Material (Des)preciado
SI EL PODER del arte reside en la transformación de la realidad, entonces no existe medio más idóneo para encarnar una metamorfosis absoluta que el papel maché. Crear belleza aplicando capa a capa de tiras de papel de periódico bañadas en una cola de harina y agua es un acto de complicidad con la infancia, la domesticidad, las culturas ancestrales, la reivindicación y la basura. Es una misión de rescate o de recuperación que encuentra un uso al material más humilde: las noticias que ya son agua pasada. En una era dominada por la perfección y el minimalismo, el papel maché (del francés , que significa “papel mascado”), lejos de preocuparse por la grandeza, tiene algo de las chapuzas de andar por casa; recuerda al preescolar y a la tienda del barrio. Es tan moldeable como la arcilla, aunque en lugar de venir directamente de la tierra, de una mezcla noble de minerales en bruto, su ciclo vital es completamente diferente: del
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