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Pinceladas y fotogramas: 50 pequeñas historias del mundo del arte
Pinceladas y fotogramas: 50 pequeñas historias del mundo del arte
Pinceladas y fotogramas: 50 pequeñas historias del mundo del arte
Libro electrónico234 páginas2 horas

Pinceladas y fotogramas: 50 pequeñas historias del mundo del arte

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El arte y el cine han sido los movimientos culturales más revulsivos del siglo XX. Los discursos estéticos se han diversificado desde formas de activismo social como el punk, "la movida" de los años 80 o la psicodelia que alcanzó su expansión artística tanto en la música, como en la pintura y el cine de los años 60 y 70, hasta formas de mercantilización y frivolidad consumista como ha pasado con el arte pop y kitsch de los años 90, pasando por propuestas difíciles de clasificar como el postporno, las expresiones artísticas de la cultura rave y electrónica, la estética cíber, el manga, etc...
El reconocido sociólogo Mikel Razkin hace un repaso por diversos vectores de la cultura postmoderna de una manera divulgativa, ingeniosa y con una buena dosis de ironía sacando a la luz cincuenta importantes anécdotas e historias que han pasado entre los bastidores de la historia del arte y del cine del siglo XX. Con un agudo sentido del humor y conocimiento de las materias que se abordan, esta obra se convierte sin pretenderlo en uno de los documentos más interesantes sobre la mentalidad occidental que se han publicado en los últimos años.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 ene 2022
ISBN9788418639739
Pinceladas y fotogramas: 50 pequeñas historias del mundo del arte
Autor

Mikel Razkin Fraile

Mikel Razkin Fraile (Pamplona, 1976). Licenciado en Sociología por la Universidad Pública de Navarra, realizó el último curso de la carrera en la Högskolan i Kalmar (Suecia). Posteriormente finalizó el tercer ciclo con la investigación “Los usos sociales de los espacios hortícolas en la franja periurbana del norte de Pamplona-Iruña”, con la que comenzó a hacer la tesis doctoral. Ha participado como ponente en numerosos congresos nacionales e internacionales, como el Congreso Mundial de Sociología Rural -IRSA- en Trondheim (Noruega) en 2004, por ejemplo. También posee el Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) de la Universidad del País Vasco y un Postgrado de RRHH de la Universitat de Barcelona.Este es su quinto libro después de “La Rotxapea, un barrio que se da a conocer” (Príncipe de Viana, 1999), “Saharauis, más de 30 años clamando justicia” (Anarasd, 2006), “Benin. Los niños de la calle” (Cenlit, 2008) y “De la mano de los niños de la calle. Diario de viaje” (Lamiñarra, 2010).En la actualidad trabaja en Diario de Noticias de Navarra e imparte clases de ajedrez en varios clubes y centros educativos de la comarca de Pamplona, así como en el taller de lectura y arte del Ayuntamiento de Burlada.

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    Pinceladas y fotogramas - Mikel Razkin Fraile

    SOBRE EL AUTOR

    Mikel Razkin Fraile (Pamplona, 1976). Licenciado en Sociología por la Universidad Pública de Navarra, realizó el último curso de la carrera en la Högskolan i Kalmar (Suecia). Posteriormente finalizó el tercer ciclo con la investigación "Los usos sociales de los espacios hortícolas en la franja periurbana del norte de Pamplona-Iruña", con la que comenzó a hacer la tesis doctoral. Ha participado como ponente en numerosos congresos nacionales e internacionales, como el Congreso Mundial de Sociología Rural -IRSA- en Trondheim (Noruega) en 2004, por ejemplo. También posee el Certificado de Aptitud Pedagógica (CAP) de la Universidad del País Vasco y un Postgrado de RRHH de la Universitat de Barcelona.

    Este es su quinto libro después de "La Rotxapea, un barrio que se da a conocer (Príncipe de Viana, 1999), Saharauis, más de 30 años clamando justicia (Anarasd, 2006), Benin. Los niños de la calle (Cenlit, 2008) y De la mano de los niños de la calle. Diario de viaje" (Lamiñarra, 2010).

    En la actualidad trabaja en Diario de Noticias de Navarra e imparte clases de ajedrez en varios clubes y centros educativos de la comarca de Pamplona, así como en el taller de lectura y arte del Ayuntamiento de Burlada.

