MAMUTS EN LA PISTA
Cuando se decidió que el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México se construiría en los terrenos de la antigua Base Aérea Militar de Santa Lucía, fueron varios los obstáculos que se pensó podrían retrasar la obra: su lejanía del actual aeropuerto (45 kilómetros separan a uno del otro), la falta de rutas para desplazarse hasta allá o la obtención de más predios para construir… sin embargo, nadie pensó en mamuts.
Desde que las obras de este macroproyecto iniciaron a mediados del año pasado, los restos de megafauna comenzaron a brotar como hongos en temporada de lluvias. “Sabíamos que podríamos encontrar algún vestigio arqueológico o paleontológico”, cuenta Rubén Manzanilla López, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México (INAH). “Lo que no imaginamos era la magnitud. La cantidad de restos óseos ha sido toda una sorpresa”.
Hasta mediados de julio pasado, sólo en esta zona se habían encontrado restos pertenecientes a unos 70 paquidermos antiguos. Desde pequeños molares u osamentas que posiblemente pertenecieron a individuos jóvenes hasta gigantescas defensas (los mal llamados “colmillos”) de adultos que pastaron por esta zona al final de la última glaciación, hace entre 25,000 y 10,000 años.
El hallazgo, dice Rubén Manzanilla, quien es director del proyecto de salvamento arqueológico del aeropuerto, posicionará a la cuenca de México como quizás el lugar más grande e importante de restos paleontológicos en América Latina. “En Los Ángeles, Estados Unidos, llevan más de 100 años recuperando esqueletos de mamuts, tigres dientes de sable y megafauna en Rancho La Brea, pero en América Latina este es el yacimiento más importante por mucho. Las obras apenas están comenzando; todavía no sabemos cuántos individuos vamos a
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