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Ciencia en el Culagos: Un acercamiento al interior del ámbito científico en la Atenas de Jalisco
Ciencia en el Culagos: Un acercamiento al interior del ámbito científico en la Atenas de Jalisco
Ciencia en el Culagos: Un acercamiento al interior del ámbito científico en la Atenas de Jalisco
Libro electrónico242 páginas2 horas

Ciencia en el Culagos: Un acercamiento al interior del ámbito científico en la Atenas de Jalisco

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El 30 de enero de 2009 se puso la primera piedra del llamado, en ese entonces, Edificio de Investigación, Posgrado y Tutorías del Centro Universitario de Lagos; sin embargo, durante el proceso de construcción, muchas hipótesis se tejieron en torno a su función, desde ser una nueva facultad de Medicina de la Universidad de Guadalajara, hasta una sede de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos días.Hoy en día, rebautizaron como Edificio de Investigación e Innovación y con una superficie de 6,846 metros cuadrados, tienen entre sus funciones albergar a un gran porcentaje de los profesores investigadores de CULagos.Han pasado doce años y este libro es una muestra del trabajo que algunos investigadores del CULagos han hecho a lo largo de este tiempo. Su campo de acción, su pasión, su motivo para investigar, los temas en los que se mueven como peces en el agua y el querer compartirlos con la comunidad de Lagos de Moreno y sus alrededores, es lo que les impulsa a contar qué es aquello que se trama detrás de las paredes del intrigante edificio.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 may 2022
ISBN9786075711836
Ciencia en el Culagos: Un acercamiento al interior del ámbito científico en la Atenas de Jalisco

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    Ciencia en el Culagos - María del Rayo Aparicio Fernández

    Presentación

    El 30 de enero del año 2009 se puso la primera piedra del llamado, en ese entonces, Edificio de Investigación, Posgrado y Tutorías del Centro Universitario de los Lagos; sin embargo, durante el proceso de construcción, muchas hipótesis se tejieron en torno a su función, desde ser una nueva facultad de Medicina de la Universidad de Guadalajara, hasta una sede de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días.

    Hoy en día, rebautizado como Edificio de Investigación e Innovación, y con una superficie de 6,846 metros cuadrados, tiene entre sus funciones albergar a un gran porcentaje de los profesores investigadores del CULagos.

    Han pasado doce años y este libro es una muestra del trabajo que algunos de los investigadores del CULagos han hecho a lo largo de este tiempo. Su campo de acción, su pasión, su motivo para investigar, los temas en los que se mueven como peces en el agua y el querer compartirlos con la comunidad de Lagos de Moreno y sus alrededores, es lo que les impulsa a contar qué es aquello que se trama detrás de las paredes del intrigante edificio.

    Apreciado lector, en el interior de este libro encontrará veinticuatro textos de diferentes áreas del conocimiento, que pueden aclararle algunas dudas, generarle muchas otras, pero, sobre todo, le conducirán por el fascinante mundo de la investigación multidisciplinar que realiza la Benemérita Universidad de Guadalajara en la Atenas de Jalisco.

    María del Rayo Aparicio Fernández

    Jorge Enrique Mejía Sánchez

    Viviana Matilde Mesa Cornejo

    Lugares con desencanto: una visita guiada

    Bertha Alicia Arce Chávez

    Las ciudades mexicanas son como un suéter que se diseña justo a medida, pero, conforme pasa el tiempo, se presta a que otros agrandan sus puntadas, aflojan sus costuras, deshilachan su tejido y lo devuelven con manchas o parches; Lagos de Moreno (Jalisco) no es la excepción.

    Primera parada

    Cuando le ordenaron a Hernando de Martell, por allá a mediados del siglo XVI, que diera una vuelta por el territorio chichimeca y encontrase el sitio indicado para instalar un baluarte en la ruta de distribución de las minas de Zacatecas, San Luis y Guanajuato, determinó que aquella franja plana con algunas mesetas, de clima semiárido con vegetación espinosa y suelos salitrosos por el agua que alguna vez los cubrió, serviría para la defensa estratégica del material que —irónicamente— sustraían a sus originales dueños.

