Cuando la fe interpreta y transforma: Hermenéutica teológica

Por José Sols Lucia

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• Idioma: Español
• Editorial: Universidad Iberoamericana A.C.
• Fecha de lanzamiento: 28 abr 2022
• ISBN: 9786074178609

José Sols Lucia

Doctor en Teología (Centre Sèvres, París, 1999), Licenciado en Teología (Centre Sèvres, París, 1994) y Licenciado en Historia Contemporánea (UB, 1987).

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Introducción

En el marco de la investigación acerca del método de la teología de la liberación en el pensamiento del jesuita español nacionalizado salvadoreño Ignacio Ellacuría, método denominado por él teología histórica, brotó ya hace algunos años este estudio de hermenéutica teológica acerca del doble rasgo esencial de interpretación y de transformación de toda experiencia de fe en el Dios revelado en Israel y en Jesucristo. La mayor parte de aquella investigación fue publicada en mi libro La teología histórica de Ignacio Ellacuría (Madrid, Trotta, 1999), y esta acerca de la hermenéutica que hoy presentamos fue publicada en catalán en otro libro con el título Quan la fe interpreta i transforma (Barcelona, Claret, 2003). La Universidad Iberoamericana Ciudad de México, en cuyo Departamento de Ciencias Religiosas trabajo desde inicios de 2019, me brinda la posibilidad de publicar el texto original, hasta ahora inédito, en el que he realizado apenas algunos retoques para actualizarlo a nuestro tiempo, pero conservándolo fundamentalmente en su estado original. La hermenéutica que culmina en la teología histórica de Ignacio Ellacuría tras dos siglos de recorrido por filósofos y teólogos sobre todo de habla alemana, y algo menos francesa y española, sigue suponiendo hoy una aportación sumamente interesante para la reflexión teológica cristiana de nuestro tiempo.

Este estudio está compuesto de dos partes: en la primera, De la interpretación a la transformación, mostramos que la interpretación es un rasgo esencial de la vida humana, y lo hacemos recorriendo el pensamiento filosófico hermenéutico de Friedrich Schleiermacher, Wilhelm Dilthey, Martin Heidegger, Hans-Georg Gadamer y Paul Ricoeur, y que la teología cristiana es también esencialmente interpretación, una interpretación que lleva a la transformación interior del sujeto y al trabajo por la transformación de estructuras socioeconómicas y de culturas, y lo hacemos recorriendo el pensamiento teológico de Rudolf Bultmann, Ernst Fuchs, Gerhard Ebeling, Wolfahrt Pannenberg, Johann-Baptist Metz e Ignacio Ellacuría. En la segunda parte, De la transformación a la interpretación, analizamos cómo la transformación (que incluye la praxis histórica, pero que no se reduce a ella) es esencial a la vida humana, así como también a la fe cristiana, de tal modo que se da una unidad estructural de transformación y de interpretación en el interior de la experiencia espiritual, algo que tiene ecos del filósofo español Xavier Zubiri y del teólogo alemán Karl Rahner, ambos maestros de Ignacio Ellacuría.

Ignacio Ellacuría, jesuita, rector de la Universidad Centroamericana (UCA) José Simeón Cañas de El Salvador, no solo llevó la reflexión en hermenéutica histórica a un punto extraordinario de madurez intelectual, sino que sufrió en su propia carne las consecuencias de vivir en la práctica lo que desarrolló en la teoría, hasta el punto de ser asesinado por el ejército salvadoreño el 16 de noviembre de 1989 junto a sus compañeros jesuitas Ignacio Martín-Baró, Segundo Montes, Juan Ramón Moreno, Amando López y Joaquín López y López, sin olvidar a la empleada doméstica Elba Ramos y su hija Celina, ambas refugiadas en la residencia de los Padres durante el toque de queda en plena guerra civil salvadoreña.

Tres décadas después de aquella tragedia el pensamiento teológico, filosófico y político de Ignacio Ellacuría continúa constituyendo una de las aportaciones de mayor relieve del pensamiento social cristiano del siglo XX.

