EL PEQUEÑO PARAÍSO DEL ATLÁNTICO
Playas de arena negra, volcanes, salinas, plataneras… En poco más de 700 km , la tercera isla más pequeña de las Canarias exhibe un interesante catálogo 100% natural, en el que hasta los cielos están protegidos. Su ubicación, al oeste, pasó por aquí– y en el último puerto que veían los aventureros antes de zarpar rumbo a las Américas. Pero esa es otra historia. La de hoy atrae a miles de senderistas ávidos de disfrutar en directo los encantos de Reserva de la Biosfera desde 2002En el centro, la Caldera de Taburiente –uno de los cuatro parques Nacionales canarios– y los 2.425 m del Roque de los Muchachos actúan como un potente imán para visitantes y científicos: aquí se encuentra uno de los mejores observatorios astrofísicos del mundo. Pero también sorprenden como la Cascada de los Tilos, un paisaje que alterna helechos gigantes y bosques de laurisilva con manantiales y profundos barrancos. El encanto colonial, otro punto fuerte de la isla, se concentra en su capital, Santa Cruz de La Palma. Admíralo desde el Mirador Risco de la Concepción –aquí, el es obligado– y disfrútalo en directo recorriendo sus casas señoriales –la de Sotomayor, la del Doctor o la de Salazar, impresionante–, que dan fe de la riqueza que se vivió por estas tierras, visitando la iglesia de El Salvador, en la Plaza de España, o saboreando un auténtico guarapo de caña de azúcar en el Mercado de la Recova. Sigue la ruta de la gastronomía palmera y déjate guiar por dos ingredientes que conforman su ADN: la sal, que pinta de cuadrículas rosadas los acantilados del sur, en Fuencaliente. Y los plátanos, que ponen el contrapunto amarillo en las playas de arena negra de esta personalísima isla.
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