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    * * *

    Prólogo

    Desde el año 2018 la revista ON, que cada sábado desde hace ya 14 años (septiembre de 2007) edita el Grupo Noticias, y que se reparte con sus cuatro diarios (Deia-Noticias de Bizkaia, Diario de Noticias de Navarra, Noticias de Gipuzkoa y Diario de Noticias de Álava), incluye entre sus contenidos veraniegos un serial titulado Historias del mundo del arte, escrito por Mikel Razkin Fraile. El autor, trabajador también de la casa y por lo tanto compañero de fatigas en un mundo hoy tan cambiante como es el de la comunicación, tiene larga experiencia en desgranar estas pequeñas historias, ya que de modo didáctico las plantea en los cursos que imparte de modo habitual en el Centro de Mayores de Burlada, en donde comenzó de la mano de Ana Tapiz. Son curiosidades de esas que tanto agradan a los lectores, y que pueden ir desde el anecdotario puro y duro hasta la moraleja, pasando por el mero descubrimiento de hechos colaterales que ayudan a la comprensión de un hecho artístico generalmente conocido. Todas ellas están escritas de un modo suelto y ameno, con intención a la vez formativa e informativa, y siempre buscando entretener, sorprender o añadir datos que permanecen semiocultos, pero que conocerlos hace esbozar una sonrisa, provoca un comentario o remite directamente a la obra de la que se habla, para revisitarla y mirarla ahora con otros ojos.

    Este contenido es estupendamente recibido año tras año por los lectores de ON, una revista de sociedad que con la llegada de las vacaciones se permite el lujo de romper un poco el corsé que le imponen sus secciones tradicionales (Moda, Televisión, Salud, Viajes, Gastronomía…), transitando hacia contenidos culturales, propios de cualquier época del año en suplementos temáticos, y especialmente en la época estival, cuando destacan de un modo especial también en la prensa generalista.

    El del arte es un universo prácticamente inabarcable, porque acompaña al hombre desde que es hombre, así que a los muchos ya contados queda añadir, sin duda, multitud de pequeños descubrimientos todavía ignotos. Y Mikel Razkin Fraile, por fortuna, seguirá dedicándose a bucear entre ellos para sacar a la luz los más curiosos, divertidos, inéditos o edificantes.

    MIKEL LARRAMENDI

    Director de la revista ON del Grupo Noticias

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    * * *

    I

    Cuando Picasso fue acusado

    de robar la Gioconda

    Una persona vestida con un amplio blusón blanco accede a la sala del Museo del Louvre de París en la que descansa la Gioconda. Es lunes 21 de agosto de 1911 y el recinto se encuentra cerrado al público. Sin ninguna mirada que vigile sus pasos se acerca a la pintura -obra de Leonardo da Vinci (1452-1519)-, la descuelga y la retira del marco. Esconde la tabla entre sus ropajes y desaparece. El robo perfecto acaba de ser consumado.

    Ficha policial de Vincenzo Peruggia.

    A las horas saltan las alarmas al detectar uno de los conservadores del museo su ausencia de la pared (el cuadro por entonces no poseía un lugar preferencial como lo tiene ahora). Las pesquisas de la Policía se alargan hasta una semana, permaneciendo por ello el edificio cerrado al público. La fama del cuadro aumenta exponencialmente a la misma velocidad que lo hacen las críticas hacia las medidas de seguridad que salvaguardaban una de las pinacotecas más importantes del mundo. No era la primera vez que desaparecían objetos del Louvre, pero esta vez lo que se habían llevado los amigos de lo ajeno era una de las joyas de la corona, el retrato femenino que da Vinci comenzó a pintar en 1503 y que hoy podríamos calificar como uno de los cuadros más famosos de la historia.

    Fueron precisamente esos robos menores previos a este acontecimiento los que llevaron a la Policía a tomar como sospechoso nada menos que a Pablo Ruiz Picasso (1881-1973), que residía desde hacía unos años en la ciudad de la luz. El pintor malagueño fue interrogado al respecto junto al escritor Guillaume Apollinaire, puesto que había sido acusado de comprar a Honoré Joseph Géry varias de esas obras sustraídas con anterioridad. Sin embargo, las pistas que fueron acumulando los investigadores dejaron a un lado la vía de Picasso como autor o socio de semejante latrocinio. Pero lo que hoy en día sabemos es que las primeras consideraciones de la Policía sí que tenían base para dicha sospecha.

    El problema es que muchísimas obras robadas en éste y otros muchos museos nunca han aparecido. ¿Por qué? Investigaciones realizadas hace unos años usando herramientas como los infrarrojos y la espectroscopia fluorescente han descubierto que Picasso pintó sobre lienzos que anteriormente ya habían sido usados y sobre los que ya se habían realizado diversas composiciones. Un ejemplo es La habitación azul, de 1901, bajo la cual aparece la figura de un hombre con barba. Además, en aquella época de fulgor de las vanguardias -en la que Picasso fue uno de las más relevantes figuras que forjaron movimientos como el cubismo, por ejemplo-, el propio pintor malagueño jamás ocultó su interés por acabar con la visión academicista del arte, llegándose a escuchar en los mentideros de la época su amenaza de liquidar la sonrisa más importante de la historia, la de la Mona Lisa.