    Pero, cual turista curioso, recorrió un poco más y descubrió que ese espacio era una frontera ecológica y que, al margen de la ventolera y el terregal, contaba con las condiciones ambientales adecuadas, suficientes y pertinentes para fundar una villa (así se denominó al principio) que ofreciera a sus potenciales habitantes un alto índice de calidad de vida: un río navegable para la llegada de mercancías, disponibilidad de agua subterránea para los pozos, amplios sectores de suelo con elementos nutritivos para la agricultura y ganadería, posibilidad de trazar caminos hacia los cuatro puntos cardinales.

    Así, se decretó la fundación de la Villa de Santa María de los Lagos, la que, unos 150 años más tarde, se convirtió en una referencia para el sistema agropecuario del país gracias a la producción de grandes extensiones de terreno convertidos en haciendas, beneficiando, además, el comercio colonial, siendo punto de partida y llegada de mercancías de todo tipo. El progreso (como lo percibían los españoles) fue tan dinámico en el sitio laguense que hasta héroes nacionales se produjeron (Pedro Moreno en 1775), y las haciendas de la zona fueron reconocidas por su impacto en la economía de la región; sin embargo, el centro de la villa se conservó en un modelo compacto integrado con robustos edificios que, después de cientos de años, han sido la mejor herencia histórica, arquitectónica y política para reconvertirla en Zona de Protección de Monumentos, Patrimonio de la Humanidad y Pueblo Mágico.

    Segunda parada

    Por necesidades y caprichos diversos, el tejido urbano se fue estirando y, si curioseamos más allá del centro histórico (como lo hizo don Hernando), encontramos que tales cualidades se van diluyendo en un paisaje urbano de crecimiento arbitrario donde las huertas se convierten en fraccionamientos vecinos de fábricas bajo una atmósfera grisácea por el humo de autobuses urbanos, de calles sembradas de baches y topes, fugas de agua convertidas en ríos o lagunas, y esquinas adornadas con basura.

    Es esto último algo llamativo. La basura: el más reciente ornato de la ciudad de Lagos de Moreno; no es raro encontrar montones o dispersiones de residuos sólidos en los cruces de las calles. Los recorridos nocturnos son los más enriquecedores pues muestran como algunas mascotas son supervisoras del contenido de bolsas negras, azules, blancas, amarillas, de diversos tamaños para facilitarles a los pepenadores la labor de elegir los materiales que, posteriormente, venderán a los recicladores o acaparadores. No se tiene la certeza de si estas escenas son parte de una obra reconfigurada del aseo público, o producto de la inequidad social que, si se sabe, obliga a familias completas (incluidos niños) a repasar las calles para encontrar el tesoro de plástico y aluminio. Al término de la exploración, los sitios quedan listos para la foto de un catálogo de lugares con desencanto.

    Curiosidad e intriga del visitante observador

    En una especie de desconcierto y desilusión por esta doble realidad, estudiantes inscritos en el curso de Impacto Ambiental de las Obras de Ingeniería se preguntaron si Lagos de Moreno fue un ecosistema natural robusto —que hasta le bosquejó el nombre— y un medio ambiente urbano que le otorga reconocimientos internacionales, ¿cuáles son las causas que propician esta triste imagen urbana? ¿Por qué los orgullosos habitantes admiten el abandono? Peor, ¿participan en su ejecución? ¿Se puede retomar el orden? ¿Quiénes son los responsables?

    En ese sentido, surge la idea de realizar un estudio exploratorio bajo la presunción de que la calidad ambiental de la zona urbana de Lagos de Moreno es recuperable con base en la aplicación de la normativa y la participación activa de los habitantes en la disposición y gestión de los residuos sólidos urbanos.

