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Copenhague, más allá de la Sirenita

Copenhague, más allá de la Sirenita

DePiedra de Toque


Copenhague, más allá de la Sirenita

DePiedra de Toque

valoraciones:
Longitud:
29 minutos
Publicado:
16 jul 2012
Formato:
Episodio de podcast

Descripción

Al final del paseo del puerto (Langelinie), la figura más visitada de Dinamarca, el principal reclamo turístico de la ciudad pasa totalmente desapercibido. La Sirenita pequeña, mirando al mar, casi de espaldas al visitante, rehúye de toda mirada. Tal vez porque sólo ella sepa el precio de su fama (dos veces degollada, tres mutilada, otras tantas arrojada al mar) y la realidad de su propia historia. Nos lanzamos en bicicleta en busca de respuestas y encontramos el verdadero rostro de Copenhague: una ciudad de pasado bárbaro convertida ahora en un lugar de paz.



Iniciamos el viaje a orillas del canal de Jorgens con la fachada de las casas señoriales reflejadas en sus aguas y nos abrimos paso entre familias, gente haciendo deporte y ocas picoteando la hierba. Pedaleamos con una de las bicicletas que se alquilan en los 110 puntos de la ciudad, una de las medidas para alcanzar en 2015 el puesto de capital con la mejor calidad ambiental del mundo. Y no es para menos. Con cada pedaleo, dejamos atrás un árbol. Abrimos bien los ojos y al tercer puente giramos a la derecha. Llegamos al Jardín y Museo Botánico (Botanisk Have), Gothesgade 128.



En los terrenos de las antiguas fortificaciones ha brotado ahora más de 20.000 especies diferentes de plantas. Las murallas recogen un gran jardín y el foso está lleno de plantas acuáticas y pantanosas cada una con su tarjeta de visita clavada en el suelo. Aparcamos las bicis en la entrada y caminamos. Es marzo y todo anuncia el cambio de la estación de nieve. La tierra está removida, los árboles sin hojas, el cielo gris. Un enorme invernadero de tres alturas aparece a lo lejos con cuatro pabellones de cristal en los que se incuban y estudian desde 1.000 variedades de cactus, a plantas de café, piñas y hasta palmeras. No superamos la tentación y compramos en la tienda de la entrada dos bolsas de semillas: una de bonsáis asiáticos y otra de orquídeas rojas. Tal vez, con la idea ingenua de llevarnos un trozo de la paz que se respira en este parque en cuyas raíces está todavía la sangre de la gente que luchó por defender la ciudad de las invasiones enemigas.

Seguimos en ruta. Dejamos atrás el jardín y museo botánico para pedalear ahora por los alrededores de Roseborg Slot, el palacio Real que levantó Christian IV en 1606 como residencia de verano y convertido ahora también en un gran museo. Contiene miles de objetos relacionados con la monarquía más antigua de Europa lleno de cuadros, muebles, armas y joyas. El semáforo pasa de ámbar a verde: pedaleamos.



La paz del jardín botánico cambia ahora por el bullicio del centro de Copenhague. Los coches ceden el paso a las bicicletas, entre los edificios sobre salen las torres del Marmorkirken, una iglesia inspirada en la de San Pedro de Roma y que de origen quiso ser construida con mármol noruego. No tardaron en darse cuenta de que los 300 años del reinado de la familia de Frederik V se podían celebrar de una forma más sencilla y un siglo más tarde se cambió el mármol noruego por el danés para terminarla. Donde no se escatimó en gastos fue en escalones: 260 para alcanzar el campanario. Las vistas de la ciudad bien merece la pena la fatigada subida. Aprovechamos para revisar el mapa. El bullicio del centro nos llama, con la calle Stroget llena de tiendas o las terrazas de las plazas empedradas y medievales de Kongens Nytorv y Radhuspladsen. Las dejamos para la noche. Seguimos hacia el puerto que la Sirenita nos espera.



Caminamos ahora con la bicicleta en la mano. Estamos en Nyhavn, el Puerto Nuevo, abierto por soldados entre el 1671 y 1673 para que los barcos atracaran con sus mercancías en el centro de la ciudad. Durante siglos fue la zona más oscura de Copenhague al habitarla marineros y mujeres de mala reputación. Habitaciones baratas, tabernas oscuras, tiendas de tatuajes, burdeles. Nyhavn ha dejado ahora su pasado más canalla para mostrar a lo largo de sus 300 metros de acera una de las caras más atractivas de la capital con sus casas estrecha
Publicado:
16 jul 2012
Formato:
Episodio de podcast

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Viajes para comprender mejor el mundo en el que vivimos. Dirige Iñaki Makazaga. En el aire desde 2010.