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La Palma
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Libro electrónico299 páginas3 horas

La Palma

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Una nueva propuesta sostenible para descubrir la isla bonita de de manera responsable. La Palma es un destino ideal para el viajero que busca inmiscuirse en sus paisajes verdes y montañosos, de especies endémicas e increíble orografía. Simply Travellers apuesta a que el viajero y lector sostenible se impregne de la cultura palmera, de sus gentes y tradiciones, de sus paisajes y arquitectura.
La isla de La Palma, la más noroccidental del archipiélago canario, con una superficie de 708 km2, tiene el 35 % de su superficie protegida. En la denominada «isla Bonita» llaman la atención el verdor a veces exuberante del paisaje, tapizado por la poderosa laurisilva, los barrancos y despeñaderos, la dulzura tranquila de los palmeros, cuya existencia se ha visto trastocada por la erupción, el 19 de septiembre de 2021, del volcán de Cumbre Vieja, y la Caldera de Taburiente, un peculiar parque nacional formado por un enorme cráter de ocho kilómetros de diámetro y 1500 metros de profundidad.
IdiomaEspañol
EditorialAlhenamedia
Fecha de lanzamiento9 jun 2022
ISBN9788418086281
La Palma

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    La Palma - Cristina Bauzá de Mirabó

    9788418086281.png

    La Palma

    Simplemente viajeros

    Sostenibilidad

    El objetivo de Simply Travellers es la creación de un espacio de intercambio de experiencias de ocio responsable.

    La colección va dirigida a viajeros comprometidos social y éticamente y a locales que deseen conocer mejor su ciudad, isla o país.

    Vegetación. @ Dragon Tree-VP68

    Estructura

    Las guías Simply Travellers llegan donde el resto no se atreve. Además de los espacios usuales, trata de descubrir nuevos barrios, otras ciudades y regiones, rincones y parajes naturales. Además, intenta buscar Joyas escondidas, apenas conocidas por los locales y que dan otra visión del destino.

    Caldera de Taburiente. © Cristina Bauzá de Mirabo

    ODS

    Alhenamedia apuesta por que la palabra «sostenibilidad» no acabe convirtiéndose en un concepto hueco. Para ello indaga en los valores de cada establecimiento y valora su nivel de compromiso con los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Así, en sus guías Simply Travellers incluye un recuadro con los establecimientos y entidades + sostenibles.

    © Flavio Vallenari - Shutterstock

    La Palma xx

    Del conjunto formado por las siete islas Afortunadas, La Palma ha recibido siempre el acertado epíteto de isla Bonita; razones haylas. En 2002, la Unesco la declaró Reserva Mundial de la Biosfera, lo que significa que es un territorio equilibrado y sostenible, en observación permanente y con acciones de voluntariado que controlan la transparencia verde de la isla. La Palma también fue declarada reserva Starlight; es decir, un espacio protegido en el que se garantiza la calidad del cielo nocturno. Entre septiembre y diciembre de 2021 se produjo una importante erupción volcánica en el paraje Cabeza de Vaca cercano a la localidad de El Paraíso (Parque Natural Cumbre Vieja), que puso a La Palma en los informativos de todo el mundo. Las coladas lávicas recientes de dicha erupción han creado un nuevo paisaje, un atractivo más para visitar la isla.

    Isla Bonita, desde luego, con calas pequeñas, playas de arena negra y un clima cálido. La dulcificación de las temperaturas en La Palma es producto de dos factores que actúan al alimón: la corriente fría de Canarias, que atempera las aguas marinas superficiales poniéndolas en su punto adecuado para el bañista, y los vientos alisios que arrastran los mares de nubes que en las islas occidentales se quedan varados en las cumbres provocando la lluvia horizontal; es decir, un chispeo neblinoso que resulta muy fértil para la vegetación, especialmente para los pinares y para los frondosos bosques de laurisilva. Precisamente por eso, por su verdor, La Palma es la isla Bonita.

    En definitiva, vamos a visitar una isla con un horizonte muy abrupto que oscila entre el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente, con un cono que baja hasta los 1500 metros para luego subir hasta los 2426 del Roque de los Muchachos, más dos montañas que sobrepasan con creces los dos mil metros, el pico del Cedro y el pico de las Nieves. Son infinidad las excursiones y trekkings que se pueden emprender, desde recorrer las lavas recientes del Teneguía y las del parque natural de Cumbre Vieja, hasta la aventura de poder internarse en los barrancos o en los frondosos bosques de pinos o de laurisilva. Hay mucha oferta de turismo activo (buceo, parapente, etc.). Además, las balconadas y la arquitectura típica canaria, las calles adoquinadas de Santa Cruz con sus casas de los siglos XVII y XVIII, el folclore, los vinos y la gastronomía tan propia del archipiélago, con muchos platos de cuchara, más el arte flamenco y la cultura aborigen, la alfarería, los pañuelos de seda, los puros artesanales: todo junto completa un mosaico de joyas escondidas que bien merece una larga escapada.