    Pusimos manos a la obra, primero, sobre los libros físicos y digitales; la revisión mostró que hay una gran variedad de normas relativas a la conservación de los recursos naturales y los sitios que sirven de hábitat, tanto para las plantas y animales, como para las personas. Entre lo encontrado se distingue la General del Equilibro Ecológico y la Protección Ambiental (LGEEPA), que es el paraguas que cubre otras leyes específicas: para la distribución y tratamiento de las aguas superficiales (como el río) y las subterráneas (de las que extraen el agua a través de los pozos); para el ordenamiento y uso del suelo (dónde conservar, dónde sembrar, dónde construir); para la emisión de gases a la atmósfera (smog, vapores, polvos).

    Por supuesto, se localizó con un marco normativo para la clasificación y gestión de los residuos (tipos, peligrosidad, recolección) para cualquier nivel de administración (federal, estatal y municipal). En respaldo a esas leyes están los reglamentos y planes de desarrollo que establecen específicamente quién, cómo, cuándo y dónde se deben tomar las decisiones y acciones para que esa malla, aunque expandida, disminuya su fragilidad, se fortalezca y no se rompa. Lagos de Moreno cuenta con su versión propia a través de un Reglamento del Equilibrio Ecológico y Protección Ambiental de reciente publicación, además del Reglamento de Aseo Público.

    Al mismo tiempo, se encontraron formas de hacer las cosas en otros lugares similares. Entre mucha bibliografía técnica se encontraron casos al respecto de los que rompieron su malla y tejieron otra, los que hicieron parches pagándolos a precio de conciencia temporal, los que impusieron castigos para quienes rompieran la red y utilizaron multas para pagar un mejor método de tejer. Siempre existe la posibilidad de comparar, pero no siempre las puntadas encajan a la medida, por lo que —eventualmente— se personaliza el diseño innovando algunos puntos, apretando otros y hasta desapareciendo algunos más.

    La experiencia del recorrido

    Con mapas y cámaras fotográficas se realizó la exploración de las rutas trazadas con la finalidad de localizar los puntos de fuga del deshilachado de este sucio fenómeno, desplegado ante las casas de los laguenses herederos del territorio que tuvo tanto valor para sus antepasados.

    Con las imágenes y observaciones que se obtuvieron en esa primera vuelta, en la que se incluyeron sectores urbanos y rurales, se corrobora que es un mal extendido: en todas las áreas se tira la basura, pero con diferente modalidad y composición.

    Al parecer, el tejido se realiza con tres hilos: el estilo de vida, el contexto social y cultural, y la capacidad económica, pues se encontraron las siguientes características.

    En la zona urbana se visualizaron más empaques de cartón y unicel, envases de PET y vidrio, periódicos y elementos metálicos de pequeño tamaño. Regularmente están embolsados.

    En la zona suburbana se advierte una mayor mezcla entre residuos de comida, envases y piezas de ropa o zapatos. Aunque se utilizan las bolsas, parecieran insuficientes, pues el mal olor desprendido es más intenso.

    En la zona rural la disposición ocupa mayor extensión, es decir, la basura ocupa más espacio, se mezclan todo tipo de materiales y no necesariamente es introducida en bolsas.

    Con ese argumento, se decide el acercamiento a las personas para comprobar si la suposición era correcta y las tallas de conciencia eran diferentes para cada sector. Se eligieron, por representatividad, tres zonas: una urbana con gran cantidad de habitantes, una suburbana con posibles limitaciones en los servicios públicos y una rural con un ritmo de vida más lento que las dos anteriores.

    Se aplicó una encuesta (la misma para las tres zonas), cuyo objetivo fue confrontar la respuesta de las personas (100, elegidas al azar) sobre los usos y costumbres para sacar la basura en sus comunidades y su conocimiento acerca de los posibles agujeros ocasionados a la calidad ambiental o el enhebrado de estas prácticas a su propia salud.

    Estas preguntas, aunque amplias en su alcance, se formularon con base en los conceptos y definiciones de lo encontrado en los libros y la normativa. Para causar respuestas de punto regular, dichas cuestiones fueron cerradas con posibilidad de respuesta múltiple, tal como se muestra en la siguiente tabla.

    Tabla 1.- Contenido de la encuesta aplicada a los pobladores.

