Siguiendo la cuenca del Danubio, controlan partes considerables de la Norica (Austria), Panonia (Hungría), Dalmacia (Yugoslavia).

    Pero cuando intentan apoderarse de Macedonia en la época de Filipo, son detenidos en las Termópilas,aunque no se puede evitar el saqueo del santuario de Delfos (280 a.C.) Antes, habían invadido Italia, hasta asolar Roma³⁶.El Danubio conservará por algún tiempo el recuerdo de su paso en numerosas poblaciones construidas a sus orillas³⁷.

    Cruzan el Asia Menor (Turquía), donde organizan la Galatia, pequeño reino situado al noroeste de Capadocia. Llegan hasta la península de Crimea donde aparecen unos tauri, probables parientes de los taurini (Augusta Taurinorum, Turín) en el norte de Italia. Por último, se los encuentra en Egipto y otras regiones del norte de África (en Cartago, por ejemplo), empleados generalmente como mercenarios.

    Las huellas lingüísticas. Es admirable la expansión lograda por este pueblo en la antigüedad especialmente en el siglo iv a.C. Sus rastros se pueden seguir en la toponimia que nos ha llegado, sobre todo, por el registro de griegos y romanos, alterado o sustituido de acuerdo con los usos de cada nación.

    Muy significativa es la distribución geográfica de los formantes briga (recinto fortificado), dunum (pueblo, ciudad), magus (terreno llano), segus (victoria). El primero es muy frecuente en España, los otros son escasos, pero de extensa difusión, pues alcanzan Galia, Inglaterra, Germania, Italia, los Balcanes y Asia Menor³⁸.

    Ahora los lingüistas no creen que el indoeuropeo primitivo, lengua reconstruida hipotéticamente³⁹, haya sido ni la sombra de una lengua hablada. Pero poco importa que haya sido hablada para que puedan sacarse consecuencias de toda clase tanto de su composición como de su relación con las lenguas que realmente han sido habladas. Es un sistema de hechos lingüísticos⁴⁰. Del mismo modo, no se puede pensar en una especie de céltico originario uniforme. Las numerosas tribus hablaban lenguas diferenciadas dialectalmente, pero era posible, tal como ya se había visto en otros casos, una comunicación básica eficiente y que, lejos de invalidar la idea de una unidad y continuidad del mundo céltico, la comprueban, ... cuando menos como lengua de relación. El servicio de informaciones de Mario, dirigido por Sertorio, se tomó el trabajo de aprender el celta y con esto tenían bastante⁴¹.

    Con respecto a España,la realidad es que a la llegada de los romanos, en el año 218 a.C., la casi totalidad de la Península Ibérica es étnica, lingüística y culturalmente indoeuropea, si se exceptúa la franja costera meridional, que cae dentro del dominio fenicio⁴². Incluso la celticidad de los lusitanos, defendida por Lambronio contra la opinión de Bosch Gimpera, que los consideraba como un pueblo ‘no celta’, se halla atestiguada arqueólogica y lingüísticamente⁴³. También se ha aceptado el mismo carácter para los pueblos del norte de la península (Galicia,Asturias, Cantabria), excepto el País Vasco⁴⁴. Hubert ha observado que al menos los jefes de la guerra celtibérica contra Roma, que culmina con la caída de Numancia (133 a.C.), tenían nombres celtas: Retógenes, Caraunios, Leukon, Auaros y, por supuesto, el gran Viriato⁴⁵.

    Considerados los testimonios de la onomástica y de la toponimia,si tuviéramos que indicar algunas cifras vagamente aproximadas para dar clara y breve idea de la proporción entre los celtismos que tienen su centro de vitalidad en el portugués y el leonés, los que lo tienen en castellano y los del catalán, podríamos decir que los celtismos especialmente leoneses y portugueses serían un centenar, los castellanos una cuarentena y los catalanes una docena solamente...⁴⁶.

    La imagen de los celtas. A menudo, los historiadores clásicos nos dan noticia del inmenso terror que los galos inspiraban a los romanos.Así,Tito

    Livio sostiene que... su gigantesca estatura, la forma de sus armas y lo que habían oído decir de sus numerosas victorias en las dos orillas del Po sobre las legiones etruscas... aquella nación que goza en el tumulto, hacía resonar a lo lejos el ruido horrendo de sus cantos salvajes y extraños gritos⁴⁷. Gozaban ‘en el tumulto’; el combate era para ellos casi una orgía familiar, y su misma organización social lo permitía. Julio César, que fue el que más directamente los conoció, observa lo siguiente: "En la Galia no sólo los Estados, partidos y distritos

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