    Ficha técnica

    Observatorio astronómico. © Marisa Estivill - Shutterstock

    La isla: La Palma, junto con La Gomera, El Hierro y Tenerife, forma parte de la provincia de Santa Cruz de Tenerife. La capital isleña es Santa Cruz de La Palma.

    Superficie: 708,32 km².

    Gobierno: Cabildo Insular de La Palma, presidido por Mariano Hernández (Partido Popular). Como todos los cabildos de Canarias, se formó a partir de una ley de 1912. Los cabildos tienen principalmente dos funciones: ejercer las competencias propias que les da la Comunidad Autónoma y gobernar la isla que les corresponde.

    Bandera: aprobada el 26 de enero de 1990, está formada por dos franjas verticales de igual tamaño, una de color azul y la otra blanca. En el centro muestra el escudo de la isla, otorgado el 23 de marzo de 1510.

    Clima: subtropical oceánico, templado y soleado en la costa la mayor parte del año. Lluvias en otoño e invierno. Clima fresco y húmedo en el interior.

    Moneda: euro.

    PIB: 1580 millones de euros (2018).

    Renta per cápita: 24 840 euros (Santa Cruz de La Palma).

    Principales sectores económicos: agricultura y turismo.

    Huso horario: UTC/GMT +0. Una hora menos respecto al resto de España. El cambio de hora de invierno y de verano se efectúa en las mismas fechas que en la Península.

    Electricidad: enchufes de entrada europea (2 clavijas redondas). Voltaje: 230 v.

    Religiones: mayoritariamente católica, como en el resto del país, aunque una parte importante de los habitantes de la isla —principalmente jóvenes— se considera no practicante.

    Idea de presupuesto: se puede visitar la isla a partir de setenta euros diarios, si se duerme en hostales, se toma un menú y el desplazamiento se lleva a cabo en la red insular de autobuses. Si decide hospedarse en un pequeño hotel o ir a comer a la carta en un restaurante y alquilar un coche, el coste oscila en torno a unos 130 euros diarios.

    Transporte: La Palma es una isla no muy grande y se puede recorrer fácilmente en transporte público. Los núcleos de las ciudades son pequeños y se pueden visitar a pie sin cansarse. Alquilar una bicicleta en Los Llanos o en Los Cancajos cuesta unos doce euros al día. Un trayecto en autobús de más de veinte kilómetros vale unos 2,60 euros.

    Alojamiento: a partir de 35 euros en hostales y pensiones, aunque no hay muchas. Habrá que valorar las diferentes propuestas de alojamientos sostenibles y responsables según presupuesto. En La Palma, se puede encontrar alojamiento en casas rurales perdidas en medio del campo, a menudo viejas casas agrícolas rehabilitadas, en las que disfrutar de la tranquilidad y de un entorno único.

    Estacionalidad: la temporada alta turística coincide con el verano, de mayo a octubre, aunque el mejor momento para visitarla es, sin lugar a dudas, de noviembre a abril, cuando comienza el invierno en el continente, y los habitantes de las islas aprovechan el sol. Durante el verano, hasta finales de otoño, Canarias es un paraíso: el sol está en su momento álgido, los vientos marinos frescos y la temperatura del agua no baja de los 20 °C.

    La Palma en 10 palabras

    Artesanía

    Cada isla canaria luce una historia distinta. La cultura aborigen guanche en Tenerife difiere de la de los majos en Fuerteventura y Lanzarote, o de la de los bimbaches en El Hierro o la de los canarii en Gran Canaria, o de los auaritas —también llamados benahoritas— en La Palma; bien es verdad que hay un nexo común entre todos los habitantes prehispánicos de las islas Afortunadas (sociedades anteriores al siglo

    XV

    y la conquista española), sus ancestros eran tribus bereberes que vinieron de África, tal vez transportadas por los romanos desde Mauritania. ¿Qué queda de todo esto en La Palma?: varios yacimientos arqueológicos, siendo el más importante la cueva de Belmaco; petroglifos o inscripciones labradas en las piedras en buena parte de la isla, sobre todo en la Caldera de Taburiente, y una cerámica que, desde la década de los 1970, se inspira e interpreta la alfarería aborigen (ganigós), la de los benahoritas, que eran, tal vez, los habitantes de Canarias que mejor moldeaban el barro. Estos llegaron a crear cientos de tipologías; muchas de ellas se han podido recuperar gracias al trabajo de arqueólogos y de los artesanos que han recreado los modelos expuestos en las vitrinas de los museos.