    El producto de las respuestas fue —aparentemente— un enredo de hebras sueltas. Afortunadamente se encontró el extremo de la madeja: un patrón que ratifica la percepción del paseo inicial. Además, expone un imperfecto tapiz que exige mayor interés en su funcionalidad sociopolítica.

    Las conductas y actitudes (reflejadas en su elección de respuesta) de quienes habitan los que hemos denominado lugares con desencanto, se pueden resumir a ritmo de derecho y revés.

    La zona rural forma parte de la orla que envuelve el territorio de Lagos de Moreno. La distancia parece ser factor de olvido (por parte de la urdimbre municipal) en la prestación del servicio de recolección de basura; a pesar de ello (o a causa de ello) se demostró mayor interés por tejer una colcha colectiva contrayendo las amplias puntadas que afectan a su paisaje y desanudando el potencial riesgo sanitario de sus familias.

    La zona suburbana recibe un servicio de recolección con puntada irregular; al percibirse defectuoso, este modelo intensifica la indiferencia de los locales por participar en el rediseño de sus espacios públicos. No hay credibilidad en las herramientas ni en el método para lograr una trama virtuosa en la calidad ambiental y seguridad sanitaria.

    En la zona urbana se bosqueja la manufactura idónea para lograr un paño tejido con las agujas oficiales y los ganchos ciudadanos, y lograr la calidad ambiental con base en un orden establecido para la emisión de residuos. Tristemente, sólo es imaginería e intelectualización, pues no se demostraron intenciones de participar activamente en la recomposición de la tela de su hábitat.

    Conforme a lo visto en el aparador territorial, en ninguna de las zonas se demostró interés en pagar por la prenda tejida en el servicio público municipal; sólo en el campo un pequeño índice —agobiado, quizá— mostró su intención de desembolso en la expectativa de un digno servicio al cliente.

    Finalmente, en ninguna de las tres zonas se aprueba el procedimiento utilizado por el telar de los funcionarios; la gestión de los residuos obtuvo calificaciones (o descalificaciones) inferiores al nivel satisfactorio.

    Los recuerdos que se recogen:

    Tras el arduo recorrido, no es complicado inferir que la senda continúa cuesta arriba dada la falta de motivación para que los ciudadanos laguenses laboren en la recuperación del suéter territorial. Un tejido a ciento cincuenta mil manos se antoja insólito, sobre todo, porque no existe guía ni protocolo. Los funcionarios evidencian la inopia institucional a través de su inexperiencia en la disciplina, la torpeza en la articulación de funciones y cuadrillas e, incluso, en la indiferencia de quienes han sido favorecidos con la concesión del servicio. El suéter les queda grande para encabezar la titánica, pero noble, misión de recuperar las virguerías ambientales de nuestro semiárido cobertor.

    Un vistazo a la situación del agua en el municipio de Lagos de Moreno

    María Guillermina Martínez Cisneros

    ¿Qué sabe el pez del agua donde nada toda su vida?

    Albert Einstein

    Introducción

    El tema fundamental de debate en todo el mundo es el agua dulce. Diversidad de actores que están referidos a la conservación, contaminación, vulnerabilidad al calentamiento global, infraestructura, distribución y no menos importante las políticas públicas. La falta de acceso y escasez de agua es cada vez mayor (Farell Baril, Turpin Marion, & Suppen Reynaga, 2013).

    A pesar del interés y logros realizados por instancias involucradas en la última década, 748 millones de personas no tienen acceso a una fuente mejorada de agua potable y 2.5 mil millones no utilizan servicios de saneamiento mejorados. Uno de los principales problemas que se enfrenta en los cuerpos de agua mundialmente es la contaminación. Están contaminados en algún grado, en el que la actividad agrícola que consume 75% del agua, desperdicia 51%, teniendo el 5º lugar a nivel mundial (FEA, 2006).

    México posee aproximadamente el 0.01% del total de agua dulce que se encuentra disponible en el planeta (Barajas Castro, 2008). Esto evidencia

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