    Portada del periódico Le Petit Parisien (1911).

    Sin embargo, esta práctica de reutilizar lienzos y pintar sobre las creaciones que otros previamente ya habían elaborado no se le puede achacar únicamente a Picasso y sus contemporáneos, que eran de la opinión de que numerosos cuadros no eran dignos de ser exhibidos. Las nuevas tecnologías descubren cada cierto tiempo obras que fueron pintadas sobre otras -ya incluso en el Renacimiento- no sólo por considerarlas a éstas vulgares, sino para ahorrar material. Excentricidad, narcisismo y ahorro, todo en uno.

    ¿Y qué le sucedió entonces a la obra de da Vinci? La Policía se había tomado este robo como una cuestión de orgullo nacional, puesto que llevaba en Francia desde antes incluso de la muerte del propio Leonardo en 1519. El artista florentino buscó refugio en el país galo, donde fue protegido por el rey Francisco I, que finalmente se hizo con ella. Finalmente la tabla apareció a finales del año 1913 (dos años después de su robo), precisamente en Florencia, y en perfecto estado de conservación. Vincenzo Peruggia, un antiguo trabajador del Louvre, se la había llevado con el fin de devolverla a Italia, que era donde debía estar según su opinión.

    Tamaña hazaña delictiva acabó con una condena de un año y quince días de prisión… y es que había comenzado la Primera Guerra Mundial (denominada entonces la Gran Guerra) y sus carceleros consideraron que había prisioneros más importantes de los que ocuparse.

    La Gioconda en el museo del Louvre.

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    * * *

    II

    El intento de asesinato de

    Andy Warhol del que casi nadie habla

    Andy Warhol (1928-1987) confeccionó una serie de cuadros para la Galería Ferus de Los Ángeles en el año 1963. Recogió la icónica imagen de Elvis Presley con un revolver en la mano y repitió los grabados una y otra vez tratando de crear al espectador la idea de sentirse rodeado y amenazado, ocupando todas las paredes con ese mismo retrato como si de espejos se tratara. En 2014 un Triple Elvis se subastó por 81,9 millones de dólares.

    Fotomontaje de Andy Warhol.

    Si como premonitoria podría calificarse esta creación, qué podría decirse del momento en el que Warhol conoció a Valerie Solanas tres años después. Esta mujer dejó en manos del célebre artista estadounidense un guión titulado Up your ass con la intención de que éste lo produjera. Esa reunión desencadenaría un par de años después en un intento de asesinato.

    Solanas acudió a The Factory, el local neoyorquino en el que Warhol y su equipo trabajaban, para proponerle una colaboración cinematográfica. En un principio parece ser que Warhol accedió a revisar el borrador, que narraba la historia de una prostituta y un mendigo. Según parece, la historia podría tener algo de biográfica, puesto que después de estudiar en Berkeley y Maryland parece que anduvo un tiempo mendigando y prostituyéndose debido a la inestabilidad emocional y psicológica que padecía.

    Durante un buen tiempo Warhol dio largas a Solanas, que le acusó de querer apropiarse del guión. Lo cierto es que Warhol lo había perdido y, tras confesárselo y negarse a darle dinero a cambio, le ofreció como contraprestación un pequeño papel en la película I, a man (1967), por la que le pagó 25 dólares.

    El trato no satisfizo a Solanas -autora de Manifiesto SCUM meses antes-, que el 3 de junio de 1968 decidió cobrarse la deuda a su manera. Le esperó tres horas en la puerta de The Factory y ambos compartieron ascensor hasta llegar a las oficinas del artista, en donde le esperaban el productor Paul Morrissey, el asistente Fred Hughes y el editor Mario Amaya. Warhol atendió rápidamente una llamada y Solanas esperó a que éste se diera la vuelta para sacar un revólver del calibre 32 y dispararle dos veces. Falló. El artista buscó refugio bajo un escritorio, pero Solanas se le acercó y le descerrajó un último disparo que le alcanzó en el abdomen hiriéndole gravemente. Posteriormente hirió en la cadera a Amaya e intentó disparar en la cabeza a Hughes, pero el arma se le encasquilló. A Morrisey le sonrió la suerte, puesto que estaba en el servicio.

    Portada del diario

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