    Estas vasijas y recipientes se elaboran mezclando barro negro del norte de la isla (denominado masapé), que se amalgama con arena negra. La forma de la pieza se consigue utilizando la técnica de hundido por churro, sin torno; luego se deja a merced del viento varios días. Cuando la pieza está seca, se bruñe con piedras de río mojadas y se le realizan unas incisiones (meandros, espirales y curvas) parecidas a las que hacían los antiguos canarios. Finalmente se hornea la pieza durante catorce horas, primero a 700 grados de temperatura, que va bajando poco a poco, consiguiendo un color negro muy bonito y ancestral. Los resultados son ganigós decorativos que mantienen la fuerza y el alma interna (diría un escultor) del mundo aborigen canario.

    Balconadas

    Una de las postales más famosas de La Palma, y de todas las islas Canarias, son las balconadas que escoltan la avenida Marítima de Santa Cruz y que están orientadas hacia los vientos alisios. Pintadas y dibujadas por infinidad de artistas, componen el mejor y más importante conjunto de saledizos de las islas. Esta arquitectura tradicional se puede apreciar también en otros puntos de la capital palmera, como en la calle Pérez Brito o en la adoquinada y señorial O’Daly, en la que tampoco faltan celosías. Son balcones dobles cuyos antecedentes históricos provienen de las balconadas lusitanas y, yendo más atrás, de los ajimeces árabes. Su función es la de facilitar la ventilación de los caserones. No son construcciones antiguas porque muchas de las que vemos actualmente datan de la década de los años cuarenta del siglo pasado. Además de las balconadas, en el centro histórico de Santa Cruz de La Palma observará una arquitectura encantadora y pintoresca, mucha de ella de los siglos

    XV

    al

    XVIII

    .

    Caldera

    El vulcanismo en Canarias ha originado grandes calderas, como la de Tejeda en Gran Canaria, la gigantesca del Teide en Tenerife y la impresionante caldera de Taburiente en La Palma, convertida en Parque Nacional (4695 hectáreas) desde 1954. Es la atracción turística más importante la isla; no en vano es un escenario orográfico sin parangón por ser uno de los cráteres emergidos más grandes del mundo, cuyos escarpes suben hasta los 2426 metros del Roque de los Muchachos.

    Cráter de la Caldera de Taburiente. © Flavio Vallenari

    La Caldera de Taburiente es una enorme depresión —de las más grandes del mundo— cortada por fuertes desniveles de casi 2000 metros, con un diámetro circular de 8,5 kilómetros. La teoría de su formación mantiene que esta se originó debido al fuerte empuje que el magma profundo ejerció sobre las coladas superficiales, levantándolas y fracturándolas. Al cesar este empuje, la zona central se colapsaría dejando un enorme hueco. La Palma llegó a tener picos de 4000-6000 metros de altura, pero ese enorme edificio se vino precisamente abajo y en última instancia produjo la Caldera de Taburiente. Esta es una de las hipótesis, que convive con otras más actuales.

    El soporte del suelo de la Caldera oscila, o asciende, entre los 430 y los 900 metros sobre el nivel del mar. Se originó hace unos dos millones de años, cuando un edificio volcánico de 4000 metros, que ocupaba el centro de La Palma, se hundió, provocando un enorme cataclismo. Una de las singularidades de esta caldera, y que la diferencia de las otras del archipiélago canario, es que rebosa de riachuelos, manantiales y aguas subterráneas, con hermosas cascadas como el salto de la Desfondada, donde el agua se despeña desde 150 metros.

    Asimismo, en la Caldera se pueden ver numerosos restos de la cultura aborigen, benahorita, previa a la llegada de los primeros conquistadores en 1493. Entre dichos restos arqueológicos se encuentran petroglifos, aras empleadas para sacrificios, restos de cabañas, material lítico… cuyo estudio científico podría darnos datos fehacientes sobre el origen de la vida en el Planeta.