PRIMERA PARTE

De la interpretación

a la transformación

1. La interpretación, esencial a la vida humana

La teología es la reflexión acerca de una experiencia religiosa. La teología cristiana es la reflexión sobre la experiencia que un sujeto, individual o comunitario, pueda tener del Dios Padre de Jesús, presente a través de su Espíritu. No vamos a desarrollar esta tesis, por sabida. La tomamos como punto de partida, aunque ello no obste para que recordemos su importancia y hasta su complejidad. La teología es reflexión acerca de la fe en Dios, acerca de Dios desde la fe, acerca de lo humano desde esa fe. La teología es la reflexión interior a una experiencia espiritual. Esta experiencia puede darse de maneras muy diferentes, lo cual supone una pluralidad que quedará, de algún modo, reflejada en la variedad de formulaciones teológicas. Esta experiencia puede ser personal y colectiva, aunque siempre contendrá lo personal y lo comunitario en alguno de sus momentos.

Todo esto plantea problemas de gran complejidad e interés: por ejemplo, la pregunta acerca de lo que es una experiencia, acerca de la diversidad de experiencias, acerca de la posibilidad de formulación y de comunicación de una experiencia, acerca de la particularidad de la experiencia de Dios en el marco de las experiencias humanas. Problemas no faltan, pero han sido abordados abundantemente en la moderna teología fundamental, y ahora no los vamos a retomar. Una vez más insistimos en que no retomarlos aquí no significa que no sean importantes.

Ciertas corrientes filosóficas del siglo XX, que ya habían empezado a finales del XIX, mostraron que lo hermenéutico es esencial al hombre. Nos interesa ahora adentrarnos en estas corrientes, pues en ellas se sitúa, de algún modo, la aportación hermenéutica de la teología histórica de Ignacio Ellacuría. El hombre es un animal que interpreta: se hace preguntas, busca el sentido de las cosas y de su propia existencia. Lo hermenéutico no constituye una región de lo humano o una dimensión más entre otras, sino que es un rasgo de su esencia.

No cabe duda de que no hay unidad en la manera en que las filosofías del siglo XX reflexionan sobre lo hermenéutico, pero sí es cierto que hay en ellas una continuidad que llega hasta nuestros días, continuidad en la que, de alguna manera, nos queremos situar. Hagamos un rápido repaso del pensamiento filosófico contemporáneo acerca de la hermenéutica, con la intención de desembocar en la afirmación de la esencialidad de la interpretación en el pensamiento humano. Nuestro repaso tendrá cinco breves etapas: la relación entre el acto interpretativo y el acto creador (Schleiermacher), la hermenéutica como instrumento de las ciencias del espíritu (Dilthey), la interpretación como búsqueda de la palabra del ser (Heidegger), el diálogo entre el mundo del autor y el mundo del texto (Gadamer) y la presencia de lo hermenéutico en toda relación humana (Ricoeur).

1.1 Del acto interpretativo al acto creador (Schleiermacher)

Aunque la problemática hermenéutica se remonta a los filósofos griegos, con Friedrich Schleiermacher (1768-1834) esta problemática entra de manera decidida en la filosofía. Este filósofo y teólogo alemán es considerado el padre de la hermenéutica moderna. Schleiermacher hace entroncar los nuevos problemas acerca de la interpretación surgidos en el campo del arte, de la filosofía, de la religión, de la historia, con la filosofía trascendental, orientada hacia el estudio de la actividad del espíritu a través del análisis de la conciencia subjetiva. (1) En su artículo Hermenéutica y filosofía, Sequeri señala que

… la intuición de Schleiermacher consistió en que no se puede realmente ofrecer la explicación (Auslegung) de un producto de la actividad creativa del espíritu humano sin hacer referencia a una comprensión (Verständnis) del proceso creativo que lo ha engendrado. Y esta comprensión depende a su vez de la capacidad de reconstruir (Nachkonstruieren) y de reproducir (Nachbilden) en el mismo intérprete el proceso de formación del texto referido. (2)

De este modo, la hermenéutica surge como la problemática por la comprensión de la obra del espíritu en general (artística, religiosa, historiográfica). El intérprete intenta comprender lo transmitido por el autor, pero tal problemática remite a las posibilidades de comprensión del intérprete y de reproducción en su espíritu del proceso creativo del autor. La interpretación asume una figura circular: la medida de su éxito está en proporción directa con el grado de identificación del acto interpretante con el acto creativo, (3) lo cual no deja de plantear serios problemas como el de la difícil relación entre