    Este Parque Nacional cuenta con una intrincada red de senderos señalizados, por lo que puede recorrerse a pie o en coche por una carretera de montaña que sube a la cumbre del Roque de los Muchachos pasando por el pico de la Cruz, al otro lado de la Caldera. Por último, recordar que en julio de 2009 grandes incendios destruyeron miles de hectáreas de pinares en los alrededores de Fuencaliente. Como, repetimos, el pino canario tiene la capacidad de volver a crecer rápidamente de las cenizas, hoy, las cicatrices de estos incendios van desapareciendo...

    El pino canario

    El pino canario (Pinus canariensis), que suele estar acompañado de tomillos, escobones y jaras, con ejemplares muy robustos y altos, es el gran habitante de la Caldera. Se desarrolla entre los 800 y los 1500 metros sobre el nivel del mar, crece con lentitud y seguridad, y tarda unos quince años en definirse y unos cien años en afirmarse rotundamente. Algunos ejemplares pueden alcanzar los cuatrocientos años; ello es posible por tres razones: apenas necesitan agua y pueden crecer en el escaso suelo de las escarpaduras; el fuego, producto de los frecuentes incendios y de las erupciones volcánicas, no les afecta, pues quema la corteza sin alcanzar el tronco y, además, tiene la capacidad de regenerarse muy rápido de sus cenizas.

    Con la madera que se encuentra tras la corteza del pino, llamada tea, se construyen las famosas balconadas palmeras, las celosías y ventanas, los patios y las bellas estructuras típicas de la arquitectura canaria. Su mayor enemigo siempre ha sido el hombre. Así, tras la conquista castellana de la isla, el pino sufrió grandes talas para aprovechar su resina y el pez en la construcción naval.

    Clima

    Uno de los principales atractivos turísticos de La Palma es la suavidad de su clima durante todo el año. Gracias a su cercanía al trópico de Cáncer, la temperatura media anual de la isla es de 14,4 °C y las precipitaciones alcanzan los 546 mm. El litoral tiene una media de 20 ºC y el clima se atempera hacia el sur. No es raro que amanezcan nevadas las cumbres de la Caldera de Taburiente.

    Estrellas

    En un momento de cambio climático, La Palma ofrece un regalo impagable, su cielo prístino, que fue declarado, en abril de 2007, Reserva y Destino Turístico Starlight durante la Conferencia Internacional de Defensa de la Calidad del Cielo Nocturno y Derecho a Observar las Estrellas; es decir, la isla es un espacio protegido en el que se garantiza la calidad del cielo nocturno. Por otra parte, la Ley del Cielo de Canarias regula que las instalaciones de alumbrado público cumplan con una serie de normas que permitan preservar la oscuridad de la noche y disfrutar del paisaje estrellado.

    En efecto, el horizonte palmero, salpicado de plataneras y otros cultivos tropicales, más grandes extensiones de pinares, confluye con un cielo impoluto, multiestrellado, sin contaminación (ni siquiera lumínica) y que tiene uno de los mejores observatorios astronómicos del mundo a una altura de 2400 metros, en el Roque de los Muchachos; una ventana al firmamento con telescopios de última generación, incluido el mayor telescopio óptico-infrarrojo del mundo. Por otra parte, la isla dispone de varios miradores astronómicos como el de los Llanos del Jable (El Paso) o el mirador de la Muralla (Tijarafe).

    Laurisilva

    Contadísimos espacios del planeta tienen un bosque de laurisilva, por lo que en este aspecto, La Palma es también especial para el visitante. La laurisilva es una enorme vegetación subtropical que crece en reducidas zonas de Brasil, Uruguay y en los tres archipiélagos macaronésicos (Azores, Madera y Canarias), y, desde luego, en varias áreas de La Palma. Este bosque hidrófilo, reliquia fósil viva del periodo Terciario, que se puede disfrutar en pocos espacios, se desarrolla gracias a su enraizamiento en suelos profundos y a dos variables esenciales: una fuerte humedad y condensación (lluvia fina horizontal, mar de nubes), y cierta calidez ambiental; es decir, no crece en espacios fríos, lo hace entre los 500 y los 1600 metros de altura.

    En el caso de Canarias los bosques de laurisilva están conformados por unas veinte especies arbóreas, frente a las más de cien que se concentran en algunos retazos de laurisilva de la selva americana. Cuatros son los puntos canarios donde sale adelante esta refrescante y densa mancha forestal: las cumbres de la sierra de Anaga (Cruz del Carmen) en Tenerife, el impresionante bosque del Parque Nacional de Garajonay en La Gomera y, en La Palma, la laurisilva se da en Cubo de La Galga y en Los Tiles (declarado Reserva Mundial de la Biosfera en 1983).

    Bosque de laurisilva de Los Tiles. © Maridav

    Sus árboles más representativos son el

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